Empezaron pronto a comer.
Artemis sentía por primera vez en mucho tiempo como si estuviera en su antigua casa, con su madre, cuando ella estaba viva y almorzaban juntas y terminaban charlando interminables horas. Experimentaba la misma sensación hermosa de estar llena, esa calidez hogareña que tanto extrañaba.
En ese momento se le vinieron miles de pensamientos a la mente, una avalancha se podría decir. Soltó los cubiertos y los dejó caer al piso. Mantenía su mano arriba de su puño cerrado, temblorosa, mientras sus ojos se tornaban cristalinos. Aunque su expresión era una mezcla de brillante felicidad y tristeza acumuladas.
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—Hola — Saludó igual de tímida. Ella estaba bien vestida, con un vestido de motivo de galaxia y unos tacones finos de color negro. Lo buscaba con la mirada.