Tras una risa, verdaderamente hay dolor en el corazón.
Tras una risa, hay un odio mortal en lo más profundo de sus ojos.
Tras una risa, hay un fuego destructor que lo consume por dentro; una razón por la cual decae, se colapsa.
Tras una risa, está todo lo inhumano e inexplicablemente retorcido que llega mas allá de la comprensión y ética de un ser vivo.
¿Lo peor de un individuo? ¿Qué es peor que el odio, la ira, el rencor, el sufrimiento y un ferviente enojo con la vida?
Un odio que mata la paz mental.
Un golpe hacia el camino de la bondad.
Un sentimiento destructor que no tiene piedad.
Tras el tormento de un corazón herido y desangrado, hay una persona que se esconde, que ciertamente es buena y solo utiliza una máscara, un disfraz, para enfrentar a la sociedad que lo rodea; solamente para que no lo lastimen más aun, ya que la extrema fragilidad es lo que lo caracteriza.
Es como una fina porcelana: delicada, al igual que un trozo de cristal.
Es apacible.
Un ser vivo que sueña, que ama.
Tras todas las cualidades tormentosas, se encuentra un individuo que se oculta y extravía en las penumbras de la soledad.
Un ser que se ahoga en sus heridas emocionales de color escarlata.
Y espera, sigue esperando: esperando a que alguien se compadezca y lo quiera, lo comprenda.
Un ser que no quiere que le claven los puñales para así lastimarlo y retornar al dolor de un pasado.
En esa oscuridad impenetrable, donde las estrellas no brillan, el tiempo no pasa y las palabras no riman, hay un ser que se hunde en sus emociones de venganza, se concentra en sus deseos egoístas y cada día, una parte de ese alguien, perece.
Le gustaría ser los rayos calientes del sol que alumbran un campo por la mañana.
Tras esto, hay una persona maravillosa que posee un corazón dolido.
Su corazón lo traiciona, una y otra vez, sin piedad.
Ese maldito corazón desleal, le entierra espinas de rosa en su alma rota, espíritu quebrantado, esencia vital débil.
Tras todo lo pasado, hay alguien que vive.
"Que Dios lo consuele".
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Escrito RANDOM del momento.