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Autor Tema: eL bEsSo d MeDiA nOcHe!!! Ss  (Leído 5122 veces)

riza-chan Desconectado
« en: Febrero 21, 2011, 10:03 pm »

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eL bEsSo d MeDiA nOcHe!!! Ss
« en: Febrero 21, 2011, 10:03 pm »
Disclaimer: es una adaptación del libro el beso de media noche de Adrian Lara por lo cual la trama no me pertenece. Al igual que mis queridísimos personajes de Naruto, que tampoco me pertenecen a mí, son de Masashi Kishimoto, yo simplemente los uso por diversión y sin ánimos de lucro

Prólogo





Veintisiete años atrás




Su niña no dejaba de llorar. Había empezado a mostrarse inquieta en la última estación, cuando el autobús de Grayhound a Bangor se detuvo en Portland para recoger a más pasajeros. Ahora, un poco después de la una de la madrugada, casi habían llegado a la estación de Boston y esas dos horas que llevaba intentando tranquilizar a su niñita la estaban, tal y co- mo dirían sus amigos de la escuela, sacando de sus casillas.



El hombre que se encontraba en el asiento de al lado probablemente tampoco estaba muy contento.


—Siento mucho esto —le dijo ella, dirigiéndose para hablarle por primera vez desde que habían subido al autobús—. Normalmente no tiene



tan malhumor. Es el primer viaje que hacemos juntas. Supongo que tiene ganas de llegar a su destino.


El hombre cerró los ojos y los abrió lentamente, en un gesto de asentimiento, y sonrió sin enseñar los dientes.


—¿Adonde se dirigen?


—A Nueva York.



—Ah. La Gran Manzana —murmuró él. Su voz sonaba seca, casi ahogada—. ¿Tiene usted familia allí o algo?


Ella negó con la cabeza. La única familia que tenía se encontraba en un pueblo provinciano cerca de Rangeley, y le habían dejado claro que tenía que apañárselas por sí misma.


—Voy por trabajo. Quiero decir, que espero encontrar trabajo. Deseo ser bailarina. Quizá en Broadway, o ser una de las Rockette.


—Bueno, desde luego es usted muy guapa.



El hombre la miraba fijamente ahora. El autobús estaba oscuro, pero a ella le pareció que había algo raro en sus ojos. Otra vez la misma sonrisa tensa.


—Con un cuerpo como el que tiene, tendría que ser usted una gran estrella.


Ella se sonrojó y bajó la mirada hasta el bebé que lloraba en sus brazos. Su novio también tenía por costumbre decirle cosas como ésa. Le solía decir muchas cosas para llevársela al asiento trasero del coche. Y ya no era su novio, tampoco. No desde el último año del instituto, cuando ella empezó engordar a causa del embarazo.


Si no lo hubiera dejado para tener a la niña, se habría graduado en verano.





—¿Ha comido algo hoy? —le preguntó el hombre mientras el autobús reducía la velocidad y entraba en la estación de Boston.


—La verdad es que no.



A pesar de que no servía de nada, ella mecía a la niña entre los brazos. El bebé tenía el rostro enrojecido, los pequeños puños apretados y lloraba como si se acabara el mundo.


—Qué coincidencia —dijo el desconocido—. Yo tampoco he comido nada. Me iría bien tomar algo. ¿Se anima a acompañarme?


—No. Estoy bien. Tengo unas galletas saladas en la bolsa. Y de todas maneras, creo que éste es el último autobús a Nueva York esta noche, así que no voy a tener tiempo de hacer gran cosa más que cambiar a la niña y descansar. Gracias, de todas formas.


El no dijo nada más. Simplemente la observó mientras ella recogía sus cosas ahora que el autobús ya había parado en su andén. Luego se apartó para dejarla pasar y dirigirse hacia la estación.
Cuando salió de los lavabos, el hombre la estaba esperando. Ella sintió cierta intranquilidad al verle allí de pie. No le había
parecido tan alto mientras estaba sentado a su lado. Ahora que le veía
otra vez, se dio cuenta de que definitivamente había algo muy extraño en sus ojos. ¿Estaría un poco colocado?


—¿Qué sucede?


El soltó una risa ahogada.


—Ya se lo he dicho. Necesito alimentarme. Ésa era una forma muy extraña de decirlo.



Ella se dio cuenta de que había muy pocas personas en la estación a esa hora tardía. Había empezado a llover ligeramente, el suelo estaba mojado y los últimos rezagados se habían puesto a cubierto. El autobús estaba esperando en el andén mientras cargaba a los nuevos pasajeros con sus equipajes. Pero para llegar hasta él, tenía que pasar primero por su lado.


Se encogió de hombros, demasiado cansada y ansiosa para tener que encontrarse con esa tontería.


—Bueno, pues si tiene hambre, vaya a decirlo en el MacDonald's. Llego tarde al autobús.


—Mira, zorra...



Se movió con tanta rapidez que ella no supo con qué la había golpeado. Estaba de pie a un metro de ella y al cabo de un segundo le había puesto la mano en el cuello y le cortaba la respiración. La empujó hasta las sombras del edificio de la estación, hacia un punto donde nadie se daría cuenta de si iba a atracarla. O a hacerle algo peor. Le acercó tanto la boca que ella notaba el hedor de su aliento. Él hizo una mueca, la a- menazó en un susurro terrorífico y ella vio unos dientes afilados.


—Si dices una palabra más o mueves un solo músculo, me comeré tu jugoso corazoncito de niña mimada.


Su niñita estaba gimiendo entre sus brazos, pero ella no dijo ni una palabra.


Ni siquiera se atrevía a pensar en moverse.



Lo único que importaba era su niña. Protegerla. Por eso no se atrevió a hacer nada ni siquiera cuando esos dientes se acercaron a ella y se le clavaron en el cuello.


Se quedó de pie helada por el terror, apretando con fuerza al bebé mientras su atacante penetraba con fuerza en la herida sangrante que le había hecho en el cuello. Le sujetaba la cabeza y el hombro con dedos



fuertes, sus uñas se le clavaban como las garras de un demonio. Él
gruñía sin dejar de hincarle cada vez con más fuerza los afilados dientes. A pesar de que tenía los ojos abiertos por el terror, su visión empezaba
a oscurecerse y las ideas empezaban a resultarle confusas, como si se rompieran en pedazos. Todo a su alrededor empezaba a nublarse.


La estaba matando. El monstruo la estaba matando. Y luego iba a matar a su niña, también.


—No. —Intentó inhalar, pero solamente tragó sangre—. Maldito seas...
¡No!



Con un desesperado esfuerzo de voluntad, dio un cabezazo contra el rostro de su atacante. Él soltó un gruñido, se apartó, sorprendido, y ella consiguió soltarse. Se apartó de él, tambaleándose, estuvo a punto de caer sobre sus rodillas pero consiguió enderezarse. Con un brazo sujetaba a su niña y con el otro se cubrió la herida húmeda y caliente de la garganta mientras se alejaba despacio de esa criatura, que levan-
taba la cabeza y la miraba, burlón, con los ojos amarillentos y brillantes y los labios manchados de sangre.


—Oh, Dios —gimió, mareada ante esa visión.



Dio otro paso hacia atrás. Se dio la vuelta y se dispuso a correr, aunque fuera inútil.


Y entonces fue cuando vio al otro.



Uno fieros ojos de color ámbar la atravesaron, y por entre unos gran- des y brillantes colmillos sonó un silbido que anunciaba la muerte. Ella pensó que iba a cargar contra ella y a terminar lo que el otro había em- pezado, pero no lo hizo. Escupieron unos sonidos guturales entre ellos, y luego el recién llegado pasó por su lado con un largo cuchillo en la mano.


«Coge a la niña y vete.»



La orden pareció surgir de la nada y atravesar la neblina de su mente. Volvió a oírla, esta vez más acuciante, empujándola a la acción. Corrió.





Ciega de pánico, atontada por el miedo y la confusión, se alejó co- rriendo de la estación atravesando una de las calles más cercanas. Pe- netró en la ciudad desconocida, en la noche. La histeria la poseía y cada ruido, incluso el de sus pies contra el suelo, le parecía monstruoso y mortífero.


Y su niña no dejaba de llorar.



Las iban a descubrir si no conseguía que su niña se tranquilizara. Tenía que meterla en la cama, tenía que ponerla en la cuna cálida y a- cogedora. Entonces su niña estaría contenta. Entonces estarían a salvo. Sí, eso era lo que tenía que hacer. Poner a la niña en la cama, donde los monstruos no podrían encontrarla.


Estaba cansada, pero no podía descansar. Demasiado peligroso. Tenía que llegar a casa antes de que su madre se diera cuenta de que otra vez había salido tan tarde. Estaba confusa, desorientada, pero tenía que co- rrer. Y eso hizo. Corrió hasta que cayó, exhausta e incapaz de dar un pa- so más.


Al despertar, al cabo de un rato, sintió que su mente se partía como una cascara de huevo. La cordura la estaba abandonando, la realidad se deformaba y se convertía en algo cada vez más oscuro y escurridizo, se alejaba cada vez más de su alcance.



Oyó un lloro ahogado que procedía de algún lugar, en la distancia. Un sonido tan insignificante. Se llevó las manos a los oídos y se los cubrió, pero continuaba oyendo ese pequeño aullido de desvalimiento.


«Shhh —murmuró, a nadie en especial, meciéndose hacia delante y hacia atrás—. Cállate ahora, la niña está durmiendo. Cállate, cállate, cállate...»


Pero el lloro continuaba. No cesaba, no cesaba. Le rompía el corazón, allí, sentada en la mugrienta calle mientras miraba, sin ver nada, la luz del amanecer

Yemibella Desconectado
« Respuesta #1 en: Febrero 22, 2011, 10:53 am »

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Re: eL bEsSo d MeDiA nOcHe!!! Ss
« Respuesta #1 en: Febrero 22, 2011, 10:53 am »
En serio "El Beso de Media Noche" ha sido uno de los libros que mas me han inspirado...Pero tú lo haras en version ¡Naruto!,
¡Perfecto!
Es que tan solo el creer que lo haras, Dios, promete, si que promete pero eso si, hay fallas en la el tema de colocar la narracion, es que parece qeu te fallo el "enter", bueno, la ortografia no esta mal asi que fue mas facil de leer jajaja .
Bueno, espero ya la continuacion y quienes seran los debidos personajes que reemplazaran a los verdaderos
¡Suerte!



riza-chan Desconectado
« Respuesta #2 en: Febrero 22, 2011, 09:18 pm »

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Re: eL bEsSo d MeDiA nOcHe!!! Ss cap 1 up!
« Respuesta #2 en: Febrero 22, 2011, 09:18 pm »


Gracias renesme, creo que si me fallo el enter ja! intentare mejorar ese pequeño detalle.
 con respecto a lo de los personajes, creeme hay uno que no se a que personaje de naruto adaptarlo es frustrante pero me las ingeniare.
Espero que les guste el capi 1!!!
nos leeemos biie xD
Capítulo uno


En la actualidad




—«Impresionante. Fíjate en el uso de la luz y de las sombras...


—¿Ves cómo esta imagen sugiere la tristeza del lugar y cómo, a pesar de ello, consigue ofrecer una promesa de esperanza?


—... una de las fotógrafas más jóvenes que se van a incluir  en la nueva colección de arte moderno del museo.


Haruno Sakura estaba apartada del grupo de asistentes a la expo- sición y sorbía una copa de champán caliente mientras otro grupo de personajes importantes de rostros anónimos se mostraba entusiasmado por las dos docenas de fotografías en blanco y negro que colgaban  de las paredes de la galería. Echó un vistazo a las fotografías desde el otro extremo de la habitación, divertida en cierta manera. Eran buenas fotografías, un poco inquietantes dado que el tema eran molinos abandonados y desolados astilleros de las afueras  de Boston, pero no conseguía ver lo que todo el mundo veía en ellas.


Pero nunca lo veía. Sakura, simplemente, hacía las fotografías, y dejaba su interpretación y, al fin, su valoración, a los otros. Introvertida por naturaleza, el hecho de recibir tantos elogios y tanta atención la in- comodaba... pero le permitía pagar las facturas. Y muy bien, de hecho. Esa noche también pagaba las facturas de su amigo Lee, el propietario de la moderna y pequeña galería de arte de  Newbury Street que, ahora que faltaban diez minutos para la hora de cierre, todavía estaba repleta de posibles compradores.



Atontada después de todo el proceso de dar la bienvenida y de saludar y de sonreír educadamente a toda esa gente que, desde las acaudaladas esposas de Back Bay hasta los góticos tatuados y cargados de piercings, trataba de impresionarse mutuamente —y a ella— con los análisis de su trabajo, Sakura no podía esperar a que la inauguración terminara. Había estado escondida entre las sombras durante la última hora, pensando en escurrirse hasta la comodidad de la ducha caliente y de la mullida almohada de su apartamento al este de la ciudad.


Pero les había prometido a unos cuantos amigos —Lee, Ino y Hinata— que iría con ellos a cenar y a tomar una copa después de la inauguración. Cuando la última pareja de visitantes hubo hecho su compra y se hubo marchado, Sakura se encontró con que la arrastraban fuera y la metían en un taxi antes de haber tenido la oportunidad de pensar en una excusa.



—¡Qué noche tan increíble! —El pelo negro de Lee le cayó sobre la cara cuando se inclinó por delante de las dos mujeres para tomar la mano de Sakura—. Nunca ha habido tanto tráfico en la galería en un fin de semana... ¡y las ventas de esta noche han sido impresionantes! Te agradezco mucho que me hayas permitido exhibirte.


Sakura sonrió ante la excitación de su amigo.


—Por supuesto. No hace falta que me des las gracias.


—No lo has pasado demasiado mal, ¿verdad?



—¿Cómo podría haberlo pasado mal, si la mitad de Boston está a sus pies? —dijo Ino antes de que Sakura pudiera contestar—. ¿Era el gobernador con quién te he visto hablar mientras tomabas unos canapés?


Sakura asintió con la cabeza.



—Se ha ofrecido a encargar algunos originales para su casa de campo de Vineyard.


—¡Qué amable!


—Sí —repuso Sakura sin mucho entusiasmo.  Tenía un montón de tarjetas de visita en el bolsillo, lo cual representaba por lo menos un año de trabajo constante, si lo quería. Entonces, ¿por qué sentía la tentación de abrir la ventana del taxi y de lanzarlas al viento?
 


Dejó vagar la mirada hacia la noche, fuera del coche, y observó con extraña indiferencia las luces y las vidas que éste dejaba atrás. Las calles estaban repletas de gente: parejas que caminaban de la mano, grupos de amigos que reían y charlaban todos ellos pasaban un buen rato. Cenaban en las mesas de fuera de los restaurantes de moda y se detenían a contemplar los escaparates de las tiendas. Allá donde mirara la ciudad latía con todo su color y su vida. Sakura lo absorbía todo con ojos de artista y, a pesar de ello, no sentía nada. Esa explosión de vida también de  la suya, parecía continuar rápidamente hacia delante sin ella. Últimamente, y cada  vez más, tenía la sensación de estar atrapada en una rueda que no dejaba de hacerla girar en un ciclo interminable de tiempo  que pasaba sin un propósito claro.


—¿Pasa algo, Saku? —le preguntó Hinata, a su lado,  en el asiento trasero del taxi—. Estás muy callada.


Sakura se encogió de hombros.


—Lo siento. Sólo... no lo sé. Estoy cansada, supongo.


—Que alguien invite a esta mujer a una copa... ¡inmediatamente!—
bromeó Ino, la enfermera de cabello rubio.



—No —replicó Lee, taimado y felino—. Lo que nuestra Saku necesita de verdad es un hombre. Eres demasiado seria, cariño. No es sano que dejes que el trabajo te consuma de esta manera. ¡Diviértete un poco!
¿Cuándo te acostaste con alguien por última vez?



Hacía demasiado tiempo, pero Sakura no llevaba la cuenta. Nunca le habían faltado las citas cuando las había deseado, y el sexo —en  esas raras ocasiones en que lo tenía— no era una cosa que la obsesionara como a algunos de sus amigos. Por falta de práctica que tuviera en esos momentos en esa área, no creía que un orgasmo fuera a curar aquello que, fuera lo que fuese, le provocaba ese estado de inquietud.


—Lee tiene razón, ya lo sabes —estaba diciendo ino—. Tienes que soltarte, hacer alguna locura.
 


—No hay momento mejor que el presente —añadió Lee.



—Oh, no lo  creo —dijo Sakura, negando con la cabeza—. La verdad es que no  tengo ganas  de  alargar mucho la noche, chicos. Las inaguraciones siempre me quitan mucha energía y...


—Jefe. —Sin hacerle caso, Lee se colocó en el borde del asiento y dio unos golpecitos en el plexiglás que separaba al taxista de los pasajeros—. Cambio de planes. Hemos decidido que tenemos ganas de ir de celebración, así que cancelamos el restaurante. Queremos ir a donde va la gente interesante y moderna.



—Si les gustan las salas de baile, han abierto una nueva en el extremo norte de la ciudad —dijo el taxista, sin dejar de mascar el chicle mientras hablaba—. He estado llevando pasajes allí toda la semana. La verdad es que he llevado a dos esta misma noche... un moderno after hours llamado La Notte.


—Oh, oh, «la notte» —bromeó Lee, mirando divertido por encima del hombro y arqueando las elegantes cejas—. Suena maravillosamente vicioso, chicas.  ¡Vamos!


La discoteca, La Notte, se encontraba en un edificio victoriano que se conocía desde hacía mucho tiempo como la iglesia de Saint John's Trinity Parish y que debido a los recientes escándalos sexuales que salpicaban a algunos sacerdotes, la archidiócesis de Boston consiguió  que fuera ce- rrado, al igual que otros muchos lugares similares en toda la ciudad. Ahora, mientras Sakura y sus amigos se abrían paso por la sala abarrotada, esas vigas albergaban la música trance y tecno que sonaba, estri- dente, por los altavoces enormes que rodeaban la cabina del dj, en el balcón que se encontraba sobre el altar. Unas luces estroboscópicas lanzaban destellos contra las tres vidrieras con forma arco. Los rayos de luz atravesaban la densa nube de humo que pendía en el aire, y parpadeaban al ritmo de  un  tema que parecía interminable. En la pista de baile, y casi en cada uno de los  metros cuadrados del piso principal de La Notte y de la galería que lo rodeaba, la gente se apretujaba y se retorcía con una sensualidad inconsciente.
 


—¡La santa fiesta! —gritó  Ino para hacerse  oír por encima de la música mientras levantaba los brazos y avanzaba bailando por entre la densa multitud.


No habían acabado de cruzar por donde se encontraba el primer grupo de gente cuando un chico delgado le entró a la valiente morena y se in- clinó para decirle algo al oído. Ino soltó una profunda carcajada y asintió con la cabeza con gesto  entusiasmado.


—El chico quiere bailar —se rio, dándole el bolso a Sakura—. ¡Quién soy yo para negarme!


—Por aquí —dijo Lee, señalando una pequeña mesa cercana a la barra, mientras su amiga se alejaba con su  acompañante.


Los tres se sentaron y Lee pidió una ronda. Sakura escrutó la pista de baile en busca de Ino, pero la nube de gente la había engullido. A pesar de que la sala estaba abarrotada de gente, Sakura no podía quitarse de encima una repentina sensación de que estaban sentados en el centro de atención. Como si estuvieran de alguna manera bajo estrecha vigilancia por el simple hecho de encontrarse en la sala. Era absurdo pensar eso. Quizá había estado trabajando demasiado, o había pasado demasiado tiempo sola en casa, ya que encontrarse en un lugar público la hacía sentir tan consciente de sí  misma. Tan paranoica.



—¡Por Saku! —exclamó Lee, haciéndose oír a pesar del estruendo de la música mientras levantaba el vaso de martini en un gesto de brindis.


Hinata también levantó el  suyo y brindó  con Sakura.


—Felicidades por la gran inauguración de esta noche.


—Gracias, chicos.


Mientras sorbía la mezcla de un color amarillo neón, la sensación de ser observada volvió. O, mejor dicho, aumentó. Sintió que la miraban desde el otro extremo de la oscuridad. Levantó la vista por encima delborde del vaso de martini y percibió el brillo de las luces estroboscópicas en unas oscuras gafas de sol.


Unas gafas que escondían una mirada que, sin duda, se encontraba fija en ella desde el otro extremo de  la multitud.


Los rápidos pulsos de las luces mostraron unos rasgos afilados entre las oscuras sombras,  pero el ojo de Sakura lo captó al segundo. El cabello le caía, suelto, en mechones puntiagudos por encima de una frente amplia e inteligente y sobre unos pómulos angulosos. Una mandíbula fuerte y de trazo severo. Y su boca... su boca era generosa y sensual, incluso a pesar de que dibujaba una sonrisa cínica, casi cruel.



Sakura apartó la vista, nerviosa, y sintió una ola de calor en las piernas. Su rostro se le quedó como grabado a fuego en la mente durante un instante, como una imagen se graba en una película. Dejó la copa encima de la mesa y se atrevió a mirar otra vez hacia donde se encontraba él. Pero ya no estaba.


nanase Desconectado
« Respuesta #3 en: Febrero 23, 2011, 01:56 pm »

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Re: eL bEsSo d MeDiA nOcHe!!! Ss
« Respuesta #3 en: Febrero 23, 2011, 01:56 pm »
wow q hermoso *-* increiblemente atrayente x3....

o.0 quien sera ese q observa a Sakura o-o...

Conti *0*

Yemibella Desconectado
« Respuesta #4 en: Marzo 10, 2011, 12:04 pm »

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Re: eL bEsSo d MeDiA nOcHe!!! Ss
« Respuesta #4 en: Marzo 10, 2011, 12:04 pm »
Oh, si que Sakura será el centro de atencion, pero ¿quin habra sido ese tipo?....
....hmp..tengo ms propuestas  ::) ::), jejeje, bueno, eso debes hacerlo tú.
De hecho hay mucho que saber en esto y quere exponerlos, pero lastima que mi tiempo esta pequeño
¡Examenes, me matan!
Vale, tengo que dejarte pero continua con esto
Esto promete



Himeko San
« Respuesta #5 en: Marzo 10, 2011, 01:33 pm »

Re: eL bEsSo d MeDiA nOcHe!!! Ss
« Respuesta #5 en: Marzo 10, 2011, 01:33 pm »
Sorprendente, me ha gustado mucho ^^
Esta muy intrigante y escribes muy bien!
No he leido ese libro, pero vere que tal tu fic y pensaré en aventurarme en el jeje xd
Bueno, no digo nada más, continualo pronto como dice Renesme ¡Esto promete!
Suerte, nos leemos Baai

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