—Lo sería si hubiera más ponche — Largó una risita algo tonta a lo bajo. Sabía que Raymundo era un buen bebedor, que resistía la ingesta de increíbles cantidades de alcohol.
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Se acercó a su oído, riéndose, pero la verdad es que su actuación comenzaba a perturbarlo. Era más apasionado de lo normal y la situación era demasiado fogosa… por no decir algo tremendamente homofóbico.
—Oye, te estás yendo un poco a la mierda — No estaba seguro si seguir con el juego. Demeter se estaba yendo al carajo con el tema de fingir.
Le hizo ojitos de todos modos.
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—Sí… pero bueno , tampoco es que tengan arreglo… — No sabía bien qué decir , si irse o continuar buscando algún tema de conversación.
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Se secó los ojos con el dorso de la mano. Luego puso una postura firme, como si no hubiese pasado nada. No iba a demostrar debilidad ante nadie. Su orgullo era lo único que le quedaba.
—Siento que te hayas involucrado, aun así, gracias — Le regaló una pequeña y dulce sonrisa — Él es mi prometido — Le mostró el anillo de plata que llevaba en el dedo anular de la mano derecha — Suena extraño, dado que estamos viviendo en pleno siglo XXI… Pero así es la cosa. Él cree que puede hacer lo que se le venga en gana conmigo, aun si eso signifique abusarse. — Se volvió a abrochar la parte del vestido que le cubría el cuello, por lo tanto, también los chupones y marcas.