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Autor Tema: El Sabor de la Pasión (NaruIno) Cap.3  (Leído 25516 veces)

Yemibella Desconectado
« en: Marzo 22, 2011, 01:15 pm »

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El Sabor de la Pasión (NaruIno) Cap.3
« en: Marzo 22, 2011, 01:15 pm »
Bueno, aquí algo que se me vino este fin de semana, después de limpiar y arreglar toda mi biblioteca, se me ocurrió hacer algo oportuno, no sé si todos lo han leído pero aquí una idea para que sepan de que hablo.
Agradezco a MK Terryus por su motivación y ayuda...¡Estoy súper endeudada!
 



El Sabor de la Pasión


Sorry but you are not allowed to view spoiler contents.

— Capítulo 1 —


Ino pisó el acelerador a fondo y se estremeció cuando el motor se revolucionó. Agarró la palanca de cambio y metió la quinta marcha.

—«¿Qué tratas de hacer, Ino, cargártelo? »—Prácticamente podía oír el gruñido de Jiraya por el sonido. ¡Cómo deseaba que su abuelo estuviera ahí para fastidiarla!
Las lágrimas se deslizaron por su cara.

— Bien, en primer lugar no conduciría tu maldito y precioso Vette sí aun estuvieras vivo, viejo —susurró entre dientes. Todo el dolor regresó trayendo consigo una nueva oleada de lágrimas.
Los últimos rayos del sol de la tarde alumbraron su camino como si la amplia carretera le estuviera dando la bienvenida; la tierra volaba bajo las ruedas mientras el velocímetro marcaba los setenta y continuaba ascendiendo.

Cambió a la última marcha, disfrutando de la sensación de control total que esa marcha extra le proporcionaba. El motor del Vette rugió, ronroneando bajo ella. Ino apretó el botón de la puerta. El elevalunas eléctrico bajó haciendo que el viento entrará raudo revolviendo su melena. Cerró los ojos durante un segundo y trató de imaginar cómo se sentiría su extravagante abuelo con el poderoso rugido del coche retumbando bajo él. Abrió los ojos mientras una breve sonrisa se formaba en sus labios —probablemente le divertiría. Ino ignoró las granjas y prados que sobrepasaba velozmente, un borrón de colores y olores campestres, y pisó a fondo el acelerador buscando una conexión con su abuelo.

Agarrando el volante con ambas manos mientras el Vett derrapaba, recordó las caras de sorpresa de sus padres cuando salió a toda prisa con el coche de Jiraya, recordó la cálida sonrisa de su madre y la mirada preocupada de su padre cuando le dio la carta a Ino.

— Como estabas tan alterada durante el funeral, pensé que era mejor esperar un poco antes de darte esto.

La carta de su abuelo quedaría por siempre marcada en su memoria.

«Ino,
Te amo con todo mi corazón. Siempre estaré contigo. Quiero que tengas  mi Vette. Condúcelo, Ino, mi niña. Saborea la pasión que la vida nos ofrece. Disfruta cada día como si fuera el último. Nunca se sabe que nos deparará el mañana.
Con amor, Jiraya»


Condujo sin parar, sin importarle su destino. Finalmente, el paisaje cambió y se hizo más estrecho cuando unos árboles espesos a ambos lados de la carretera oscurecieron el camino. El sol apenas atravesaba la cubierta de denso follaje.
Ino encendió los faros y miró asombrada al ciervo que estaba en frente suyo a menos seis metros. Frenó. El coche se sacudió, derrapó y comenzó a dar vueltas. La gravilla voló a su alrededor. El Vette siguió dando un giro de 360 grados. Ino apretó con fuerza el volante, cerró los ojos y esperó el inevitable choque.

—«Espero que tengas preparado el ajedrez, Jiraya. Estoy a punto de unirme a ti»—pensó con un aire de alegría hasta que por fin, el coche se detuvo con una última sacudida, el motor seguía con vida resonando bajo ella. Alzó la vista, su corazón retumbaba en su pecho. Le asaltó el olor a goma quemada y la hizo toser. Cuando la nube de polvo se estabilizó se encontró con la mirada del ciervo antes de que huyera, ileso.

— Podría haber muerto —susurró, agarrando el volante con tanta fuerza que se le entumecieron las manos. Respiró jadeante por la histeria y su cuerpo tembló ante la reciente pérdida—. Podría haber muerto.

Rápidos recuerdos atravesaron su mente desgarrándola: Los ojos de Jiraya encendidos por la victoria mientras decía 'Jaque mate', Jiraya moviendo las cejas tras una mujer soltera en el picnic del barrio, Jiraya haciendo una fiesta para ella cuando se graduó en la facultad —ella terminó llevándole en coche a casa.

Levantó la cabeza y miró el techo gritando de ira y frustración.

— ¿Cómo pudiste dejarme de esa manera? Eres mi mejor amigo ¿lo recuerdas? Esperaba que al menos pasásemos otros veinte años juntos. Formábamos un gran equipo. Te mantenía con los pies en la tierra y tú me ayudabas a volar.

Sabía que no tenía mucho sentido. Él era viejo, incluso aunque no actuara como tal ni lo pareciese.
Se le fue apagando la voz y bajó la mirada, su imagen en el retrovisor llamó su atención. Atrapada en sus ojos azulados y su pelo rubio soltó una carcajada seguida de un hipo. No podrían haber sido más diferentes.
Mientras que ella parecía como mucho mediocre, Jiraya había envejecido bien, incluso a los setenta. Podía imaginárselo en la portada de la revista GQ vestido elegantemente con su sonrisa maliciosamente despreocupada en la cara. No se conformaba con vivir la vida sino que daba la bienvenida a cada día con un brillo desafiante en los ojos. Desde el coche que conducía, hasta su naturaleza amistosa, Jiraya era todo brillo, increíblemente extrovertido. Incluso insistía en que le llamase Jiraya en lugar de abuelo.

Su madre había perdido a su paternal padre hacía mucho tiempo, pero no Ino. Amaba a su abuelo con locura. ¿Y qué si el hombre había pasado por su primera crisis a los cuarenta y después de dos esposas —de la primera se divorció, y la segunda la perdió por el cáncer— iba dando vueltas por ahí en su Corvette azul eléctrico en busca de una tercera esposa? Así fue precisamente como Jiraya había muerto —saboreando la vida al máximo— en la habitación de un hotel con una mujer a la que le doblaba la edad.

Cuantas veces le había dicho con esa pícara sonrisa: —«“Nena, tienes que salir por ahí y dejar que la gente conozca a la autentica Ino. Ese ingenio tuyo les postrará a tus pies»—. Su personalidad siempre había sido más reservada, en especial con la gente que no conocía.
Ino sonrió con amargura

—«Bueno, eso era Jiraya. Tú eras el 'yang' para mi 'ying'. Me hacías hablar con libertad, me hacías mejor de lo que era»—volvió a recordar aquel dia cuando se lo dijo
Jiraya podía tener sus defectos, pero lo único que siempre había hecho bien era cuidar de ella. Durante veinte años había sido su amigo, su confidente, su consejero. Jiraya se desenvolvía bien en aquel papel, sobre todo en el de consejero. Le encantaba dar consejos, o incluso mejor, su opinión.

— Ino, mi niña, necesitas un hombre en tu vida.
Sí, encontrarle un novio había sido su última campaña, a lo que ella le había respondido riendo.

— Pero ya te tengo a ti.
Con la apertura de su tienda de libros el pasado año, Ino había estado demasiado ocupada con la campaña publicitaria, el inventario, y trabajando con los vendedores para pensar en un novio.

—«Vale, ¿cuándo fue la última vez que me acosté con alguien? ¡Eh, eh!, no sigas por ahí o te deprimirás aún más»—pensó al momento que casi se ríe de sí misma.
Ahora estaba sola y lo odiaba.

Ino se enjugó las lágrimas y trató de deshacerse de su melancólico ánimo. Sabiendo que Jiraya no hubiera querido que llorara, giró el coche y se dirigió de nuevo a la ciudad. A lo lejos, el horizonte de Kyoto perforaba el cielo rosa y púrpura, ejerciendo su atracción para que volviera.
Cuando llegó a las afueras de la ciudad llamó a sus padres desde su móvil para hacerles saber que no estaba muerta en ninguna parte —aún— y cerró el teléfono de golpe. Alzando la vista, vio un brillante cartel amarillo apartado en la carretera. Podía leerse “Se venden antigüedades” en llamativas letras negras. La pasión de Ino, después de los libros, eran las antigüedades.

Tomando una decisión repentina, giró el coche y bajó la larga entrada hacia la tienda.

—«Estás loca. Hace un segundo estabas llorando y ahora te vas a una tienda de antigüedades. Ay, mi niña Ino, por fin haces lo correcto. La vida es demasiado corta. Saborea la pasión»—Oyó la animada voz de Jiraya en su cabeza

—Ok, Jiraya, ya sé que tenías alguna habilidad psíquica cuando estabas vivo pero no me creo que fueras tan bueno—dijo casi burlándose de sí misma

Mientras aparcaba el coche comprendió con una sonrisa que la voz de Jiraya en su cabeza era su manera de mantenerlo en el recuerdo. La idea le dio fuerza.
La campana encima de la puerta sonó cuando entró a la pequeña y estrecha tienda. Muebles de finales de siglo llenaban el ventanal: un sofá de terciopelo rojo con un ribete dorado adornado con borlas, un sillón italiano de madera de castaño tallado a mano con los brazos en forma de dragón y una mesa pequeña y baja, Pietra Dura, con mármol negro encima. Más muebles. Lámparas, alfombrillas y cuadros llenaban hasta el último rincón de la tienda.

— Hola —una esbelta figura se acercaba desde la parte trasera de la tienda. Cuando la mujer salió de las sombras, los últimos rayos de sol de la tarde atravesaban vaporosamente la ventana dándole de lleno en la cara, lo que la hizo bizquear y retirarse. Ella hizo un ruido sibilante y sacó de repente un par de gafas de sol del bolsillo de su chaqueta de dril colocándoselas sobre la nariz.

Sonrió y se acercó un poco.

— Vale, ahora mejor. ¿Qué es lo que está buscando  hoy, querida?

Ino la miró, paralizada. La mujer parecía estar a mediados de la treintena con el pelo negro como el ala de un cuervo y una piel clara y sin defectos. Era unas ochos centímetros más alta que el cuerpo de Ino que medía un metro setenta. Sus ojos, antes de que se los cubriera, eran de un tono poco común de lavanda, a Ino le recordaban a la Tanzanita, un mineral de color azul.

La rubia respondió mientras sacudía la cabeza.

— Hoy solo estoy mirando —esbozó una sonrisa avergonzada y, al recordar sus ojos hinchados y la cara manchada de lágrimas, se limpió las mejillas con las palmas de las manos con rapidez—. Me encantan las antigüedades.

La mujer sonrió de manera comprensiva y extendió la mano.

— Soy Shizune.

— Yo me llamo Ino —dijo estrechándole la mano.

Caminó por la tienda, levantando marcos de cuadros y abriendo cajones.
Shizune la llamó desde detrás del mostrador.

— Tengo algunas joyas antiguas. ¿Te gustaría examinarlas con detenimiento?
Ino sonrió mientras señalaba el relicario de oro de su abuela que llevaba al cuello.

— Me encantaría. Adoro las joyas.

La mujer sacó un cajón forrado de terciopelo y lo colocó sobre la vitrina de cristal.
La rubia fue hasta el mostrador y jadeó ante la exhibición de pendientes, collares y anillos.

— Oh, son preciosos —tocó un anillo de plata y alzó la vista—. ¿Puedo?
Shizune sonrió.

— Por supuesto.

Sacando el anillo de su estuche, Ino lo deslizó en su tercer dedo. Una nostálgica sensación la atenazó y la hizo respirar profundamente.

— Mira, parece hecho justo para ti —Shizune se inclinó mirando su mano.

Moviendo la mano hacia la luz del sol, Ino movió los dedos. Los cálidos rayos captaron las
capas de las piedras plateadas que cubrían la banda de media pulgada de ancho haciéndola sonreír. La saturación de puro color de las dos piedras rojo sangre, en forma de gota, que flanqueaban ambos lados del recorte en forma de perla del anillo la cautivó. Ino tocó el área desnuda de la parte superior del anillo mientras decía.

— Es como si estuviera inacabado.

Shizune se inclinó una vez más mirando el anillo.

— Mmmm, ya veo lo que quieres decir —se irguió, señalando la bandeja de joyas—. Puedes coger alguna otra si lo prefieres.
Ino retiró la mano y apretó los dedos en un puño involuntario. Rió.

— No. Me gusta este. ¿Qué antigüedad tiene? El estilo es poco corriente.

— Más o menos setenta años.

— ¿Cuánto cuesta? —casi tenía miedo de preguntar.

— Cuatrocientos.

—«¡¡Guau!!. Pero tengo que tenerlo. Al menos la gente de la Konoha estará loca de alegría»—pensó con algo de inquietud

— Me lo llevo —Ino sacó la tarjeta de crédito y trató de no hacer ninguna mueca cuando la mujer le cobró—. Por cierto, me encanta tu perfume.
Shizune sacudió la cabeza y le lanzó una sonrisa.

— No llevo ninguno.

— ¿No? —la rubia se quedó desconcertada. El olor parecido a la lavanda era tan nítido. ¿De dónde venía?

— No, pero gracias de todos modos.

Ella sacó una cajita pero Ino agitó la mano.

— No es necesario. Quiero llevarlo puesto.

Shizune apartó la cajita y le extendió el recibo para que lo firmase.
Cuando se dio la vuelta para marcharse de la tienda, la mujer le dijo:

— Disfruta del anillo, querida.

Ino volvió a casa sin prisas —transformada, menos desquiciada. El viaje a la tienda de antigüedades había obrado el milagro. Se sentía mejor. Jiraya se habría alegrado al verla pisar a fondo el acelerador de su Vette, pero no hubiera querido que su regalo la hiciera llorar.


 
** * * *  


— ¿Cómo te llamas? —Ino se aproximó al hombre de pelo rubio Una húmeda neblina le rodeaba, obligándola a concentrarse en su alto cuerpo. Su largo abrigo  ondeaba al frío viento mientras la miraba con sus ojos azulados
Él no respondió y en su lugar preguntó.

— ¿Te conozco? —una ligera sonrisa elevó las comisuras de sus labios.
Ino se retorció bajo su atento escrutinio. Por lo general no era demasiado atrevida con hombres que no conocía.

— Sí —se le escapó—. Um… quiero decir, no.

El levantó una ceja.

— Vamos a ver, ¿sí o no?

Las mejillas de Ino se enrojecieron ante su expresión divertida.

— Bueno, no... no lo sé —tartamudeó.

—Entonces como es que me respondes que si y ahora no—el hombre la observó detenidamente—¿Qué tanto me observas?—inquirió al momento que se acercaba mas  a la rubia.

—Eh…no…es que…me hacías familiar—titubeó para tratar de afinar la voz y mientras bajada del auto

Su corazón latió con fuerza cuando él le colocó las manos sobre los brazos y la atrajo hacia sí, con sus labios casi pegados a los suyos.

— Entonces deja que me acuerde de ti…

El beso de ese hombre no fue tímido, un “quiero saber cómo es el roce de tus labios”. ¡Oh, no! Fue supremo, buscando su alma, “he probado cada centímetro de tu cuerpo y sé cómo te gusta que te besen” —el tipo de beso que baja como un relámpago hasta los dedos de los pies y vuelve a subir arrasándolo todo a su paso, tocando todos los puntos correctos. Le temblaron los muslos, se le contrajo el estómago y le dolieron los pechos de tanto desear que la acariciara.
Las manos de Ino se posaron en su pecho en busca de apoyo. La dura superficie musculosa bajo el suave cuero de su abrigo le envió un temblor que bajó rápidamente por su columna. Le palpitaba el sexo mientras su lengua danzaba con la suya. Él deslizó las manos dentro de su abrigo y, agarrándola por la cintura, tiró de ella hacia sí. Su duro pecho rozando el suave de ella, caderas estrechas contra caderas curvilíneas. Sus corazones latiendo conjuntamente, conectando en lo más profundo, haciendo que el corazón de la mujer temblase hasta que encontró su ritmo regular. Él ahuecó las manos en la curva de su trasero y apretó su erección contra ella. Le hormigueaban los pechos mientras su calor la empapaba a través de los vaqueros.

— Me encanta tu sabor —dijo con voz áspera mientras sus labios rozaban el borde de su
mandíbula y bajaban aún más. Besó el hueco de su garganta y se dirigió al punto sensible que tenía justo bajo su oreja izquierda.

Un calor líquido la recorrió toda entera. La dolorosa sensación la hizo gemir y frotarse contra él, buscando una liberación a esa pulsante presión. Ino enroscó los dedos en su espeso pelo mientras él le besaba el cuello.

— Podría decir lo mismo de ti —respondió con un suspiro cuando sus dientes rozaron su garganta.

Deslizando una pierna entre sus muslos, la apretó contra su sexo y soltó un gruñido de satisfacción.

— Tu calor me atrae —arrastró su lengua por su garganta y continuo—. Pero tu aroma me seduce.

Ino sonrió ante sus palabras y jadeó de placer cuando él posó sus dientes suavemente sobre su cuello, apretándole las nalgas con más fuerza y frotando su largo y musculoso muslo contra su hendidura mientras la levantaba con su pierna.

Ella dejó escapar un sollozó ante la gloriosa fricción, asombrada de que él supiera que hacer para conseguir que su cuerpo gimiera. Oyó como el frío viento se agitaba a su alrededor, pero Ino no lo notó, su cuerpo se consumía con su propio fuego interior.

Él dejó de moverse y la sujetó contra su pierna, apartada del suelo, al borde del orgasmo, completamente a su merced. ¡Dios! Le habría suplicado si hubiera tenido que hacerlo.

— Mírame—Ino encontró su penetrante mirada, jadeando, pegada a sus hombros—
Recuérdanos —insistió y tiró de ella hacia arriba con su pierna, haciéndola ruborizarse contra su pecho.

Ella gritó y se le disparó la presión de su sangre cuando su cuerpo se convulsionó por la fuerte embestida de su orgasmo.


Ino se incorporó con un jadeo y después se tumbó de nuevo con una sensación enorme de frustración sexual, dejando caer de golpe la mano sobre el brazo acolchado del sillón, el libro que había estado leyendo se le había caído del regazo al suelo con un golpe.

— ¡Bien, chiflada! ¡Buen trabajo, Ino! Despertar de tu siesta justo antes de que los cuerpos
sudorosos y calientes se arrancasen la ropa.

Aún le retumbaba el corazón en el pecho, un dolor sordo entre sus muslos, se volvió a sentar y pensó en la única vez que había visto al hombre de su sueño.

El funeral de Jiraya le había afectado mucho. Recordaba haber permanecido allí, completamente entumecida, cuando el primer montón de tierra caía sobre el ataúd con un sonoro golpe. Él se había ido. El segundo puñado hizo un ruido sordo y apagado. No más partidas de ajedrez. El tercero no hizo ningún ruido. No más chistes. Su madre le dijo algo. Pero ella sacudió la cabeza, incapaz de oír, incapaz de comprender que su abuelo se había ido.

Se había rezagado por el camino de grava después que su familia y otros asistentes al entierro se hubieran marchado en fila hacia sus coches. Ningún sonido penetraba en su mente, todo lo que oía era su propia respiración superficial. Se dio cuenta que estaba conmocionada, depresiva, o como quiera que fuera la palabra.

Se obligó a sí misma a alejarse, pero incapaz de resistirse, echó una última y prolongada mirada que le rompió el corazón. Cerró los ojos para apartar la visión y entonces los abrió de nuevo cuando se alejó moviéndose muy despacio.

Cuando salió del cementerio, estaba tan atrapada en su dolor que no se fijo en nadie hasta que accidentalmente se rozó con alguien que entraba. En ese momento todos sus sentidos volvieron de golpe, con más fuerza que nunca. Los últimos rayos de sol de la tarde habían desaparecido tras las nubes, haciendo que el aire frío que caía penetrara incluso dentro de su confortable abrigo. Notó que la fragancia del fuego de las chimeneas era más intensa y, que las manos que golpeaban cariñosamente la espalda cuando abrazaban de forma amigable a los miembros de su familia, sonaban con más nitidez. Respiró hondo ante la sobrecarga sensorial y miró por encima del hombro al extraño que continuaba caminando.

El hombre alto también volvió la cabeza. Se detuvo y quedó frente a ella. No pudo verle los ojos ya que llevaba gafas de sol, pero vio que fruncía el ceño tras los oscuros cristales como si la estuviera estudiando. De repente, la atravesó precipitadamente un inesperado conocimiento. Le resultaba... familiar.

Su madre la rodeó con el brazo, arrastrándola hacia el coche y apartándola de sus pensamientos distraídos.

— ¿Estás bien cariño?

Eso había ocurrido hacía una semana. Ino se sentó erguida en el sillón cuando se dio cuenta que el señor alto, oscuro y seductor de su sueño tenía los ojos azul grisáceos. Pero el hombre del cementerio llevaba gafas de sol. ¿Cómo podría haberse inventado un color de ojos tan poco corriente?

Se volvió a sentar con una irónica media sonrisa. Si alguna vez llegaba a conocer al hombre de su sueño en persona seguro que Jiraya se apuntaría el mérito. Parecía que ahora mismo le estuviese oyendo desde su tumba: Sí, fui yo quien consiguió juntar a esos dos.

** * * *  


— Naruto, levántate

— Oh, Naruto.

— ¡Naruto despierta!

Naruto salió de su profundo sueño auto-inducido para encontrase con Shizune y su tío Pain inclinados sobre él.

Shizune fruncía el ceño ligeramente.

— Levántate, hermano. Es hora de que te alimentes.
Naruto estiró su descansado cuerpo.

— Ustedes dos, ¿a qué debo este honor?
Shizune se alejó un paso de la cama.

— Esto no es normal, duermes demasiado Naruto. Debes alimentarte. Dentro de cinco días debes ocupar tu lugar como líder del Dominio. Ya hace dos años que papá murió. Incluso aunque nuestras leyes establecen un período de luto antes de que se pueda ocupar ese puesto, el puesto ha permanecido sin reclamar demasiado tiempo —se puso frente a él con las mejillas rojas de frustración— Obito te retará para lograr el cargo.
Naruto se incorporó y se restregó la cara con las manos.

— De veras Shizune, estás haciendo una montaña de un grano de arena —agitó la mano de manera despectiva— Sé que por norma general son los Senju los que gobiernan a los de nuestra familia y las demás pero no sé si deseo aceptar la posición del Dominio.

Aceptar el papel significaba estar constantemente disponible para las reuniones del Consejo o tomar decisiones relacionadas con los cinco clanes que él supervisaría. No podría refugiarse en su propio mundo como había hecho los últimos años.
Tanto Shizune como el tío Pain le hicieron frente y dijeron al unísono.

— ¡Debes, Naruto!.

Naruto les miró con los ojos entrecerrados.

— ¿Qué está pasando? ¿Por qué están tan nerviosos?

Pain se deslizó hacia él y se quedó de pie junto a la cama.

—Naruto, mientras has estado durmiendo profundamente estos últimos dos meses, algunos colegas del clan Uchiha de Obito han ido muy lejos con su comportamiento, un par de ellos de manera bastante violenta. Creemos que no haces lo suficiente para poner freno a este comportamiento.

—¡Ja! —Shizune se cruzó de brazos y se echó su largo pelo negro sobre el hombro—. No está haciendo nada. Creo que lo consiente. No es ningún secreto que piensa que los humanos son una raza inferior.

Naruto se levantó, la ira burbujeaba en su interior. Un mareo recompensó sus precipitados movimientos. La estupidez de Obito podría exponerlos a todos. Había muchos humanos a los que él llamaba amigos, pero ¿cómo se sentirían si supieran que era un vampiro?

— ¿Dónde está Obito ahora? —dijo con tranquilidad.

Shizune puso la mano sobre su tenso brazo.

— Naruto, no. Debes alimentarte primero, recuperar la fuerza. Has estado mucho tiempo sin sustento. En tu estado no serías rival para Obito.

Naruto apretó los labios frustrado, pero sabía que su hermana tenía razón. Aunque ni ella ni su tío sabían de sus visitas secretas a la tumba de Sakura, hacía una semana desde que se había alimentado por última vez. Asintió y comenzó a deslizarse dentro de la bruma.

— Espera —le gritó Shizune. Naruto se volvió hacia ella enarcando una ceja. Ella sonrió—.
Quiero ir de caza contigo esta noche, hermano. — Hay algo que necesito contarte —le susurró en la mente.

Su tío alzó una ceja. Ambos sabían que Shizune prefería cazar sola. Pero no dijo una sola palabra, a pesar de que Naruto sabía que se estaba muriendo de curiosidad.

Naruto le agarró la mano y sonrió.

— Será como cuando éramos niños.

Shizune rió y se convirtió en brillante bruma con él.


** * * *  


Naruto se apoyó contra su Jaguar fuera del club nocturno “La Guarida del León” mientras esperaba que Shizune se alimentara. Sacudió la cabeza y soltó una risa grave. Shizune no había tenido que usar su habilidad para obligar al hombre. Un beso de sus sensuales labios y el humano le ofreció de buena gana su cuello. Ella se aproximó con una sonrisa en los labios.

— ¿Al menos esta vez vas a dejarle que recuerde tu nombre? —preguntó Naruto con la diversión reflejada en su tono.

Ella ensanchó su sonrisa, mostrándole sus colmillos antes de dejar que volvieran a retraerse a su tamaño normal.

— Sólo porque tú optas por no borrar tu presencia no significa que yo deba.

Naruto sacudió la cabeza.

— ¿Alguna vez vas a permitir que alguien vuelva a acercarse a ti, Shizune?

Su hermana se puso rígida.

— No, nunca más.

Naruto le puso la mano sobre el hombro.

— Lo siento. Pero han pasado cincuenta años. Seguro que puedes cambiar.

Shizune se encogió para quitarse la mano de su hombro.

— No estoy aquí para hablar sobre mí. Ahora que te has alimentado, tenemos mucho de qué hablar.

Naruto se cruzó de brazos con indudable curiosidad.
Ella le lanzó una sonrisa de complicidad.

— Ya sabes que pusiste el anillo de Sakura en el escaparate de la joyería con la esperanza de que volviera a ti algún día

Todo el cuerpo de Naruto se tensó. No se atrevía a tener esperanza. Dejó caer los brazos y la respiración se le escapó en un silbido.

— Sí.

— Bueno, me apuesto a que no sabes que yo lo robe, ¿verdad?

Apretó las manos a sus costados.

— ¡¿Tú…qué?! —retumbó. Hacía setenta años había perdido a su prometida, Sakura, en un accidente de equitación antes que pudiera convertirla en su novia y transformarla en un vampiro. La depresión le consumió durante meses hasta que su tío le recordó el círculo de la vida y su creencia en la reencarnación.

Naruto se aferró a la idea, su única esperanza. Durante años buscó joyeros, entablando amistad con ellos y pidiéndoles que exhibieran el anillo de Sakura —un anillo que él personalmente hizo para su amor— en los escaparates de sus tiendas. Se aferró a la creencia de que Sakura le encontraría.

Según pasaron las décadas se dio cuenta que sus sueños no eran más que ilusiones y la soledad se convirtió en algo demasiado duro de soportar. El comprender que nunca encontraría a su compañera, junto con la muerte de su padre, fue lo que le había llevado a sumirse en un profundo sueño los últimos meses.

Shizune le lanzó una mirada de indignación.

— Era una obra de arte y valía mucho más del precio por el que permitías que tus amigos joyeros lo vendieran. Pensé en ponerlo en mi tienda —alzó la barbilla de manera orgullosa—Al menos entre las antigüedades sería mucho más apreciado.

Naruto resopló.

— Sí, entre esas pequeñas mujeres de pelo azulado. Puede que sea mayor que ellas, pero me gustan un poquito más jóvenes, Shizune.

— ¿Cómo sabrías que la mujer que comprase tu anillo era la reencarnación de Sakura?
La miró, sin estar seguro de su intención, pero de todas formas contestó.

— Porque se sentiría atraída por el aroma que emana del anillo, una aroma que solamente ella podría detectar.

Ella sonrió.

— Una humana ha comprado tu anillo hoy—él le lanzó una mirada de duda.
La sonrisa de Shizune se hizo más amplia, sus ojos brillaban cuando extendió el brazo completamente.

— Deja que el viento te ayude a encontrarla, hermano. Su nombre es Ino Yamanaka y no es de peli rosa, ni peli azul, si no una linda rubia, considera eso, hermanito.
Naruto colocó las manos sobre sus hombros agarrándola con fuerza.

— Shizune, no juegues conmigo.

Ella le puso la mano en la mejilla con un tono sincero en sus palabras.

— No lo hago, Naruto. Ella hizo un comentario sobre mi perfume… que le gustaba — sonrió—No llevaba puesto ninguno.

Naruto se transformó en un cuervo antes que ella terminara la última palabra, dejando su ropa atrás amontonada en el suelo. La melodiosa sonrisa de su hermana flotó tras él mientras remontaba el vuelo hacia el cielo. El sonido hizo que su corazón brincase de alegría. «Sí, querida hermana, ahora yo también tengo una razón por la que reír.», pensó muy alegre que hasta su mente se sorprendió…
 
ojala sea de su agrado y si notaron fallas les ruego me disculpen y claro, háganmelo saber para no cometer más errores.
Atte.Renesme




Mk Terryus Desconectado
« Respuesta #1 en: Marzo 24, 2011, 01:08 pm »

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Re: El Sabor de la Pasión (NaruIno)
« Respuesta #1 en: Marzo 24, 2011, 01:08 pm »
Al fin lo subiste, pensé que lo haria pero quise cordialmente que tú aprendas a relacionar las cosas de la manera mas practica.
No tienes deudas conmigo pequeña, mas bien soy yo quien te debe mucho.
De hecho no lo hubeira hecho mejor, la idea fue tuya el colocar estos personajes y mira que valio la pena....Entonces que todos esperen lo que les traes en manos...
Nos vemos pequeña


Dakota Dan Desconectado
« Respuesta #2 en: Abril 02, 2011, 09:30 am »

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Re: El Sabor de la Pasión (NaruIno)
« Respuesta #2 en: Abril 02, 2011, 09:30 am »
Yo lo leí amiga!!!!, esta obra me ha gustado mucho y pues me has quitado la idea Xd, pero no importa, tú, le has dado mas vida y eso me agrada...
¡Me encanta!
jajaj, claro, Danny no pasará por aqui pues es un pcoo  :-[ :-[ para él, la idea es que promete mucho y los que se pasen por aqui si que les gustará.
Espero la continuacion y ojala Naruto e Ino se junten jajaj tu me entiendes  ;D


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Yemibella Desconectado
« Respuesta #3 en: Abril 08, 2011, 11:57 am »

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Re: El Sabor de la Pasión (NaruIno)
« Respuesta #3 en: Abril 08, 2011, 11:57 am »
Okey, si que....
*MK Terryus: esto lo hice por tus consejos y por la presión que me emanas Xd. De hecho si lo continuaré pero ahora estoy enfocada en otras cosas, ya leugo te digo.

*DakotaDan: amiga esto está prohibido para Danny, él es muy nene para esto asi que te sugiero leerlo en tu privacidad...

Bueno, me gusta mucho Ino y junto a Naruto es mejor



Dakota Dan Desconectado
« Respuesta #4 en: Abril 15, 2011, 01:40 pm »

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Re: El Sabor de la Pasión (NaruIno)
« Respuesta #4 en: Abril 15, 2011, 01:40 pm »
Si!!! vamos Renesme amiga quiero que hagas mas del NaruIno porque aqui estoy!!!..
Sabes que eres como una hermana y por eso te quiero Darlyn


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Hibary Desconectado
« Respuesta #5 en: Abril 18, 2011, 10:37 am »

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Re: El Sabor de la Pasión (NaruIno)
« Respuesta #5 en: Abril 18, 2011, 10:37 am »
Me encantó, de verdad que sí, has conectado todo y agregado tus propias ideas formando un universo alterno maravilloso, sinceramente me encanta.  Me muero de curiosidad por saber que más tienes en mente, te estaré leyendo vamos con el capítulo 2 si?

Mk Terryus Desconectado
« Respuesta #6 en: Abril 23, 2011, 10:41 am »

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Re: El Sabor de la Pasión (NaruIno)
« Respuesta #6 en: Abril 23, 2011, 10:41 am »
Oh, venga ¿cuando posteas la continuacion ? Llevo semanas rondadno por aqui y tú solo evitas ponerlo....
Se supone que ya lo tenias todo hecho y quiero que lo hagas ya....

Tienes talento y lo valoro a si que ponte las pilas


Yemibella Desconectado
« Respuesta #7 en: Abril 27, 2011, 01:38 pm »

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Re: El Sabor de la Pasión (NaruIno)
« Respuesta #7 en: Abril 27, 2011, 01:38 pm »
Perdón por la tardanza, es que los exámenes me atrofian pero aquí les dejo la continuación...


— Capítulo 2 —


Naruto voló durante horas, concentrando todos sus esfuerzos en su fino sentido del olfato. Pero por desgracia había llovido al comenzar la tarde y no podía captar el aroma. Volvió al terreno desierto del aparcamiento, desilusionado, pero no desalentado. Sólo era cuestión de tiempo. La encontraría.

Una vez que se deslizó dentro de sus ropas tiradas, entró en el club nocturno casi vacío. Era casi la hora de cerrar. Sasuke le señaló la barra.

Mientras Naruto se acercaba a la barra, sonrió entre dientes. Contrariamente a la popular descripción de Hollywood, puede que los vampiros no comiesen, pero sin lugar a dudas sí bebían. Después de todo, vivir durante siglos sería bastante aburrido si no pudieran relajarse de vez en cuando.

Naruto pidió una copa y una guía telefónica y se colocó junto a su amigo de la niñez. Sonrió recordando por todo lo que habían pasado juntos durante años.

— Ha pasado mucho tiempo, amigo mío —Sasuke le palmeó el hombro. Sus calmados ojos negruzcos buscaron los azulados de Naruto mientras una sonrisa surcó su rostro— Hay algo diferente en ti —Sasuke se frotó la mandíbula pensativamente y después dejó caer la mano, levantó las cejas con anticipación— Vas a ocupar el puesto de tu padre, ¿no?

Naruto bebió un sorbo de whisky.

— Hay algo que necesito hacer primero.

— Shizune me contó que te había mencionado lo de los asesinatos. No sólo han sido los dos vampiros al mando de Obito, él mismo mató a un humano con su propias manos —Sasuke se pasó una mano por su cabello azabache, su frustración era evidente.

El rubio apretó la mandíbula ante las noticias. Confiaba en que su amigo conociera los hechos. Sasuke era miembro del clan Uchiha junto a su primo mayor Obito. En todos sus años, nunca había visto un grupo más dividido. El clan Uchiha estaba constituido por dos tipos de hombres: los alborotadores, arrogantes y coléricos y los idealistas. No había espacio para los que se quedaban justo en medio.

Sasuke era uno de esos hombres: loco y un poquito rudo, pero fuerte, seguro de sí mismo, fiel a su palabra y, ante todo, leal con los suyos. Bueno, leal hasta que un vampiro se pasaba de la raya. Después de eso, Sasuke era el primero en ponerle freno al trasgresor. Le importaba un bledo no encajar en el esperado molde de un Uchiha. Los labios de Naruto se curvaron en una sonrisa. Y eso era exactamente lo que el clan Uchiha y el resto de los clanes necesitaban, un líder, alguien imparcial que mantuviera a los vampiros en el buen camino.

— Si acepto el cargo de mi padre en el Dominio, quiero que tú lideres a los Uchiha.

— ¿Qué? —Sasuke se ahogó con su cerveza. Abrió los ojos como platos y sacudió la cabeza—Soy demasiado franco y débil para ser un líder de conversación fluida, Naruto además ese puesto está entre Obito, Itachi y Kiara.

Naruto hizo frente a su amigo.

— No hay nadie en quién confíe más.

— Creo que Obito tendrá algo que decir sobre esto —Sasuke soltó una risita grave.

Naruto le sujetó con una mirada seria.

— No tienes miedo de Obito, ¿no?

— ¡Demonios, no! —volvió a saltar.

—Quizás considere a tu hermano pero nadie sabe donde está—el Uchiha solo dejó de reír al recordar a su gran hermano—Perdón, no debí decirlo—El rubio reprimió sus palabras. Conocía demasiado bien a su viejo amigo— Probablemente mataré a Obito yo mismo antes de que todo acabe, y te aseguro que será un placer después de estar esperando años a que llegue el momento propicio. Pero… sí escapa, confío en que tú le des caza.

— Será un placer para mí —Sasuke alzó su cerveza a modo de saludo, dejando de lado la pena pues era así, no dejaba que el dolor se muestre frente a los demás aunque los ojos le brillaban nostálgicamente.

Naruto sabía lo que significaba. Sasuke y Obito nunca se habían puesto de acuerdo, de hecho se odiaban más de lo que imaginaban y todo por el rumor de que tal vez Obito tenía algo que ver con la desaparición de Itachi. Aunque a la que despreciaba más era a la hermana de Obito, Kiara.

Sasuke inspiraba confianza, respeto y tolerancia en todos aquellos que le conocían. Su reputación como despiadado cazador de vampiros sin escrúpulos le había hecho ganarse más de un apodo, claro, solo era una linda fachada ante los clanes para conservar una digna reputación. Había oído a algunos llamar a su amigo “Sasuke, el ejecutor'. Debido a la sangre humana que corría por sus venas, el sol no le afectaba. Ese hecho por sí sólo ya le convertía en un adversario considerable.

Satisfecho de que sus planes estuvieran en marcha, Naruto hojeó la guía telefónica y buscó los listados bajo el nombre de Yamanaka. ¿Qué sucedería si Ino estaba casada? Se deshizo del miedo que lo atenazó. En su corazón no lo estaría.

— ¿Qué estás haciendo? —preguntó Sasuke que dio un toque al libro con su botella de cerveza.

— Tratando de localizar a una mujer —contestó el rubio mientras alzaba la vista—. Su nombre es Ino Yamanaka.

Sasuke rió entre dientes.

— Bueno, era cuestión de tiempo, dobe, muchacho. Ya había comenzado a preocuparme por ti. Pensé que estraias por los siglos con ese aspecto…asqueroso

Naruto sonrió y sacudió la cabeza volviendo la vista al libro.

— Ella compro hoy mi anillo.

— ¡No jodas! —Sasuke se sentó erguido sobre su taburete.

Deslizando su dedo hacia abajo por la fila de Yamanaka, Naruto los memorizó, pero no había ninguna Ino catalogada entre ellos. Tal vez Ino era un apodo, o su número no estaba inscrito.


Shizune pasó por delante, como un fantasma, lanzando un periódico sobre la barra delante de él, y dijo:

— Solamente quería ponerte al corriente de viejas noticias.

Naruto vio a su hermana retirarse hacia atrás. Sabía lo que ella estaba haciendo. Quería que se sintiera culpable. Recogió el viejo periódico de la semana y leyó los titulares, la interpretación del investigador de lo que les había pasado a las víctimas. Al parecer, unos perros salvajes habían atacado y malherido los cuerpos. Pero a uno de los cadáveres le habían desangrado, lo que hizo sospechar a la policía que se tratase de una especie de crimen ritual.

Su cólera se elevó, su corazón, normalmente lento, latía con más rapidez mientras catalogaba los nombres de las víctimas y pasó rápidamente a las páginas necrológicas. Un humano confiado no tenía ninguna oportunidad contra un vampiro, sobre todo con un vampiro que hubiera dejado que su sed se convirtiera en sed de sangre. Lo menos que podía hacer era enviar flores de manera anónima, incluso con retraso, a las afligidas familias.

Mientras exploraba la larga lista de nombres, su mirada se posó y cerró sobre una necrológica.

Jiraya fue enterrado hoy en el cementerio Rayuro.

Vivió una vida larga y plena sin arrepentirse de nada. Le sobreviven una hija y una nieta, Layla e Ino Yamanaka.

El corazón de Naruto latía con fuerza en su pecho cuando leyó su nombre. La conocía sin duda alguna, Ino era la mujer del cementerio, la misma mujer por la que había sentido una reacción tan intensa y perturbadora.

La cabeza le daba vueltas. Su nombre no aparecía en la lista entre los Yamanaka que había memorizado, pero el director de la funeraria tendría su dirección o al menos su número de teléfono. Sonrió y comenzó a pedir un teléfono cuando se dio cuenta que eran las cuatro de la madrugada. Al menos tendría que esperar hasta las ocho para llamar.

—Ahora ya debes pensar bien las cosas—dijo Shizune a lo cual el rubio solo sonrió abiertamente—Y tú Sasuke es mejor que también te ocupes de otros labores mas…interesantes

—Lo único interesante es ver y oir lo que dicen los humanos mi querida Shizune—sonrió el Uchiha cosa que la joven Namikaze suspiró para irse velozmente del lugar, de hecho, el olor del alcohol le provocaba una terrible jaqueca—Vaya hermana que tienes… eh dobe, ¿estás bien? —la voz de Sasuke le llegó lejana. Él agitó la mano delante suyo.

Naruto se giró hacia su hermano de sangre.

— Esto es eso tan importante que tenía que hacer, Sasuke. No puedo ocupar el puesto sin ella.

— Lo tienes arreglado, dobe —Sasuke sacudió la cabeza—. Incluso después de setenta años. Dobe. Me alegro de no dejar que ninguna chica se me meta bajo la piel como hiciste tú con Sakura.

El cuello de Naruto se enrojeció ante el frívolo comentario. Entrecerró los ojos. Cualquier otro vampiro estaría muerto por pronunciar semejantes palabras en su presencia, peor Sasuke solo le miró con ojos divertidos.

Con una amplia sonrisa, Naruto le mostró los colmillos. Fue suficiente para que Sasuke se ponga serio.

— Lo siento dobe —sonrió avergonzado— Ya sabes lo que quiero decir.



* * * * *



— ¿Yo? —dijo Sasuke moviendo los labios en silencio a la sexy pelirroja al otro lado de la estancia mientras se señalaba el pecho.

Ella sonrió, miró su cocktail y despacio removió provocativamente el hielo con el dedo.

— Eh, avísame si necesitas algo, ¿vale?—Sasuke se volvió de nuevo hacia Naruto para comentarle.

— Adelante Sasuke. Huelo su excitación—dijo Naruto que rió entre dientes.


— Lo sé —Sasuke sonrió y se deslizo del taburete para caminar hacia la mujer.

— Hola —dijo ella con la voz ronca cuando él se acercó y se sentó a su lado.

— Hola —contestó él mientras pasaba un dedo por su brazo desnudo. Ella observó el camino que tomó su dedo y tembló cuando sus ojos rojizos encontraron los suyos.

— Me llamo Karin.  

— Yo soy Sasuke —dijo mientras las comisuras de sus labios se elevaban ante los morbosos pensamientos que asoció su mente con su nombre.

Ella le ofreció una astuta sonrisa como si supiera exactamente lo que él estaba pensando.

— Sí, me pusieron muy bien el nombre.

Sasuke rió entre dientes.

— Me parece que vamos a llevarnos muy bien.

— Pensé que tu sexy amigo se uniría a nosotros también —inclinó la cabeza hacia la barra.

La lujuria le atravesó el cuerpo ante la sugerencia y levantó una ceja.

— Así que te gusta la diversión doble, ¿no?

Karin metió más el dedo en su copa y lamió el licor de la punta antes de pasárselo por el labio superior.

— Si es con la combinación adecuada de hombres, entonces la respuesta es sí.

Sasuke atrapó el dedo con sus labios y lo absorbió dentro de su boca, arremolinando la lengua alrededor de su carne. Su miembro palpitó cuando oyó elevarse el ritmo de su corazón y que su respiración se volvía superficial. El entrelazó los dedos con los suyos y arrastró su mano de su boca.

— Entonces no te preocupes, Karin. Yo tengo la combinación adecuada para ti —tiró suavemente de su mano—Vamos, salgamos de aquí.

Y he allí otra vez, lo mismo era cada día, un galante Sasuke sabia como dar rienda suelta a su belleza para llevarse a cuanta mujer se le cruce en su camino, hasta las jovencitas eran un punto más atractivo, a Sasuke Uchiha siempre le encantó la sangre joven, la sangre una “niña” y si era de linaje “azul” mucho mejor placía de tomarlo. Pero Naruto presintió que no sería buena la idea que Sasuke mantenía en mente, todos conocían muy bien a Taylor…y no era nada agradable para un humano en tenerlo cerca…



Gracia Mk Terryus (sempai) por sus comentarios y claro por el hecho de exigirme más; Dakota Dan recuerda que es para ti y no para Danny, le mandas saludos de mi parte; Hibary, gracias por pasarte por aquí y tener el tiempo de comentar



Dakota Dan Desconectado
« Respuesta #8 en: Abril 28, 2011, 01:38 pm »

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Re: El Sabor de la Pasión (NaruIno) Cap. 2
« Respuesta #8 en: Abril 28, 2011, 01:38 pm »
Eh si Renes-chan, lo sé, danny no lee esto

Oh si que esa Karin se da de linda para seducir y mira que con los dos
¡esta loca sexualmente!
Ah pero Sasuke, como siempre, ese emo metiendose todo a lo galante y eso es detestable aunque lindo-

Ouch, Naruto ya tiene a Ino y eso es buena señal, si que si, Shizune siempre cae como angel y ahora el rubio debe ir en busca de la linda Yamanaka

Renes-chan espero ansiosa la continuacion y recuerda que aqui tienes a tu fan!!!


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Hibary Desconectado
« Respuesta #9 en: Abril 30, 2011, 07:06 am »

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Re: El Sabor de la Pasión (NaruIno) Cap. 2
« Respuesta #9 en: Abril 30, 2011, 07:06 am »
Bueno, te has comido unas pocas letras al escribir pero es más que evidente que ha sido un resbalón de dedos, veo

Mk Terryus Desconectado
« Respuesta #10 en: Mayo 06, 2011, 12:17 pm »

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Re: El Sabor de la Pasión (NaruIno) Cap. 2
« Respuesta #10 en: Mayo 06, 2011, 12:17 pm »
Renesme pequeña, no pensé que hallas quitado toda esas partes que me mostraste, pensé que tednrias el valor de ponerlas
Bueno, eres aun una niña y eso no hace las nenas asi que...esta bien, pequeño pero me agrada, solo espero que no cortes mas partes ya que los lectores se aburriran.
Jaja, en fin Nessie, tengo clases y debo irme pero recuerda que aqui estoy para ti...
Suerte


Dorentyna Desconectado
« Respuesta #11 en: Mayo 16, 2011, 04:49 pm »

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Re: El Sabor de la Pasión (NaruIno) Cap. 2
« Respuesta #11 en: Mayo 16, 2011, 04:49 pm »
Cariño, tan precioso, pero sabes bien como va el libro, eres una niña aún, claro, ante mi edad lo eres. Un NaruIno, aunque he conocido a los personajes recientemente por causa de mi sobrino, los personajes son graciosos aunque es totalmente balanceado pues tú le das la el ambiente adecuado para representarlos.
Me gusta y le gusta a mi Terryus, sabes bien el buen concepto que tengo para ti por eso te considero mi amiguita.

Vamos adelante Renes, que me tienes y también a MK Terryus.
Nos vemos
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Yemibella Desconectado
« Respuesta #12 en: Mayo 28, 2011, 06:14 pm »

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Re: El Sabor de la Pasión (NaruIno) Cap. 2
« Respuesta #12 en: Mayo 28, 2011, 06:14 pm »
Hola a todos, como mi hermana está de viaje, ahora me tomo el tiempo de estar aquí y dejarles la continuación de esta linda historia, espero que les guste y gracias por el apoyo

— Capítulo 3 —

Sasuke paró delante del apartamento de su hermano (dicho de una manera por la unión del pacto), un enorme lugar, preguntándose de qué humor estaría Taylor. Karin se reclinó en su pecho mientras él tocaba el timbre.

Cuándo Taylor abrió la puerta, Karin suspiró deleitada. Sasuke rió entre dientes. Las mujeres siempre reaccionaban así cuando veían a los dos juntos.

— ¡Dios!, nunca había conocido a dos chicos que se parecieran tanto —dijo ella mientras lo miraba fijamente y luego giraba para mirar a Taylor.

Tayor Picasso, era uno de los italianos que llegó de casualidad ante Sasuke y Naruto, de hecho él iba hacer la comida para ellos pero su determinación y el profundo dolor que llevaba hizo que el rubio lo convirtiera en uno de ellos; Taylor los observó plantado allí con un jersey de cuello alto negro y unos vaqueros del mismo color, representaba perfectamente al melancólico solitario que era. Mientras Sasuke aceptaba y disfrutaba de las características que los diferenciaban a ambos con el resto de los vampiros, mofándose abiertamente de ellos, Taylor se escondía, viviendo totalmente solitario. La única persona a la que dejaba acercarse desde hacía años era a él, por eso es que lo consideraba como su hermano, no era un reemplazo para Itachi, no, de ninguna manera, pero al menos Sasuke no se sentía tan…depresivo.

Taylor se reclinó contra la jamba de la puerta y se dirigió a Sasuke, ignorando deliberadamente a Karin

— ¿A qué debo el honor de tu presencia, Sasuke?

— Karin y yo pensamos en hacerte una visita —dijo mientras frotaba los brazos de la mujer por debajo de su chaqueta—Se amable, Taylor. Necesitas esto—utilizó su poder para hablarle

Habiendo una edad muy grande entre ellos, Sasuke siempre sentía cierta responsabilidad por su hermano de sangre. Le molestaba que su hermano se recluyera tanto de humanos como de vampiros. Taylor compartía su habilidad de permanecer bajo la luz del sol, pero además tenía un poder especial que Sasuke no poseía, un poder que el resto de vampiros temía incluso más que la habilidad de los dos para salir a la luz del día y eso fue un hecho por el cual lo convirtieron en vampiro.

Taylor sonrió ampliamente a Sasuke y Karin saltó hacia atrás jadeando cuando vio como mostraba sus largos colmillos.

— ¿Tú... tú eres un vampiro? —dirigió conmocionada su mirada hacia Sasuke, y se alejó también de él cuando su mente comprendió que ambos eran iguales.

Irritado por la insolente tontería de su hermano, Sasuke comenzó a tranquilizarla, tratando de aliviar su temor.

— ¡No lo hagas, hermano! —exigió Taylor.

Sasuke encontró la mirada de su hermano, permitiendo que en la suya se reflejara todo el enfado que en ese momento sentía.

Taylor se dirigió a Karin por primera vez.

— La idea de que tome tu sangre te excita mucho, ¿verdad, Karin Yakushi?
Ella asintió lentamente y Sasuke respiró de nuevo el olor de su excitación.

— ¿Cómo supiste mi apellido? —preguntó a Taylor, con una burlona mirada en su cara que de hecho mostraba cierto temor.

Taylor la obsequió con una atractiva y reservada sonrisa. Extendiendo la mano, la atrajo hacia él mientras le decía:

— Pasa y charlemos un rato.

Sasuke reía entre dientes al ver como Karin ponía su mano en la de su hermano, permitiendo que la guiara hacia el interior. Personalmente, no le gustaba compartir, pero sabía que Taylor se negaría a estar a solas con ella. El deseo de ver como su hermano rompía libremente su voluntario aislamiento hizo que se olvidase de sus propias preferencias. Su hermano necesitaba relacionarse con humanos, tratar de conocer la otra mitad de su herencia.

Taylor dirigió a Karin hacia la sala de estar y se reclinó contra la chimenea mientras ella caminaba alrededor de la habitación. Sasuke se sentó en el negro sofá de cuero, que iba a juego con el par de sillas plateadas y la mesa contemporánea de cristal que componían el salón de su hermano. Se preguntó qué pensaría Karin del gusto de su hermano.

—Le gusta —le contestó Taylor mentalmente con voz aburrida—Piensa que son la perfecta combinación para mi peligrosa apariencia —terminó con una risita mental.

Y ese era el principal problema de su hermano. A causa de su especial habilidad para leer las mentes, los humanos eran libros abiertos para él y, por lo tanto, aburridos. No se asociaba ni relacionaba con ellos, los consideraba simplemente como su fuente de alimento. Las mentes de los vampiros eran más fuertes, pero, si bajaban la guardia, también eran susceptibles al poder de Taylor. Por lo tanto, los vampiros masculinos le rehuían. Las mujeres vampiro, por el contrario, se sentían atraídas por la peligrosa y solitaria figura en la que se había convertido. La mayoría de las veces, él también las rechazaba.

— ¿Entonces por qué no permites que ella conozca al Taylor real? —le preguntó Sasuke mentalmente mientras veía como Karin pasaba la mano sobre el saxofón del joven vampiro lector de mentes, colocado en su soporte contra la pared.

Taylor encontró su mirada con sus ojos, dorados en ese instante como los suyos, pero más distantes y penetrantes de lo que deberían ser.

— Cree que queda muy bien aparentar estar fascinada por el saxo, pero la música no le interesa en absoluto. Sólo está aquí por una razón—contestó en la mente

Sasuke vio como su hermano giraba y extendía la mano diciendo:

— Ven conmigo, Karin.

Taylor llevó a Karin a través del brillante piso de madera de roble hacia la curvada escalera que llevaba a su dormitorio. Sasuke sonrió mientras deslizaba su mano por la baranda de cromo de la escalera, siguiéndolos. Ciertamente, su hermano no era de los que perdían el tiempo.

Cuando entraron en el dormitorio Taylor levantó la mano y, de repente, el fuego empezó a arder furioso en la negra chimenea de mármol. Karin jadeó al verlo. Sasuke apenas sacudió la cabeza. Taylor, y sus cambios de humor, de melancólico a sombrío, realmente podían hacer una excelente actuación cuando quería.

Mientras Karin se paraba delante de Taylor, cerca de la chimenea, Sasuke se colocó detrás de ella. Posó sus manos en las caderas y la apretó contra sí, y contra su erección. Ella gimió y se apegó contra él. Sasuke sujetó con más fuerza las caderas, el olor de su sangre y de su excitación atrayéndolo más. Karin deslizó sus manos a través de los brazos de Taylor en un recorrido sugerente hacia su cuello, para rodearlo con sus brazos, pero él con rapidez la giró hacia su hermano. Ella suspiró y envolvió sus brazos alrededor del cuello de Sasuke.

Éste buscó la insondable mirada de su hermano antes de tirar de Karin acercándola. La besó, hundiendo su lengua en la boca, probándola, preparándola mientras deslizaba con lentitud su abrigo por los hombros y desabrochaba el chaleco rojo de seda que ceñía sus senos descubriéndolos a su mirada. Mientras, Taylor se mantuvo al margen, no quiso ser partícipe de algo que no le parecía interesante, cosa que Sasuke sintió que esto fue una completa estupidez pero sintiendo el acelerado ritmo del pulso de la chica, algo digno de ver, lo atraía poderosamente. Su deseo se ensanchó cuando la lujuria y la crudeza del hambre se unieron en un anhelo insatisfecho, la necesidad por aquella sangre que era su sustento lo abrumaba. Tenía que probarla y ya.

— ¿Te has alimentado, hermano? —preguntó silenciosamente a Taylor tratando de darle la oferta tan generosamente.

— Sí. Tómala tú, Sasuke—le dijo Taylor mientras se giraba para salir.

— ¿Qué pasa Taylor? —le preguntó Karin algo desconcertada.

— Nada, me voy abajo.

La ira sacudió a Sasuke ante la negativa de su hermano por conocer más a Karin, por no querer compartir ningún tipo de intimidad con otra persona.

—Taylor, la traje para ti —le dijo mentalmente, reflejando su enojo mientras sostenía la mirada de su hermano.

— Sí, lo sé. Ahora goza de mi regalo, Sasuke —le contestó Taylor con una burlona mirada mientras salía del dormitorio.

Sasuke se volvió hacia Karin. Tomándola por la nuca, la besó mientras percibía las primeras notas del saxofón de Taylor, la canción, en un primer momento alegre y marchosa, se fue transformando en una lenta melodía. La melancolía que se detectaba en ella hizo que se entristeciera por su solitario hermano. Cuando deslizó sus manos por los costados de la chica, mientras profundizaba el beso, sentía a Taylor en su mente como había hecho durante toda su vida. La habilidad de su hermano siempre le había dado ventaja sobre Sasuke en el pasado, pero lo que Taylor ignoraba era que él había aprendido a protegerse a través de los años.

Este conocimiento hizo que una idea se formara en su mente, causándole una sonrisa mientras su lengua trazaba un sendero por el cuello de Karin y sus dedos se deslizaban por el vientre de la joven. Quería que ella disfrutase de esto tanto como él. Karin suspiró de placer al sentir como bajaba por su intimidad. El olor de su deseo, el martilleo de la sangre en sus venas, hizo que su naturaleza rabiara por liberarse y que el hambre le subyugara.

Cuando empezó a dar rienda suelta al placer y la lujuria, Karin se agarró con fuerza a sus hombros y lanzó la cabeza hacia atrás, Sasuke ya no pudo refrenarse más. Besó ardientemente su cuerpo mientras buscaba la suave piel de la garganta, donde el sordo ruido del pulso lo esperaba. Fue entonces cuando permitió que sus colmillos salieran a la luz. Mientras el cuerpo de la chica se contraía alrededor de sus dedos, Sasuke hundió los colmillos en la carne para beber, el calor de la sangre fluyó por su lengua y su boca, llenándolo, saciando el hambre que lo roía,  avivando su inagotable deseo.

Karin gimió cuando el orgasmo la arrolló, agarrándose a sus hombros, arqueándose hacia él como si no estuviera lo bastante cerca. Sasuke mantuvo el ritmo de la mano hasta dejarla saciada por completo. Después, lamió las heridas del cuello para cerrarlas. Encontró sus ojos rojizos, adormilados, que lo miraban fijamente, repletos de una admiración mezclada con una sensual travesura. Él sonrió, quitándose rápidamente su ropa, y la tiró sobre la cama.

Karin lo empujó contra la cabecera y se sentó a su lado, doblando las piernas debajo de ella. Cuándo acarició su pecho con la mano, Sasuke la tomó de las manos, apegándola contra él, esperando con anticipación su ardiente boca rodeándolo. El calor de la lengua, trazando un húmedo sendero alrededor de sus labios, le hizo sentir las ganas que ella llevaba por dentro y el fuerte pulso que ella emitía. Karin gimió con aprobación al encontrarse debajo del vampiro. Cerrando los ojos se apegó contra ella mientras su mano recorría su espalda hacia la nuca.

Deslizando las manos por el pelo de la mujer, dirigió sus pasos hasta que ella encontró la parte perfecta donde ambos podían encontrar la fuente de satisfacción de todo este juego sexual. La sangre bombeaba más rápido en el cuerpo delicado de la pelirroja. Sasuke retrasó su inminente placer para que Karin obtuviera también satisfacción. No había ninguna razón para que ella no gozara de todos los beneficios que un vampiro podía ofrecer.

Recorrió mentalmente sus manos por su rostro, acercándose más y más a sus labios. Karin detuvo sus movimientos, inmovilizada contra él. Sasuke supo que las sensaciones la estaban sorprendiendo ya que, aunque ella pudo notar esas caricias, las manos del hombre no se habían movido de su pelo. Susurró unas palabras en su mente para apaciguarla, asegurándose de que se calmaba. Cuándo ella gimió contra él, aceptando lo que le ofrecía, Sasuke golpeó con una invisible mano el punto exacto de todo el juego y sonrió ante su suspiro de placer.

Cuándo deslizó mentalmente dos dedos sobre de ella, la mujer gimió encantada contra su cuerpo, dando paso a lo que él emanaba tan placenteramente, pidiendo silenciosamente más. Sasuke la acomodó, agregando un suave y excitante beso en los labios de la joven, apretándola más a su cuerpo excitado. La boca de Karin succionó con más fuerza la sustancia de los labios del Uchiha aunque Sasuke lamentó no poder conocer mejor las emociones de la chica. Necesitaba sentir una conexión mucho más profunda con ella para experimentar sus sentimientos, algo que francamente era vergonzoso, pero necesario para poder transmitir todas esas sensaciones directas a Taylor, darle las sensaciones físicas y mentales a su hermano. Sonrió burlón cuando oyó como la música paraba bruscamente, seguido por la fuerte respiración de Taylor.

La presencia agresiva de un Taylor enojado y completamente excitado, forzó las barreras mentales de Sasuke, consiguiendo entrar en su mente. Sasuke sentía la enorme cólera, el resentimiento por lo que estaba compartiendo con él, todo su ser aborrecía no ser capaz de resistir la barrera que su hermano había puesto.

— ¿Jamás habías tenido una noche tan placentera, Sasuke? —las palabras llenas de sarcasmo de Taylor sonaron en su mente.

Antes de que el azabache pudiera contestar, Taylor lo forzó a aceptar los pensamientos y sentimientos de Karin, mandándoselos a Sasuke en una sucesión rápida e implacable: lujuria, pasión, rabioso deseo, la tensión, las voces y gritos implorando y suplicando, la mezcla de pensamientos y gemidos, sensación tras sensación lo azotaba. Sasuke gimió y se sacudió ante la sobrecarga sensorial, alcanzando una rápida adrenalina tan intensa que pensó que el corazón le estallaría en el pecho.

Cuando Karin terminó con él, se apartó con su propio cuerpo temblando por los efectos del placer. Después que ella paró de estremecerse, lo miró con los ojos enormes.

— ¡Ha sido una experiencia asombrosa!

Sasuke rió entre dientes, la encerró entre sus brazos besándola. Ella suspiró y se acurrucó contra su pecho. La retuvo así un rato antes de pasarle la mano por la mejilla obligándola a dormir. Había tomado su sangre y sabía que necesitaba descansar.

Estaba complacido por haber logrado que Taylor participara, porque sabía que para que Taylor pudiera transmitirle los pensamientos y emociones de Karin, también los tenía que haber experimentado.

Una vez que se hubo vestido, bajó para ver a su hermano, sentado en el sofá, mirando fijamente el fuego. Sasuke sonrió mientras se dirigía hacia el sofá para encararlo.

Taylor se negó a mirarlo mientras su cara reflejaba toda la tensa cólera que sentía.

— Sé que tenías las mejores intenciones, Sasuke, pero tienes que parar con esos intentos de transformarme en alguien que no soy.

El Uchiha se desperezó y sonrió mientras se sentaba en el otro sofá. No permitiría que la violenta expresión de su hermano lo molestara en lo más mínimo.

— Lo sé mejor que nadie, Taylor. Pero gozaste completamente. ¿Lo admites?

La mirada de Taylor se levantó hacia la escalera. Sasuke sabía que su hermano imaginaba el hermoso cuerpo de Karin, los exuberantes senos pegados hacia él, estirada a través del edredón de seda de color vino tinto. Cuándo Sasuke vio la anhelante mirada de su joven hermano, antes de que la pudiera enmascarar detrás de una expresión inescrutable, se prometió que haría todo lo que estuviera en su poder para ayudar a hallar la felicidad de Taylor aun así sea otra vez el vinculo de conexión experimental.





* * * * *



Cuando el atardecer llegó, Naruto despertó con rapidez, había dormido muy poco. La oscuridad no parecía llegar lo bastante rápido en lo que a la paz de su mente concernía. Tenía que saber. ¿Era Ino Yamanaka la reencarnación de Sakura?

Tan pronto como se levantó de la cama, llamó inmediatamente a la funeraria. El director no tuvo ninguna opción contra su hipnótica voz. Dio al rubio la información que buscaba. Una vez que tuvo la dirección de la joven, Naruto cambio de forma, convirtiéndose en cuervo en apenas unos segundos y se lanzó hacia su destino.

Sin hacer ruido, dobló las alas posándose en su balcón. Cambió de forma en la niebla, se deslizó por las puertas francesas y avanzó hacia la cama.

Ella se movió y se giró hacia él. Aunque podía ver perfectamente con su visión nocturna, se desplazó para que la luz de la luna brillara en su cara, el pálido resplandor acentuaba la rosada piel.

Reconoció la cara preciosa, de pómulos altos y mentón fuerte de la mujer que había visto una semana atrás, esa mujer que lo había subyugado completamente con tan sólo un roce en el hombro.

Quiso pasar sus dedos por los cabellos rubios, extendidos por la almohada, tocar sus generosos labios, curvados en el sueño, como si estuviera sonriendo por algo o por alguien.

La mano descansaba en la almohada cerca de su mejilla, las piedras del anillo reflejaron la brillante luz de la luna. Naruto se acercó y tocó su creación. El anillo, hecho de una aleación especial, que le dio a un artesano gitano, había sido creado para absorber su fragancia. El corazón latió, la sangre se aceleró provocándole una erección, y se dio cuenta de su desnudez. Había estado tan deseoso de ver a Ino otra vez, que no tuvo en cuenta el crear la ilusión de la ropa cuando cambió a su forma humana.

Se puso de rodillas al lado de la cama, levantando suavemente la mano de la mujer la atrajo hacia su nariz, inhalando su aroma. La paz lo recorrió por entero. Después de setenta años de espera, finalmente la había encontrado. Era su olor, mezclado con el suyo, diferente del que recordaba en Sakura, porque ahora el anillo llevaba el especial aroma de Ino, dulce, con una insinuación de fruta cítrica.

El perfume de esta mujer duplicaba la respuesta que había tenido con Sakura. Jamás hubiera sospechado lo mucho que le iba a afectar. Un fuego intenso quemaba sus venas. Naruto cerró los ojos agradeciendo esa segunda oportunidad.

Miró su cara una vez más, hermosa y plácida en el sueño. Su corazón se contrajo por todo el amor que sentía. Oyó los latidos del corazón de Ino, la rapidez de la tibia sangre recorriendo las venas.

Se la imaginaba bajo él, arqueando su espalda, descubriendo su cuello. “Hazme tuya,  Naruto, quiero ser como tú y pasar contigo por toda la eternidad” le diría frenéticamente. La fantasía trajo una sonrisa a sus labios. Tocó su pelo y susurró:

— Pronto, mi amor. Pronto.

Se dio la vuelta, brillando en la niebla, y la dejó de la misma manera que había llegado.




* * * * *




Ino se despertó al sonar la alarma del despertador. Gimió y golpeó el botón para pararlo con la palma de la mano. Nueve minutos más tarde, el ofensivo ruido sonaba de nuevo. Hizo una mueca y se levantó de la cama, echando un anhelante vistazo a la novela que había caído en el suelo durante la noche.

Nunca le había gustado la mañana, prefería acostarse tarde, leyendo durante las horas de la madrugada. Intentó colocar con los dedos su revuelta cabellera, peinó la masa enredada mirándose fijamente en el espejo con los ojos adormilados.

— ¡Ugh! Necesito una ducha —dijo entre dientes mientras se pasaba la mano por la cara.

El olor a lavanda, fuerte y dulce, le cosquilleó en la nariz. Ino inclinó el anillo y lo olió. El aroma era fuerte y limpio y ahora incluía también una fragancia similar a la de algún fruto cítrico. Definitivamente provenía del anillo. Ciertamente, era algo extraño. ¿Durante cuánto tiempo podía retener un anillo el aroma del dueño anterior? Hmp, adoraba ese perfume. Quizás durante el almuerzo decidiera ir a alguna tienda a ver si los dependientes reconocían el florido aroma.

Temerosa de que el olor se desvaneciera, trató de quitarse el anillo del dedo. Pero, por más que lo intentó, no se movió ni un ápice. Finalmente, renunció, extrañamente aliviada por el hecho de ver que el anillo parecía haber llegado a ser parte de ella. Esperaba que la ducha no diluyera demasiado el perfume.   




* * * * *




Ino estacionó el coche algo lejos, debido al tráfico que había en hora punta, y caminó un buen tramo para abrir su librería. Llevó el anillo hasta su nariz y sonrió complacida porque la ducha no hubiera borrado el agradable aroma.

Ya en el interior, encendió las luces y giró el cartel donde ponía cerrado por el de abierto antes de cerrar la puerta detrás suyo. El pesado aroma mezcla de libros viejos y nuevos le saludo como un viejo amigo. No había nada que le gustase más. Bueno, aparte de la fragancia de su nuevo anillo. Su sonrisa se ensanchó con ese pensamiento.

Había decorado la tienda con la idea de hacerla confortable y acogedora, agregando un área elevada junto al gran ventanal pensada para que fuera utilizado como un rincón de lectura. Una alfombra de intensos y alegres colores decoraba el suelo, enormes cojines esparcidos y sillas confortables esperaban a los lectores, para que gozaran de un buen libro. Dos veces al mes llevaba galletas y bebidas para sus clientes, alentándolos a sentarse y leer mientras estaban allí.

La campana situada encima de la puerta sonó, sacándola de su ensueño. Se giró y vio cómo Uron entraba llevando una planta con un lazo rojo.

— Buenos días, Uron. ¿Has descansado bien?

Él asintió y le entregó la planta.

— Siento lo de tu abuelo, Ino.

Las lágrimas ardían en sus ojos. No, aquí no. No lloraría. Necesitaba ser fuerte. Ino ofreció una trémula sonrisa a Uron y tomó la planta.

— Gracias por pensar en mí.

El silencio cayó entre ellos y Uron, incómodo, empezó a mover un pie como si no supiera qué decir.

Riendo para sus adentros, Ino decidió sacarlo de su miseria.

— Jiraya me dejó su “Vette”

— ¿En serio? Tu abuelo era tan enrollado, Ino —le dijo alzando la vista.

— Sí. ¿Has venido a ver los nuevos libros? —le dijo riendo.

— ¿Has encontrado alguno de hombres lobo? —preguntó el muchachito con ansia.

— Bueno, no entre los nuevos —le dijo Ino negando con la cabeza.

Al ver la expresión apesadumbrada de Uron, le señaló las dos cajas que tenía delante del mostrador.

— Acabo de comprar este montón de libros viejos. Podrías mirarlos y ver si hay algo ahí.

— ¡Excelente! Te ayudo a catalogarlos, ¿vale? —le dijo con ojos chispeantes.

— ¡Claro! Y cualquier libro de hombres lobo que encuentres lo podrás tener tanto tiempo como lo permitan tus padres ya sabes que no quiero que vengan y me digan que te dejas las tareas de la escuela —dijo Ino riendo.

Uron sonrió también y empezó a abrir las cajas.

Trabajaron en un amigable silencio, mientras sacaban, marcaban y catalogaban los libros en los estantes de libros usados.

— Ah, Ah —dijo levantando un libro y columpiándolo debajo de su nariz, con una mueca en su cara—. ¿Qué tal un libro de vampiros?

La expresión de Uron no mostró el más mínimo interés.

— No gracias, sólo quiero de hombres lobo.

Ino rió entre dientes y continúo con el trabajo.

Cuando la hora de comer se acercaba,  Uron se levantó y se estiró.

— ¿Puedo volver en una hora, Ino?

— Te veré luego —le dijo con su mejor tono de negocios a su pequeño amigo.
Nada más salir Uron, cerró la tienda y caminó tres calles más abajo hacia el almacén Bennett.

Acercándose al mostrador de los perfumes, dijo a la dependienta.

— Hola, trato de encontrar cierto aroma.

— Seguro —la joven detrás del mostrador sonreía—. ¿Cuál es el nombre?

— No lo sé —dijo sonriendo vacilante, trató de quitarse de nuevo el anillo, pero parecía pegado al dedo. Finalmente, levantó la mano con la mirada desconcertada y continuó—. Bueno, huele como este anillo.

Matsuri, al menos eso ponía en la chapa identificadora que llevaba en el pecho, se inclinó y olió el anillo. Después dijo con voz extremadamente cortes:

— No huelo nada.

Ino frunció el ceño y olió el anillo una vez más. Tan fuerte como antes, el anillo irradiaba un perfume de fruta cítrica y lavanda.

— ¿Cómo le huele a usted? —preguntó Matsuri.

Ino la miró ausente y le contestó.

— Ah, lo más cercano que podría definir seria un olor a lavanda con una insinuación a fruta cítrica.

Matsuri se agachó y sacó dos botellas de perfumes.

— Este es a base de lavanda y éste con limones y naranjas. No tenemos ninguno que contenga los dos —dijo sonriendo—Aunque esa combinación es bastante curiosa.

Ino cogió cada bote y lo olió, pero no se parecía del todo a la fragancia de su anillo.

— Gracias, creo que seguiré mirando.

Salió de la tienda, sorprendida que la chica del mostrador no pudiera oler el aroma. Quizás el estar rodeada de tantos perfumes había embotado su sentido del olfato. Llevó una vez más el anillo hacia su nariz. El metal olía todavía a lavanda pero ahora el aroma a fruta cítrica era más pronunciado. ¡Qué raro! Bien, fuera como fuese, si el anillo continuaba despidiendo esa fragancia no iba a necesitar ningún perfume.

Volvió a la tienda y pasó el resto de la tarde mostrando libros a los clientes.

Mientras Ino telefoneaba a un cliente, Uron dejó escapar un grito de entusiasmo, saltando los escalones tras ella.

— ¡He conseguido uno!

— ¿Encontraste un libro de hombres lobo? —le preguntó Ino sonriendo ante su entusiasmo.

— ¿Puedo llevármelo a casa para leerlo después que termine con esos pocos libros?

— Vete ya. De todos modos es casi la hora cerrar y cuidado de dejar las tareas de la escuela porque si me entero, ay de tu muchacho —le dijo Ino despidiéndose con la mano.

Una clienta, una señora mayor, sonrió mientras salía con Uron de la tienda.
Ino miró su reloj. Diez minutos y me podré ir yo también, pensó.

Se agachó y recogió los dos últimos libros. La campana sonó y un hombre entró. Ino alzó la vista y lo vio ojeando en un estante de autobiografías.

Volvió a mirar inspeccionándolo más detenidamente mientras él apartaba la vista. Tenía el pelo rubio como el oro y erizado, unos pómulos altos que enmarcaban una recta nariz. El estómago se le contrajo en respuesta a la sensual boca y a la fuerte línea de la mandíbula.

Su abrigo de lana negro escondía su constitución, aunque la longitud de éste acentuaba su altura, que imaginó debía estar cerca de un metro ochenta. El corte de su blanca camisa de etiqueta y sus pantalones color gris oscuro expresaban a gritos que esa era su habitual forma de vestir. ¿Qué hacía él en su pequeña librería? Su aspecto era el de un cliente de Tokio.
Se echó un rápido vistazo a sí misma, su suéter color chocolate y su negra y larga falda. ¡Mira tu ropa, da asco! ¡Actualízala por el amor de Dios!, ponte algo de color, se dijo. Levantando la cabeza con una sonrisa irónica le preguntó:

— ¿Puedo ayudarle en algo?

Él se dio la vuelta y sus dientes brillaron cuando sonrió encantadoramente.

— Hola —dijo—Sólo estoy mirando.

El corazón se le paró en el pecho ante esa devastadora sonrisa e hizo cabriolas cuando encontró sus azulados ojos y se dio cuenta de que era el hombre del cementerio.

Ino luchó con todas sus fuerzas por hacer que su voz pareciera calmada.

— Tómese el tiempo que quiera.

Puso el libro en el estante y advirtió que en el otro no había puesto tarjeta. Paso detrás del mostrador, cogió una etiqueta y volvió al estante de libros usados.
El hombre se paró delante de los altos estantes de madera, inspeccionando los títulos, con una pensativa mirada en la cara.

— ¿Son muy antiguos estos libros? Los títulos parecen ser de unas cuantas décadas atrás.

Sus ojos de un azul pálido encontraron los suyos y el corazón le golpeó de nuevo. Ella dejo escapar una risa nerviosa y gutural.

— Sí, algunos de los libros han sido editados a principios de 1930.
La curva de esa sensual boca y el calor de su sonrisa, la dejaban sin respiración.

— Soy un coleccionista de ellos.

El hombre la hipnotizaba por completo. Su forma de hablar era culta, pero... algo pasada de moda. Encontraba la candencia de su profundo timbre de voz muy atractiva, casi hipnótica. Sacudió la cabeza para despejarse, y finalmente recordó que tenía que hablar.

— Bien, puede ojearlos tranquilamente.
Mientras levantaba un libro para colocarlo los dedos de él rodearon su muñeca, agarrando su mano en el aire.

La joven Yamanaka tomó aliento ante el eléctrico contacto y se giró con una mirada interrogante hacia él. Por alguna razón inexplicable, no estaba atemorizada, sólo intensamente consciente de cuánto le afectaba.

— ¿Acabas de conseguir este libro? ¿De qué trata? —le preguntó él indicando el texto que tenía ella en la mano.

— Es un libro de vampiros —dijo riendo—Dudo que sea el tipo de lectura que te guste.

Levantó una rubia ceja, la diversión era tan palpable como que su mano seguía aferrando su muñeca.

— ¿Qué clase de libros crees que leería?

Mientras aguardaba su respuesta, el hombre frotó el pulgar sobre su pulso, haciendo que un fuego líquido corriera a través de su cuerpo hasta llegar a la entrepierna donde latía ardiente. Era plenamente consciente de su cercanía, de su aroma limpio y masculino.

Ino retiró el brazo, abrió el libro y leyó el resumen.

— Ellos son los no-muertos, condenados a vivir en la noche buscando su sustento. El latido del pulso de su víctima llama a su instinto más despreciable: alimentarse.

Ella alzó la mirada sonriendo, pero los ojos de él estaban en su garganta, su expresión era intrigante. Como si él presintiera su mirada fija levantó sus ojos azules hasta los suyos con una erótica y atractiva sonrisa en sus labios.

— ¿Cómo es que suena tan sensual cuando eres tú la que lo lee? Estoy seguro que no lo escribieron para que sonara así
Ino se ruborizó, sintiendo que el calor inundaba sus mejillas, giró rápidamente para poner el libro en el estante, mirando por encima del hombro para contestarlo.

— Creo que te gustarán más los libros de la sección no-ficticios.

— ¿Quiere eso decir que no crees en los vampiros?
Ya basta de coqueteo, chica, se recriminó Ino.

— Ciertamente, no.

Tuvo que ponerse de puntillas para poder colocar el libro en el estante que correspondía. El pie le resbaló y la muñeca chocó contra la madera del estante, justo donde la madera estaba astillada.

— ¡Ay! —como dolía, pensó. Tuvo que apretar la mandíbula para evitar las palabrotas que le vinieron a la boca.
Los brazos del hombre rodearon su cintura, protectores.

— ¿Estás bien?

La rubia se tensó ante la sensación de esos fuertes brazos rodeándola. Haciendo lo correcto, se soltó de ellos.

— Sí, estoy bien. Hoy estoy algo torpe—ya empezaba a alejarse de él, cuando la agarró una vez más del brazo, muy ceñudo.

— Te has hecho daño.

Ella miró hacia abajo, a la manga de su abrigo. Aunque negro, se veían perfectamente las gotas de sangre.

La sangre provenía de una larga herida en su muñeca. Esto se verá encantador mañana, pensó irónica.

— Ah, siento lo de tu abrigo.

Él frotaba con suavidad el pulgar sobre la herida, haciendo que la sangre dejara de salir durante unos momentos, para volver a salir de inmediato. Cuándo la mirada de Ino se encontró con la suya, perdió totalmente el aliento y más cuando él mantuvo su mirada durante largos y tensos segundos antes de hablarle.

— ¿Tienes algún antiséptico para curar la herida?—preguntó y ella asintió mudamente y fue detrás del mostrador para abrir el botiquín.

Sin una sola palabra, él tomó el algodón y el alcohol de sus manos, y limpió con ternura el corte. Mientras ella lo miraba fijamente, preguntándose cómo diablos permitía que un completo extraño la cuidara.

Justo en ese momento el hombre se inclinó para soplarle la herida, mirándola con una traviesa sonrisa.

— Esto siempre ayudaba cuando era pequeño. ¿Tienes alguna venda?

Con el brazo todavía entre las manos de él, se giró para coger la venda que había sacado, sintiendo cómo limpiaba su herida de nuevo. Se giró con rapidez y observó cómo él seguía sujetando su mano, pero esta vez con una expresión anhelante en su rostro.

— Volvía a sangrar —explicó él.

Le puso la venda en las manos y vendó la muñeca con movimientos precisos, haciéndola sentir preciada y protegida. ¿Se puede saber por qué estoy pensando ahora estas tonterías? se dijo ella mientras le entregó una gasa, cuidando de mantener una expresión neutral.

— Así podrás limpiarte la sangre de las manos.

— No es necesario. Ya lo hice.

—Ah —dijo ella, preguntándose con qué se había limpiado— Pagaré la tintorería del abrigo — se ofreció.

Él le sonrió con la mirada centrada en ella mientras frotaba con el pulgar la palma de su mano.

— En lugar de eso, mejor ven a cenar conmigo —las palabras se repitieron en su mente, susurrantes, como una melodía hipnotizante.

Sorprendida por la invitación, liberó su mano y empezó a limpiar el mostrador, devolviendo el bote y el resto de gasas limpias al botiquín, cerrándolo después. Con una sonrisa cortes negó con la cabeza.

— No te conozco —no entendía por qué había dicho eso cuando lo que realmente deseaba era aceptar la invitación de ese completo extraño. ¿Estaba loca?

— Ya nos hemos visto antes —le dijo él con una atractiva sonrisa.

— ¿Me recuerdas del cementerio? —le preguntó reteniendo el aliento. ¿Por qué había estado allí? ¿Habría sufrido alguna perdida como la suya?

— ¿Cómo podría haberte olvidado? Parecías tan triste ese día. Siento tu perdida —su expresión era sincera.

La mención de la muerte de Jiraya le recordó lo frágil que estaba emocionalmente. No necesitaba una relación en estos momentos, aunque sintiera una fuerte conexión con él. Se deshizo de la sensación de que ese hombre le resultaba tan familiar. Todavía era un extraño.

— Creo que no.

«Mmm, me estás utilizando como excusa» La voz de Jiraya sonaba en su cabeza como si estuviera allí mismo, inclinado sobre su hombro.
«¡Oh!, cállate, Jiraya. Trato de respetar a un muerto» le reprochó a esa voz
«Sí, claro» con sarcasmo se expresó

— ¿Has elegido algo? Estoy a punto de cerrar —cortó levantando la ceja.

Él asintió y se dirigió hacia la puerta; sus movimientos eran elegantes como si realmente no caminara, sino que se deslizara. Abrió la puerta y se volvió para mirarla.

— Sí, encontré lo que buscaba. Buenas noches.

— Buenas noches —le contestó, no muy segura de a qué se refería con sus palabras. Si bien había dicho que había encontrado lo que buscaba, no había comprado nada.



Mk Terryus Desconectado
« Respuesta #13 en: Junio 02, 2011, 05:16 pm »

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Re: El Sabor de la Pasión (NaruIno) Cap.3
« Respuesta #13 en: Junio 02, 2011, 05:16 pm »
Hola pequeña, ya recibí el mensaje de mi niña Renesme, me hubiera gustado tenerla por aquí, pero también me agrada tener a su pequeña hermanita, espero que continúes los capítulos y haber si te emocionas para que postees uno tuyo, tu hermana me ha dicho que eres muy creativa, hay que ver eso.

Muy bien, opino: Un capitulo fabuloso, como lo dije a Rene, es preciso los personajes que escogió, eso llama mucho mi atención y la determinación de seguirlo, sé como es la historia pero viniendo de tu hermana, lo ha cambiado para tenerme así de inquieto, por eso me gusta su forma de ser.

Okey, Yemi, la nueva niña del foro, continua haciendo esto, ayudar a tu hermana mayor y poniendo en énfasis tus estudios, mucha suerte y cualquier duda, sabes bien que estoy a disposición, Dorentyna también lo está, como dijimos, Renesme es nuestra amiga y los amigos siempre se apoyan al igual que tú 


Dakota Dan Desconectado
« Respuesta #14 en: Junio 10, 2011, 03:28 pm »

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Re: El Sabor de la Pasión (NaruIno) Cap.3
« Respuesta #14 en: Junio 10, 2011, 03:28 pm »
Oh, entonces ya no verémos maás a Renes-san  :'( :'(
pero se bienvenida Yemi, espero que sigas con esto porque me gusta y no peudes dejarme a medias con esta super historia.
Yeah, esto si que se puso buenisimo  :P, jejej, ese Sasuke-sexy está de aporvechador con Karin
O.OOOO!!!
sigue asi, esta cool y ya muero por saber lo qeu pasará.
Je, me saludas a Renesme y cuidate, espero saber más de esto :-*


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Dorentyna Desconectado
« Respuesta #15 en: Junio 14, 2011, 04:43 pm »

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Re: El Sabor de la Pasión (NaruIno) Cap.3
« Respuesta #15 en: Junio 14, 2011, 04:43 pm »
Nena, lindurita es un gusto que hayas publicado la continuación.
Estaba esperándola pero me retrasé en postear.

Así que el lindo sexy de Sasuke Uchiha se fue con todo hacia Karin…O.O….creí que Taylor seria quien pruebe de la mujer….Lo que si me agrado es el encuentro de Naruto e Ino en la librería, algo de “ambiente” hubo con los libros de vampiros, si ella supiera que el rubio sexy lo es, ja, bien se  desmayaría. Es increíble que esto empiece de esta manera, me gusta mucho.

En verdad eres una linda niña en ayudar a Renesme, por favor, le dices que la quiero mucho y espero sus mensajes.

Besos Yemi
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Dakota Dan Desconectado
« Respuesta #16 en: Junio 27, 2011, 09:14 pm »

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Re: El Sabor de la Pasión (NaruIno) Cap.3
« Respuesta #16 en: Junio 27, 2011, 09:14 pm »
¿Cuando hay conti? ¡QUiero saber lo que pasara Yemi!!
¡no me hagas esto!!! please!!


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Akira Uchiha Desconectado
« Respuesta #17 en: Junio 14, 2013, 05:35 am »

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Re:El Sabor de la Pasión (NaruIno) Cap.3
« Respuesta #17 en: Junio 14, 2013, 05:35 am »
Ola soy nueba en tu fic te kedo muy chulo jeje continualo onegai si plis sayonara
Los libros son el mayor tesoro del mundo, porque cuando abres uno y lo lees te encontraras en un mundo diferente al real.

Ellie Desconectado
« Respuesta #18 en: Junio 16, 2013, 01:28 pm »

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Re:El Sabor de la Pasión (NaruIno) Cap.3
« Respuesta #18 en: Junio 16, 2013, 01:28 pm »
Un muy buen comienzo y estos tres capítulos me han gustado bastante.
Tengo mucha curiosidad por Taylor y tengo cierta vocecita en mi cabeza (no es que esté psicótica, eh) que éste será un gran personaje.
Sasuke y Karin, bien, siempre me ha gustado esa pareja, no lo como para leer un fic sobre ellos, pero sí lo suficiente como para leer unos cuántos párrafos dedicados.
NaruIno, me encanta esa pareja. Asimismo, el aura de misterio que rodea a Naruto hace que todo mi lado de súper fan se exaspere; es como un macho alfa x 2 xD
Ojalá actualices pronto, porque en realidad es un gran trabajo.

Saludos, Ellie.


Ps: Según leí, eres hermana de Renesme (?) Mándale mis saludos cordiales.
シカいの めんどくさい!


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