Hayato bufó y fue a hacer lo que le pidió para que no jodiera más.
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El depto. era algo pequeño , pero bastante acogedor y moderno.
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Esperó un buen rato cuando escuchó que dejó de cantar.
Salió aun sabiendo que podía estar en su cuarto. Se volvió a acostar en silencio, sin decir absolutamente nada. Agradecía al cielo en ese momento de haber tirado y quemado todas sus armas, porque tal vez hacía cinco minutos atrás, hubiera sido capaz de usar alguna…
Esta vez , en vez de mirar el techo , miraba la ventana.