Meian puso a Tsukasa en la cuna.
—Pudiste haberla lastimado. Eso no se hace. Tú debes querer a tu hermanita, no lastimarla. Ella te quiere mucho a ti. No hagas nunca más eso… o la próxima te sentaré en una silla mirando contra la pared.
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—Si no me dices a donde vamos, me voy por donde vine.
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Nagisa lo señaló y comenzó a reírsele en la cara.
—No me digas que no puedes mantener el equilibrio, daddy. Si es lo más fácil del mundo.
Era vengativa.