—Buenas tardes — Salió Freya del lugar y se dirigió a la oficina propia para planificar a quiénes se llevaría para cumplir con la misión de espionaje y recolección de información.
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Amatista asintió la cabeza, esbozando una muy pequeña sonrisita, las cuales generalmente no le regalaba a nadie. A veces era muy fría, pero su virtud es que era muy atenta.
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—Ya sabes, los dramas de siempre… un Kenneth que fastidia y mete la mano donde no debe, una Quimera furiosa que se transforma y una señorita Freya que trata de contener a todos y termina lanzando a los tontos por el aire con su archi-super-mega fuerza , llegando a romper la pared — Sonrió inocente.
—Buen resumen… — Agregó Lia.
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—Bueno, ¿Qué tal si te confieso que lo de averiguar algo sobre ti es solo una pequeña excusa para estar contigo a tu lado…? Los demás van y vienen, son reclutados, entrenados, mandados a las misiones, viven, crecen, se retiran y mueren. Eso siquiera debería importarte.
Giraron por un pasillo que conectaba con otros pasillos. En el fondo de ese lugar, había una escotilla. Geraldine la abrió con algo de dificultad, hasta que por fin se vio lo que había dentro: una sala bien iluminada con dos puff de color negro y una mesa mediana repleta de comida de todo tipo y bebidas para elegir situadas en un mueble colgado en la pared.
— ¡Feliz nuevo año!— Y lo invitó a sentarse — Me imaginé que ibas a estar estresado de estar en una fiesta normal con los demás. Así que pensé que en vez de estar solo y estancado en tus cosas en un día libre, podrías pasarla aquí casi en solitario y relajarte un poco — Se llevó una papa frita a la boca.
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Cuando se calmó, se puso un poco seria.
—Yo no he hecho nada… Tengo dignidad como mujer ¿Sabe? Nunca haría semejante cosa o me rebajaría así. No he planeado nada, no pretendo nada de nadie, y no quiero nada. ¿Para qué querría humillarme de esa manera tan descarada? Esto no tiene sentido. Si yo quisiera algo lo habría ido a buscar— Escuchó el ruido del papel. En ese instante, se dio cuenta de algo: seguro tenía su firma, sino, de lo contrario, el profesor nunca se hubiera aparecido por ahí— Ese papel tiene mi firma, ¿Verdad? — Preguntó con un odio terriblemente atroz — Si así lo es, fíjese en cualquier registro oficial que mi firma siempre empieza el trazo desde abajo de la primera letra, se eleva hacia arriba, tiene trazo marcado y debajo siempre subrayo y coloco una coma al terminar de subrayar. De lo contrario, está falsificada. No sé que dice ese papel, pero si está firmada de otra manera, lamento decir que no es mía.
Y definitivamente la firma tenía la misma letra, pero esta tenía un trazo intermedio, no se elevaba, sino que se mantenía de forma horizontal y recta y le faltaba ese pequeño detalle que casi nadie percibía: la coma.