Linda vio que había varios cubiertos. Ella sabía usarlos a todos. Aunque faltaban un par. Bueno, tampoco estaba en un restorán de alguna de las cadenas de hoteles de su padre.
Aunque tampoco se sentía incómoda para nada.
Seguía manteniendo su leve rubor.
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—Solo no llores— Bromeó.
La película empezó. Y mientras fue pasando el tiempo, Amatista sintió que su estómago y garganta se le hacían un nudo. Y con el final no pudo evitar llorar. Y era muy raro ver a Amatista llorar , puesto que ella no demostraba abiertamente sus sentimientos. Era algo gélida.