Agradecimientos a una chica tan cool como yo.
CAPÍTULO 3
AVENTURAS DE VERANO
Un par de semanas después, Nicole encontró trabajo de mesera en una fuente de sodas-cafetería cercana a la playa, por la Avenida principal. El Morning Deli era muy amplio y limpio por dentro. El trabajo consistía en turnos de 8 horas que variaban todos los días, abría a las 7 a.m. y cerraba a las 23 p.m. El uniforme consistía en una remera manga corta blanca ajustada con cuello piqué abotonado y mangas tipo princesa, la que iba dentro de una falda a la cintura roja, la que caía libremente hasta la mitad de sus muslos. Encima de la falda, iba un delantal en rosa, en los pies ballerinas sin taco y punta redonda en rosa, y el cabello en el peinado que fuera, pero siempre amarrado en su totalidad.
Poco a poco, Nicole comenzó a disfrutar su trabajo, pues iba a ganar dinero por las suyas por primera vez en su vida. Además, estaba cerca del lugar donde los chicos trabajaban, así que era aún mejor.
Un día en la mañana a eso de las 10 am, Morning Beach le dió otra sorpresa. Estaba limpiando un par de mesas, cuando la mandaron a atender a los clientes que recién habían llegado. Éstos eran 2 muchachos de cabellos rubios ondulados y de ojos celestes. El mayor, llevaba el cabello casi cayendo sobre sus hombros y aparentaba 19 años. El menor parecía de 16 años y llevaba el cabello muy corto. Nicole quedó de inmediato encantada con el mayor de los dos, y él, embelesado con ella. Tomó la orden de los dos como normalmente, apesar de que casi no dejaban de mirarse y sonreírse sonrojados.
-¿Te puedo hacer una pregunta?- le dijo, cuando ella terminó de tomar su orden. Nicole asintió -Tu nombre, ¿cuál es?
-Nicole. Nicky.
-Lindo nombre. Yo soy Travis, y mi hermano es Joseph- se presentó -¿Vives cerca de aquí?
-Algo así, ¿y tú?- le preguntó Nicole, pero por su apariencia, creía que pertenecía a la clase alta.
-No muy cerca de aquí, nosotros vivimos en el barrio alto- alardeó un poco Travis.
-Aaahh, ya veo.
-Hubiera pensado que eras del barrio alto también- le dijo, pero Nicole no podía quedarse conversando más, pues estaba trabajando.
-Tengo que trabajar, si me permites- dijo, apenada.
-Claro. ¿A qué hora sales?- preguntó él, interesado.
-A las 3 pm.
-Te invito a almorzar- se atrevió Travis, sonrojándose aún más. Nicole rió, también el doble de sonrojada y asintió para retomar su trabajo.
Mientras Travis y Joseph comían y conversaban, Travis y Nicole intercambiaban miradas y sonrisas de lejos. Cuando terminaron de comer, le pidieron la cuenta y pagaron.
-Vendré por tí a las 3 pm, espérame- le pidió Travis, cuando se iban.
-Te espero- afirmó Nicole, con seguridad.
La mañana pasó con Nicole entre nerviosa y emocionada, pero cuando faltaban 5 minutos para las 3 pm, se acordó de Daniel. Los dos mantenían un romance muy apacible y romántico, apesar de que no era un noviazgo oficial. Andaban siempre tomados de la mano; se demostraban su cariño mediante besos, abrazos, caricias y juegos pero también se daban su espacio; y Daniel iba a dejarla y recogerla todos los días al trabajo. Y ése día no iba a ser la excepción.
Daniel apareció por la puerta del Morning Deli con su singular sonrisa. Nicole sonrió de vuelta inevitablemente, aunque preocupada y apenada.
-Hola, princesa de cuentos- dijo Daniel acercándose, ésa era la forma que tenía de llamarla.
-Hola- dijo ella, y recibió el pequeño beso de Daniel.
-¿Cómo va el trabajo?
-Bien, terminando- contestó ella, mirando a todos lados, algo que nunca hacía pues siempre lo miraba cuando hablaban.
-¿Pasó algo?- preguntó Daniel, algo extrañado.
-Sí- contestó ella sin saber cómo decir que ése día no iba a almorzar con ellos, como era la costumbre. Se miraba las uñas sin esmalte y medianamente largas en punta redondeada, en las manos delgadas y delicadas.
-Dime- dijo Daniel frunciendo el ceño y tomando su mentón para obligarla a mirarlo.
-Conocí a un chico, y almorzaré hoy con él- fue directo al grano Nicole. Daniel quitó la mano de su mentón y su rostro se transformó a la molestia.
-No almorzarás con nosotros hoy- concluyó, con tono apagado. Nicole negó con la cabeza, en verdad lo sentía mucho -Está bien, Nicky. Cuídate y que la pasen bien, nos vemos en casa- terminó, volteó y salió del lugar velozmente.
Nicole lo vió salir tristemente, pero tenía que dejarlo ir si quería conocer a Travis. A la hora de salida, se cambió de ropa y Travis la esperaba afuera. El chico tenía su propia moto y la llevó al barrio alto, donde él vivía. Era muy parecido al sector donde ella vivía en King Town, y en verdad no le agradaba mucho pero era bonito.
Travis tenía los mismos lujos que ella tenía. Una gran mansión con piscina, cocinero y mozo personal. Almorzaron alegremente, conversando y riendo sin parar. Travis parecía un chico que apesar de vivir en la frivolidad del dinero, era muy similar a ella. Se mostraba alegre, cariñoso y cálido, algo que de inmediato le robó el corazón. Travis pensaba que era muy bonita y adorable, pero a decir verdad no le agradaban mucho las chicas de realidades adineradas que se rebajaban a vivir entre gente pobre. No obstante, no le dijo nada de eso pues quería impresionarla lo más posible.
La primavera pasó tan rápido como iba y venía la brisa marina en Morning Beach. Nicole se hizo novia de Travis en un par de meses, por supuesto, luego de romper su relación con Daniel. El chico no dijo palabra alguna de ello cuando Nicole le confesó que le gustaba mucho Travis, pero era obvio lo afectado que estaba. Ni con sus hermanos se sinceró, ni nadie lo escuchó llorar en soledad, sobre todo a la noche. Claro, estaba igual de prendado de Nicole, sin embargo tenía que dejar las cosas así. A Nicole le rompía el corazón dejar así a Daniel. Sentía muchas cosas por él, pero en ése momento de verdad quería ser la novia de Travis. Alice y Jacob se limitaron a entender y a apoyarlos a ambos, aunque soñaban con que Nicole y Daniel fueran novios para siempre.
Cuando el verano comenzó, los chicos decidieron tomarse unas vacaciones. Nicole renunció temporalmente al Morning Deli para salir en tranquilidad con sus amigos. Tenían planeado un tour por las playas cercanas del borde costero: Talmine, Kermode Recife, Bahía Arkeense y la isla Copelia. Iban a llevar los ahorros que guardaron y el mínimo de ropa, pues no iban a tomar buses ni nada de eso.
El primer destino era Talmine. Una mañana, se levantaron temprano, tomaron un buen desayuno y partieron con sus cosas. Caminaron hasta la carretera camino a Talmine, conversando, cantando y riendo, hasta que encontraron a un buen chofer de camión que los dejó al paso de Talmine. No era una playa tan bonita como Morning Beach, estaba más descuidada. Y ésto era porque vivía gente de medio pelo, desorganizada y desordenada, apesar de que nada les hacía falta.
Las arenas de la playa eran grises y las aguas más bien azules profundo, y el clima era calurosamente húmedo... durante el día. No tenían idea de que las noches allí eran frías. Dormían a escondidas en la playa y entre rocas, y luego de unos días de estancia allí, decidieron que debían irse.
¿Tan aburridas iban a ser sus vacaciones, sin aventuras? Los 4 esperaban que todo se pusiera mejor en Kermode Recife. Camino allí, se subieron a escondidas a un bus local con segundo piso y sin pagar. Demoraron un par de horas, y dieron con el lugar. Éste parecía una playa extraída del Caribe. De arenas blancas y finas, mucha vegetación y tranquilas y cristalinas aguas celestes. Era mucho más turístico que Talmine, más distinguido, bello y limpio.
El clima era caluroso y seco todo el día, por lo que era menos problema aún dormir en la playa a escondidas. Disfrutaron de los paisajes, y de la buena comida en los buenos restaurantes,... haciendo perro muerto. ¡Qué bien se la estaban pasando! Jugaban, conversaban, cantaban, reían y planeaban un sin fin de travesuras para llevar a cabo.
La relación entre Nicole y Daniel se hizo más cercana, puesto que en Morning Beach, tendía a separarlos la presencia de Travis. El trato entre los dos había cambiado de cierta forma, excepto el amor que se tenían. Ambos robaron un par de chucherías, dulces y girasoles de manera especial. En verdad, se habían extrañado mucho desde de la llegada de Travis y ésa era su forma de estar juntos.
Un crucero más bien mediano y modesto llamado El Subercaseux hizo su llegada al quinto día de la estancia de los chicos en Kermode Recife. Iba a parar por un par de días y según lo que investigaron los chicos, tenía como siguiente destino Bahía Arkeense. La oportunidad para llegar gratis.
-¿Están pensando lo mismo que yo?- les preguntó Nicole, entusiasmada.
-¡Sí, sí, sí!- exclamó y brincó al mismo tiempo Jacob, en señal de apoyo. Daniel rió y miró a Nicole, embelesado por la locura que se le estaba pasando por la mente.
-¿Nos subimos al crucero?- preguntó impresionada y emocionada Alice. Nicole le guiñó un ojo, y miró a Daniel. Él acentuó su sonrisa aprobándola y le besó la frente. Nicole rió y le devolvió el beso en la mejilla.
Al siguiente amanecer, encontraron la forma de subirse a la mala al crucero. Nadie de los pasajeros los notó pues iban ocupados disfrutando del paisaje y de sus vacaciones, pero sí debían tener cuidado con el personal del crucero. Lograron encontrar una habitación doble vacía hacia la noche, y durmieron apaciblemente hasta la hora de almuerzo.
Se presentaron en el comedor, pero durante el almuerzo, los pasajeros y el personal del crucero comenzaron a notarlos.
-Plan escape- murmuró Daniel, disimuladamente.
-¿Qué? ¿A dónde vamos a escapar?- preguntó Jacob, asustado.
-El crucero está cerca de Bahía Arkeense y las aguas son más bien tibias, podemos nadar allá- sugirió Nicole, seria.
-Llegaremos hechos polvo- comentó Alice.
-Pero llegaremos- aseguró Daniel, y les guiñó el ojo.
En eso, notaron que un par de guardias se les acercaban.
-Hay que irse ahora- dijo Alice, poniéndose de pié y arrastrando de la mano a Nicole. Jacob se agarró de la mano de Daniel y las siguieron.
-¡Oigan, ustedes! ¡Chicos!- les gritó uno de los guardias, y apresuraron paso al igual que ellos -¡Alto ahí, polizones!- gritaron y corrieron tras de ellos, lo que hizo a los chicos correr aún más.
Asustados pero riendo, los chicos alcanzaron la popa del barco. Desde allí, se podía notar que Bahía Arkeense estaba efectivamente cerca. Nicole no la pensó dos veces, soltó a Alice, se encaramó en una de las barandas y saltó al mar. Los chicos se asomaron asustados y sorprendidos a verla, y Nicole salió a flote para saludarlos con su mano.
-Está buena, ya verán- les dijo, con una risotada. Los chicos rieron, y Daniel procedió a ayudar a Alice, mientras los guardias amenazaban con atraparlos. Jacob se encaramó en la espalda de Daniel, el se subió a la baranda y saltó finalmente.
En el mar, los chicos se miraron y se rieron, para luego darse un abrazo y besos. Era verdad, el agua estaba buena y no había mucho que nadar hacia las orillas de Bahía Arkeense.
Luego de un par de horas nadando, se subieron a un roquerío seguro y allí tomaron el sol para secar su ropa. Posterior a eso, era tiempo de buscar comida.
Fueron una fuente de soda para hacer perro muerto como solían. Pidieron buena y abundante comida y bebida, pues estaban hambrientos y sedientos luego de nadar tanto. Terminando de comer, Nicole y Alice fueron al baño. Afortunadamente, había una ventana por la cual podían escapar perfectamente. Mientras, Daniel y Jacob observaban el lugar para idear alguna forma de arrancar.
-No se me ocurre nada, hermano- le dijo Jacob.
-A mí tampoco, tendremos que correr solamente- dijo Daniel, tomándolo fuerte de la mano. Estaban apunto de correr, cuando se les aproximó la mesera.
-¿Y sus hermanas?- les preguntó, curiosa.
-Fueron al baño- contestó Jacob.
-¿Nos trae la cuenta?- preguntó Daniel, tratando de distraerla. La mujer asintió y volteó. Daniel revisó que no hubieran moros en la costa, se puso de pié y tiró a Daniel para correr.
-¡Perros muertos!- exclamó la mesera que los había atendido, para que fueran detenidos. Un hombre que iba recién entrando les bloqueó la salida, pero Jacob pasó por entre sus piernas, mientras que Daniel aprovechó su distracción y lo siguió por el lado.
Daniel y Jacob corrieron a la parte de atrás de la fuente de sodas, pero antes de éso se encontraron con Nicole y Alice, por lo que continuaron corriendo muertos de risa.
Llegaron a la playa. Atardecía, y ya era hora de buscar un lugar donde ubicarse para dormir. Bahía Arkeense era una bella mezcla entre Kermode Recife y Talmine, bastante agradable. Caminaban por la Avenida Principal, distraídos con la puesta de sol, cuando Daniel chocó sin querer con una mujer madura y la hizo botar su bola de helado.
-¡Cielos, lo siento!- se disculpó de inmediato.
-¡Vas a tener que pagar el helado de mi esposa, chiquillo!- amenazó el hombre que la acompañaba.
-¡Oiga, él es mi hermano!- le advirtió Jacob, graciosamente enfadado. Ambos se conmovieron extrañamente al verlo.
-Olvídenlo, ya no importa- dijo la mujer sonriendo ampliamente, e hizo el ademán para dejarlos pasar. Los chicos apresuraron el paso, sí que eran extrañas las expresiones de aquella pareja.
Habiendo encontrado un lugar donde dormir, los chicos se acomodaron. Alice y Jacob decidieron aprovechar juntos los últimos rayos de sol que quedaban para mojarse los pies, mientras que Daniel y Nicole se quedaron a solas.
-Me has sorprendido mucho últimamente- reconoció Daniel, mirándola embobado y sonrojado, sonriendo levemente. Nicole sonrió de la misma forma, sonrojándose.
-¿Por qué?
-Las ideas que tienes- resumió, y Nicole rió, a lo que Daniel se puso serio -Extrañaba mucho que estuviéramos así... solos los dos- confesó, lo que borró toda sonrisa del rostro de Nicole.
-Sé que me he alejado de tí por Travis, y lo siento.
-No lo sientas, es normal porque es tu novio.
-Pero yo también te quiero a tí- confesó sin pensar, lo que la hizo sonrojarse el doble, y a Daniel también -Es decir, no quiero que olvides... que te quiero mucho.
Daniel sonrió ampliamente, de ésa forma que Nicole adoraba. Ella sonrió también.
-Y yo te quiero muchísimo a tí, recuérdalo siempre- dijo él, y la abrazó.
Los dos continuaban sintiendo lo mismo el uno por el otro, era obvio. Sin embargo, por ahora, igualmente era obvio que no era el momento de que ellos tuvieran un romance,... porque de seguro lo tendrían más adelante... Ambos lo sentían y lo sabían en el fondo de sus corazones.