Luego de terminar de comer , Linda lo llevó hacia su mansión con toda la confianza del mundo para tomar té. Lo hizo pasar y hacerlo sentir como en su casa.
Lo interesante de ella, que a pesar de ser tan pequeña, con catorce años (aunque no le había dicho su edad a Dante en ningún momento), siendo una niña rica que tenía de todo en cuanto quería y en abundancia exagerada, no hablaba de banalidades comunes de las chicas ricachonas de su posición. Incluso hasta tenía un alma un poco melancólica, propia de una artista, tímida y muy cariñosa y sensible, además de amable.
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Amatista suspiró. Esperaría a que la llamara para así ella no tener que acosarlo. Pero no se aguantó más y terminó haciéndolo de todos modos.