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Autor Tema: [+16]Reflejos de mi pensamiento[S&S]  (Leído 18133 veces)

Dresti Desconectado
« en: Julio 26, 2011, 03:58 pm »

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[+16]Reflejos de mi pensamiento[S&S]
« en: Julio 26, 2011, 03:58 pm »
Nombre: Reflejos de mi pensamiento
Autor: Dresti
Género: drama
Clasificación: +16
Advertencias: por ahora solo lemon y más adelante.
Publicaciones: MundoSasuSaku, arteanime y Fanfic.es
Resumen: Hacía tiempo que Sasuke se había abandonado a la oscuridad del mundo, el dolor sufrido tras el accidente en el que su padre había muerto había causado que su vida se desmoronase y solo se centrase en una especie de venganza que lo llevó a realizar crímenes impensables.

Tras sufrir una sobredosis es destinado a un centro social de Konoha donde conoce a Sakura, una chica ciega con un extraño pasado.

El amor y el destino los unirán, pero...¿qué tiene que ver Sakura con el accidente en el que murió su padre?


Hola gentee^^ pues bien aquí vengo yo con otra historia SasuSaku, ¿raro, no? xD

Bueno antes que nada quisiera aclarar una cosa, los dos primeros capítulos, este y el siguiente, son como una especie de prólogo donde explico como eran las vidas de los protagonistas antes del fatídico accidente, en este es la de Sakura y en el siguiente la de Sasuke.

Que no os extrañe si veis descripciones muy precisas de ciertos lugares donde viven los personajes, lo hice expresamente para que a lo largo de la historia veáis como ha cambiado su vida.

Bien sin más que decir me despido deseando con todas mis fuerzas que os guste, a leer^^



Prólogo 1.Sakura Haruno

16 de Abril de 2007, Ciudad de Konoha, afueras de la ciudad, 7:30 de la mañana.

El cuarto estaba a oscuras aunque podía apreciarse que era espacioso debido a las finas líneas de luz que entraban a través de la persiana bajada, pequeños rayos de sol que indicaban el inicio de un nuevo día y que se reflejaban como claras y pequeñas serpientes en el gran espejo de pie que se encontraba de frente a la ventana. El cuarto, aún a expensas de estar a oscuras, daba sensación de libertad, puesto que era bastante amplio. Si uno se fijaba hasta podía apreciar que lo sería más sino fuese por el hecho de que estaba lleno de muebles y objetos pertenecientes a un estilo de habitación claramente de una adolescente.

El armario tal vez era lo que más llamaba la atención, colocado al fondo de todo, empotrado en la pared, era de madera de caoba, pintado de rosa y blanco, traída desde Europa, constaba de cuatro puertas correderas que escondían la ingente cantidad de ropa de la que podía permitirse comprar su dueña, y allá, en una de las puertas correderas, donde debía haber madera había un espejo. Junto al armario, y haciendo esquina con este, se encontraba una inmensa estantería blanca y de diseño moderno llena de zapatos de todos los colores, formas y modelos, demostrando la actitud poco conformista y derrochadora de la compradora. Al lado de la estantería se encontraba el espejo de pie donde se reflejaban los rayos de sol y la silueta del pequeño puf rosa que tenía justo delante, el cristal, así como la madera, estaba hecho de caros materiales importados, incluso cerca del remate de la madera habían colocado pequeños rubíes, simulando lágrimas, engarzados en finas líneas de oro. En frente, justo al lado de la ventana, habían colocado un tocador de los mismos materiales donde se podían apreciar productos de belleza de las marcas más caras.

La habitación, en forma de L, permitía crear una sensación de dos espacios de los cuales, el primero hacía de función de ropero mientras que el segundo ofrecía el resto de funciones. En frente de la puerta había un escritorio de color rosa, sobre él un portátil Toshiba, un puñado de papeles y unos cuantos libros que llevaban acumulando polvo durante varios meses aunque conservaban su envoltorio, claro signo de que habían sido comprados pero no leídos, en frente del escritorio, justo en la esquina baja de la L, había una enorme pantalla plasma de negro mate, delante de ella, una mesita de cristal que soportaba el peso de las Play Station, los mandos de la consola y de la televisión y los juegos, y cuatro pufs de color rosa que rodeaban la mesa y funcionaban como asientos de ese improvisado cine. A los lados de la televisión había dos baldas llenas de películas y CDs de música y sobre esta, una más grande que soportaba el peso del Home Cinema. Entre la zona de ocio y el ropero se abría una impresionante puerta corredera de cristal que daba paso a un jardín privado rodeado de enormes setos que impedían la vista de los curiosos del exterior y que albergaba una pequeña piscina rodeada de hamacas.

Por último, de nuevo en el interior de la habitación, y situada entre el escritorio y la zona de la televisión, se encontraba la cama de metro ochenta de color blanco y rosa, junto a una mesilla blanca que albergaba toda clase de pequeños objetos personales, entre ellos un despertador digital que empezó a sonar cuando llegó exactamente a las 7:30.

Del interior de la cama salió un gruñido y un perezoso brazo salió de debajo de las mantas en dirección al implacable despertador. El aparato dejó de retumbar pero su sonido fue sustituido por el de las sábanas al ser retiradas.

-Maldita sea-gruñó.

De la cama había salido una adolescente de dieciséis años, con el pelo rosa alborotado y el pijama negro de Hello Kitty de verano todo descolocado. Se quitó el protector de ojos rosa que utilizaba para dormir y bostezó mientras se frotaba la cara. Odiaba madrugar y sobretodo si era para ir al maldito instituto, aunque solo faltasen dos días para que les diesen las vacaciones de verano. Resignada y refunfuñando salió de la cama y se dirigió hacia la puerta del baño, curiosamente al lado de su propia cama. Encendió la luz y sonrió, le encantaba su baño, en especial el jacuzzi. Se lavó la cara en el lavabo y se miró al espejo, tenía ojeras a causa de la fiesta del día anterior en la casa de Karin que había durado hasta las tantas de la madrugada.

Salió del baño y se fue directa al armario, mitad de la ropa que guardaba la había comprado hacía dos meses así que ya no le valía, se dijo que esa misma tarde debía ir de compras para renovar su vestuario, alguien como ella no podía permitirse llevar ropa de dos meses de antigüedad, era algo totalmente antiestético. Al final se decantó por un conjunto veraniego compuesto por una falda corta de pliegues de color blanco y una camiseta ancha de color rosa palo con letras negras que le dejaba los hombros al descubierto y los tiró sobre el puf. Seguía a oscuras así que abrió las persiana de la ventana y la puerta acristalada y permitió que la luz de la mañana entrase a su cuarto bañándole la cara. Iba a ser un día caluroso. Centrándose de nuevo en su vestimenta escogió unas sandalias de estilo romano color blanco y con algo de tacón que se anudaban por el tobillo y las mandó junto a la ropa, ya se vestiría después, ahora debía echarse sus cremas para hidratar la piel y borrar las dichosas marcas que la fiesta había provocado en su cara.

Terminó quince minutos después y se vistió, se peinó recogiendo el pelo largo en una cola alta y se echó un poco de maquillaje, sombra de ojos clara, un poco de rímel, colorete y brillo rosa claro. Se puso las lentillas en sus ojos verde jade, las odiaba porque le daba asco meterse cosas en los ojos pero tenía miopía desde los siete años y prefería eso antes que las estúpidas gafas. Volvió al armario y recogió su pequeño bolso marrón claro donde guardaba sus efectos personales y salió del cuarto.

La enorme casa donde vivía junto con sus padres ya bullía de actividad, el servicio danzaba de una habitación a otra cargando con sábanas y otros enseres para comenzar la rutina diaria de limpieza que su madre exigía con gran severidad. Echó a andar por el pasillo, ignorando los caros jarrones con flores frescas que lo rodeaban y a la pobre muchacha que las estaba cambiando, con la cual por cierto, se chocó.

-¡A ver si miras por donde vas palurda!-gritó abofeteando a la chica de pelo castaño, apenas dos años mayor que ella-¡casi me manchas la ropa! ¡¿Sabes cuanto cuesta, estúpida?!-luego sonrió con burla-que va a saber una paleta de pueblo como tú, lárgate de mi vista.

-Si, señorita Haruno-respondió antes de salir corriendo de allí con lágrimas en los ojos.

Por su parte la peli rosa continuó su camino y abandonó el pasillo bajando por uno de los tramos de la doble escalera que conducían hacia el piso inferior, donde se encontraban, el salón, el comedor y en la parte trasera la cocina, atravesó el amplio recibidor, sobrio y con poca decoración salvo la impresionante araña que colgaba del techo, y entró en el comedor, donde su padre se encontraba leyendo el periódico y tomando el desayuno a la cabeza de la larga mesa de madera cara. La chica se sentó al lado de él.

-Buenos días, papá-saludó.

-Buenos días, Sakura-contestó él apartando el periódico y revelando un rostro cansado decorado por un pelo negro cada vez más canoso-ayer a la noche llegaste muy tarde.

Sakura rodó los ojos.

-Es mi vida papá y si vas a entrometerte saldrás perdiendo-contestó de mala gana.

Su padre se encogió de hombros y volvió a lo suyo.

Por la puerta entró una sirvienta y colocó delante de ella el desayuno que tomaba cada mañana, dos tostadas de pan integral, un vaso de zumo y otro de leche de soja.

-¡Esto no es pan integral!-exclamó furiosa al probarlo.

La sirvienta se encogió, aterrada, todos conocían el temperamento fuerte y caprichoso de la señorita y que sus padres le daban todo, por lo que si algo o alguien descontentaban a Sakura sus padres no dudarían en echarlo de esa casa para siempre.

-¡¿Es qué nadie en esta casa sabe hacer nada?!-exclamó furibunda.

-En seguida se lo cambio señorita...

-¡Déjalo, seguro que me acabarías envenenando!-exclamó-me voy al instituto, esta casa es un suplicio.
Enojada abandonó el salón y salió poco después por la puerta de la calle. El chófer, al verla, le abrió de inmediato la puerta trasera de la limusina y la ayudó a entrar, poco después el flamante vehículo partió raudo por las calles de aquel barrio rico, por delante de otras muchas mansiones hasta acabar por detenerse en la entrada del instituto privado al que asistía la peli rosa.

El Konoha High School era uno de los más prestigiosos del país y se jactaba de contar entre sus alumnos a personalidades tan importantes como hijos de grandes actores y cantantes o descendientes de prestigiosos empresarios, en el caso de ella era por partida doble, su madre era una importante actriz y su padre uno de los empresarios más prestigiosos del país, por lo que dentro de la élite se la podía considerar como una persona intocable. La instalación era prácticamente actual, ya que había abierto veinte años después, y contaba con club deportivo y otras estancias de lujo, aún así ella odiaba ir allí.

Al rato de abandonar la limusina vio como sus amigas, Karin y Tayuya, ambas hermanas, la primera un año menor que la segunda, se acercaban a ella. Al igual que Sakura, sus padres eran muy ricos y por eso siempre iban juntas a todos los lados, porque sus padres hacían lo mismo. Su mejor amiga, Karin, llevaba justamente el mismo conjunto de ropa que ella, lo que la enfureció.

-¡Cámbiate ahora mismo!-le ordenó-¿cómo se te ocurre presentarte con la misma ropa que yo? ¡Vete, ahora!

-Pero Sakura...-intentó decir la pellirroja.

-¡Ahora!

Karin agachó la cabeza con una mirada de furia que la peli rosa no llegó a ver y se marchó corriendo, dejando a su hermana sola con la que era ''su mejor amiga''.

-Bonita ropa Tayuya, es bueno saber que al menos tú conservas criterio para vestir.

La chica había escogido un short blanco vaquero y una blusa beige de manga corta. Tayuya también era pellirroja y se parecía mucho a su hermana Karin, aunque ambas eran diferentes entre si, aunque de eso Sakura a penas sabía nada, no le interesaba como fuesen sus amistades si tenían lujos y dinero, a ella solo le importaba eso.

-Gracias, me alegra que te guste-contestó la otra.

Era frecuente, en el instituto todo el mundo se molestaba por gustarle a Sakura, porque Sakura le hablase o fuese su amiga así que hacían todo lo que ella les pidiese para contentarla.

Ambas entraron en el instituto, ganándose las miradas de todos a su alrededor, cosa que complació enormemente a la peli rosa más aún así su sonrisa se cambió por una mueca de asco cuando sus ojos se posaron en una chica.

-¿Esa todavía sigue aquí?-preguntó con desagrado.

Se refería a Hinata, una chica de familia humilde que había entrado al instituto gracias a una beca. Sakura la odiaba por eso, no comprendía como podían permitir que la chusma se juntase en un sitio que claramente no correspondía a su clase, además siempre iba vestida como una pordiosera, ese día en concreto llevaba unos vaqueros gastados con una camiseta de tirantes azul marino desteñida a causa de intensos lavados, el pelo le caía suelto, algo despeinado y por fi fuera poco era tan torpe que al verla a ella había desparramado todos los libros por el suelo.

-Mira quién está aquí Tayuya, la pobretona-dijo con tono de burla pisando el libro que iba a recoger la pelinegra-¿todavía sigues por aquí? ¿Nadie te dijo que este lugar no es un sitio para alguien como tú? ¡Regresa a la pocilga con tu mugrienta familia!

Hinata, intimidada, soportó las carcajadas de todo el mundo y continuó recogiendo sus cosas sin decir nada.

-¿Puedes quitar el pie para que recoja mi libro?-pidió atemorizada.

La peli rosa la miró con furia y la agarró de los pelos, provocando que la pelinegra soltase un grito de dolor y cerrase los ojos.

-¡Como te atreves a hablarme, mugrienta!-le gritó mientras los demás seguían riéndose-¡si vuelves a hacerlo haré que te echen de aquí de inmediato!

-No por favor-rogó la pelinegra con lágrimas en los ojos-si me echan de aquí no podré estudiar.

Sakura soltó una carcajada.

-¿Y crees que me importa?-dijo tirándola al suelo-¡mantente alejada de mí!

Sakura y Tayuya se marcharon, dejando a Hinata tirada en el suelo y a los demás riéndose de ella. Atravesaron las zonas de las taquillas, hasta llegar a los baños de donde salió Karin con un vestido rojo y se unió a ellas en silencio. Los ojos de Sakura se volvieron a posar en otra persona, esta vez en un chico alto de piel oscura y pelo castaño, llevaba una camisa azul clara de manga corta con los primeros botones sin abrochar y unos pantalones negros combinados con unas zapatilla a cuadros blancos y negros. Kiba sonrió y posó sus ojos zorrunos sobre Sakura, quien se acercó a él y le dio un fogoso beso en los labios. Eran novios desde hacía cinco meses, y ambos eran los más populares del instituto, como debía ser.

-Ayer no te vi en la fiesta-dijo ella-y Karin te había invitado.

Kiba dirigió una mirada suspicaz a la pellirroja, todavía en silencio, y luego se dirigió de nuevo a su novia.

-Tenía otras cosas que hacer, pero a la de esta noche voy sin falta.

-Más te vale porque es en mi casa y debo aprovechar que mis padres se van de viaje-dijo-además, asistirá toda la adolescencia de la clase alta de Konoha.

Kiba asintió.

-Sin duda allí estaré.

16 de Abril de 2007, ciudad de Konoha, afueras de la ciudad, 23:00 de la noche.

La casa de la peli rosa estaba llena hasta reventar, había asistido, como bien había predicho, todos los hijos de la gente acaudalada que vivían en la ciudad. Observó la estancia, se encontraba en el salón de la casa, sentada en una de los sofás blancos con un vaso de vodka con kiwi en la mano, a su alrededor la música estaba a todo volumen y la gente bailaba, gritaba, reía, comía y bebía hasta hartarse.

Sentados cerca de ella se encontraban sus dos amigas, Tayuya y Karin, y su novio Kiba, que ya estaba algo borracho y de vez en cuando gritaba cosas poco apropiadas a las chicas, sin importarle que su novia se encontrara justamente en su presencia. Por eso y por otras cosas, lejos de lo que ella había pensado la fiesta no la estaba divirtiendo, no se encontraba cómoda con la ropa, un vestido vaquero blanco de tirantes anchos y escote de cremallera que le había regalado su padre hacía un mes tras regresar de un viaje a Tailandia, ella se lo había aceptado por puro formalismo, lo que no entendía era qué la había impulsado a ponérselo esa noche cuando estaba claro que no le gustaba, y luego estaba Kiba, que no hacía más que dejarla en evidencia. Hastiada se levantó del sofá, llevando consigo su copa y salió del salón. El vestíbulo también estaba lleno de gente y muchos se acercaron a ella en un intento de entablar conversación pero la ojijade los ignoró, lo único que quería en ese momento era subir a su habitación y cambiarse de ropa.

La puerta de la entrada se abrió, Sakura lo supo porque a pesar del la música alta la puerta era tan grande como el ruido que hacía al ser abierta, por curiosidad miró a ver quién era el recién llegado y no pudo más que contraerse de ira al ver quién era. La muy estúpida de Hinata estaba allí, se preguntó como demonios se había enterado de la fiesta y sobre todo como se atrevía a ir la muy descarada, y eso no era lo peor sino que, muy a su pesar, la chica estaba guapísima. Llevaba un sencillo vestido blanco de tirantes hasta la cintura y el pelo suelto le brillaba. La chica parecía preocupada y nerviosa y cuando vio a Sakura dio un respingo de... ¿alivio? La peli rosa observó atónita como la pelinegra se acercaba a toda prisa hacia ella y le hablaba con el mayor descaro.

-Sé que no te caigo bien y que estás furiosa conmigo por aparecer en estos momentos pero créeme que no habría venido si no fuese por algo importante-dijo mientras intentaba recuperar el resuello, al parecer había ido corriendo-lo oí en el instituto, ni si quiera sé si es verdad, pero a pesar de todo debía advertirte, me he enterado de que alguien quiere hacerte daño, hoy, esta noche, estás en peligro.

Sakura, que había asistido anonadada a esa confesión, prorrumpió en sonoras carcajadas.

-De verdad pobretona, mira que inventarte una excusa tan patética para venir a mi fiesta-dijo-¿qué alguien quiere hacerme daño? a ver dime quién.

-La verdad no lo sé, nadie dijo quién solo que iba a pasar y...

-Eres más patética de lo que pensaba-la interrumpió-no hay más que verte, ¿de dónde sacaste ese vestido? ¿De un estercolero?

La pelinegra agachó la cabeza, avergonzada e intimidada.

-No sé como te atreves a venir aquí después de dejarte claro que me das asco, y por encima me mientes.

En un gesto de gran crueldad Sakura agarró su copa de Martini y se la echó por encima a Hinata, mojándole el pelo y el vestido. La peli rosa se echó a reír mientras Hinata se veía incapaz de contener las lágrimas ante tamaña humillación, ella solo había querido ayudar.

-Deberías agradecérmelo, acabo de bañarte con un Martini carísimo, lo más caro que tu asquerosa vida llegará a tocar y ahora largo.

Hinata salió corriendo de la casa, sollozando.

Sakura soltó un bufido al darse cuenta de que unas gotas de Martini habían manchado su propio vestido y el pelo, menos mal que se lo iba a quitar porque sino hubiera salido detrás de Hinata y matarla por mancharle la ropa. Atravesó el vestíbulo a empellones y subió por las escaleras, en el piso de arriba había algunas parejas y no dudaba que algunas habitaciones estarían siendo usadas, por suerte había dejado cerrada la suya con llave. Abrió y se encerró dentro, disfrutando por un momento de la paz que se respiraba. Después se desvistió y fue al armario, de donde sacó unos shorts verdes, una camiseta de tirantes negra y una boina de cuadros grises y negros muy mona que se había comprado en París, ahora no tenía tiempo de lavarse el pelo y no podía salir con él manchado, se lo recogió en dos moños y se puso la boina. Cuando ya estuvo lista volvió a salir por la puerta.

Al llegar al salón vio que alguien había pagado la luz y encendido la bola de discoteca por lo que ahora todo estaba mucho más oscuro, en los sofás encontró a sus amigas pero ni rastro de su novio.

-¿Dónde está, Kiba?-preguntó a gritos para hacerse oír.

-Se fue con una rubia hace un rato y no lo hemos vuelto a ver-contestó Karin.

-¡¿Y vosotras habéis dejado que se fuera?! ¡Sois imbéciles, si alguien los ve empezarán a burlarse de mí!

-No te hubieras ido-contestó Karin.

Sakura no entendía que le pasaba últimamente a su amiga, estaba muy altanera y borde.

Con un bufido salió de allí en busca de su novio, no hizo falta que saliera del salón, lo encontró al otro lado del espacioso lugar, dándose el lote con una rubia que ella no conocía. Se puso enferma de ira, era cuestión de tiempo que alguien se diese cuenta de quién era él y empezasen a correr los rumores, ella no pensaba soportar semejante humillación. Decidida separó a los dos amantes, la chica rubia la miró horrorizada al reconocerla pero Kiba no pareció ni inmutarse. Furiosa como estaba Sakura agarró uno de los micrófonos de la mini cadena de paso que apagaba la música.

-¡Atención, quiero dar una noticia!-gritó a través del micrófono, atrayendo la atención de los demás-¡voy a dejar a mi novio!

La sala se quedó en completo silencio, deseosos de saber por qué, Sakura paladeó el momento con placer, Kiba pagaría muy caro lo que acababa de hacer, dejarla, a ella, que era la más popular, nadie humillaba a Haruno Sakura y salía vivo para contarlo.

-¡La razón es porque no sabe satisfacer todas mis necesidades!-el silencio se volvió aún más pesado-¡Kiba es un negado en la cama! ¡Es virgen y además la tiene pequeña!

El silencio fue sustituido por una atronadora ola de carcajadas. Sakura se giró y vio con deleite como el chico la fulminaba con la mirada, lleno de odio, y poco después se iba de allí, humillado. La alegría de la peli rosa duró más bien poco tiempo, un tipo moreno y con una sonrisa estúpida en los labios se acercó a ella.

-Así que tú eres Sakura ¿no?-se le notaba en el tono que estaba borracho.

La peli rosa lo miró con desaprobación en intentó irse pero este la sujetó del brazo.

-Si estás disgustada porque tú novio no te da lo que tú quieres yo puedo hacerlo-dijo tocándole uno de los senos con la mano, descaradamente.

-¡Suéltame sabandija asquerosa!-gritó ella intentando sacárselo de encima.

La cara del chico se contrajo de ira.

-¡Eres una puta! ¡Sabes que quieres esto! ¡Yo te daré tu merecido!-dicho esto se abalanzó sobre ella, en busca de sus labios.

Sakura forcejeó pero le fue imposible librarse y sintió con asco como ese imbécil la manoseaba.

-¡Sai, para ya!-gritó otro chico tras ellos.

Sakura vio su salvación cuando un chico rubio de su edad le quitó a ese baboso de encima, ella le dio una bofetada.

-Tendrás que disculparlo, está borracho y no sabe lo que hace-dijo el rubio, al parecer no se había dado cuenta de quién era ella.

-¿Tú sabes con quién estás hablan...?-empezó.

-Hmp, ¿qué pasa aquí?

De la nada había aparecido otro chico, y menudo chico, pensó la peli rosa, era altísimo y guapísimo, el pelo negro le caía desordenadamente en mechones en la escultórica cara de piel blanquísima, los ojos de Sakura viajaron por todo su cuerpo, simplemente era perfecto a pesar de que solo llevaba unos vulgares vaqueros y una camiseta negra de manga corta floja. No era rico, pero ese problema lo compensaba semejante físico. No lo conocía pero sin duda era la primera vez que se alegraba de que alguien pobre entrase en su casa.

-Mi padre acaba de llamar, dice que está afuera esperándome, debo marcharme-continuó él, sin mirarla, es más ni siquiera pareciese que se hubiese percatado de la presencia de ella, algo que sin duda la enfureció, además, también estaba algo borracho-dice que sino salgo entrará él a buscarme.

El rubio, que seguía aguantando al que había agredido a Sakura, se encogió de hombros con resignación y los tres se marcharon, sin siquiera dirigirle la palabra.

-Aarg-exclamó, sin duda alguna aquella era la peor noche de su vida.

Fue hacia los sofás en busca de sus amigas pero no encontró a ninguna de las dos. Le sonó el móvil, tenía un mensaje. Aparecía como número oculto.

''Vete al parque de delante de tu casa, necesito hablar contigo''

Se extrañó, ¿quién podía ser? ¿Y por qué quería verla en el parque de en frente pudiendo hacerlo en su casa?

Tal vez era Kiba que quería ajustar cuentas, o cualquiera de sus amigas que le querían dar una sorpresa. Guardó el móvil y salió de salón en dirección a la calle, tras llegar a la puerta a empellones la abrió y salió a fuera. Miró hacia el parque intentando ver a alguien pero solo distinguió sombras, a ninguna persona, el resto de la calle estaba desierta. No tenía muy buena pinta, podría ser una trampa de alguien que quisiese secuestrarla y pedir un rescate pero aún así se dirigió hacia el borde de la acera, observó la carretera, era bastante ancha, unos doscientos metros, le recorrió un escalofrío.

Dio el primer paso y así sucesivamente hasta llegar a mitad de la carretera, oyó el sonido de un coche acercándose a toda velocidad, giró la cabeza, y aterrada, comprobó como el coche se le venía encima, no tenía tiempo de escapar.

El impacto fue tremendo, la peli rosa salió disparada por los aires y fue a caer al otro lado de la acera golpeándose con el bordillo fuertemente en la cabeza, un hilillo de sangre le brotó de un lado de la cabeza. Perdió la consciencia de inmediato. El coche se dio a la fuga.

16 de Abril de 2007, ciudad de Konoha, Hospital General, 00:00 de la noche.

Las puertas del hospital se abrieron de sopetón dando paso a los del samur que empujaban una camilla donde una chica peli rosa de dieciséis años reposaba en estado muy grave.

-¡Atropello! ¡Mujer, dieciséis años, traumatismo craneal y varias fracturas en el brazo derecho y las costillas!

Un médico se aproximó de inmediato.

-Este golpe en la cabeza es muy feo-dijo al ver como el hueso del cráneo se había astillado-es una suerte que siga viva, mandadla a hacer las pruebas pertinentes, las fracturas pueden esperar, me preocupa la situación del cerebro.

Unos celadores sustituyeron a los del samur.

-Tenemos una noche de accidentes de tráfico-comentó uno-hace nada acaban de traer a un padre y a su hijo, el señor murió y el chaval está muy grave, al parecer se chocaron con otro coche.

-¿Y el tipo del otro coche?-preguntó el otro.

-Ni idea-se encogió de brazos-lo gracioso es que no lo encontraron, solo estaba el coche vacío, así que si huyó será porque está bien.

En ese momento fueron interrumpidos por un matrimonio que llegaba corriendo, llevaban ropas muy caras y los dos en seguida conocieron a la mujer, erala famosa actriz Yuko Haruno, y ese debía ser su marido, sin duda los padres de Sakura, la chica que acababan de traer.

-¿Dónde está nuestra hija?-preguntó la mujer desesperada.

-TRanquilícese señora, su hija está viva y los médicos la están atendiendo.

-¿Qué tiene?-preguntó el padre-dígannos algo.

-Nosotros no sabemos nada, solo que tenía un golpe en la cabeza y varias fracturas.

-Oh Dios, mi niña-sollozó la madre-no teníamos que haberla dejado sola no...

Los dos padres se abrazaron.

-Nosotros debemos marcharnos, pero en seguida vendrá un doctor a buscarlos y informarles sobre la situación-dijeron los del samur antes de irse.

Tenían razón, media hora después un doctor apareció por allí preguntando por ellos.

-¿Cómo está mi hija, doctor?-preguntó Yuko.

El hombre agachó la cabeza, incapaz de mirarlos a los ojos, siempre era difícil dar ese tipo de noticias a los familiares.

-Su hija está en coma-contestó-su situación es delicada pero estamos seguros de que podrá superarlo aún así...

El doctor dejó la frase en el aire.

-¿''Aún así'' qué, doctor? por Dios hable.

El hombre tomó aire.

-Sakura no volverá a ver nunca más.
Los valientes son los que saben llorar con la cara descubierta y luchar contra el miedo. El valiente nunca se rinde.

Si Justin Bieber amenaza con saltar de un edificio:
El 85% de personas entran en depresión
El 10% le dicen que salte
Copia y pega esto en tu firma si eres del 5% de las personas que suben y le da una ayudita (lo empujan) (^w^)

Dresti Desconectado
« Respuesta #1 en: Julio 30, 2011, 08:40 am »

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Re: [+16]Reflejos de mi pensamiento[S&S]
« Respuesta #1 en: Julio 30, 2011, 08:40 am »
Hola gentee!! bueno aquí vengo rápido con la continuación, esta ya es la última parte del prólogo, la historia en sí comienza en el próximo capítulo.

Sé que he iniciado la historia de una manera muy rara que nadie se esperaba pero en eso consiste ser escritor, escribir algo diferente, así que por favor pido que no se juzgue mi historia por los primeros capítulos y esperéis por lo menos hasta que tenga unos cuantos publicados ya que en realidad el principio no se corresponde con el desarrollo de la historia en sí sino que es un modo de explicar como era la vida de los personajes antes de que sufrieran el accidente.

Ah, si, como siempre gracias a las personas que leen y comentan, me hacéis muy feliz, espero que este capi os guste^^



Prólogo 2.Sasuke Uchiha

16 de Abril de 2007, ciudad de Suna, afueras de la ciudad, 7:30 de la mañana.

Empezaba a salir el sol detrás de la innumerable fila de mansiones situadas en las afueras de la ciudad. A pesar de lo temprano del horario ya eran numerosos los lujosos coches que recorrían la ancha carretera y en las mansiones ya se podía escuchar las voces de las familias.

La mansión de los Uchiha no era la excepción, desde el amplio ventanal del salón que daba a la calle se veían las cuatro figuras de los componentes de la familia sentados a la mesa tomando el desayuno que una de las sirvientas les servía.

Los tres comían en silencio, la madre de largo pelo negro y ojos del mismo color comía todo con tranquilidad como siempre, limpiándose con cuidado las blancas mejillas y los finos labios. El padre, con el ceño fruncido debajo de sus pobladas cejas, leía el periódico mientras se retiraba el pelo castaño de la cara y daba pequeños sorbos a su taza de café. Los dos hijos, uno de veintitrés años y el menor de dieciocho imitaban la actitud de sus padres, tomando lo que se les servía en silencio sepulcral.

El menor de los dos miraba al resto de reojo, con el pelo, los ojos y la piel del mismo color que su madre, cualquiera diría que los allí reunidos eran una familia, más que nada parecían un cuarteto de extraños que habían sido reunidos para desayunar en una mansión. Soltó un bufido, así era la familia Uchiha.

Imaginó a los amigos de la familia, siempre mostrando su envidia ante la familia perfecta que eran, sonrió, le gustaría ver qué cara pondría cualquiera de esas personas cuando supiera que su madre y su padre dormían en cuartos separados y apenas se dirigían la palabra o si supieran que su hermano Itachi era miembro de un grupo que organizaba carreras ilegales. Porque así era la familia Uchiha, una familia ideal, salvo la oveja negra, él, Sasuke Uchiha.

Nunca le había importado lo que los demás opinaban de él y siempre había hecho todo dónde, cómo y cuando había querido, por eso era que sus padres y en menores ocasiones su hermano le soltaban sermones sobre la importancia del ‘’que dirán’’.

-Me voy a vestir-anunció mientras dejaba su taza de café vacía sobre la mesa.

No hubo respuesta, pero él tampoco la esperaba, lo que sería extraño sería recibirla. Salió al pasillo que lo llevó al ostentoso vestíbulo y subió por la escalera que se encontraba en uno de los lados. Realmente no recordaba ningún momento en el que su familia fuese una familia normal, siempre había estado condenada al fracaso. Sus padres se habían casado por conveniencia y a ellos dos los habían tenido casi por obligación. De pequeño apenas recibió atención de su padre y su madre dejó de interesarse por él cuando cumplió los diez años, e Itachi… era un desconocido para él, se limitaban a vivir en la misma casa.

Al llegar a su cuarto se encontró frente a una estancia amplia, con un armario de estilo vanguardista color negro al fondo de todo, una televisión con una X-BOX, una cama simple, un escritorio con un ordenador portátil y una estantería vacía. No parecía la habitación de un niño rico y su madre se lo había recordado muchas veces, él estaba a gusto así, estaba cansado de la presión social que se respiraba en su casa y su cuarto era un modo de rebelarse. Como guinda, el suelo apenas de veía bajo la capa de ropa y demás objetos esparcidos por todo el cuarto.

Encima de la cama había una maleta pequeña abierta y a medio llenar. Había empezado a hacerla ayer por la noche, llevaba varios meses pensando en el asunto de fugarse de casa pero había decidido que era mejor esperar a que acabasen las clases para marcharse, no necesitaba montar un escándalo público, ya sería suficiente el que organizarían sus padres.

Debajo de la ropa que había empezado a meter había ocultado un gran fajo de billetes que le ayudarían a sobrevivir los primeros meses antes de poder estabilizarse. Echó un par de prendas más y cerró la maleta. Solo llevaría eso y la documentación, ya vería después que haría. Por ahora tenía que vestirse e ir al instituto. Escogió la ropa más barata que encontró, no tenía ningún prejuicio contra la ropa de alto nivel pero él no era ningún pijo mimado y siempre aprovechaba cualquier oportunidad para fastidiar a sus padres. La elección fue una simple camiseta de manga corta negra, unos vaqueros y unos deportivos. Entró en su baño, se cepilló los dientes y se lavó la cara. Después salió.

Abajo Itachi lo esperaba apoyado en una de las jambas de la puerta, se había vestido, con unos vaqueros de D&G, una camisa bastantes abierta de color blanco de la misma marca y una americana negra que reposaba en su brazo. El palo negro estaba recogido en una pulcra y elegante cola baja mientras sus ojos negros se ocultaban tras unas gafas de aviador. Destilaba estilo y dinero por todos lados. Sasuke pasó de largo por delante de él.

-Voy contigo-dijo su hermano, siguiéndolo-tengo que ir a un sitio cerca de tu instituto.

A alguna carrera ilegal, se imaginó, hasta en casa se ocultaban las cosas pero Sasuke se había enterado del secreto de su hermano a través de Sai, uno de sus amigos que también andaba metido en esas cosas.

-Vete en tu coche-contestó.

-No tiene gasolina-replicó.

-Vete a repostar.

-Me llevarás, soy tu hermano.

‘’Eres un grano en el culo’’ pensó.

Los dos caminaron sin decir nada hacia el coche de Sasuke, un Citroën Picasso color negro.

-Tendrías que comprarte un coche mejor-rezongó Itachi una vez dentro.

-Hmp.

Sasuke arrancó el coche y puso la música Heavy Metal a todo volumen, le encantaba ver como las ‘’respetables señoras’’ del barrio salían a las ventanas y negaban con la cabeza o murmuraban imprecaciones contra él por levantarlas a semejantes horas.

‘’Que se jodan todas esas cacatúas’’ pensó.

-Baja esa basura-escuchó a su hermano detrás.

El pelinegro aumentó el volumen.

Por suerte para él el Suna High School no se encontraba muy lejos de allí y podría librarse del estorbo de su hermano pronto. Al llegar al instituto, que más parecía un internado que otra cosa, con su forma de caserón occidental y sus grandes jardines, buscó plaza en el aparcamiento. Cuando los dos se hubieron bajado cerró el coche y se fue sin siquiera mirar a su hermano.

En la entrada del instituto le esperaban su grupo de amigos, Naruto, un chico rubio y de ojos azules con tez risueña, Sai, de pelo y ojos negros y piel blanca que siempre exhibía una sonrisa estúpida en su cara, y Gaara, un pelirrojo de ojos aguamarina que daba algo de miedo por su expresión siempre seria aunque los que lo conocían sabían que era un buen tío.

Naruto se acercó a él y le posó una mano en el hombro derecho.

-¿Y bien?-preguntó.

Sasuke sabía que se refería a lo de la huida, sus amigos estaban enterados y le habían ofrecido toda su ayuda.

-Hmp.

-¿Hmp? ¿Qué clase de respuesta es esa?-preguntó el rubio alterado-algo habrás decidido, te fugas esta noche.

-O bajas el tono de voz dobe o te parto el cuello-amenazó. Aunque era su mejor amigo, Naruto a veces llegaba a ser bastante exasperante. Solo entonces se fijó en la ropa que llevaba su amigo. Por lo general a sus amigos eso de la ropa pija tampoco les iba pero ese día parecían la copia de Itachi en versión rubia, pelirroja y morena.

-Te has olvidado-dijo Sai al ver la cara que ponía su amigo-te has olvidado del cumpleaños de tu novia.

Sasuke rodó los ojos, ciertamente ese día era el cumpleaños de Tomoe y él se había olvidado. Su novia, extravagante, caprichosa y cursi. De vez en cuando se preguntaba porque seguía con ella y luego recordaba lo buena que estaba, cuerpo voluptuoso y pelo negro largo con unos grandes ojos azabache. No la quería, solo la utilizaba y todo el mundo se daba cuenta salvo ella. La verdad es que Sasuke era un rompecorazones, era el chico perfecto físicamente y a pesar de su carácter rebelde solo conseguía que las mujeres se volviesen aún más locas por él.

-Te has metido en un buen problema, la fiesta es después de clase y no le hará ninguna gracia verte aparecer vestido así en su fiesta.

-Me ve así todos los días, me importa poco lo que quiera.

Sus amigos se encogieron de hombros.

-Es cosa tuya.

16 de Abril de 2007, ciudad de Suna, residencial Suna, casa de los Yamamoto, 2:30 del mediodía.

La entrada de la mansión de Tomoe ya estaba llena de gente, alguno que ni siquiera él conocía, pero así era Tomoe, invitaría a su fiesta todo el mundo de esa ciudad, a todo el mundo de la alta sociedad claro.

Pronto Sasuke sintió sobre él las miradas de miedo y respeto de muchas de las personas allí reunidas, él, por suerte o desgracia, según se mire, si que era muy conocido, nadie se atrevía a molestar a Sasuke Uchiha si no quería acabar mal. En realidad solo había sido participe una vez de una pelea en la que había dejado al otro tipo hecho un trapo cuando había llamado puta a su madre, eso le había bastado para granjearse el respeto de todo el mundo.

Entró en la casa sin más y pronto sintió como alguien se le tiraba encima.

-¡Por fin has llegado!-exclamó Tomoe-¿Y esa ropa? ¡Es mi cumpleaños!

Sasuke rodó los ojos aburrido y se la sacudió de encima, yendo a por una bebida.

-Esta noche me largo-le dijo, en realidad le daba igual lo que ella tuviese que decir, ni siquiera sabía porque se lo decía.

-¿Qué te largas? ¿A dónde?-preguntó.

-A cualquiera parte, eso a ti no te interesa.

La chica lo miró totalmente enfadada.

-¿Y Yo? ¿Me lo dices así sin más? ¿No te importa lo que yo piense?

La chica estaba a punto de llorar.

-Sabes que no me gusta que me monten dramas-dijo gélidamente-no me importa lo que pienses, no me importa.

La pelinegra empezó a llorar.

-Eres un asqueroso, decirme esto en mi cumpleaños, ¿es que no te importa nada?

Ahora era él el que estaba enfadado.   

-Hmp, siempre has sabido lo que eras para mí, nadie te ha dado falsas expectativas.

La chica contrajo la cara de furia.

-Pues vale, para lo que sirves, mírate, eres un desgraciado que le gusta vestirse de desarrapado, no me mereces.

Sasuke aguantó la diatriba sin decir nada.

-Me largo.

-¡De aquí no te mueves! ¡No he terminado!

Ya era tarde, el pelinegro había desparecido. Tomoe juró que de una manera u otra se vengaría de ese estúpido.

16 de Abril de 2007, ciudad de Suna, afueras de la ciudad 21:00 de la noche.

Hacía apenas una hora que había regresado a casa, después de abandonar la casa de Tomoe se había ido a caminar sin rumbo fijo por la ciudad, solo, pues no quiso aceptar la compañía de sus amigos. Necesitaba pensar sobre lo que tenía pensado hacer aquella noche, a dónde iría, dónde dormiría y que haría para buscarse la vida. De pronto la idea de abandonar su casa no le pareció tan atractiva, si se marchaba tendría que abandonar ciertos lujos con los que se había criado y sin los cuales difícilmente sabría vivir.

No entró a ningún bar y no se paró en ningún sitio, odiaba a toda la humanidad. Todo en ella se centraba en las apariencias y nunca sabías lo que realmente pensaban los demás. El ser humano para él era una mentira.

Ahora allí en su cuarto sabía que podría renunciar a cualquier lujo con tal de abandonar esa casa. Desde abajo le llegaban los gritos e insultos que se profesaban sus padres en una de sus peleas diarias. No se inmutó, en su casa las cosas eran así. El amor y el cariño habían sido siempre algo inexistente, si eras de las personas que creían en la existencia de ese tipo de sentimientos. Para él las relaciones de los seres humanos eran simples mecanismos de formalidad social, estabas con alguien por conveniencia, no porque existiese un estúpido lazo sentimental que te uniese a esa otra persona.

Cogió la maleta y sin más dilación salió de su cuarto, sin mirar atrás, no sería un sitio que fuese a echar de menos.

Cuando bajó por las escaleras se encontró con sus padres, uno en frente del otro, gritándose.

-¡Prometiste asistir a esa reunión!-gritaba Mikoto-¡si antes circulaban rumores de que nuestro matrimonio no iba bien ahora serán peor!

-¡Estoy harto de tus reuniones de salón con tus amiguitas, además tengo trabajo y si hay rumores es todo culpa tuya que no sabes comportarte como una buena esposa!

Ni lo habían visto, como siempre estaban muy atentos a sus problemas como para darse cuenta que en ese momento uno de sus hijos recorría el vestíbulo dónde ellos estaban con una maleta, dispuesto a largarse de allí para siempre.

-¿A dónde vas, Sasuke?-preguntó Fugaku al oír que la puerta se abría.

-Como si te importara-contestó el chico saliendo al exterior.

La discusión había parado, centrados ahora en algo mucho más inusual, que alguien viese como un Uchiha salía del domicilio con una maleta.

-¿Otra vez con una de tus niñerías?-le gritó su padre desde la puerta-¡vuelve ahora mismo Sasuke Uchiha o nunca más volverás a poner un pie en esta casa!

Enfadado a más no poder Sasuke se giró y les dirigió una mirada gélida a ambos.

-Eso es lo que pretendo, no regresar nunca más, y dudo mucho que a vosotros dos os importe.

-¡Vuelve aquí!-escuchó gritar a su padre mientras el entraba en su coche.

Su vida con aquella familia había terminado, ahora sería él el dueño y viviría sin tener que esconderse y como le diese la gana.

Ya había recorrido dos manzanas de distancia cuando escuchó que su móvil sonaba. Iban listos sus padres si pensaban que iba a volver porque le rogasen por teléfono. Pero no eran sus padres, sería demasiado bueno para ser cierto, sino Naruto.

-¿Qué quieres?-rezongó.

-Por tu tono adivino que ya has abandonado tu casa-dijo el rubio.

-Hmp.

-¿Sabes? Tomoe se puso hecha una furia cuando te fuiste de su casa, empezó a gritos con todos.

-Si me llamas para eso mejor te hubieras ahorrado el dinero-cortó.

-No seas así teme, en realidad te llamaba para invitarte a una fiesta que celebra una de las chicas más ricas de Konoha, pensé que sería divertido ir, total no tienes nada mejor que hacer.

Tal vez buscar un sitio donde pasar la noche, pero no dijo nada, la verdad es que en esos momentos tenía ganas de distraerse.

-¿Dónde es?

-En la barriada rica de las afueras de la ciudad-contestó el rubio-no sé qué número pero supongo que los coches y la gente nos mostrarán dónde, te veo allí.

16 de Abril de 2007, ciudad de Konoha, afueras de la ciudad, 22:30 de la noche.

Le había costado veinte largos minutos encontrar la dichosa mansión en medio de aquel inmenso barrio, más grande incluso que el de Suna, pero por fin la había encontrado, la música y las voces gente, así como las luces y la cantidad de vehículos aparcados fuera le indicaron el lugar. Aparcó el coche y se dirigió hacia la enorme casa, perteneciente a la familia Haruno según ponía en un letrero.

Entró en el enorme recibidor y, aún expensas de la cantidad de gente que allí había, no tardó en encontrar a Sai y Naruto, por lo que vio su amigo moreno ya estaba algo achispado y Naruto lo agarraba con firmeza por el hombro.

-¡Pensaba que no ibas a venir!-gritó Naruto-¡la fiesta está muy buena, mira ya como se puso Sai!

Sasuke cogió una copa de a saber Dios qué encima de una especie de barra improvisada y se la llevó a la boca, sabía fuerte pero no le importó.

-¿Qué tal si nos movemos de aquí?-sugirió el rubio-tengo curiosidad por saber quién es la tal Sakura.

-¿Sakura? Me suena-dijo.

-Sí, es la que organizó la fiesta, es hija de Yuko Haruno y de Gentaro Haruno, ya sabes la actriz y el empresario.

Sí, él los conocía por cómo eran de odiados en su casa. Él nunca había visto a la chica en cuestión pero suponía que sería como las demás niñas ricas, caprichosa y consentida.

Siguió a Naruto y a Sai y entraron en el salón, todo estaba abarrotado de gente, salvo la zona de los sillones dónde había tres chicas y un chico sentados. Captó especialmente su atención la chica del vestido blanco, era muy guapa, demasiado. Desde allí no acertó a verla bien pero juraría que tenía el pelo de color rosa pero con las cambiantes luces no se atrevió a asegurar nada.

-¿Qué miras tanto?-preguntó Naruto siguiendo la dirección de la mirada de su amigo hasta la chica, una sonrisa malvada se formó en su rostro-es muy guapa, pero te recuerdo que tú tienes novia.

-Hmp-como si a él le importase.

-¿No tiene el pelo de color rosa?-preguntó Sai.

-Sí Sai-contestó Naruto como si le hablase a un niño-y yo tengo tres piernas, de verdad, deberías parar ya de beber, te está afectando seriamente al cerebro.

En esos momentos la chica se levantó del sofá y abandonó el salón y ya no la volvió a ver.

-¿Y qué hacemos ahora?-preguntó Naruto.

-Beber hasta caernos de culo-contestó Sai con su siempre patética sonrisa-y encontrar a chicas lindas para pasar un buen rato.

Sasuke se alejó de ellos, sentía curiosidad por ver a la chica de antes, sabía que era una tontería pero había llamado poderosamente su atención. Salió del salón pero fue incapaz de encontrarla entre la enorme marea de gente que bailaba y gritaba en el vestíbulo.

-¿Sasuke? ¿Qué haces tú aquí?

Tomoe había parecido justo delante de sus narices, genial, lo único que le faltaba.

-Hmp-fue lo único que le respondió antes de continuar con su búsqueda visual.

-¿Te vas de mi fiesta dejándome en ridículo y abandonándome y vienes a la fiesta de una desconocida?

Ya empezábamos con el numerito.

-Me las vas a pagar todas juntas Sasuke Uchiha, no sabes con quién te estás metiendo.

-Ni tú tampoco así que déjame en paz y lárgate, no eres más que incordio.

La cara de Tomoe se puso roja como un pimiento.

-Te arrepentirás de todo Uchiha-dijo antes de irse.

Sasuke, la olvidó en seguida y continuó buscando a la misteriosa chica.


Tomoe cogió su teléfono móvil y salió a la calle para hablar con mayor comodidad.

-¿Señor Uchiha? Soy Tomoe, quería decirle que su hijo está haciendo el ridículo en una fiesta que da en su casa la hija de los Haruno.

16 de Abril, ciudad de Konoha, afueras de la ciudad, 23:30 de la noche.

Sasuke no había encontrado a la chica misteriosa pero si había encontrado el principio de una borrachera, la copa que se había bebido al entrar más otras cuantas que llegaron después se le habían subido a la cabeza y, aunque todavía controlaba bastante bien su cuerpo, de vez en cuando daba algún que otro traspié.

Había perdido a Naruto y a Sai y por suerte no había vuelto a ver a Tomoe.

Su móvil sonó, no se lo podía creer, el que llamaba no era otro que su padre, más por curiosidad que por otra cosa se fue hacia un sitio apartado dónde pudiese escuchar más o menos bien y contestó.

-¡Estoy en frente de la casa a dónde te has ido a correr la juerga! ¡La casa de mi principal adversario en negocios! ¿¡Cómo has podido!?

Su padre, siempre preocupándose únicamente por los negocios.

-¡Sino sales ahora mismo entro yo y te saco a golpes y si eso no basta llamaré a la policía!

No le dio opción a contestar ya que le colgó el teléfono. Estupendo, su plan de fuga fracasado, no le importaba que su padre entrase allí para sacarlo pero el hecho de amenazar con llamar a la policía le cortaría a Sasuke toda oportunidad de fugarse así que no le quedaba más remedio que hacer lo que le había dicho Fugaku. Guardó el teléfono y se puso a buscar a Sai y a Naruto.

Los encontró en el salón, metidos en una refriega con una chica que no había visto antes.

-Hmp, ¿qué pasa aquí?-preguntó cortando la discusión.

Miró a Naruto y a Sai, que estaba más bebido que antes, buscando una respuesta pero ninguno de los dos dijo nada.

-Mi padre acaba de llamar, dice que está afuera esperándome, debo marcharme-continuó, demasiado concentrado en su problema como para fijarse en quién era la chica con la que discutían sus amigos-dice que si no salgo entrará él a buscarme.

Naruto se encogió de hombros con resignación y agarrando a Sai del brazo los arrastró fuera detrás de Sasuke.

-¿Te han descubierto? Pero ¿cómo?

Sasuke no contestó pero si hizo una idea bien aproximada de quién había sido. Antes de salir a la calle le tendió las llaves de su coche a Naruto.

-Llévatelo yo iré con mi padre.

Antes de que su amigo pudiese decir algo, salió por la puerta y se encaminó hacía en BMW negro que lo esperaba aparcado en la acera de enfrente.

-Conduzco yo-dijo.

Su padre lo fulminó con la mirada.

-¡Has hecho el ridículo y estás borracho no pienses que…!

-¡Conduzco yo o de aquí no me muevo!-gritó.

A regañadientes Fugaku se pasó al asiento del copiloto y Sasuke se sentó al volante.

Arranco a toda velocidad, ahogando las protestas que iban a salir por la boca de su padre.

Quince minutos después cruzaban la calle a toda velocidad cuando un coche, a igual velocidad que el suyo, se chocó contra ellos. Sasuke perdió el sentido de inmediato, mientras que el corazón de su padre, sentado a su lado, se paró para siempre.
Los valientes son los que saben llorar con la cara descubierta y luchar contra el miedo. El valiente nunca se rinde.

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Marisela Dark Desconectado
« Respuesta #2 en: Julio 30, 2011, 08:54 am »

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Re: [+16]Reflejos de mi pensamiento[S&S]
« Respuesta #2 en: Julio 30, 2011, 08:54 am »
Hola Dresti

bueno apenas empeze a leer tu fic debo admitir que como dices la historia empezo de manera algo rara pero interesante para mi xD bueno dejame que acabo de leer el prologo y extendere el comentario xD .

Salu2 Dresti

Te quiero 



El tiempo cambia a las personas .........

 

Dresti Desconectado
« Respuesta #3 en: Agosto 18, 2011, 06:24 am »

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Re: [+16]Reflejos de mi pensamiento[S&S]
« Respuesta #3 en: Agosto 18, 2011, 06:24 am »
Holaaa!! aki traig la conti, spero k os guste^^

Capítulo 1. Comienzo.

16 de Abril de 2011, ciudad de Suna, afueras de la ciudad, 01:00 de la madrugada.
El coche quedó estacionado en frente de la mansión tras hacer un gran derrape al frenar a tal velocidad. El Citroën Picasso blanco semejaba en medio de la oscuridad como un pequeño fantasma. La puerta delantera se abrió y de él bajó un apuesto chico pelinegro. Su falta de equilibrio amenazaba con enviarlo en cualquier momento al suelo pero aún así consiguió llegar intacto hasta la puerta de entrada.
El vestíbulo estaba a oscuras, todos debían dormir, aunque a él eso poco podía importarle, incluso era mejor así pero en el momento en el que la puerta de la calle se cerró la luz se encendió y en el medio del vestíbulo apareció la figura solitaria de su madre. Llevaba un camisón de seda color azul claro y en su cara se evidenciaba la falta de sueño en sus grandes ojeras.
-¿Dónde has estado?-preguntó.
-Hmp-pasó de largo de ella y comenzó a subir las escaleras, pero dio un traspié y a punto estuvo de caer al suelo de no ser por la barandilla.
-Estás borracho-continuó su madre.
-Hmp-últimamente era la única respuesta que le daba a todo.
-Ha llamado la policía, te están buscando por tenencia y venta de sustancias ilegales.
Se quedó parado en donde estaba, sin decir nada. Detrás de él comenzó a escuchar los sollozos de su madre.
-¿Desde cuándo te drogas?-le preguntó.
-Hmp.
Los sollozos de su madre se hicieron más fuertes.
-¿No te das cuenta del daño que le estás causando a tu familia?
Claro, se trataba de eso, del daño que podía hacerle él a la imagen de su familia, no del hecho de si él se drogaba o emborrachaba.
-Van a detenerte Sasuke como no pares de hacer estas cosas.
Ya estaba cansado de oír tanta palabrería, empezó a subir las escaleras, ignorando a su madre, que continuaba sollozando en el vestíbulo. La cabeza le daba vueltas y todo el cuerpo le sudaba, tenía mono, lo sabía, sabía que si no se metía algo en el cuerpo ahora mismo se volvería loco.
Abrió la primera puerta que encontró, el dormitorio de sus padres, o mejor dicho, de su madre, genial, simplemente genial, el último lugar en el que quería estar en esos momentos. Aún así entró y se dirigió hacia el baño, al encender la luz, se vio obligado a cerrar fuertemente los ojos, era demasiado potente y fue dando tumbos hasta el retrete. Se tiró en el suelo de cualquier manera y rebuscó en sus bolsillos, poco después sacó lo que quería, una pequeña tarjeta de cartón y una diminuta bolsita de plástico donde guardaba el tan ansiado polvo blanco.
-¿Vas a hacerlo otra vez?-preguntó una voz sumamente conocida para él.
No se giró, temía hacerlo, porque siempre venía lo mismo, la culpa y luego el dolor, pero la voz de su padre muerto seguía llegándole por todas partes.
-Eres un cobarde Sasuke-continuó-siempre dando la espalda a tus obligaciones.
-Cállate-masculló.
-No vales para nada, mírate cómo estás-continuó la voz, impasible-eres un borracho, un drogadicto y un asesino.
-¡No!-gritó dándose la vuelta.
Allí estaba la figura fantasmal de su padre, vestido con el mismo traje que llevaba el día del accidente, y en medio de la frente la fea herida que le había causado la muerte. Sus ojos se abrieron de par en par al ver pasar los recuerdos borrosos de aquel momento, no recordaba nada más de aquella noche, pero el accidente estaba grabado a fuego en su cabeza. Las visiones habían empezado poco después, llegando a un punto en el que no pudo más y se metió en el alcohol y en las drogas, al principio funcionó y su padre dejó de presentársele durante unos meses pero hacía poco que había vuelto a atormentarlo.
-¡Cállate! ¡Déjame en paz!-gritó, abalanzándose contra la figura, dando patadas y puñetazos.
Pero nada servía, él seguía allí de pie, riéndose de él.
-¡Lárgate!
Cogió cada objeto cercano a su mano y empezó a tirárselos, sin ningún resultado.
-¿Qué es lo que está pasando?-gritó una voz desde el pasillo.
Poco después la silueta de Itachi apareció recortada por la luz.
-Dios mío, ¿qué ha pasado aquí?-dijo al ver a su hermano entre tanto cacharro roto-Sasuke, ¿qué demonios te pasa?
El pelinegro continuaba mirando desorientado hacia un lugar a su derecha con una expresión que rondaba entre el terror y la locura. Sin saber cómo vio lo que había encima del retrete y lo cogió, inmediatamente la furia estalló por su cuerpo.
-¿Sigues drogándote?-exclamó-¡esto no puede seguir así Sasuke, mira cómo estás!
La mirada de Sasuke se clavó en la bolsita que ahora sostenía su hermano y se lanzó a por ella pero Itachi la retiró de su camino.
-¡Dámela!-gritó-¡es mía! ¡La necesito!
-¡Lo que tú necesitas es acabar con esta mierda!-gritó Itachi-ahora mismo voy a tirar esto por el lavabo.
Pero antes de que lograra hacer algo Sasuke le propinó un fuerte puñetazo en la cara, rompiéndole la nariz. Itachi se llevó las manos al rostro y su hermano aprovechó ese momento para volver a coger la bolsita.
En ese momento Mikoto entró en la habitación.
-¿Qué esta pasan…? ¡Itachi!-exclamó al ver a su hijo tirado en el suelo cubierto de sangre-¿qué es lo que has hecho Sasuke?
-Eso Sasuke, ¿qué has hecho?-preguntó la voz de su padre-¿también vas a matar a tu hermano cómo lo has hecho conmigo?
La mente agitada de Sasuke estalló en ese momento, totalmente desorientado y fuera de control salió corriendo de la habitación, atravesó el pasillo dando tumbos en mitad de la carrera y casi cae rodando por las escaleras, lo único que quería era salir.
La noche era fresca y tranquila pero eso a él no le importaba, solo quería huir, aunque su mente registraba como la visión de su padre permanecía a su lado. Agarró en su coche y condujo durante una hora entera sin rumbo alguno pero aún así la cara de su padre seguía acompañándolo. Paró de golpe en medio de una calle solitaria y se bajó del coche. Sacó la tarjetita de cartón y se apresuró a vaciar el contenido de la bolsita en ella, colocó el montón en una pulcra raya y después lo esnifó, la silueta de Fugaku desapareció. Una sonrisa se dibujó en su rostro, por fin era libre, pero de repente una extraña sensación le nació en el pecho, primero comenzó como un leve dolor pero después fue creciendo hasta convertirse en algo insoportable, empezó a faltarle el aire y la vista se le volvió borrosa. Un minuto después cayó inconsciente en el suelo.
16 de Abril de 2011, ciudad de Konoha, Residencia de Reintegración a la Sociedad, 02:00 de la madrugada.
Sus dedos se deslizaban como centellas sobre las hojas de papel, devorando cada una de las frases del libro. Sabía que era muy tarde porque su cuerpo clamaba a gritos un poco de descanso pero necesitaba saber cómo terminaba la historia.
Al fondo escuchó cómo se abría una puerta y luego volvía a cerrarse y luego pasos lentos que cada vez se iban acercando más a ella.
-Sakura, ¿estás ahí?-preguntó su compañera de apartamento.
Por respuesta la chica alzó la mano.
-Que susto me habías dado-dijo la chica-me levanté al servicio y cuando no te vi en tu cama pensé que te había pasado algo y luego vi que todo estaba a oscuras…
Sakura se giró hacia donde oía la voz y sonrió, habló, gesticulando bien las palabras.
-Solo quería seguir leyendo un poco.
-Necesitas descansar o sino mañana no estarás del todo despierta para hacer tus ejercicios, ¿sabes la hora que es?
-No Ino, pero supongo que tú vas a decírmelo-contestó divertida.
-Las dos de la madrugada así que señorita, usted y yo regresaremos ahora al cuarto a dormir-dijo.
Resignada, la peli rosa cerró el libro y lo dejó encima de la mesa que tenía en frente.
-¿Te ayudo?-preguntó Ino al ver como Sakura tanteaba el terreno antes de levantarse del sofá.
-Soy ciega Ino, no inválida-contestó-puedo ir sola hasta mi cama.
Ino no volvió a replicar, conocía a Sakura y era mejor que la dejase a su aire. Hacía tres años y medio que la conocía y que ambas vivían en el mismo apartamento dentro de la Residencia de Reintegración a la Sociedad que había en el centro de la ciudad de Konoha. Los padres de Sakura eran ricos y ella sabía, por lo que su amiga le había contado, que habían comprado un montón d artilugios para hacer la casa más cómoda para la nueva situación de la peli rosa pero medio años después nadie sabía por qué, ni sus padres ni nadie que conociese a Sakura, ella había decidido abandonar su antigua vida de lujos para recluirse en aquel lugar. Al principio Sakura no hablaba con nadie y se mantenía encerrada en su cuarto todo el tiempo, hasta que un día apareció en el comedor con el resto de inquilinos y empezó a ser la chica agradable que era ahora.
Al contrario que Sakura ella sí que veía pero una enfermedad la dejó sorda cuando tenía doce años, desde entonces había aprendido a leer los labios y el lenguaje de signos, aunque este último pocas veces lo utilizaba.
-Dime que eso que huelo desde la cocina no es café-dijo Sakura.
Al perder la vista el resto de sus sentidos se habían agudizado de una manera impresionante.
-No es en la cocina-contestó Ino-vienes de la ventana, la enfermera de guardia estará preparándose uno.
La peli rosa se encogió de hombros. Tanteó la pared con las manos y dio con el marco de la puerta, supo que era la de su cuarto porque era la primera que aparecía en el pasillo por el lado derecho. Entró detrás de Ino y se fue hacia la izquierda, donde estaba su cama. Estaba a punto de acostarse cuando afuera, en algún lado del edificio se escuchó un ruido tremendo, voces gritando y el sonido de algo rodando por el suelo.
-¿Qué es eso?-preguntó Ino, desde el otro lado.
-No sé, parece como si hubiese pasado algo grave.
Escuchó como Ino salía del cuarto e iba a hacia la puerta del apartamento. La escuchó hablar con otro de los inquilinos de algún otro apartamento y luego volvió a donde ella.
-Akira venía de la entrada y me dijo que dos policías habían traído a un chico inconsciente en una silla de ruedas.
Sakura se llevó una mano a la boca.
-¿Qué le sucedió?
-Sobredosis, al parecer.
Sakura frunció el ceño.
-¿Y por qué no lo han llevado a un hospital?-preguntó.
-Al parecer nadie ha respondido por él y no tienen con qué pagar los servicios de un médico, lo mismo pasa con las clínicas de desintoxicación, este era lugar más cercano y lo han traído aquí.
-Pobre chico, a saber qué cosas tan horribles le han llevado a meterse en eso, solo espero que logre sobreponerse.
Los valientes son los que saben llorar con la cara descubierta y luchar contra el miedo. El valiente nunca se rinde.

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Dresti Desconectado
« Respuesta #4 en: Octubre 02, 2011, 07:17 am »

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Re:[+16]Reflejos de mi pensamiento[S&S]
« Respuesta #4 en: Octubre 02, 2011, 07:17 am »
Hola gentee! mil perdones por la tardanza peo esk stuve muy liada con los papeles de la uni y no tenía tiempo para nada, pero en fin aki traigo la conti y espero k os guste, para el proximo habra mas sasusaku queda prometido, nos vemos^^

2.Primer encuentro

17 de Abril de 2011, Ciudad de Konoha, Residencia de Reintegración a la Sociedad, 10:00 de la mañana.

Ese día había amanecido soleado, lo sabía por la forma en que los calientes rayos de sol que entraban por la ventana calentaban su piel. Tenía el tazón de café en sus manos, humeante y recién hecho, pero no probó ni un triste trago, sabía cómo sabría, dulce y caliente, la despejaría y la ayudaría a mantener el ritmo de vida que llevaba en su día a día. Pero aquel día era distinto, todo en él lo decía y por eso ella se sentía intranquila.

Una fin de semana al mes sus padres venían a visitarla y por lo general solían llevársela a casa  a pasar un día fuera. Todo eso estaba muy bien, y ella agradecía que tuviesen el interés de preocuparse por su salud y de ir a verla aunque sus apretadas agendas no les dejasen un minuto de descanso, pero aquellas visitas nunca resultaban del todo satisfactorias.

-Estabas aquí-dijo Ino mientras atravesaba la puerta de la cocina-pensé que habías bajado al comedor comunitario a desayunar, ¿te pasa algo?-preguntó al ver la cara de ausencia que tenía su amiga-ah, ya, hoy es uno de esos fines de semana ¿verdad? Sabes que si no quieres ir no tienes por qué hacerlo.

-Quiero ir-contestó-ese no es el problema, ¿y cómo va tu día?-preguntó tratando de cambiar de tema.

Ino se quedó por un minuto en silencio contemplándola, siempre pasaba lo mismo, cada vez que intentaba averiguar sobre por qué Sakura se ponía así cada vez que venían sus padres ella cambiaba de tema.

-Bastante bien-contestó-en realidad había poco ajetreo en el comedor, parece como si todo el mundo se hubiese marchado de la residencia ya a tempranas horas.

Ese día Ino era encargada del comedor, como en la mayoría de residencias sociales, la Residencia de Reintegración a la Sociedad de Konoha, repartía algunas de sus actividades entre los internos para favorecer que estos desarrollen sus capacidades y sean capaces de desenvolverse con soltura en un futuro cuando vuelvan a salir a la calle.

-Es extraño, sí-contestó.

-¿Y tú no tienes ninguna tarea para hoy?

Negó con la cabeza.

-No me dieron nada porque saben que tendré visita.

El ánimo volvió a caer por los suelos, ninguna dijo nada más. Finalmente, Sakura dejó su taza aún llena encima de la mesa y se levantó.

-Voy a dar un paseo, necesito despejarme.

-De acuerdo-contestó su amiga.

Sakura salió al pasillo y se frotó los brazos, hacía fresco en comparación a su apartamento ya que no entraba ningún rayo de sol. Puso en marcha su sentido de la orientación y comenzó a caminar con paso seguro. Diecisiete pasos al frente, giro a la izquierda y otros siete pasos al frente. Estiró la mano y no tardó en encontrar la escritura en braille situada en el botón de llamada del ascensor. Bajó hasta la planta baja. En un día normal hubiese torcido a la izquierda e ido o bien al salón o el comedor comunitario o a la calle, pero ese día se sentía demasiado decaída como para ir a ninguno de esos sitios así que torció a la derecha y abrió la puerta que se encontraba a treinta pasos de distancia.

El aire veraniego le golpeó la cara y recibió los reconfortantes rayos del sol en su piel, estaba sola, no oía ninguna voz en todo el jardín.

-Mejor-susurró, necesitaba estar sola.

El jardín no era muy grande, un pequeño patio interior de cien metros cuadrados, donde había unos pocos árboles y bancos, y una fuente de piedra que manaba agua durante todo el día. Ino le había contado que había cuatro pequeños caminitos empedrados que se unían en el centro, donde se hallaba la fuente, y que los ocho bancos de madera que había se encontraban dispuestos a lo largo de ellos, dos en cada camino. El resto del espacio era ocupado por los pequeños árboles y las flores de diversos tipos y colores.

A pesar de ser un lugar bastante acogedor y tranquilo poca gente iba allí, por lo general solían preferir el jardín que había en la entrada, mucho más espacioso. Ella también iba más al otro jardín para estar con sus amigos y conocidos de allí, pero en días como aquel, en que su ánimo no servía para nada iba allí y se sentaba en uno de los bancos escuchando el agua caer.

Se sentó y cerró los ojos, dejando la mente en blanco. Allí estaría bien. Estaría en paz.


17 de Abril de 2011, Ciudad de Konoha, Residencia de Reintegración a la Sociedad, 10:30 de la mañana.

Abrió los ojos para volver a cerrarlos con fuerza, la cabeza le dolía horrores y esa potente luz que tenía justo encima de la cara no ayudaba nada a aliviar el dolor. Desorientado, poco a poco volvió a intentar abrir los ojos. La luz venía de una barra eléctrica fijada al techo.

Se quedó por un rato mirándola, hasta que sus ojos empezaron a picarle y a ver puntos de colorines. Giró la cabeza y maldijo, todo el cuerpo le dolía, como si el día anterior hubiese corrido una maratón.

Todo era blanco a su alrededor y lleno de aparatos quirúrgicos y solo entonces se dio cuenta de que estaba tumbado en una camilla.

-¿Qué demonios…?-su voz salió pastosa y ronca.

Poco a poco se reincorporó y echó un vistazo a su alrededor. A la izquierda estaba la pared blanca llena de carteles como ‘’silencio’’ o ‘’mantén tu móvil apagado’’ y a su derecha una máquina que medía sus constantes vitales, un medidor de tensión, suero que entraba en su vena a través de la vía y otra serie de aparatos típicos de un hospital. Detrás de estos una cortina verde le impedía ver que había más allá.

Con esfuerzo, estiró el brazo y la apartó, dejando al descubierto un escritorio con dos silla, lleno de carpetas y un ordenador, otra camilla, varios diplomas colgados de la pared y más aparatos médicos. En la silla detrás del escritorio había una mujer y en la otra un chico de su edad aproximadamente, de pelo negro despeinado y piel bronceada.

La mujer de pelo negro corto y ojos de mismo color lo miró y sonrió.

-Vaya, así que nuestro paciente ya se ha despertado-dijo levantándose y caminando hacia él.
-¿Cómo te sientes?-preguntó.

-¿Dónde estoy?-preguntó de malas-¿quién eres tú?

-Me llamo Shizune y estás en la enfermería de la Residencia de Reintegración a la Sociedad de Konoha.

¿Residencia? ¿Konoha? ¿De qué demonios estaba hablando aquella mujer? ¿Cómo iba a estar él en Konoha? Y entonces recordó lo sucedido la noche anterior. Había llegado a casa borracho y siendo acosado por la visión de su padre e Itachi lo había pillado con la droga, se habían peleado y luego él había salido enfurecido de casa y conducido como un loco, se había metido la droga y después ya no recordaba nada más.

-¿Qué mierda hago aquí?-preguntó.

-Sobredosis-contestó la enfermera-la policía te encontró y llamó a tu familia pero no quisieron hacerse cargo de ti y como no tenías dinero no tuvieron más remedio que traerte aquí.

Sasuke tardó varios minutos en procesar aquella información, le había dado una sobredosis y ahora estaba ingresado en una especie de enfermería y su familia le había dado la espalda. La furia de inmediato estalló por todo su cuerpo.

-Me largo de aquí-dijo, intentando bajarse de la camilla.

Shizune lo agarró del brazo, pero a pesar de eso y del dolor que sentía por todo su cuerpo logró ponerse de pie en el suelo.

-¡No puedes irte! ¡Estás enfermo y la policía ahora te tiene bajo su brazo! ¡No puedes marcharte de aquí hasta que te repongas y ellos te lo permitan!-exclamó la enfermera.

-¡Suéltame!-gritó él apartándola de un empujón.

El chico moreno que había visto antes se abalanzó sobre él e intentó reducirlo pero no consiguió nada. Sasuke lo tiró al suelo y luego salió a trompicones de la habitación.

-Debemos avisar a la policía-dijo.

-Déjalo-lo detuvo Shizune-está desorientado y confuso, cuando vea que no tiene a dónde ir él mismo volverá.



Sasuke recorrió los blancos pasillos llenos de puertas tan rápido como sus piernas se lo permitían, tenía que marcharse de allí, no podía dejarse encerrar.

-Ha pasado lo que tenía que pasar, Sasuke-dijo aquella odiosa voz en su cabeza-estás loco y tarde o temprano te iban a encerrar.

-No-dijo el pelinegro-no es cierto, ahora mismo llamaré al idiota de Itachi y me sacarán de aquí.

Buscó como desesperado un teléfono y lo encontró al final del pasillo que recorría, lo descolgó y marcó el número de Itachi.

-‘’El teléfono móvil al que llama está apagado o fuera de cobertura en estos momentos’’-le contestó la operadora.

Con una maldición colgó y volvió a marcar, esta vez el número de casa.

-¿Diga?-era la voz de una de las sirvientas.

-Soy Sasuke, dile a mi madre que se ponga.

La línea se quedó por un momento en silencio.

-¡Es que no oyes! ¡Dile que se ponga!

-Señor…-dijo la sirvienta-su madre no quiere hablar con usted, será mejor que no vuelva a llamar.

-¡Dile que se ponga!-volvió a gritar pero ya habían colgado.

-Te lo dije-se regodeó la voz de su padre-nadie te va a ayudar, estás encerrado.

El pelinegro tiró el teléfono y se llevó las manos a la cabeza. Su familia le había abandonado en aquel infama lugar pero él no se quedaría, no, se marcharía. Volvió a recorrer pasillos hasta que llegó a un ascensor que lo llevó a la planta baja, el vestíbulo estaba vacío. Salió a la calle y recorrió lo más rápido posible el jardín hasta llegar a la calle propiamente dicha. Pero allí no había nada. La residencia estaba en medio de una especie de bosque y no había nada alrededor, ni siquiera un coche.

-Estás encerrado-volvió a decir su padre-y nunca podrás escapar.

-¡No! ¡Cállate!

Uno de los guardias de seguridad que había cerca de la puerta lo oyó y echó a correr hacia él. Sasuke lo vio.

-Vienen a por ti-dijo la voz.

Lleno de ira el pelinegro se lanzó contra el guardia en el mismo momento en que este se abalanzaba sobre él y le dio un fuerte golpe en el estómago. Aprovechando que el guardia quedó en el suelo adolorido, echó a correr hacia el interior de la residencia, sin rumbo fijo hasta que llegó a un pasillo cuya única salida era una puerta blanca al fondo.

La abrió y entró en una especie de patio interior con trazas de jardín, cuatro pequeños caminos empedrados de juntaban en el centro, donde reposaba una fuente de piedra. Alrededor se extendían una serie de árboles pequeños rodeados de flores de todo tipo. También había bancos de madera a lo largo de los caminos, ocho en total.

Avanzó hacia delante, más tranquilo, ya que la voz de su padre parecía haber desparecido y se sentó en uno de los bancos. Tenía que escapar de allí, pero estaba tan cansado y confuso… Su familia lo había abandonado, ya no querían saber nada de él. Estaba solo.

A su derecha escuchó un suspiro, alarmado miró en esa dirección, un banco más allá encontró sentada a una chica. Esta estaba sentada de cuclillas en el banco, con las rodillas rodeadas por sus delgados brazos y la barbilla apoyada sobre ellas. El pelo, de un extraño color rosa, le tapaba parte de la cara y le caía alrededor de los hombros. Llevaba puesta una sencilla camiseta de tirantes de color verde y unos jeans con francesitas negras. Parecía no haberse dado cuenta de que él había entrado pues no se había movido y seguía mirando hacia el frente, abstraída en sus pensamientos. Era hermosa, de una manera que Sasuke pensó que la había visto antes, pero si fuese así, sin duda él la recordaría.

Estuvo durante varios minutos mirándola, parecía triste, pero no había nada en su cuerpo que lo demostrase, solo una sensación.

Apartó la mirada con rabia, ¿qué le importaba a él lo que le pasase a esa maldita cría? Él tenía sus propios problemas y le importaba una mierda lo que le pasase al resto del mundo, si ella estaba triste seguramente era porque se lo merecía.

-¡Haruno Sakura!-se escuchó una voz por el interfono.

La chica peli rosa dio un respingo y miró hacia todos lados, por un momento sus ojos y los de él se encontraron, eran de un color verde apagado que por un momento logró sobrecoger al pelinegro, aquella mirada… Pero la chica parecía no haberlo visto porque apartó la mirada como si allí no hubiese nadie más.

-¡Haruno Sakura! Tus padres te esperan en recepción-repitió la voz.

La chica se levantó del banco con resignación, lo más probable es que ella fuese Sakura. Al mirarla a la cara creyó ver en ella rastros de lágrimas, ¿pero por qué alguien lloraría cuando sus padres venían a sacarla de aquel sitio horrible?

‘’Otra vez, ¿y a ti qué carajo te importa la vida de esa tía?’’ se dijo así mismo.

Pero aún así no apartó la vista hasta que ella hubo salido del jardín.

Se recostó en el banco.

-Hola, enfermo mental-dijo la voz de su padre-¿ya te has rendido? Mira que eres patético.

Como siempre, la furia de Sasuke volvió a apoderarse de él.

-¡¿Por qué no me dejas en paz de una vez, viejo asqueroso?!-rugió.

La figura de su padre se hallaba ante él sonriendo, lo que lo enfureció aún más. Se abalanzó sobre él pero lo atravesó y solo consiguió que Fugaku se echase a reír.

-Siempre has sido así, la oveja negra de la familia, el niño al que nadie quiso y nadie querrá, te morirás solo aquí encerrado.

-¡No!-gritó el pelinegro furioso-¡te mataré!

-Ya lo has hecho-continuó su padre-¿no recuerdas el accidente? ¡Morí por tu culpa!

-¡No es cierto!-rugió.

-¡Aquí está!-gritó una voz desde la puerta del jardín.

Poco después Sasuke sintió varios pares de brazos agarrándolo, quiso soltarse, arañó, mordió pegó, pero no sirvió de nada, alguien había sacado una jeringuilla y se la clavó en un brazo. Pocos segundos después cayó inconsciente.
Los valientes son los que saben llorar con la cara descubierta y luchar contra el miedo. El valiente nunca se rinde.

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Dresti Desconectado
« Respuesta #5 en: Noviembre 02, 2011, 04:23 pm »

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« Respuesta #5 en: Noviembre 02, 2011, 04:23 pm »
Hola gente! siento haber tardado tanto pero es que me cuesta un montón hacer contis para esta hstoria porque es muy complicada jeje pero bueno aquí está, espero que haya quedado bien porque estoy teniendo unos problemas con el imbécil de mi ordenador que no have más que cambiarme las frases y los párrafos de sitio.

En fin, que aquí está y en este capi Sasuke y Sakura hablan por primera vez, un encuentro un tanto extraño pero encuentro xD, bien os dejo leer y espero que os guste^^


3.Un gusto conocerte

18 de Abril de 2011, Ciudad de Konoha, Residencia de Reintegración a la Sociedad, 13:00 del mediodía.

Hacía dos horas que había vuelto en sí y seguía allí, solo, después de un día entero de estar tumbado en la camilla bajo los efectos del sedante, nadie había tenido el suficiente interés de pasarse por allí para ver que tal estaba o si necesitaba algo, ni siquiera para mirar si seguía allí y no se había escapado, pero claro, como iba a escaparse si tenía los brazos atados a la camilla.

Suspiró y cerró los ojos, estaba cansado, como si uno hubiese dormido un porrón de horas, pero siempre se sentía así después de haber estado bajo los efectos de algún estupefaciente, fuese cual fuese. Al menos parecía que su padre se había marchado por ahora y podría tener un rato de paz y de tranquilidad.

-¿Puedo pasar?-preguntó una voz fuerte de mujer desde la puerta de la enfermería.

La persona en cuestión era una mujer alta y de imponente delantera, de piel y cabellos claros y ojos del color dulce de la miel pero duros y afilados.

-Soy Tsunade, la doctora encargada de la Residencia-dijo mientras se acercaba a él y lo desataba.

Sasuke intentó zafarse de su agarre y escaparse de la camilla pero se encontró con que no siempre era verdad lo de ‘’el sexo débil’’ pues esa mujer casi le arranca un brazo al devolverlo a la camilla.

-Yo que tú no lo intentaría de nuevo-le dijo con un tono más duro.

-Hmp.

-Supongo que te preguntarás por qué te han atado a la camilla.

No respondió.

-Ya veo, no eres de los que hablan-dijo-siento decirte que conmigo vas a tener que hacerlo, soy tu psiquiatra.

La cara de Sasuke demudó por completo de una de indiferencia a otra de pura rabia, así que al

final era cierto y lo habían encerrado en un manicomio, pues la llevaban clara él no permitiría que ningún loquero ni nadie anduviese experimentando con su cabeza.

-Tú solo experimentas con tu cabeza.

Su padre apareció detrás de la doctora.

Tsunade observó confundida como la cara del chico pasaba de la más pura ira al más frío de los miedos.

-Cállate-lo escuchó susurrar.

-¿Pasa algo?-preguntó ella.

-Eso Sasuke, ¿pasa algo?-se burló su padre-¿por qué no le cuentas a la doctora que es lo que has hecho? ¿Por qué no le dices que eres un asesino?

-No-se lamentó-déjame, cállate.

Tsunade se acercó al pelinegro, Sasuke había empezado a temblar y no hacía más que girar la cabeza de un lado a otro como si intentase huir de algo.

-Uchiha… Uchiha, ¿qué te sucede?-intentó agarrarlo para que dejara de temblar pero el pelinegro volvió a estallar en ira.

-¡Déjame ya en paz! ¡No maté a nadie!-gritó hacia un punto detrás de ella.

Entonces comprendió, según había leído ese chico era drogadicto y uno de los efectos que podía producir la droga era esquizofrenia, Sasuke sufría visiones que lo atormentaban, aquello era peor de lo que pensaba.

Sacó inmediatamente una jeringuilla del bolsillo y la llenó con un poco de líquido y como pudo se lo inyectó en el brazo al Uchiha que poco después quedó sumido en una especie de trance.

-Tengo que notificar esto inmediatamente-dijo saliendo de la habitación con alma que lleva el diablo.

-Mier…da…-masculló el pelinegro.

Tenía que detener a esa mujer, si informaba a alguien más de lo que había pasado nunca más lo dejarían salir de allí. Intentó levantarse pero en el momento en que lo hizo cayó de bruces al suelo, la dosis que le había inyectado Tsunade no había sido lo suficientemente fuerte como para dormirlo pero si le había dejado el cuerpo muy débil. Alzó un poco la cabeza y sus ojos fueron a dar hacia unos pequeños zapatos de color blanco. Con esfuerzo se reincorporó un poco y apoyó la espalda contra la camilla, quedando frente a frente con una niña de unos cuatro años.

No pudo más que preguntarse qué demonios hacía una niña en un lugar como aquel y más vestida de aquella manera tan arreglada. Llevaba un vestidito de color azul, manchado un poco de tierra por los bordes al igual que sus pequeñas manos. Los ojos, de un azul aguamarina, lo miraban completamente serios y el pelo liso castaño estaba un poco desordenado. Llevaba una muñeca de trapo un poco ajada en una de las manos, también tenía un vestido azul pero el pelo y los ojos eran negros.

La niña continuaba mirándolo fijamente sin decir nada y a Sasuke ya lo estaba cansando, no le gustaban los niños y aquella niña tan rara mucho menos, en general, no le gustaban mucho las personas.

-Vete a tu sitio niña, molestas-dijo.

Pero la niña no se movió, más que nada se encogió de hombros y se sentó a su lado y se quedó mirándolo.

-¿Es qué estás sorda, mocosa?-continuó-es mi cuarto y no te quiero aquí, lárgate con tu muñeca a otra parte.

La niña se puso a jugar sin hacerle ni caso. Seguramente era sorda, o muda, o hasta podía estar mal de la cabeza, quién sabe qué clase de gente había allí encerrada.

-Hmp.

Tsunade no tardaría en volver y la vería allí y se la llevaría y luego él podría pensar con tranquilidad como se marcharía de aquel estúpido lugar. Pasó una larga media hora en que la niña no dejó de jugar silenciosamente. Sasuke estaba medio sumido en un trance cuando el silencio fue roto por unos pasos que se escucharon desde el pasillo. La niña se levantó de golpe.

-Te van a reñir si te encuentran a aquí y te lo tienes merecido-se burló.

La niña agarró con fuerza su muñeca y caminó hacia la puerta, luego se giró, levantó la mano y la sacudió en una especie de saludo y luego se fue. Ni un minuto más tarde tardó en aparecer la impresionante silueta de Tsunade.

-¿Qué haces por los suelos?-le preguntó acercándose para ayudarlo a volver a la camilla.

-No me toque-dijo él apartándose.

-Vaya, veo que hablas-continuó ella sin hacerle caso y lo regresó a la camilla-y ahora tú y yo tendremos una charla.

-Hmp.

-¿Desde cuándo tienes alucinaciones, antes o después de que empezaras a drogarte?

Sasuke le mantuvo la mirada, desafiante. No pensaba decir nada, no tendrían nada para usar en contra de él.

-Mira Uchiha-dijo la doctora al ver su actitud-a mi me da igual si hablas o no pero si no lo haces no podremos ayudarte y no saldrás de aquí en mucho tiempo.

-Hmp.

-Como quieras, yo ya te he avisado, volveré mañana, espero que para entonces hayas cambiado de forma de pensar.

Un minuto después Sasuke volvía a estar solo.

18 de Abril de 2011, Ciudad de Konoha, afueras de la ciudad, 18:30 de la tarde.

Sakura se bajó del coche con ayuda de su padre, aunque bien podría haberlo hecho sola. Pisó el asfalto y ni pudo dar un paso antes de notar un brazo agarrándola, sin duda el de su madre, nadie tenía tanto valor como para echarse 50 litros de Chanel nº5 encima.

-No debes precipitarte hija, puedes tener un accidente.

La peli rosa suspiró.

-Puedo moverme yo sola mamá, no estoy inválida.

-Tonterías, necesitas ayuda.

Su madre la arrastró hacia el interior de su casa, al menos la que anteriormente había sido su casa.

-Tu habitación está ordenada como a ti te gusta y la silla eléctrica ya está instalada.

-¿Silla eléctrica?-preguntó.

-Sí, la que te ayudará a subir las escaleras para evitar que te pase algo.

-Mamá, te dije mil veces que no quiero ninguno de esos aparatos, no soy ninguna muñeca de porcelana.

Pero como siempre su madre no le hizo caso y la siguió arrastrando hacia dónde ella sabía que estaba el comedor. Sin duda aquel había sido el peor fin de semana de muchos otros, el peor con diferencia.

Por suerte para ella el timbre de afuera sonó en ese momento, una de las sirvientas fue a abrir y gracias a su agudo oído pudo escuchar la voz de su amiga Hinata preguntando por ella. La cara se le iluminó con una sonrisa y se zafó de su madre para ir al encuentro de la pelinegra.

-¡Hinata!-exclamó abrazándola-te extrañé tanto.

-Perdóname Sakura, sé que llevo una semana sin ir a verte pero esta semana estuve tan ocupada…

-No pasa nada-dijo, a Hinata le perdonaba cualquier cosa-pero mejor vamos a dar una vuelta y me cuentas tus cosas que ya tenía ganas de hablar contigo y así de paso me libras un poco de este calvario.

-¿Ha pasado algo?-preguntó la chica al notar a su amiga un poco triste.

-Lo de siempre, pero esta vez ha sido peor-susurró-pero por favor, vámonos.

El olor a Chanel nº5 volvió a inundarlo todo, señal de que su madre estaba detrás de ella.

-Ah, eres tú, Hinata-dijo con tono desapasionado-si has venido a llevarte a Sakura siento decirte que ahora está ocupada probando la silla eléctrica que…

-Voy a salir con Hinata, mamá, volveré para la hora que tenga que regresar a la Residencia, no me pasará nada así que tranquila-la interrumpió y sin darle tiempo para replicar buscó el brazo de Hinata y salió a una velocidad impresionante de la casa. No veía pero se la conocía de memoria.

-Sakura ya estamos lejos reduce el paso por favor o moriré de agotamiento-dijo Hinata entre jadeos de cansancio.

-Lo siento Hinata-aflojó el paso-pero es que tenía ganas de salir de allí.

No pudo más y se abrazó a su amiga, echándose a llorar.

-No puedo más Hinata, ayer otra vez me han vuelto a llevar de viaje, esta vez fuimos a América.

-¿Qué ha pasado, Sakura?-preguntó preocupada.

-¿Qué crees que ha pasado? Han dicho que no hay nada que hacer, que solo un médico loco se atrevería a operarme pero es igual, mis padres no quieren escuchar, tuvo que ir la policía, ¡la policía Hinata! Porque casi acaban con el pobre médico y yo ya no sé qué hacer, les digo que paren, que yo estoy bien así que no les guardaré rencor si abandonan pero…

Se separó de Hinata y se secó las lágrimas. Su cara ahora denotaba rabia.

-¿Ha pasado algo más?-preguntó su amiga, intuyendo que algo más sucedía.

-Esta mañana, cuando volvíamos en el avión, escuché a mi madre hablar con mi padre-dijo volviendo a llorar-ellos pensaban que estaba dormida pero lo oí todo-escuché a mamá decirle a papá que estaba cansada de ser el hazmerreír del vecindario.

-¿Y eso por qué?

-Tú no conoces a los de clase alta Hinata, si alguien descubre un defecto en otro se lanzan a por él como víboras, durante todos estos años los vecinos no han hecho más que extender rumores sobre cómo me quedé ciega, algunos dicen que iba drogada y que no vi el coche y por eso tuve el accidente.

-¡Pero eso no es cierto y tu madre lo sabe!

-Sí, ya lo sé, mi madre me quiere y me cree pero ella es como es, su vida social es muy importante y se está hundiendo.

-Pero tú eres su hija Sakura, ella no puede permitir que algo tan superficial como eso afecte a vuestra relación y…

-Van a dejar de ir a buscarme, les oí decir que no soportaban más la situación y que yo estaría mejor en la Residencia, como lo he estado siempre.

Mientras decía aquellas palabras sentía como el alma se le partía en mil pedazos, quería a sus padres y pretendía entenderlos pero aún así le dolía que hubiesen decidido dejarla y más aún sin decírselo a ella.

-Oh, Sakura, cuanto lo siento-dijo abrazándola con fuerza-pero ya sabes que a mí me tendrás para siempre, eres mi amiga y nunca te dejaré.

-Gracias Hinata-sollozó-siempre te has portado muy bien a pesar de todo lo que te hice…

4 horas más tarde.

Ya había vuelto a la Residencia y ahora estaba sentada en el comedor con Ino, acabando de tomar la cena.

-Pues que me perdonen tus padres pero eso es una auténtica cerdada, ¿y ni siquiera han tenido el valor de decírtelo a la cara? Si no van a volver al menos que te lo digan.

-Creo que no me lo han dicho porque no quieren hacerme daño.

-¿Y creen que no te harían daño al ver cómo dejaban de venir a verte sin motivo aparente?-dijo furiosa.

Ino tenía razón, pero ella no tenía ánimos para discutir nada.

-Mejor cambiemos de tema, ¿ha pasado algo interesante en mi ausencia?

Pronto notó un cambio de actitud en su amiga.

-He conocido al chico nuevo, el de la sobredosis, hoy me tocaba ayudar a Shizune, ya sabes, y lo vi-dijo toda emocionada-y no sabes lo bueno que está, todo alto y fuerte, como para comérselo con queso, pero es raro, no habla y mira a todo el mundo como si quisiese matar.

-Hay que tener cuidado con esa gente, no sabes que son capaces de hacer.

-Tienes razón, bueno ya he terminado la cena y un grupo de chicas me ha invitado a una fiesta nocturna, ¿quieres venir?

-No, me duele la cabeza y solo quiero dormir y que me trague la tierra, ve y diviértete, no te preocupes por mí.

-¿Seguro?

-Seguro, iré a buscar una aspirina y me meteré en la cama.

-Entonces hasta mañana.

-Hasta mañana.





Sasuke estaba a punto de quedarse dormido cuando escuchó como alguien abría la puerta.

-¡He dicho que no diré nada!-gritó convencido de que eran Shizune o Tsunade que volvían a someterlo a su interrogatorio.

Pero no era ni la una ni la otra, la chica que había visto la mañana anterior estaba parada en medio de la puerta, con la mano sobre la perilla. Tenía el ceño fruncido, pero sus ojos en ningún momento se posaron sobre él, más bien parecía como si estuviese concentrada en oír algo.

Era guapa, muy guapa, más ahora que la veía de cerca. Esa noche llevaba puesta una camisa blanca y un chaleco del color de su pelo, rosa pálido y una minifalda plisada del color de la blusa. La luz de la luna que entraba por la ventana la iluminaba toda, haciéndola parecer un ángel. Por un momento quedó totalmente embobado.

-Lo siento, solo vengo a buscar una aspirina y ya me marcho-dijo mientras avanzaba a tientas hacia uno de los estantes y palpaba varias cajas de medicamentos.

Había algo extraño en ella, no actuaba como una persona normal, aunque allí lo que escaseaban eran personas normales.

-Hmp.

-Tú eres el chico de la sobredosis, ¿verdad?-preguntó-parece que si-dijo en voz baja, parecía como si hubiese estado llorando-soy Sakura, Haruno Sakura, sé que al principio es un poco duro acostumbrarse a este lugar pero luego todo marcha muy bien, aquí estamos bien atendidos.

Él no contestó, estaba desconcertado, toda la gente que había visto allí hasta ahora lo trataban como a un loco o un bicho raro y aquella chica que no lo conocía de nada lo trataba como a cualquier otra persona. De hecho era la primera persona que desde el accidente le hablase con aquella naturalidad y no con odio o desprecio.

-Me voy a ir-contestó, menos arisco.

-¿Tu familia viene a por ti?

Se extrañaba tanto de tener una conversación normal que casi ni se da cuenta de la pregunta.

-Me voy a fugar-contestó con rabia.

Ella se echó a reír, un sonido tan extraño para él, ¿qué era lo que le hacía tanta gracia?

-Vale, pues suerte-dijo sin dejar de reírse y volviendo hacia la puerta, otra vez a tientas.

Sasuke la siguió con la mirada, desde luego aquella conversación era lo más extraño que había vivido desde hace bastante tiempo.

-Ah, y muchas gracias, conocerte ha sido lo mejor de este día-dijo antes de desaparecer por el pasillo.

Vale, aquello sí que había sido extraño. Ella también estaba loca, nadie en su sano juicio se alegraba nunca de haberlo conocido.
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« Respuesta #6 en: Enero 15, 2012, 06:57 am »
Hola, a quien le interese agregarme me he creado una cuenta en twitter donde procurare ir subiendo nuevas noticias y novedades sobre mis fanfics y responder a todas las dudas que pueda, así que aquí la dejo para los interesados.

Cuenta en twitter: DrestiChan
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Dresti Desconectado
« Respuesta #7 en: Enero 26, 2012, 08:21 am »

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Re:[+16]Reflejos de mi pensamiento[S&S]
« Respuesta #7 en: Enero 26, 2012, 08:21 am »
Aquí traigo la conti, ya sabéis dudas o lo que sea respondo aquí o en twitter.

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4.Amenaza

20 de Abril de 2011, Ciudad de Konoha, Residencia de Reintegración a la Sociedad, 9:00 de la mañana.

Aquel era el tercer día que llevaba en aquella residencia, ahora sabía que era una residencia y no un manicomio. Él no había vuelto a llamar a su familia, los conocía bastante bien como para saber que no irían a buscarlo ni ahora, ni más adelante, pero el personal de la residencia si lo habían hecho, recibiendo siempre la misma respuesta: ‘’Esta familia solo está compuesta por la señora Uchiha y su hijo el señor Itachi Uchiha, nadie más’’ Si antes era un fantasma en su propia casa, ahora ya podía declararse como oficialmente muerte, en su mente perversa ya se imaginaba a su madre en el panteón familiar sellando una tumba vacía con su nombre y diciéndole a sus vecinas: ‘’el pobre falleció en un accidente de tráfico’’ como si a alguna de aquellas víboras les importase.
Estaba sentado solo en aquel pequeño patio interior donde había estado hacía apenas unos días, llevaba puestos unos jeans desgastados y una sudadera negra que ‘’misteriosamente’’ había aparecido con un mensajero en la puerta de la residencia asegurando que era para él, pues esa ropa no era otra que la suya propia, seguramente cortesía de alguno de sus amados familiares, que ya habrían retirado cualquier rastro de su existencia de la casa.
En realidad no le importaba, solo le daba asco y rabia pensar que alguna vez había querido ser parte de esa familia, agradarlos, por suerte era cierto aquello que decían que con la salida de la infancia se pierde la inocencia. A él se le había caído el velo y había empezado a vivir por y para él mismo. Además, en el fondo tampoco estaba tan mal allí, Tsunade había acertado con los medicamentos y las visiones de su padre se habían reducido en más del 50%, lo que no quería decir que hubiese abandonado su idea de abandonar aquel lugar, estaba estudiando el terreno y mientras se dejaba tratar.
Aquel precisamente era el primer día que lo dejaban solo y le permitían pasear por la residencia sin vigilancia, aún así él solo se había molestado en ir a aquel lugar, no era sociable y no le hacía falta ni hacer conocidos en un lugar del que acabaría marchándose. Una vez había tenido amigos, pero hacía tiempo que había dado de lado a Sai y a Naruto, después de la muerte de su padre no podía soportar la compañía de nadie.
Escuchó como la puerta del jardín se abría y por ella entraba la niña aquella que había visto en la enfermería, esta vez iba vestida de calle, con un chándal azul a juego con sus ojos y el pelo castaño recogido en una coleta, la muñeca la mantenía agarrada con su mano derecha. Se miraron durante unos segundos sin expresión ninguna.
La niña se acercó a él y le tendió la muñeca.
-No pienso cogerla, ¿me ves cara de crío o qué?
La niña insistió otra vez con más fuerza.
-Te he dicho que no-dijo dándole un manotazo a la muñeca con tan mala surte que la niña perdió el equilibrio.
Por acto reflejo él la agarró del brazo con una mano.
-Oh, joder-maldijo al ver un enorme cardenal en la muñeca de la niña.
La pequeña retiró el brazo con fuerza, su cara estaba congelada por el terror y se echó a correr hacia otro lado del jardín, fuera de su vista.
-Todos conocemos a la pequeña Mai-chan-dijo una voz tras él.
Sobresaltado se giró y quedó frente a frente con aquella hermosa peli rosa, Sakura se llamaba, había entrado tan sigilosamente que no la había escuchado. Como las dos veces anteriores que la había visto le llegó esa extraña sensación de que ya la conocía de antes y el sobrecogimiento de paz y belleza que le transmitía.
-Yo no le hice nada-dijo a la defensiva.
-Ya lo sé-contestó ella acercándose-ella es así con todos.
Llevaba puesto un uniforme blanco de enfermera, seguramente ese día tenía turno en la enfermería, algunos residentes participaban en ese tipo de actividades.
-No le gusta que la toquen-concluyó mientras se sentaba a su lado en el banco.
-¿Por qué?-se sorprendió preguntando.
La cara de la peli rosa se contrajo un poco.
-Su padre era un borracho y la maltrataba a ella y a sus hermanos-contestó-una vez la paliza fue tan brutal que del miedo que agarró se quedó muda, aún hoy en día le quedan secuelas en el cuerpo de las agresiones, la pobre nunca ha tenido una infancia fácil, pocos pueden entenderlo.
Era cierto, pocos podían entender que tu familia te dejase abandonado como un perro.
-Seguramente ahora esté escondida en algún lugar llorando-dijo ella-¡Mai-chan! Sé que andas por aquí, sal que quiero verte, sabes que aquí nadie va a hacerte daño.
Sasuke alzó las cejas, dudaba mucho de que la niña saliese, él conocía ese tipo de sentimiento y sabía que en esos momentos lo que uno menos quería era público, pero para su sorpresa ni medio minuto después Mai salía de entre unos arbustos con la cara llorosa y la ropa desarreglada. Pasó por su lado mirándolo con desconfianza y se acercó a Sakura y le cogió una mano y empezó a hacer gestos con la suya propia sobre la de la peli rosa. Él las observó a las dos, Sakura miraba al frente con el ceño fruncido y la niña tenía la mirada clavada en él mientras seguía haciendo gestos sobre la mano de la otra.
-Dice que la has asustado cuando la agarraste, que…-la voz de Sakura se atragantó-que así la agarraba su padre cuando la llevaba al cuarto para pegarle, ella cree que ha hecho mal y que por eso te enfadaste, pensó que la ibas a pegar, dice que tenías una mirada muy fría.
-Hmp, yo no iba a pegarte, solo quería apartar esa muñeca-contestó él-sino me la hubieras metido en las narices no habría pasado nada.
Mai volvió a hacer gestos en la mano de Sakura.
-Dice que parecías triste y que ella cuando está triste abraza a Yumi.
Mai se giró hacia él y simuló un amago de sonrisa, antes de marcharse corriendo.
-No necesito la compasión de ninguna niña muda.
La cara de Sakura se contrajo.
-¿Sabes? Aquí no eres el único que tiene problemas y harías bien en tratar mejor a la gente que solo quiere ayudarte.
Se enfureció, ¿qué sabía ella sobre él? No era nadie para decirle como debía actuar o comportarse.
-¿Y tú que sabrás? ¿Qué problema tan grave tienes tú?-preguntó con desprecio.
Ella se levantó llena de rabia.
-Soy ciega, no lo considero un problema, pero ya que te molesta tanto que la gente se preocupe por ti te dejo a solas, pudriéndote en tu miserable soledad.
Y dicho eso se marchó, dejándolo completamente confundido. Ni por un segundo había pensado que ella fuese ciega, es más, ni siquiera pensaba que tuviese ningún tipo de problema físico o mental.
-Hmp-pero bueno, eso a él no le importaba ¿no? Cada uno atendía a su vida, y él ahora tenía que pensar un plan para escaparse.

20 de Abril de 2011, Ciudad de Konoha, Residencia de Reintegración a la Sociedad, 18:00 de la tarde.

-¿Por qué no le tiraste uno de los tiestos a la cabeza?-preguntó Ino-yo lo hubiera hecho aunque después me tocase fregar todos los suelos del edificio.
Sakura resopló, las dos estaban sentadas en el salón de la residencia, Ino tirada cuan larga era sobre uno de los sofás y Sakura apoyada contra una de las estanterías de madera de roble.
-No habría solucionado nada-contestó-además hay algo en él que es muy triste, creo que por eso se comporta así, porque está triste y necesita ayuda, pero él no lo sabe.
-Oh, no-rezongó su amiga-ya empezamos, ahora me dirás que tenemos que ayudarlo, como pasó con los otros miembros de tu ‘’Club de aislados de la Sociedad’’, primero fue Mai, luego Sai…
-Adoras a Mai y estás enamorada de Sai, no creo que seas la más indicada para hablar.
Ino se puso roja como un tomate.
-Bueno, he de reconocer que les he cogido cariño pero ese chico nuevo… da miedo Sakura, tiene la mirada perdida, como si estuviese loco, tú no puedes verlo pero es espeluznante.
-Yo no creo que sea espeluznante-insistió-solo tiene problemas.
-Como todos los que estamos aquí.
Sakura rodó los ojos.
-Problemas más fuertes, además te recuerdo que hace dos días eras tú la que se moría por estar con él porque es guapo.
-Sí, eso fue antes de oírle a Tsunade como le decía a Shizune que había que tenerlo controlado porque parece que tiene esquizofrenia, además se droga Sakura.
Sakura se quedó callada, esquizofrenia… eso si que era grave, no podía imaginar qué tipo de cosas le habían pasado a ese chico.
-No hay que juzgar a la gente sin conocerla y eso tú y yo lo sabemos muy bien-dijo.
-¿Sabes qué? Me rindo, eres imposible Sakura Haruno, yo solo te digo que ese tío es peligroso pero allá tú si quieres relacionarte con él, yo por ahora me marcho, tengo cosas que hacer, nos vemos más tarde.
-Adiós.
Escuchó como las pisadas de su amiga se alejaban de allí y poco después otras se acercaban.
-Hola Sakura-saludó Sai-me pareció escuchar tu voz y la de Ino y decidí acercarme.
-Hola Sai-saludó con una sonrisa-pensaba que estabas ayudando a Shizune en la enfermería, yo tenía intención de ir hoy, pero al final no me he presentado.
-Hoy no, la enfermería está cerrada porque hay que archivar las fichas de los nuevos pacientes que van a entrar el mes que viene así que procura no ponerte enferma.
-No, no te preocupes, ¿y a ti qué tal te va?
-Mejor, gracias a ti he podido empezar a superar mi problema, nunca podré agradecértelo suficiente.
-No es necesario, en este lugar debemos ayudarnos unos a otros si algún día queremos volver a salir al mundo exterior.
-Eso es verdad, pero no todo el mundo lo comprende.
Los dos se quedaron un rato en silencio.
-Escuché que hablabais de Sasuke, el chico nuevo.
Sakura asintió.
-Yo quiero ayudarle pero Ino me dice que estoy loca, ¿te lo puedes creer? Ese chico lo único que necesita es ayuda.
-Ayuda psiquiátrica-dijo él-es agresivo y Tsunade no sabe cómo va a actuar cuando tenga el ‘’mono’’
-¿Mono?-preguntó.
-Recuerda que es drogadicto, cuando están sin droga se vuelven violentos y no digamos cuando tienen esquizofrenia, yo que tú haría caso a Ino y me alejaría de él lo máximo posible, esa gente no trae nunca nada bueno.

20 de Abril de 2011, Ciudad de Konoha, Residencia de Reintegración a la Sociedad, 21:00 de la tarde.

Estaba en su nuevo cuarto, Shizune había cerrado la enfermería por papeleo y él ya no podía seguir ocupando una camilla que podía ser necesaria en cualquier momento por lo que a él le habían buscado un lugar donde vivir. Y Allí estaba, en un pequeño apartamento que se componía de un pequeño saloncito, un baño y una habitación con una cama, un escritorio y un armario, nada más.
No se podía comparar con su antigua habitación pero al menos era algo, y allí no tendría porque soportar la presencia de nadie, salvo del vigilante que quedaría en la puerta y de las enfermeras, que tenían permiso para pasar cuando quisieran aunque él no lo quisiese.
Alguien llamó a la puerta. ¿Había mencionado que allí nadie lo molestaría? Sin duda estaba equivocado. No contestó, si era una enfermera que entrase ella, para algo les habían dado ‘’permiso’’, pero la puerta no se abrió y continuaron llamando.
De mala gana atravesó el apartamento y abrió la puerta, era un residente, más joven que él, con el pelo pajizo y ojos perdidos.
-Tienes visita, vete a recepción-y se marchó sin esperar respuesta.
¿Visita? ¿De quién? ¿A caso Itachi o su madre habían sufrido un golpe en la cabeza?
Contrariado se dirigió hacia la recepción, allí solo había una persona vestida con una gabardina y un sombrero y estaba de espalda por lo que no podía verlo, pero si estaba seguro era de que no se trataba de ninguno de sus familiares.
-¿Quién eres?-preguntó.
El hombre se giró y ambos se quedaron cara a cara. Si su cara no fuese de tendencia inexpresiva a Sasuke se le hubiera descolgado la mandíbula en ese momento ya que no se esperaba para nada encontrarse a esa persona allí.
-Buenas noches pequeño Sasuke-saludó el hombre mientras se sacaba gabardina y sombrero-¿a que no te esperabas mi visita?
-¿Qué haces tú aquí?-preguntó gélidamente-quedamos en que no volveríamos a vernos después de aquel día.
-Si, en eso quedamos, pero he cambiado de parecer después de que el encargo no diese los resultados apetecidos-dijo.
-Hmp, eso no tiene nada que ver conmigo.
-¿No? Escúchame mocoso-gruñó mientras se acercaba amenazadoramente-he perdido mucho dinero y he tenido problemas, y ya sabes qué pasa cuando alguien me causa problemas.
Sasuke no dijo nada, se limitó a mantenerle la mirada, gélida sin un ápice de sentimiento.
El hombre volvió a colocarse el sombrero y la gabardina, dirigió una última amenazadora al pelinegro.
-¿Por cierto que tal llevas el no meterte droga? ¿Ya empiezas a necesitarla no?
Con una sonrisa se marchó y lo dejó solo con sus pensamientos.
El pelinegro permaneció allí por más tiempo, no entendía que estaba pasando pero aquella amenaza no le había gustado nada, además la mano derecha hacía unas horas que había empezado a temblarle, la ausencia de droga empezaba a pasarle factura.
Los valientes son los que saben llorar con la cara descubierta y luchar contra el miedo. El valiente nunca se rinde.

Si Justin Bieber amenaza con saltar de un edificio:
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Dresti Desconectado
« Respuesta #8 en: Abril 20, 2012, 05:27 am »

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Re:[+16]Reflejos de mi pensamiento[S&S]
« Respuesta #8 en: Abril 20, 2012, 05:27 am »
Hola! de verdad siento muchísimo haberos hecho esperar tanto pero realmente me fue imposible tener la conti hecha antes, entre otras cosas porque los exámenes de la universidad y de la escuela de idiomas están muy cerca, y también porque esta es una historia muy cumplicada de escribir, el personaje de Sasuke es muy complejo y eso me dificulta mucho hacer los capis, más que en otras historias, pero en fin, aquí está y espero que os guste, espero no tardar tanto para la próxima.

El tema de por qué Sai no ''recuerda'' a Sasuke (o no quiere recordarlo) y porqué está en ese centro no lo explico en este capi pero si aparecerá en uno de los siguientes.

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5.Voy a ayudarte

27 de Abril de 2011, Ciudad de Konoha, Centro Comercial, 16:00 de la tarde.

-¡Estás genial, Sakura!-exclamó su amiga a todo pulmón.

‘’Menos mal que soy ciega y no puedo ver la cara de vergüenza ajena con la que nos estará mirando la gente’’ pensó.

Ese día habían dejado salir a un grupo de pacientes con unos pocos vigilantes, ya que aquello era parte del plan para su posterior reinserción a la sociedad, así que allí estaban, en el centro comercial.

Ino la había arrastrado como una loca poseída por todas las tiendas de ropa y la había usado de maniquí.

-¿De qué color es y qué forma tiene?-preguntó agarrándose la prenda que le acababa de meter por los brazos-y no me mientas Ino, porque si es alguna de tus excentricidades acabaré dándome cuenta.

-Es una preciosa blusa de tirantes de color rosa, ideal para el baile que habrá dentro de un mes.

Ah, sí, el baile. El baile que la Residencia realizaba todos los años y al que ella no tenía intención de ir pero Ino la iba a arrastrar, así que de todas formas iría.

-Y esta falda corta blanca de brillantinas te quedaría genial con ella.

-Ino, ya me has comprado medio centro comercial, no creo que necesite nada más.

Sakura podía imaginarse la cara de espanto que pondría su amiga, a Ino ni siquiera le parecería suficiente comprarse una ciudad entera de ropa. No pudo evitar sonreír, hacía unos años ella hacía totalmente lo mismo. Sacudió la cabeza. No, ella ya no era la misma y ni siquiera quería recordar a la antigua y odiosa Sakura, con eso no le hacía ningún bien a nadie, y menos a ella misma.

-Pero no sabes la de cosas que pueden pasar en el último momento, un deshilachado, un agujero… hay que estar preparados.

-Imaginaba que diría algo así-susurró.

-¿Qué?

-Nada, nada, que estoy contenta así-dijo-si quieres comprar la ropa, cómprala, no tengo fuerzas para pararte.

-Por supuesto que no.

Sakura se quitó la ropa y se la dio a su amiga y luego volvió a ponerse la suya, ambas salieron del probador entre la cantidad de bolsas que Ino había ido acumulando al salir de cada tienda.

-Sakura…-murmuró, parándose de golpe.

-¿Si?-preguntó extrañada.

-Será mejor que esperemos un poco para ir a pagar, acabo de recordar que necesito otro vestido.

La peli rosa sabía de sobra que algo estaba pasando, el tono de voz de Ino se notaba tenso y lleno de ira y dudaba mucho que fuese por un simple vestido.

-¿Qué pasa, Ino?-preguntó preocupada.

-Nada, insisto en que volvamos hacia atrás-dijo empezando a empujarla.

La ojijade iba a replicar pero alguien la interrumpió.

-Vaya, vaya, mira quien ha vuelto al mundo, no es otra que Sakura Haruno.

Aquella voz… Sakura se quedó quieta, notando el tenso agarre de Ino en su brazo.

-Karin-se limitó a decir.

-Que bien que nos veamos de nuevo, bueno no… que yo te vea a ti de nuevo-dijo con burla.

Sakura notaba el agarre de Ino cada vez más tenso y sabía que como continuasen allí su amiga acabaría acusada de asesinato.

-Si, como siempre es un placer, ¿nos vamos, Ino? Ya deben estar esperándonos.

Echó a andar pero al primer paso se chocó contra un cuerpo y luego escuchó varias risitas, al parecer Karin no iba sola.

-Perdona Sakura, a veces se me olvida que eres ciega, tengo curiosidad ¿cómo haces para vestirte? ¿Te compras ya todo negro para que haga juego con lo que ves? Ya sabes, oscuridad.

Bien, ahora el agarre de Ino era como el acero y ella también estaba empezando a enfadarse.

-Quítate de en medio Karin-amenazó.

-¿O sino qué? ¿Vas a pegarme, como hacías con Hinata? Eres una vulgar cegata, no acertarías ni el primer golpe.

Lo que pasó a continuación fue una gran cantidad de sonidos juntos a la misma vez (gritos, golpes e insultos) que no le permitieron percatarse de lo que pasaba, solo sabía que Ino ya no la agarraba.

-Como puedes ver-escuchó a su amiga-yo sí que puedo pegarte, y bien fuerte, imbécil, vámonos Sakura, respirar el mismo aire que estas idiotas nos puede afectar al cerebro.

La peli rosa se dejó arrastrar fuera de la tienda, y luego del centro comercial, sin decir nada, pero una vez notó el aire fresco de la calle en su cara le preguntó a Ino que era lo que había hecho, aunque podía imaginárselo.

-Le pegué un puñetazo-contestó llanamente-iba a darle en la nariz pero luego pensé que le molestaría más que le dejase un buen morado en la cara, tendrá que usar mucho maquillaje para ocultarlo.

-No tenías por qué haberlo hecho-dijo la peli rosa.

-¿Bromeas? Se estaba riendo de ti Sakura, y estaba faltando al respeto a las personas como tú, no somos monos de feria para que se anden riendo de nosotros, bastante desgracia tenemos ya para que nos anden tratando así-contestó.

-Ella solo quiere humillarme, fue lo que hice yo durante mucho tiempo con ella y el resto de mis ‘’amigas’’.

-Eso no es una excusa para que te trate de esa manera y si vuelve a hacerlo no será solo un puñetazo lo que reciba, le daré una paliza de órdago.

Sakura no pudo evitar sonreír.

-No puedes defenderme siempre-dijo.

-Al menos déjame intentarlo, ¿gritó mucho?

-Sí, y te llamó de todo.

-Sí, algo pude leerle en los labios-dijo en mitad de una carcajada-bueno, ahora es mejor que nos olvidemos de este mal encuentro, ahora solo podemos pensar en el baile y con quien iremos.

-No te olvidas del tema ¿eh?

-Nunca, así que vete pensando con quien vas a ir.

-Ya te dije que iré sola Ino.

-Y yo ya te dije que no permitiría que fueras sola, así que vete pensando con quien irás o yo misma tendré que elegirte acompañante.

-Pero si ni siquiera tú le has pedido a nadie, ¿por qué no te centras en ti?-protestó-ah, claro, porque tú si tienes a alguien en mente, el problema es que no tienes valor de pedírselo.

Ya podía imaginar lo sonrojada que estaría Ino en ese momento.

-Ya sabes, puedo preguntarle a Sai si quiere ir contigo-ofreció la peli rosa.

-No será necesario-contestó bruscamente.

27 de Abril, Ciudad de Konoha, Residencia de Reintegración a la Sociedad, 20:30 de la tarde.

Estaba muerto de frío, como nunca antes lo había estado, y por encima el cuerpo le dolía por todas partes y la mente no le funcionaba bien. Estaba asustado y ansioso al mismo tiempo.

Llevaba varios días encerrado en su apartado, sufriendo en silencio, aunque se imaginaba que Shizune, Tsunade y el resto del cuerpo médico de la Residencia sabía perfectamente lo que le estaba pasando y por qué había decidido mantenerse encerrado en su cuarto.

La necesidad de droga era insoportable, era lo peor que había tenido que soportar en toda su vida y no ayudaba en nada el hecho de que su padre había vuelto otra vez.

-Vas a morir.

-Cállate-masculló.

-Sabes que si no te matan las ganas de drogarte Orochimaru lo hará.

-¡He dicho que te calles!

-¿Sabes, Sasuke? Nunca imaginé que podría ser tan cobarde, me has sorprendido.

Esta vez el pelinegro ni se molestó en contestar, sabía que su padre no lo dejaría nunca y que estaría ahí siempre, toda su vida atormentándolo.

-Orochimaru te va a matar por no haber cumplido tu trabajo.

FLASH BACK

Sasuke se bajó de su coche en cuanto aparcó delante de aquel edificio destartalado y solitario que había en medio del polígono industrial que había a las afueras de Konoha. Fuera hacía frío pero él iba en camiseta de manga corta. Aunque no quisiera reconocerlo, estaba algo asustado, siempre se sentía así cada vez que recibía un encargo de Orochimaru, pero era lo que le quedaba si quería seguir manteniendo el pellejo.

Antes de llegar a la puerta, un hombre negro y alto salió de entre las sombras y le pidió su identificación y le preguntó sus intenciones.

-Orochimaru-sama me ha citado para que le haga un encargo.

El hombre negro se encogió de hombros y le abrió la puerta, dejándole pasar.

Sasuke accedió al interior, que estaba más desastroso que por fuera, si es que eso era posible, recorrió todo el pasillo y se paró delante de la única puerta por la cual salía una rendija de luz. Adentro se escuchaba el golpetear de unos dedos sobre el teclado de un ordenador, pero este sonido se detuvo nada más él llamó a la puerta.

-Puedes pasar Sasuke-kun-escuchó la silbante voz de Orochimaru desde el interior.

No se hizo de rogar y entró adentro, con la cabeza bien alta y su acostumbrada expresión neutra, una cosa es que estuviese alerta y un poco asustado y otra era que lo mostrase delante de aquel ser, Orochimaru era un persona que tendía a aprovecharse de las debilidades de las personas que caían en sus redes para obligarlas a hacer siempre todo lo que él deseaba.

-Estoy muy contento con tu trabajo, Uchiha-sonrió.

Orochimaru era un hombre más bien alto, con la piel blanca como un folio, el pelo largo y liso de color negro, los profundos ojos de un miel intenso y las facciones finas y muy marcadas. No era muy musculoso pero sí ofrecía un aspecto atlético y sinuoso que daba la sensación de ser tan ágil y maleable como el de una serpiente, animal con el que solía identificarse.

-Hmp-se limitó a murmurar el Uchiha.

-Quien iba a decir que el menor de los Uchiha fuese tan eficiente, si tu padre aún viviese estaría orgulloso de lo que ha hecho su hijo-dijo con sorna.

Sasuke apretó los puños con fuerza, pero por lo demás se mantuvo igual de inexpresivo que antes.

-Sí, ya veo, como siempre no consigo sacar ni una triste emoción de tu interior, es una pena que vaya a perderte.

En ese momento Sasuke se permitió fruncir el ceño, extrañado, ¿perderle? ¿Es que acaso iba a mandarlo fuera? ¿O tenía intención de matarlo como había hecho con otros?

-Ya veo que te extrañas, bueno te diré que con este último encargo quedará saldada tu deuda para conmigo y podrás irte cual pajarillo, yo te prometo que si haces bien lo que voy a mandarte no te molestaré nunca más.

-Dime qué tengo que hacer-se limitó a decir.

Orochimaru sonrió ladinamente mientras sacaba una carpeta roja de debajo de su escritorio.

-Hay encontrarás todos los detalles, tienes una semana para llevar a cabo lo que ahí se te ordena, no hace falta que vengas hasta aquí cuando hayas terminado el trabajo, yo me enteraré si lo has hecho o no.

Sasuke se quedó quieto en su sitio con aquella carpeta en la mano.

-Bien, eso es todo, un placer haberte conocido Sasuke Uchiha, no nos veremos nunca más si cumples con lo mandado, que te vaya bien en tu vida-y le hizo un gesto con la mano para que se marchase.

Antes de que el pelinegro saliese por la puerta Orochimaru volvió a hablar.

-Sino cumples lo pactado yo mismo te mataré Sasuke, ya sabes que nunca bromeó.

Sasuke no esperó ni un minuto más y salió de allí. Cuando estuvo fuera del edificio entró en el coche y se alejó a toda velocidad para volver a detenerse en un descampado a unos kilómetros de distancia.

Cogió la carpeta roja y la abrió. El corazón se le paró al ver lo que ponía ahí dentro.

FIN DEL FLASH BACK

-Eres un fracasado-continuó atormentándolo Fugaku-no te mereces ni llevar mi apellido.

Sasuke se acurrucó aún más debajo de las mantas y cerró los ojos con fuerza. Quería morirse, en ese momento era lo único que quería, morirse para dejar de aguantar todo ese dolor. Sentía que ya no podría más.

La puerta del apartamento se abrió pero no hizo caso, sería alguna enfermera que venía a traerle aquellos medicamentos que nunca le hacían nada. Escuchó los pasos delante de la puerta de su cuarto pero no se giró, no quería ver a nadie, solo esperaba que la enfermera se fuese lo más rápido posible.

-¿Estás aquí?

Quien preguntaba no era una enfermera, Sasuke reconoció la voz de aquella chica ciega, Sakura. No sabía qué hacía allí, pero en ese momento no la quería cerca.

-¿Qué quieres? Lárgate-contestó.

Al poco rato sintió como el colchón de la cama se hundía un poco, señal de que ella se había sentado al otro lado. Con un bufido se giró y se la quedó mirando. Ella tenía la mirada clavada en algún punto indeterminado al frente, por lo que él solo la veía de perfil. Llevaba un vestido corto de tirantes y de color rosa y el pelo recogido en un simple moño. Estaba hermosa, pero eso era algo propio en ella.

-Lo siento-dijo ella de repente.

Él se quedó de piedra, ¿por qué le pedía perdón?

-Lo siento muchísimo-parecía estar a punto de llorar-siento que tengas que sufrir tanto.

Desde luego él se había esperado todo menos aquello.

-Vine antes aquí, pero las enfermeras no me dejaron entrar, creen que eres peligroso.

Bueno, aquello no le extrañaba, él mismo estaba convencido de ello, pero ¿entonces que hacía ella ahí?

-Entonces, ¿por qué has venido?-no pudo evitar preguntar.

Ella se giró un poco y él pudo ver que estaba llorando, ¿llorando? ¿Por él?

-Porque no creo que seas peligroso, solo eres un chico asustado.

La firmeza y sinceridad con las que dijo esas palabras lo dejaron de piedra y un inmenso frío se instaló en su interior, ¿por qué ella que apenas lo conocía de unos días iba allí llorando y le decía aquellas cosas?

-Cuando yo me quedé ciega era así como tú, trataba mal a todo el mundo para que me dejasen sola, quería convencerme a mí misma que no pasaba nada y que yo sola podría con todo, pero lo que pasaba en realidad es que tenía miedo, estaba asustada y me sentía sola.

Le costaba creer que una persona como ella, que parecía buena y sincera, pudiese haber tratado mal a nadie.

-Si no fuese por la ayuda de los demás residentes me hubiera hundido cada vez más en aquel pozo negro, yo no sé qué te habrá pasado a ti Sasuke, pero quiero ayudarte, no está bien juzgar a una persona por las apariencias y tú no eres mala persona, soy ciega pero puedo ver el interior de la gente con claridad y sé que tú no eres malo y que lo que te haya hecho acabar aquí no ha sido culpa tuya.

La reacción de Sasuke ante esas palabras fue ponerse furioso, ¿Qué sabía ella? ¿Quién se creía ella para ir a decirle aquellas cosas? Ella no lo conocía de nada y él no necesitaba la compasión ni la lástima de nadie. Se incorporó con dificultad en la cama, pues todo su cuerpo temblaba, y la miró fijamente.

-Quiero que te marches ahora-le espetó con tono envenenado-no necesito la compasión de ninguna ciega que necesita consolar a los demás para sentirse mejor.

Estaba seguro de que ella se levantaría y se iría ofendida, como había pasado la última vez, pero Sakura no se movió ni un ápice y giró la cara hacia él. Sasuke se quedó paralizado ante la fuerza que despedían aquellos ojos apagados, había tanta tristeza en ellos que Sasuke llegó hasta sentir culpa y tuvo que acabar apartando la mirada, aunque sabía que ella no podría notarlo.

-No te tengo lástima-dijo ella-odio la lástima tanto como tú, solo quiero ayudarte.

-Estoy enfermo, nadie puede ayudarme ¿entiendes? No quiero la ayuda de nadie-gruñó.

Sakura se secó las lágrimas y se levantó de la cama.

-Tengo que irme, dentro de poco vendrán a traerte la cena y nos echarán una buena bronca si me encuentran aquí-dijo con una pequeña sonrisa.

Caminó lentamente hacia la puerta de la habitación y una vez allí se giró.

-Voy a ayudarte-dijo convencida y luego se marchó.
Los valientes son los que saben llorar con la cara descubierta y luchar contra el miedo. El valiente nunca se rinde.

Si Justin Bieber amenaza con saltar de un edificio:
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« Respuesta #9 en: Junio 30, 2012, 06:08 am »

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« Respuesta #9 en: Junio 30, 2012, 06:08 am »
¡Hola gente! sí, lo sé, he tardado muchísimo, mi excusa es la misma, los estudios y el cansancio no me dejaban escribir pero en fin, como recompensa he hecho una conti más larga de lo que suelo hacer normalmente. Para la próxima intentaré venir antes pero no prometo nada, me quedó una asignatura para septiembre que es muy larga y además estoy en la autoescuela así que sigo sin tener mucho tiempo libre u.u

Espero que os guste la conti y me dejéis comentarios para hacérmelo saber^^

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6.Confesiones

18 de Mayo de 2011, Ciudad de Konoha, Cafetería del centro, 12:00 de la mañana

-¿Y dices que ese chico aún no se repone?-preguntó Hinata-es triste ver como algunas personas tiran su vida por la borda.
-Sí, aunque yo sigo pensando que él se ha metido en las drogas porque tenía problemas y no sabía cómo afrontarlos, no por diversión-contestó la peli rosa mientras se llevaba su taza de café a los labios.
Ese día Hinata había ido a buscarla a la Residencia para ir a dar una vuelta y que se despejase un poco. La verdad es que habían pasado un mes desde que había empezado a ayudar a Sasuke pero las cosas no habían mejorado para nada. La ausencia de drogas le había empeorado el carácter y apenas era capaz de mantener el control sobre el temblequeo de su cuerpo. Ella había ido todas las noches a visitarlo, los primeros días él le dedicaba desplante tras desplante, pero ella no se iba, y estos últimos días ya no le decía nada, se dedicaba a darle la espalda y mantenerse quieto, como si estuviese dormido, mientras ella le contaba lo que había pasado en la Residencia a lo largo del día.
-Se te ve muy preocupada por él-dijo su amiga.
Sakura suspiró.
-¿Y cómo no estarlo? Me recuerda a mí cuando llegué a la Residencia, no te haces ni idea de lo solo que debe sentirse en estos momentos.
Hinata le pasó una mano por la espalda para animarla.
-Ese chico no sabe la suerte que tiene de tenerte como amiga, estoy segura que con tu ayuda y la de los demás de la Residencia logrará salir adelante, no tienes por qué estar triste.
Sakura asintió y sonrió, su amiga tenía razón, además no era momento para aburrirla con sus penas, Hinata quería decirle algo importante y hasta ahora había sido ella la que había estado hablando todo el rato.
-Disculpa Hinata, tú querías hablarme de algo y yo no te he dejado hablar.
-Emm… es cierto-dijo algo nerviosa, Sakura incluso intuyó que estaría roja hasta la médula.
-¿Y bien?-preguntó al ver que su amiga no continuaba.
-Es que yo…-susurró-tengo novio.
La peli rosa se quedó a cuadros, se había esperado cualquier tipo de declaración menos esa, no es que pensara que Hinata no fuese capaz de tener novio, al contrario era una chica muy guapa y muy buena, pero también era muy tímida y eso la limitaba mucho a la hora de relacionarse con los demás, no digamos para tener novio.
-Me alegro mucho por ti Hinata-dijo sinceramente-espero que sepa tratarte como te mereces, pero cuéntame, ¿cómo es él?
-Pues verás se llama…

A la misma hora en la Residencia de Reintegración a la Sociedad…

-¡Naruto!-gritó Tsunade a pleno pulmón por los pasillos de la Residencia.
Tenía la venita de la frente hinchada y sus ojos despedían el más ardiente de los fuegos.
Hacía apenas dos meses atrás su hermana y su cuñado, que vivían en China desde hacía cuatro años, le habían mandado a Naruto, su sobrino, a pasar una temporada en Konoha, el chico había vivido su infancia y su adolescencia entre Konoha y Suna y añoraba su antigua vida, más aún cuando llevaba cuatro años en el extranjero.
Ese era el primer día que le permitía acompañarla a la Residencia y ahora lo había perdido de vista, no es que él a sus 22 años necesitase niñera, pero su carácter hiperactivo podía provocar cualquier tipo de problema en un lugar como ese.
-¿Dónde se habrá metido?-preguntó abriendo cada puerta que se encontraba por delante.


-¿Es que en este sitio no tiene baño o qué?-preguntó el rubio hastiado de recorrerse la Residencia de arriba abajo en busca del bendito servicio.
Resignado, dio media vuelta por dónde había venido, pero iba tan ofuscado que ni siquiera vio al chico que doblaba la esquina en dirección contraria a la de él, el golpe fue de órdago. Naruto cayó al suelo y el otro chico fue a dar contra la pared.
-¡Demonios!-exclamó el rubio sobándose el golpe que había llevado en el trasero mientras se levantaba-lo siento, ¿está bi…?
No consiguió acabar la pregunta, se había quedado mudo de la sorpresa, pues aquel con el que se había chocado no era otro que su antiguo compañero de juergas, Sai. El chico moreno apenas había cambiado, llevaba el mismo corte de pelo, la expresión de su cara era exactamente igual, la única diferencia es que su cuerpo se había acabado de formar del todo y había crecido unos centímetros.
-Disculpa, iba distraído y no me fijé en ti, eres nuevo ¿verdad?-preguntó el moreno.
Naruto se quedó estupefacto, Sai actuaba como si no lo conociese de nada, pero eso no era posible, él no había cambiado tanto en esos cuatro años para que su viejo amigo no lo reconociese.
-¿De verdad no me reconoces, Sai?-preguntó-soy yo, Naruto.
Sai lo miró fijamente, pero en sus ojos seguía sin aparecer señal alguna de reconocimiento.
-Lo siento, tal vez sea cierto que me conozcas-contestó-hace algunos años sufrí un accidente en el que perdí la memoria, desde entonces no recuerdo nada.
Naruto no podía estar más impresionado, claro, eso explicaba el hecho de que Sai estuviese en aquel lugar. El rubio se vio obligado a decir algo ante la confusa mirada del que había sido uno de sus mejores amigos.
-¡Así que estabas aquí!-exclamó Tsunade, apareciendo por el lugar que anteriormente había ocupado Sai-¿no te habrá estado molestando verdad, Sai?
-Oh no-contestó-todo lo contrario, dice que yo era uno de sus mejores amigos.
Tsunade sustituyó su mirada de enfado por una de incredulidad y después por otra de alegría.
-¿Es eso cierto?-preguntó mirando a su sobrino.
-Sí.
-Eso es algo fantástico-dijo la mujer-nos puede ayudar mucho con Sai que le hables de cómo vivía él antes de perder la memoria.
Naruto asintió, sin saber muy bien que decir, en la vida había pensado que le pasaría eso, pero él no sabía que aquella Residencia encerraba muchas más cosas de las que él conocía.
A la misma hora, en la habitación de Sasuke…
Apenas lograba mantener un poco de control sobre su cuerpo y mucho menos de su mente desde el momento que dejó de tomar drogas, él creía que había sufrido el peor infierno posible en su casa hasta entonces pero aquello… aquello era peor que el fuego eterno, su cuerpo dolía y no respondía a señal alguna que le mandase su pobre cerebro, ni siquiera su cerebro era capaz de comprender lo que sucedía a su alrededor, solo gritaba por la necesidad de droga y por lo asustado que estaba frente a las ya permanentes visiones de su padre, que no dejaban de atormentarlo. Por lo menos ahora estaba mejor, hacía dos semanas n siquiera era capaz de procesar las imágenes que pasaban por delante de sus ojos, ahora al menos podía mantenerse sentado y contestar a las preguntas que le hacían las enfermeras o Tsunade, en sus visitas diarias cuando iban a ver como se encontraba.
Sinceramente, ni entendía cómo es que seguía vivo y cuerdo, todo lo cuerdo que podía estar una persona que ve a su padre muerto. Para él aquel mes había sido, y seguía siendo aún, una tortura física y mental constante, y lo había pasado todo él solo, a veces incluso había llegado a pensar que estaba muerto y había ido a parar al infierno a pagar por todo lo que había hecho. Pero a fin de cuentas no era nada nuevo, él siempre había estado solo y así seguiría, la gente era demasiado egoísta y cada uno solo miraba por sí mismo como para preocuparse por un despojo como él.
-Y siempre seguirás solo-la voz de su padre se hizo eco de sus pensamientos-porque eres un asesino.
Ya ni siquiera reaccionaba ante la voz de su padre, iba a seguir allí aunque él gritase o luchase porque se fuera.
La verdad es que Sasuke en el fondo sabía que no había estado tan solo, cierta molesta peli rosa había ido a su cuarto todas las noches. Al principio le había gritado que lo dejara en paz pero ella parecía no escucharlo porque seguía sentada junto a él y hablando, la mitad de las cosas no lograba entenderlas, por culpa de su torturada mente, pero a veces si lograba escuchar, ella le hablaba del día a día en la Residencia y que cada día lo notaba un poco mejor. Eso lo desconcertaba, ¿por qué ella, que no lo conocía de nada, iba todas las noches allí para contarle tonterías que a él ni le iban ni le venían? No lo entendía, no podía encontrar un motivo para la forma de actuar de la peli rosa. Él por supuesto nunca le hablaba a ella, de todos modos ¿Qué iba a decirle? No la conocía de nada y no le interesaba jugar a los amiguitos con nadie, ¿entonces por qué le daba tantas vueltas a la cabeza al tema? Tal vez fuera porque cuando ella estaba su padre se retiraba de su mente…
La puerta del apartamento se abrió, interrumpiendo sus pensamientos, y poco después lo hizo la de su cuarto. Sasuke ya estaba preparado para la revisión de la enfermera pero lo último que se había esperado es que quién entraba a visitarlo era aquella niña pequeña, Mai. La niña sonrió levemente y lo saludó alzando una mano. Luego caminó hacia él y se sentó en el lugar de la cama donde solía hacerlo Sakura.
El pelinegro se fijo que en sus dos pequeñas manos llevaba un paquete de galletas y una bolsa de patatas fritas. Sin ningún tipo de miramiento, la niña extendió las patatas hacia él. Sasuke se quedó quieto, sin entender muy bien lo que pretendía la niña, vamos, ni siquiera sabía qué demonios estaba haciendo allí. Al ver que él no reaccionaba ella insistió pero él continuó sin hacer caso. Frustrada, se sacó una pequeña libreta del bolsillo y un lápiz y empezó a escribir algo, luego se lo dio al pelinegro.
‘’Hoy es el día de las chuches, todos nos llevamos un montó a nuestras habitaciones, había ositos de goma, mis preferidos, y muchas cosas ricas, cogí un montón, y luego me acordé que tú como estás malito no podías ir a coger para ti, así que cogí algo para traértelo, te iba a dejar algunos ositos de goma pero están tan ricos que me los comí todos. ’’
Sasuke estaba incrédulo, en la vida alguien se había acordado de él cuando estaba enfermo y no podía valerse, ni siquiera su madre, que cuando él era más joven y estaba enfermo lo dejaba sólo en casa para ir a sus ‘’reuniones sociales’’.
Cogió la bolsa de patatas y el paquete de galletas con cara inexpresiva. La niña no dejó de mirarlo mientras comía y solo cuando terminó volvió a escribir en la libreta.
‘’Tengo que marcharme, si saben que he venido aquí me castigarán toda la tarde contra la pared, pero prometo que volveré, tengo que enseñarte a jugar con mi muñeca’’.
Y después de eso hizo algo que a Sasuke aún lo descolocó más, se acercó a él le dio un fugaz abrazo y se marchó corriendo mientras se oía su risa en la distancia.

18 de Mayo de 2011, Ciudad de Konoha, Residencia de Reintegración a la Sociedad, 11:30 de la noche.

Hacía un buen rato que Ino dormía, se había quedado agotada después de estar todo el día ultimando las cosas del baile que se celebraría en la Residencia dentro de unos pocos días, escuchaba su respiración desde el otro lado de la puerta, la envidiaba, ella no, hoy era una de esas noches en que los recuerdos no la dejaban dormir, los recuerdos… y los remordimientos, pero esa noche en concreto ningún recuerdo ni ningún remordimiento eran los culpables de sus desvelos, sino la añoranza, la añoranza de algo que nunca tuvo y que probablemente nunca tendría, amor.
Había sido Hinata, con su alegre parloteo sobre su novio, la que le había recordado algo que ella tal vez nunca llegaría a recibir, porque no era tonta, ella se consideraba como cualquier otra persona pero sabía muy bien que casi nadie estaría dispuesto a estar con ella siendo ciega, por no hablar de las cosas horribles que había hecho en el pasado, cosas que ni se atrevía a recordar. Era un monstruo, un ser humano vil y cruel que se merecía todo lo malo que le pudiera pasar.
No quería llorar, pero no podía evitarlo, la culpa y la infidelidad pesaban sobre ella como una losa y cada vez se veía menos capaz de soportar su peso.
El apartamento la ahogaba, así que salió y echó a andar, tal vez con cada paso andado podría dejar atrás un poco de pesar, pero bien sabía ella que no sería así, se podía huir de cualquier cosa menos del pasado. Al final se detuvo y se dio cuenta de que no sabía dónde estaba, había caminado sin rumbo y estaba perdida. Se dejó caer como un fardo al suelo y apoyó la espalda contra la pared, lloró con todas sus fuerzas, sin importar que todo el mundo estuviese en la cama o que alguien pudiese escucharla, le daba igual. Sólo quería que todo acabase, que se acabase de una vez.
Al otro lado de la puerta junto a la que se había sentado Sakura, Sasuke también permanecía despierto, pero él no estaba preocupado, siempre le había costado horrores conciliar el sueño, pero lo que realmente le ponía nervioso era que alguien se había puesto a llorar a moco tendido al otro lado de la puerta, ¿es que no tenían vida propia que tenían que amargarle más la suya? Al ver que el lloriqueo no paraba, empleó todas las fuerzas de su cuerpo para incorporarse, no estaba seguro de poder andar, pero si lo lograba echaría a aquel pesado del pasillo.
Abrió la puerta de muy mala gana pero se quedó quieto al ver que no era otra que Sakura la que estaba sentada en el suelo, llorando, como si algo horrible le hubiese pasado. La peli rosa escuchó una puerta abrirse y por un momento se quedó quieta, escuchando.
-¿Hay alguien ahí?-preguntó con voz nasal.
Tenía la cara llena de manchitas rojas y los ojos hinchados de tanto llorar. A Sasuke le fastidiaba la gente llorona y Sakura parecía ser una de esas, ya debía ser la segunda o tercera vez que la veía llorar en el poco tiempo que se conocían y eso la hacía aún más molesta.
-Si quieres llorar lárgate a tu cuarto que aquí molestas-le dijo.
-Así que eres tú-la escuchó susurrar pero no respondió nada-siento haberte molestado, ya me voy.
La observó levantarse y dar unos pasos hacia la izquierda, luego se detuvo de repente, con el cuerpo temblándole, y volvió a sollozar de nuevo. Sasuke rodó los ojos, ¿podía ser posible que eso le estuviese pasando a él?
-Lo siento-se disculpó ella entre lágrimas-pero estoy tan nerviosa que no recuerdo como volver a mi cuarto.
Oh, genial, ahora le tocaría hacer de niñera, eso o tenerla fuera en el pasillo llorando toda la noche. Se paró a pensar, él apenas si lograba tenerse en pie así que mucho menos podría acompañarla hasta su apartamento. Se llevó una mano a la cabeza y suspiró, no quedaba más remedio que dejarla entrar.
-Pasa, cuando te tranquilices te vas-le dijo.
La peli rosa dio media vuelta y asintió, entró en el apartamento después de él. En vez de ir al cuarto se sentaron en el pequeño sofá del salón, Sasuke se iba a ir a su cuarto y dejarla allí sola pero ella empezó a hablar.
-Soy un monstruo-dijo.
No supo porque pero aquella afirmación llena de pena y de culpa le heló la sangre, hacía apenas unos minutos él había estado pensando eso de sí mismo.
-Crees que tú eres un monstruo-continuó ella-pero yo soy peor, mucho peor.
-Que sabrás tú-se sorprendió contestándole.
Ella rio ácidamente.
-Sé muchas cosas, sé cosas sobre la pena y la culpa, llevo cargando con ellas desde hace cuatro años, ya te lo dije muchas veces, soy una mala persona.
Sasuke no podía entender que le llevaba a decir esas cosas, era una fastidiosa llorona y muy molesta cuando se lo proponía, pero en aquel corto tiempo que se conocían nunca la había visto hacer nada que perjudicase a los demás, muy al contrario, ayudaba, intentaba ayudarlo a él, y ese era el motivo de que esa chica lo desconcertase tanto, la ayuda desinteresada que ofrecía a todo el mundo que la necesitase.
-Antes de venir aquí, de quedarme ciega, hice cosas horribles-susurró aterrada.
Las piernas de Sasuke se estaban quedando sin fuerzas así que de mala gana tuvo que sentarse al lado de ella en el sofá, además, debía reconocer que la chica había despertado su curiosidad y él nunca sentía curiosidad por nadie.
-Lo que más recuerdo fue algo que pasó pocas semanas antes de mi accidente-dijo.

FLASH BACK
Era la 1:00 de la madrugada cuando Sakura llegó a la plazoleta en el coche de Kiba. Todo el lugar estaba abarrotado de gente y el sonido de las motos lo llenaba todo.
-Más te vale que ganes hoy Kiba-advirtió-o no volverás a verme el pelo, yo no ando con perdedores.
El castaño hizo una mueca de disgusto pero no dijo nada, nadie contrariaba a Sakura Haruno sin pagar consecuencias, y eso lo sabía él muy bien. Sin decirle una palabra se fue hacia el grupo de moteros, allí estaban sus amigos esperándolo con su moto, mientras Sakura se dirigió hacia donde estaban Karin y Tayuya.
-Pensábamos que no venías Sakura-dijo la última.
-No es que me guste frecuentar estos lugares asquerosos llenos de chusma-dijo haciendo una mueca de asco-pero a veces no se puede evitar.
-¿Correrás con Kiba?-preguntó Karin.
-¿Qué otra cosa sino puedo hacer aquí?-preguntó con desgana.
-Pues os deseo suerte, hoy han venido corredores muy buenos, ¿ves aquel de allí?-dijo señalando a un chico alto y fornido vestido de cuero y casco negros-dicen que es el mejor de toda la región y que es invencible.
-¿Ah, sí?-lo miró frunciendo el ceño-lástima que esta noche vaya a perder.
FIN DEL FLASH BACK

-Y claro que perdió-susurró-perdió por mi culpa.
Sasuke estaba a punto de mandarla al cuerno, ¿y eso era tan horrible? ¿Qué por su culpa una persona hubiese perdido una carrera? Esa tía estaba chalada.
-Antes de que empezara la carrera-continuó ella-él dejó sola la moto y yo fui y le truqué los frenos, la carrera empezó, Kiba me llevaba a mí de pasajera y él a una chica que yo no conocía, él iba ganando hasta que llegamos a la última curva, quiso frenar pero…
Tuvo que parar ante la incontable cantidad de sollozos que inundaban su garganta. Sasuke empezó a adivinar lo que había pasado.
-La moto se descontroló y fue a chocar contra un edificio, luego todo pasó muy rápido, los servicios de emergencias hicieron todo lo que pudieron pero ya era tarde, el chico sobrevivió pero ella murió en el acto, ¿y sabes en lo único que pensaba yo mientras se llevaban su cadáver?-preguntó con ira-en que mi novio y yo habíamos ganado la carrera, nadie nunca encontró al culpable del mal estado de los frenos ¡soy un monstruo!
El pelinegro se quedó callado, le costaba creer que aquella chica le estuviese diciendo la verdad. Se quedó mirándola largo rato mientras ella temblaba y lloraba, sus ojos, que eran incapaces de ver, estaban llenos de angustia y culpa. Era sobrecogedor y no pudo evitar verse a él reflejado en ella, la misma mirada, el mismo temblor, la misma sensación, él sentía lo mismo respecto a la muerte de su padre, él había muerto por su culpa.
-Yo también maté a una persona-susurró-maté a mi padre
Sakura guardó silencio, incrédula. Él también estaba sorprendido, ¿por qué había dicho eso? ¿Por qué le había contado eso a ella? Pero su boca había empezado a funcionar por su cuenta, incapaz de callarse, incapaz de seguir guardando dentro aquella culpa, porque aunque él se negase a verlo necesitaba compartirla con alguien.
-Mi padre vino a buscarme a una fiesta, yo estaba muy borracho y me negué a ir con él en su coche, me subí al mío y él también, yo sabía que estaba muy borracho y que no podía conducir, que podría matarme, pero no me importó, solo que no fui yo quien murió, sino él.
Fue como quitarse un peso de encima, aligerar levemente la carga que llevaba sobre sus hombros. Nunca antes se lo había dicho a otra persona, ¿para qué? ¿Para qué le dijesen lo que él ya sabía? ¿Qué era un asesino? Pero ella era diferente, porque arrastraba la misma culpa que él. Tal como había dicho ella, él también era un monstruo.
Ninguno de los dos dijo nada hasta pasado un buen rato. Sasuke empezó a sentirse ridículo, ¿qué estaba haciendo? Él no necesitaba ni la ayuda ni de la compasión de nadie y menos de ella, no necesitaba a nadie.
-Márchate-le espetó.
La peli rosa ya no lloraba, tenía sus ojos clavados en él, mirando sin ver, como había hecho otras veces. Le molestaba, le molestaba esa mirada de profunda y pena y comprensión con la que lo miraba, porque le hacía dudar de sí mismo, hacer y pensar cosas que nunca haría. ¿Quién era ella? ¿Por qué le hacía reaccionar así?
-Márchate-volvió a repetir, esta vez cargado de enfado.
-Estaría bien que soltaras tu dolor, no va a cambiar nada de lo que ha pasado-dijo ella acercando una mano insegura a su mejilla y acariciándola suavemente-pero al menos no te matará tanto por dentro.
Él se quedó de piedra cuando la peli rosa se acercó levemente a él y depositó un suave beso en sus labios, apenas si un roce de piel con piel, no había nada de burla o simple interés carnal en aquel leve roce, solo buscaba dar consuelo, pero Sasuke no estaba preparado aún para aceptar ayuda y mucho menos consuelo y ella lo entendía, lo sabía porque ella había hecho lo mismo, pero llegaría un momento en que necesitase a alguien, ella había tenido a Ino, y él la tendría a ella.
Ella no sabía que le había llevado a actuar así, creyó que las circunstancias la habían llevado a hacer eso, al igual que él no lograba ver lo que estaba pasando entre ellos dos, aunque no tardaría en darse cuenta.
En silencio y despacio retiró la mano de la mejilla del pelinegro y se alejó de él. Él quería estar solo y ella también necesitaba tranquilidad así que era momento de irse. Ninguno de los dos se despidió o dijo nada, la situación era demasiado incómoda. Sakura estaba avergonzada por la confianza que se había tomado al besarlo y él aún estaba sorprendido, incapaz de reaccionar ante el cúmulo de sensaciones que lo asaltaban. Solo volvió en sí cuando escuchó cerrarse la puerta del apartamento. Sakura se había ido dejando un inesperado vacío en la estancia.
Los valientes son los que saben llorar con la cara descubierta y luchar contra el miedo. El valiente nunca se rinde.

Si Justin Bieber amenaza con saltar de un edificio:
El 85% de personas entran en depresión
El 10% le dicen que salte
Copia y pega esto en tu firma si eres del 5% de las personas que suben y le da una ayudita (lo empujan) (^w^)

Dresti Desconectado
« Respuesta #10 en: Octubre 19, 2012, 02:20 pm »

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« Respuesta #10 en: Octubre 19, 2012, 02:20 pm »
Hola gente! pido mil y una disculpas por haber tardado tanto tiempo pero es que se me fue la inspiración por completo y me quedé sin ideas para el fic, por eso a lo mejor lo encontráis un poco flojo este capi pero ya me ha vuelto parte de mi inspiración así que espero poder seguir con las contis de mis fics más seguido, y ahora si que os dejo leer^^

Cuenta de twitter: DrestiChan

7.Sin palabras

1 de Junio de 2011, Ciudad de Konoha, Residencia de Reintegración a la Sociedad, 15:00 de la tarde.

Sakura estaba sentada en un sofá de una de los salones de la Residencia, Ino la había arrastrado allí para ‘’ayudarla’’ a ultimar algunos de los detalles de la fiesta, había mucha gente trabajando y el ruido era ensordecedor, así que ella había acabado sentándose un poco alejada para no molestar ni volverse loca con el lío de voces.

La verdad es que su cabeza no estaba puesta en el Baile, pensaba en Sasuke, como en todos los días que habían pasado después del beso. No había vuelto a visitarlo, no sabía ni siquiera por qué, pero cada vez que pensaba en ello el estómago le daba vueltas y el corazón se le aceleraba hasta ritmos insospechados y lo que era más extraño, cada vez que recordaba el beso se ponía nerviosa y se ruborizaba, cosa que había puesto alerta a Ino, que no sabía nada, y no hacía más que preguntarle qué demonios le pasaba, pero como explicárselo a su amiga si ni siquiera ella lo sabía.

-Dios, qué lío-susurró mientras se llevaba las manos a la cabeza.

Y lo más bochornoso de todo es que se moría por repetirlo en lo más profundo de su ser. Más parecía una colegiala incapaz de dejar de pensar en su amor platónico. Era ridículo.

-Si sigues suspirando así vas acabar por barrer todo el polvo de la sala-dijo Ino mientras se sentaba a su lado-que poco ilusionada te veo para el baile de esta noche.

-Ya te dije que no quería ir, voy porque tú has insistido, aunque ahora que sé que vas con Si puedo quedarme en la habitación sin temer que te pase nada malo-bufó.

-No tienes ganas de ir porque no tienes con quién, estás a tiempo de pedírselo a alguien.

-No quiero ir con nadie, iré sola.                                                                                                   

-Ya claro-masculló la rubia-eso díselo a alguien que te crea, Sakura.

-¿Qué quieres decir con eso?-preguntó la peli rosa, amoscada.

-Que últimamente estás muy rara Sakura, pasas mucho tiempo callada y en las musarañas y no haces más que suspirar.

-Es solo que estoy cansada.

-O enamorada-añadió su amiga-y creo que ya sé de quién.

-No es cierto-dijo, pero su cara sonrojada decía todo lo contrario.

-Oh Dios mío-escuchó suspirar a su amiga-dime que no ha pasado Sakura, dime que no te has enamorada de él, de Sasuke no, dímelo.

La peli rosa iba a abrir la boca y decir que no, que eran imaginaciones suyas, que ella no quería al pelinegro, pero de su boca no salió ni el primer sonido, como si se hubiese quedado muda. Dios no podía, no podía porque era cierto.

-¿Cómo has llegado hasta esto? ¿No te das cuenta de que no te conviene enamorarte de él?

-Ya basta Ino-replicó.

-Es que no te conviene Sakura, ¡tiene esquizofrenia!

Sasuke no tenía esquizofrenia, de eso estaba completamente segura, era la culpa, la culpa y la falta de cariño que tenía desde el día en que había llegado a este mundo, y eso era lo que más la desconcertaba, el saber que ella estaba dispuesta a darle todo ese cariño del que siempre había carecido. Y de repente se echó a reír.

-Ya está, ya te has vuelto tan loca como él.

-Es que… todo tiene gracia-dijo-¿no te das cuenta? Todo este tiempo he ido a donde él pensando que así lo ayudaba, sin darme cuenta que él también me está ayudando a mí.

-¿Pero qué dices?

Sakura sonrió.

-Él es como yo, la única persona que pude entender por lo que paso a diario-de repente la invadió una gran sensación de angustia-es que…

No pudo seguir porque las palabras se le atoraron en la garganta y fueron sustituidas por sollozos.

-Es que pensé que nunca encontraría a alguien como yo, que estaba sola, me sentía tan sola Ino, tan incomprendida…

-Sakura…-murmuró su amiga preocupada mientras la abrazaba-no tenía ni idea de que te sintieras así, perdóname.

-No tengo nada que perdonarte Ino, tú no podías saber-dijo ya más calmada.

-Sí, si debo pedir perdón porque en vez de animarte te estoy reprendiendo, si tanto te gusta Sasuke lo único que puedo hacer es animarte, además no creo que sea tan malo si ha logrado enamorar a una persona tan buena como tú.

-Eres la mejor amiga que puede existir Ino.

-Sí, si, si, y como buena amiga que soy, tú y yo vamos a ir ahora mismo a donde Sasuke  a pedirle que vaya al baile contigo.

-¿Qué? ¿Estás loca? Además no sé si él siente lo mismo.

-Por eso debes averiguarlo, y no hay mejor manera que yendo ahora mismo a pedírselo y no acepto un no por respuesta.

Ino no esperó a su respuesta y se levantó, arrastrándola con ella fuera de la sala.

Sakura no supo decir cuánto tiempo fue arrastrada por Ino a través de los pasillos de la Residencia, solo se dejó arrastrar mientras su corazón iba a mil a causa de los nervios, ¿por qué se dejaba llevar por Ino? Esto no podía acabar bien, no tratándose de ella y de Sasuke, pero en el fondo tenía algo de esperanza, un puntito de ilusión porque el pelinegro aceptase.

-Tienes que cambiar de actitud Sasuke Uchiha-escuchó la voz de Tsunade.

-Ino, párate-dijo a su amiga.

-¿Por qué? Aún quedan unos metros…

-Estoy escuchando Tsunade y está con Sasuke.

-Ah.

Ambas se pararon.

-¿Le está riñendo?-preguntó su amiga.

La verdad era que los gritos de Tsunade se oían bastante bien, pero daba igual cuanto gritase, siendo sorda Ino no podría escucharla.

-Creo que si-contestó prestando más atención.

-¡No quieres hacer terapia, no quieres tomar medicamentos, no sales de este cuarto! ¡Tienes que espabilar!

-Hmp-era lo único que se oía por parte de él.

-¡Tienes que relacionarte con más gente o sino nunca te curarás!

-Yo no pedí ser curado.

-¡¿Ah, no?! ¡Pues por lo que a mi experiencia respeta esta actitud desganada y falta de interés me parecen una manera de llamar la atención!

El silencio que vino a continuación fue cargado de tensión.

-Como no quieres hacer las cosas por ti mismo lo haremos a las malas, creo que sabes que esta noche hay un baile, pues vas a ir.

-No-contestó Sasuke, gélidamente.

-No te pregunté si querías ir, te lo he ordenado, y más te vale que te vea allí o me enfadarás, y no quieres verme enfadada.

-¿Pero qué pasa?-preguntó Ino en un susurro.

Sakura le hizo un resumen.

-Oh, no podía ser más perfecto-dijo mientras arrastraba a la peli rosa hacia el cuarto-Disculpe Tsunade-sama, Sakura y yo pasábamos por aquí y ella no pudo evitar escuchar lo que decía, no tiene con quien ir al baile y está dispuesta a acompañar a Sasuke.

-Ino…-gruñó la peli rosa.

Su amiga le dio un codazo para hacerla callar.

-Me parece estupendo-dijo la doctora-y ahora os dejo que tengo cosas que hacer, ah…Sasuke, más te vale ser amable.

-Hmp.

-Sí, yo también me voy que estoy ocupada con los preparativos.

-¡Ino!-se quejó la peli rosa, no se veía con ánimos de quedarse ahora a solas con Sasuke, pero su amiga y Tsunade ya se habían ido.

Un escalofrío le recorrió la columna, y no de frío precisamente, aunque no pudiese verlo sabía perfectamente que Sasuke la estaba mirando.

-Juro que esto ha sido cosa de Ino yo…-empezó a disculparse.

-Hmp, sea lo que sea no pienso ir a ese baile.

-Pero Tsunade… creía que ya estabas mejor.

-Lo que sea, no me importa, no pienso ir.

-pero Tsunade tiene razón, conocer más gente te hará bien.

-No necesito conocer a nadie-dijo cortante-no necesito a nadie y menos de un sitio del que me voy a ir.

Sakura negó, ahí volvía a estar esa actitud, pero no podía culparlo, había sufrido mucho. Dio dos pasos al frente y se paró donde creía que estaba él.

-Tú crees que no necesitas a nadie, la verdad es otra, Tsunade tienes razón-dijo en tono de reproche-sino necesitases compañía hace tiempo que me hubieras echado de tu cuarto cada vez que venía a visitarte, hasta sé que dejas entrar a Mai-chan de vez en cuando, ¡el otro día nos besamos y vive Dios que volvería a hacerlo otra vez!

Y de repente se quedó muda, consciente de lo que acababa de decir.

1 de Junio de 2011, Ciudad de Konoha, Residencia de Reintegración a la Sociedad, 15:15 de la tarde.

Sasuke no sabía quien se había quedado más sorprendido ante la confesión de la peli rosa, si él o ella misma, que había enmudecido y adquirido el tono de los tomates maduros. Fue el minuto más extraño de toda su vida, se hizo un silencio sepulcral en el que nadie dijo nada. Él, que siempre hallaba contestación o replica para todo, se había quedado con la garganta tan seca como un corcho, el corazón detenido y la mente en blanco. ¿Ella quería besarlo otra vez?

-Pues nada, ya lo he dicho-murmuró la peli rosa, tartamudeando.

Él no contestó, en realidad no sabía que decir, hasta su típico ‘’hmp’’ le parecía fuera de lugar, pero ¿qué se suponía que debía decir él después de aquello? Normalmente la habría echado con cajas destempladas pero ni eso era capaz de hacer, de hecho, con Sakura era incapaz de hacer varias cosas que habría hecho o dicho a cualquier persona, con ella era más difícil, más bien ella lo hacía todo difícil, como en aquel momento diciendo que quería besarle cuando nadie había le había prestado atención a él a no ser que fuese por razones puramente físicas, y, valga el cielo, estaba claro que Sakura no era una de esas, pero entonces ¿por qué? ¿Por qué iba ella a interesarse en él?

-Al menos podrías decirme algo, soy ciega pero puedo oír-dijo ella.

-Será mejor que te vayas-acabó por decir.

La chica suspiró con burla y asintió.

-Como no, era demasiado esperar algún tipo de respuesta-soltó-en fin nos vemos en el baile y sino vienes pues… bien.

Y tras decir aquello se marchó, dejándolo solo con sus pensamientos, y su corazón, que ahora latía a un ritmo desbocado.

1 de Junio de 2011, Ciudad de Konoha, Residencia de Reintegración a la Sociedad, 22:00 de la noche.

-¡Estás preciosa, Sakura!-exclamó Ino-ojalá pudieras ver lo hermosa que estás.

La verdad no le importaba mucho, todavía le duraba el enfado con Sasuke desde la tarde.

-Sigues enfadada-dijo Ino leyéndole el pensamiento-¿es que no vas a contarme que fue lo que pasó con él?

-No pasó nada-gruñó-tenías razón, es un maleducado, que esté sufriendo no justifica la manera en que se comporta.

-Debía de hacer algo muy feo para que ahora hables así de él cuando antes le prodigabas afecto y amor.

-Y sigo haciéndolo Ino, pero creo que me merezco una contestación más contundente que ‘’será mejor que te vayas’’-dijo imitando la voz del pelinegro-me da ganas de no ir a ese baile.

-Lo importante es que le has dicho como te sientes.

-Oh si, y a él pareció importarle mucho-dijo con sorna.

-Pues mándalo a la mierda Sakura, no sé porque te rompes tanto la cabeza.

-Eso es lo peor de todo-dijo en tono más triste-no puedo, mi cabeza vuelve una y otra vez a pensar en él.

-Entonces no sé cómo ayudarte Sakura, ahora tengo que irme, Sai me espera, nos vemos en el baile ¿ok?

La ojijade asintió y poco después su amiga la dejó sola en su apartamento.

Quería llorar, pero no lo haría, Ino se había esforzado mucho maquillándola y no se merecía tal desplante, y además, si Sasuke no sentía lo mismo ella no iba a desmoronarse, su vida ya era bastante dura como para tener que añadir más. Esperó media hora más pero estaba visto que el pelinegro no se iba a presentar, quizás estuviese en el baile, pero lo más probable era que no, no iba a volverse una ilusa.

-Basta de esperar-dijo levantándose.

Llamaron a la puerta.

1 de Junio de 2011, Ciudad de Konoha, Residencia de Reintegración a la Sociedad, 22:30 de la noche.

No sabía que estaba haciendo allí, vestido de traje y peinado, pero allí estaba, tocando con el puño en la puerta que poco después fue abierta.

-¿Quién es?-preguntó la peli rosa.

Sasuke no contestó, por un momento se había quedado sin aire al verla, decir que estaba guapísima era quedarse corto, muy corto. La chica se había puesto un vestido blanco palabra de honor ceñido hasta la cintura y que hacía un poco de vuelo hasta dos dedos por encima de la rodilla, las sandalias eran plateadas con algo de tacón y su cara semejaba ser la de un ángel. Llevaba un maquillaje suave con purpurina plateada en los ojos y los labios con brillo rosa. El pelo estaba recogido en un elegante moño.

-Ya sé que eres tú, Sasuke, pero esperaba que ahora te dignases a contestarme.                         

-Hmp.

-Bien-susurró ella-supongo que esto pasa cuando te declaras a un completo idiota.

-Deja de decir eso-gruñó él.

-¿Decir el qué? ¿Qué me gustas?-contestó ella-¿por qué te molesta tanto? ¡Lo que siento es problema mío no tuyo!

La peli rosa pasó del enfado al abatimiento.

-¿Crees que es fácil para mí? Había perdido la esperanza de que me gustase alguien porque a fin de cuentas, ¿quién iba a querer a una asesina ciega como yo? ¡Ya sé que no merezco el cariño de nadie pero es que también soy humana y tengo sentimientos así que si tú no sientes nada dímelo y ya está!

Sasuke se hubiera burlado de ella si esa confesión no fuese la que siempre se le pasaba a él por la cabeza, que no se merecía el cariño de nadie y de todas formas allí estaba ella, diciéndole que le gustaba y en fin, él no podía negar que ella también le hacía sentir ciertas cosas que no entendía, y esas ganas de besarla que sentía a veces… Además, cuando estaba con ella no aparecía su padre, era con la única persona que eso pasaba, porque estaba en paz y se sentía comprendido.

-Estoy aquí-contestó reticente, así que no te quejes.

-Sí, de esa ya me he percatado y me quejaré siempre que…

Sasuke rodó los ojos, él estaba intentando expresarse y ella lo hacía todo más difícil así que hizo lo único que se le ocurrió en ese momento, besarla.

1 de Junio, Ciudad de Konoha, Polígono industrial de la ciudad, 22:00 de la noche.

Orochimaru estaba sentado en su Ferrari negro, vestido con su gabardina y su sombrero, esperando, aunque la paciencia era algo que hacía rato que lo había abandonado. Por suerte su espero pronto terminó, pues a lo lejos divisó a un hombre vestido todo de negro cubierto con capucha.

El hombre se sentó en el asiento del copiloto.

-Llegas tarde, no me gusta que me hagan esperar-rezongó.

-Como si me importara lo que piensas, yo soy el que paga-contestó el otro-¿y bien?

-Todo marcha según como pediste, el chico está en la Residencia correcta y el plan ya se ha puesto en marcha, pronto acabaremos con todos tus problemas y me darás el dinero que me merezco.

-Eso espero, o si no serás tú el que lo pase mal.
Los valientes son los que saben llorar con la cara descubierta y luchar contra el miedo. El valiente nunca se rinde.

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sakuritha_haruno Desconectado
« Respuesta #11 en: Noviembre 03, 2012, 08:28 pm »

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Re:[+16]Reflejos de mi pensamiento[S&S]
« Respuesta #11 en: Noviembre 03, 2012, 08:28 pm »
*O*
Dressti-Chan Eres Mi Idola
Te Pido Disculpas Por No Pasarme Antes Pero Es Que He Estado Trabajando En Mi Fic :D
Me Gusta El Rumbo Que Va Tomando La Historia Pero Se Que Aun Le Falta
¡Sorprendeme!

                                                                                                                                                   Bye...

Dresti Desconectado
« Respuesta #12 en: Enero 11, 2013, 03:24 pm »

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Re:[+16]Reflejos de mi pensamiento[S&S]
« Respuesta #12 en: Enero 11, 2013, 03:24 pm »
1 de Junio de 2011, Ciudad de Konoha, Residencia de Reintegración a la Sociedad, 22:30 de la noche.
Muerta, tenía que estar muerta porque aquello que estaba pasando no podía ser posible ni en un millón de años, allí, plantado en la puerta de su apartamento Sasuke Uchiha le estaba dando el beso más alucinante que había recibido en todo su puñetera vida, por eso mismo debía estar muerta, porque aquello no podía ser cierto. Aún así, el sudor en sus manos, la fuerza con la que le latía el corazón, y la mierda de danza rusa que estaban haciendo sus nervios se empeñaban en decirle que aquello era muy real.
Cuando Sasuke se alejó de ella acabó de convencerse que había sido real, que no lo había imaginado, y en ese momento deseó realmente no ser ciega para poder ver la cara del chico, pero aquel contacto fue suficiente, suficiente con creces, tanto que casi se echa a llorar.
-¿Por qué haces esto?-preguntó, intentando sonar firme-primero me dices que me aleje y ahora vienes aquí y… me besas, ¿qué pretendes?
El silencio se prolongó durante bastante tiempo, sino fuese porque lo oía respirar habría llegado a pensar que la había dejado sola.
-No lo sé-contestó él con la voz más gélida que ella le había oído nunca.
Pero ahora que lo iba conociendo sabía que aquella faceta de él solo aparecía cuando intentaba ocultar lo que sentía, y ella, guiándose por el sonido de su respiración y su voz, supuso que él estaba confundido y asustado, aunque nunca en la vida llegase a reconocerlo.
-Pues deberías saberlo-replicó ella, de algún modo conseguiría que reaccionase-porque no puedes ofender a una persona y luego venir en este plan, las cosas no funcionan así, no soy un trapo.
Y eso él lo sabía muy bien, vaya si conocía aquella sensación, cuando alguien hacía cosas sin contar con su opinión pero ¿qué iba a contestar? La respuesta más cercana a la verdad que se le ocurría le aterraba tanto que su mente se negaba a reconocerla como cierta. Hacía mucho tiempo que Sasuke se había puesto el objetivo de desterrar cualquier tipo de emoción de su cuerpo y de su mente, la sensiblería sólo le había traído problemas y dolor, algo que la soledad no le daba. Pero el vacío… el vacío era tan grande que a veces ni el mismo conseguía controlarse. Él no podía querer a nadie, él no quería querer a nadie.
-No necesito querer a nadie.
Él tono con el que lo dijo hizo ver a Sakura que aquella confesión se trataba más de un argumento de auto convicción que de un reproche hacía ella.
-No hay nada malo en querer a alguien-contestó ella-el amor no es ninguna debilidad, tal vez haga sufrir pero sin duda da más alegría y te da fuerzas para vivir, sé que has sufrido, pero no tiene nada que ver con querer, todo el mundo quiere Sasuke, y gracias a Dios la mayoría de la gente es feliz, la culpa no es del amor sino de la gente que es incapaz de recibirlo y lo rechaza, esa gente, créeme, es la que está vacía y la que es débil, no te niegues a amar Sasuke, a mí o a quién sea, te mereces ser feliz.
Al no recibir respuesta la peli rosa agachó la cabeza, debía suponer que algo así iba a pasar, era una tonta si creía que Sasuke iba a reaccionar después de lo que había dicho, pero realmente había tenido la esperanza de que así fuese.
-No…
La respuesta fue en un tono tan bajo que casi no la había oído, esperó a que él continuase pero al parecer aquello era todo lo que iba a decir, percibía su frustración y rabia, pero no sabía a qué eran debidas.
-Yo no merezco ser feliz, deja de llenarme la cabeza de tonterías-dijo entre dientes.
-No son tonterías…
-¡Mientes!-la interrumpió.
La agarraba tan fuerte de los brazos que le hacía daño, pero no se movió, Sasuke temblaba tanto que parecía que se derrumbaría en cualquier momento.
-No miento Sasuke.
-¡Si! Si lo que dices fuese verdad, si yo mereciera que… mi familia…-los gritos fueron descendiendo hasta convertirse en un ruego y posteriormente en sollozos-mi madre no me odiaría tanto.
Sasuke ya no podía más, tanto tiempo guardándose todo en su interior sumado a lo que ella le había dicho y le hacía sentir habían hecho que explotase. Nadie nunca había sentido afecto por él y que ella le dijese esas cosas… hacía que su mundo se derrumbase y no le gustaba lo que había al otro lado, al contrario que los demás no temía al dolor, no le daba miedo la soledad, pero los sentimientos, el afecto, aquello tan desconocido para él lo aterraba hasta tal punto que lo habían hecho perder el control.
Sakura nunca se había sentido tan mal en su vida, ni siquiera por ella misma, no pudo evitar alargar los brazos y abrazarlo y él no se resistió, cosa que le hizo apretarlo aún más fuerte.
-Te quiero Sasuke, y me da igual si lo crees o no, pero te quiero y me gustaría poder demostrártelo.
Como esperaba, él no contestó, pero daba igual, el hecho de que siguiera ahí y no la apartase ya le decía todo lo que quería saber. A tientas, buscó su rostro con las manos y guió sus labios hasta los de ella iniciando un beso lento y suave, preparada para el rechazo pero no lo hubo, los brazos de Sasuke se cerraron en torno a su cintura mientras respondía al beso, incluso lo profundizó haciendo que el corazón de la ojijade estallara de felicidad. La aferraba con tal desesperación que hubo un momento en que casi la dejó sin aire y ella tuvo que aplastarse.
-No creo que sea buena idea bajar ahora al salón-dijo ella-no sé que aspecto tendremos, pero desde luego no uno de fiesta.
En la opinión de Sasuke no existía ninguna persona más perfecta en el mundo que ella y eso le aterraba pero por más que lo había intentado no podía alejarla, ella decía que lo quería y demonios, él estaba empezando a creerla, nunca a nadie le había contado tanto como a ella, al menos no antes de que se alejasen de él con asco, y ella simplemente lo aceptaba como era y le decía que le quería.
La peli rosa, que se había alejado un momento hacia el salón, volvió al recibidor del apartamento con un pequeño radiocasete azul en la mano y lo enchufó tras buscar a tientas el enchufe a la pared.
-No bajaremos al baile, pero si tendremos un baile, me lo debes-dijo con una sonrisa, que por algún motivo le hizo sonrojarse a él.
Le agarró de las manos y él se dejó hacer, hasta su actitud le sorprendía a él mismo, pero era incapaz de no seguir los movimientos de ella, la peli rosa le puso los brazos en torno a su cintura y ella le rodeó el cuello con los suyos, la música empezó a sonar.
(Esta canción fue la que me inspiró el fic, la única diferencia es que en mi historia la ciega es la chica y no el chico, la canción es: Aunque no te pueda ver – Alex Ubago).
Si ayer tuviste un día gris, tranquila,
Yo haré canciones para ver si así consigo
Hacerte sonreír.
Si lo que quieres es huir, camina,
Yo haré canciones para ver si así
Consigo fuerzas pa’ vivir.
No tengo más motivos para darte
Que este miedo que me da
El no volver a verte nunca más.

Sakura apoyó la cabeza en el hueco que había entre el hombro y el cuello de Sasuke y cerró los ojos al mismo tiempo que se mecía al son de la música. Era como un sueño que Sasuke en lugar de rechazarla estuviese allí con ella. Tenía ganas de llorar, de alegría, por haberse enamorado, y de pena, por lo que él sufría y porque ella no podía verlo, si, nunca había lamentado su ceguera, pero en ese momento hubiese dado lo que fuese por ver el rostro de Sasuke, aunque solo fuese por un momento.
Creo ver la lluvia caer,
En mi ventana te veo pero no está lloviendo,
No es más que un reflejo de mi pensamiento,
Hoy te echo de menos.
Yo sólo quiero hacerte saber,
Amiga estés donde estés,
Que si te falta el aliento yo te lo daré,
Y si te sientes sola háblame
Que te estaré escuchando, aunque
No te pueda ver, aunque no te pueda ver.

Se sintió congelado cuando ella empezó a llorar en su hombro, por primera vez quiso ser otra persona y saber que decir porque aunque no llegase a entender el amor o los sentimientos una cosa si tenía clara, no quería verla llorar.
De tantas cosas que perdía, diría
Que sólo guardo lo que fue
Mágico tiempo que nació en abril.
Miradas tristes sobre mí se anidan
Y se hacen parte de mi ser y ahora
Siempre llueve porque estoy sin ti.
No tengo más motivos para darte
Que esta fría soledad, que necesito
Darte tantas cosas más.

-No… no llores más, por favor-pidió él, aunque en un tono tan gélido que más semejaba una orden, aún así ella sonrió al ver el esfuerzo que él estaba haciendo.
-Para mí esto también es complicado, también tengo miedo a que te estés riendo de mí, al igual que tú me cuesta aceptar que alguien pueda apreciarme.
Creo ver la lluvia caer,
En mi ventana te veo pero no está lloviendo,
No es más que un reflejo de mi pensamiento,
Hoy te echo de menos.
Yo sólo quiero hacerte saber,
Amiga estés donde estés,
Que si te falta el aliento yo te lo daré,
Y si te siente sola, háblame,
Que te estaré escuchando, aunque
No te pueda ver, aunque no te pueda ver.

-Entonces no deberíamos hacer esto-dijo él intentando apartarse de ella.
-No-se lo impidió-puede que tenga miedo pero me da más miedo que tú… que tú no me quieras sabiendo lo que sabes de mí, que soy un monstruo.
¿Un monstruo? Ella no era un monstruo, si, lo que hizo en el pasado no estaba bien, pero ella no era un monstruo, para él era lo más cercano a un ángel que había conocido, los monstruos había sido los demás.
-Yo…
Diablos, no era un genio con las palabras, y ese impulso irracional que le llevaba a encerrar todo lo que pensaba y sentía no ayudaba a la hora de expresarse.
Carraspeó.
-Me… me gustaría que…-volvió a carraspear, nunca había pensado que hablar con alguien fuese tan difícil-quiero decir, te doy permiso para que vengas a visitarme-acabó diciendo en un tono que sonó más bien arrogante.
Si pudiera se abría dado un puñetazo mental, quería decirle que ella también le gustaba a él, pero Sakura pareció entender y sonrió.
-Desde luego.
-Bien… ejem, me voy a mi cuarto, hmp.
Estaba tan abochornado que lo único que quería era salir de allí deprisa pero ella lo agarró y le dio un corto beso en los labios que lo dejó descolocado.
-Buenas noches, Sasuke.
-Hmp.
1 de Junio de 2011, Ciudad de Konoha, entrada a la Residencia de Reintegración a la Sociedad, 00:00 de la madrugada.
Naruto regresaba de Konoha después de haber tenido una cita con su novia Hinata, hoy se celebraba un baile y había quedado en ir a recoger a su tía Tsunade para luego ir juntos a su casa. Aparcó el coche y salió a fuera dispuesto a dirigirse hacia el edificio pero una sombra captó su atención. En la esquina más alejada de la fila de setos que rodeaban la propiedad había alguien vestido todo de negro y con el rostro tapado que intentaba colarse en los terrenos de la Residencia.
Con cautela fue caminando hasta allí y no se paró hasta estar a unos cuatro pasos de distancia detrás de la persona en cuestión. Era un hombre y bastante alto pero la capucha le impidió identificarlo. Se acercó despacio, podía ser uno de los inquilinos de la Residencia, aquellos que estaban en el ala de problemas mentales, y lo que menos quería era asustarlo.
-Oye amigo, ¿qué estás haciendo?-preguntó en tono amigable.
El tipo se dio la vuelta y entonces Naruto le vio la cara.
-Pero ¿qué…?-exclamó el rubio, pero sin que él se enterase otra persona había aparecido por detrás de él y le dio un golpe en la cabeza, dejándolo inconsciente.
Entre los dos hombres lo metieron en una furgoneta que estaba escondida en las inmediaciones y se marcharon.
Los valientes son los que saben llorar con la cara descubierta y luchar contra el miedo. El valiente nunca se rinde.

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Dresti Desconectado
« Respuesta #13 en: Junio 22, 2013, 06:11 am »

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Re:[+16]Reflejos de mi pensamiento[S&S]
« Respuesta #13 en: Junio 22, 2013, 06:11 am »
Lo siento, I'm sorry, sintoo, pardon, gomen nasai y en todos los idiomas en los que os pueda pedir disculpas por haber tardado tantos meses pero la lata de inspiración y de tiempo no han sido precisamente buenos aliados de esta humilde escritora pero ahora que por fin estoy de vacaciones ya he traído la conti.
 
Desde el principio tenía intención de que este fic no fuese muy largo y así va a ser, en dos o tres capítulos llegará el final y el esperado lemon.
 
Sólo tengo una pregunta para el lector, aunque creo que me imagino la respuesta, pero aún así pregunto igual jajaja
 
¿Queréis que Sakura recupere la vista?
 
Cuenta de twitter: DrestiChan

9.Secuestro


2 de Junio de 2011, Ciudad de Konoha, algún lugar a las afueras de la ciudad, 2:00 de la mañana.
 
La cabeza le dolía horrores y sentía una especie de pegote seco en la zona alta del cráneo, como si alguien le hubiese golpeado con algo. Desconcertado abrió los ojos, pero eso sólo sirvió para confundirlo aún más, no estaba en la Residencia, que era donde se suponía que debía estar, sino en una especie de cobertizo de madera podrida lleno de aperos de labranza y material de carpintería oxidado.
 
¿Pero cómo había llegado hasta allí? Lo último que recordaba era haber dejado a Sakura en su apartamento y él ir por el pasillo hacia el suyo y a partir de ahí no recordaba nada más. Pero si estaba confundido, el hecho de ver a una persona que no veía desde hacía años a unos pocos metros de él lo desconcertó aún más.
 
Naruto, su antiguo mejor amigo, estaba allí, tirado en el suelo con manos y pies atados, como él tal y como pudo comprobar un minuto después, y también lo miraba con estupefacción.
 
-¿Qué haces tú aquí?-se preguntaron los dos a la vez.
 
La verdad es que cuando Naruto había recuperado la consciencia dos tipos lo llevaban a rastras hacia un cobertizo donde ya estaba un Sasuke atado e inconsciente tirado en el suelo, quiso acercarse a él pero los tipos lo redujeron y ataron a él también y así habían estado hasta entonces.
 
-Te creí muerto-dijo el rubio-llevabas horas sin reaccionar.
 
-Hmp, ¿qué coño pasa aquí?-gruñó.
 
-Así que tú tampoco lo sabes-contestó Naruto-esperaba que tú supieras que significaba esto. Lo único que sé es que estaba en la Residencia de Konoha donde trabaja mi tía y pillé a unos ladrones.
 
-¿En la Residencia de Reintegración a la Sociedad?-preguntó Sasuke.
 
-Sí-contestó el otro extrañado-¿también estabas tú allí?
 
¿Qué hacía Sasuke en esa Residencia? Se preguntó el rubio confundido.
 
-¿Vives allí?-preguntó.
 
-Hmp.
 
Hacía años que no lo veía pero Naruto lo conocía suficiente como para saber que aquello era un “sí”. Algo gordo tendría que haberle pasado al pelinegro para acabar en ese sitio, se abstuvo de preguntar, era bastante obvio que Sasuke no le contestaría, desde el accidente que tuvo con su padre años atrás se había alejado de todo el mundo, aún así Naruto le había seguido la pista y visto con tristeza como su amigo entraba en un mundo de perdición y decadencia, no le extrañaría que las drogas lo hubiesen llevado hasta tal punto de ingresar en una residencia. Lo que no lograba entender era qué demonios hacían ellos dos en aquel sitio.
 
Cuando iba a abrir la boca para preguntar la puerta se abrió, interrumpiéndolo.
 
Por ella entraron dos tipos completamente vestidos de negro y con pasamontañas, uno de ellos traía medio a rastras a una chica vestida de fiesta, al igual que Sasuke. Llevaba un vestido corto blanco y el pelo rosa recogido en un moño medio desecho.
 
Sasuke se levantó de golpe con la cara contorsionada por la ira, pero uno de los tipos lo mandó de nuevo al suelo de una patada.
 
-Tranquilo imbécil, tu noviecita está bien, al menos por ahora.
 
Sakura aterrada, movía la cabeza de un lado a otro, intentando comprender lo que allí pasaba, sabía que además de ella y sus dos secuestradores había dos personas más, podía escuchar sus respiraciones, una de ellas muy agitada.
 
-Suéltala.
 
La voz de Sasuke la sorprendió, ¿qué hacía él allí? ¿A caso lo habían cogido a él también? Se asustó, durante el viaje ninguno de sus secuestradores le dijo nada. No entendía qué diantres estaba pasando allí.
 
El hombre que la sujetaba la lanzó al suelo y sintió que otros brazos la agarraban. “Sasuke” lo reconoció en seguida por su olor. Poco después se escuchó la puerta cerrándose, de nuevo estaban solos.
 
-¿Sasuke? ¿Qué está pasando? Estos hombres entraron en mi cuarto cuando estaba a punto de cambiarme para ir a dormir-dijo entre sollozos.
 
-Tú eres Sakura, la amiga de Hinata, la chica ciega que vive en la Residencia donde trabaja Tsunade ¿verdad?-escuchó que alguien le preguntaba.
 
-¿Naruto?-lo reconoció la peli rosa-¿qué haces tú aquí?
 
-Eso mismo me pregunto yo-contestó él.
 
Sasuke cada vez estaba más confuso, ¿esos dos se conocían?
 
-Eso cada vez me huele peor-dijo el rubio-es demasiado raro para ser una coincidencia.
 
Los tres se quedaron callados por un momento.
 
-Sasuke y yo fuimos muy amigos-prosiguió el rubio de repente-tú eres la mejor amiga de mi novia y al parecer tú y Sasuke sois novios también.
 
Ninguno de los dos pudo evitar sonrojarse ante lo dicho pero para suerte de Sasuke, Sakura no podía verlo y Naruto estaba demasiado ocupado con sus cavilaciones.
 
-Definitivamente no se trata de una coincidencia-concluyó el ojiazul.
 
La puerta volvió a abrirse pero esta vez entraron por ella tres hombres, en lugar de dos.
 
Los tres chicos se quedaron callados, esperando.
 
Entonces, para sorpresa de Naruto y Sasuke, aquellos tres se quitaron los pasamontañas. Allí, delante de ellos, estaban Sai, Itachi y Orochimaru.
 
-¿Qué pasa?-preguntó la peli rosa al notar el cambio de atmósfera de la estancia.
 
-No pasa nada querida Sakura-contestó Sai.
 
-¿Sai?-preguntó sorprendida-¿qué haces fuera de la residencia?
 
¿Residencia? ¿A caso Sai también estaba en aquel sitio? Se preguntó el pelinegro.
 
-¿Te sorprende verme Sasuke? No tuvimos la oportunidad de reunirnos en la Residencia pero aquí estamos, todos reunidos como en los viejos tiempos, ¿verdad, Naruto?
 
-¿Tú no habías perdido la memoria en un accidente?-le preguntó el rubio.
 
-Bueno, alguna excusa tendría que inventarme para que dejasen que me quedara en la Residencia ¿no?
 
-¿Qué hacemos aquí?-preguntó Sasuke gélidamente.
 
-Justicia-esta vez el que contestó fue su hermano Itachi-Naruto no tendría que estar aquí pero nos vio entrando a la Residencia así que lo trajimos con nosotros.
 
-Seguro que no entendéis nada-prosiguió Sai-pero enseguida os lo explicaremos, ¿por quién empezamos? ¿Por Sasuke o por Sakura?
 
Sakura tembló al lado de Sasuke, no entendía que podría tener que ver ella en todo aquel lío.
 
-Empiezo yo-dijo Itachi dando un paso al frente-en cómo esta perra me desgració la vida.
 
¿Ella? Sakura estaba segura de que no había escuchado la voz de aquel sujeto en su vida.
 
-Cómo un día cortaste los frenos de mi moto y asesinaste a mi novia-continuó.
 
La sangre de la peli rosa se heló en sus venas, ¿él? ¿Él era el motorista?
 
-Yumi no se merecía eso-dijo Itachi con la voz rota de dolor-era una buena persona y la quería y tú, tú la mataste para que tú y tu novio ganaseis la carrera, pero yo sobreviví y aquí estoy para hacerte pagar.
 
Sasuke apretaba las mandíbulas con fuerza, él no sabía nada de aquello, no sabía que había sido su hermano y desconocía por completo la historia de su novia, pero una cosa tenía bien clara, ahora que había encontrado a Sakura, una persona buena que se preocupaba por él y lo quería a pesar de sus defectos, no dejaría que nadie le pusiese un dedo encima y mucho menos que la amenazasen delante de él.
 
-Parece que el novio se enfada-dijo Sai divertido-no te preocupes que tú también vas a sufrir como ella, pagarás por todo lo que me has hecho pasar.
 
No sabía qué demonios le había hecho a ese idiota pero tenía claro que en cuanto se acercase a él lo partiría en dos.
 
-Tú, el perfecto Sasuke Uchiha, el niño rico que lo tenía todo, dinero, coches, lujos y a todas las mujeres.
 
¿Todo? ¿Qué él lo tenía todo? Ese desgraciado no tenía ni idea de lo que hablaba.
 
-Y los demás sólo podíamos mirar cómo te lo llevabas todo, hasta a esa perra-dijo señalando a Sakura-¿no te acuerdas verdad?-dijo al ver la cara del pelinegro-era de su fiesta de la que saliste cuando tuviste el accidente.
 
¿Qué? Sasuke miró a la peli rosa, ella también estaba sorprendida, y entonces recordó de donde le sonaba Sakura, aquella noche, aquella casa y aquel salón donde vio a una chica que parecía tener el pelo rosa y que le había cautivado y a la cual estuvo buscando por todo el edificio y luego recordó vagamente haberla visto junto a Sai y Naruto antes de marcharse. Dios bendito, era ella.
 
-Yo me había acercado a ti zorra-siguió Sai, esta vez dirigiéndose a ella-y tú me rechazaste y luego llegaron Naruto y Sasuke y tú sólo lo mirabas a él, te lo comías con los ojos.
 
Sakura lo recordaba, recordaba toda aquella noche con claridad, recordaba a aquel chico borracho que se acercó a ella e intentó meterle mano, ese era Sai, y luego un chico rubio que la ayudó, Naruto, pero sobre todo se acordaba de él, de la última cara que había visto antes de quedarse ciega para siempre, aquel chico tan guapo vestido con ropa de calle y que la ignoró por completo, así que ese era Sasuke. No pudo evitar que las lágrimas se escapasen por sus mejillas.
 
-No sabes el placer que sentí cuando te atropellé-concluyó Sai-y luego después cuando me choqué contra el coche de Sasuke, debo admitir que esto último no estaba pensado pero lo disfruté, la única pena que tuve es que los dos sobrevivisteis, el único que murió fue Fugaku.
 
-¡Eres un hijo de puta!-bramó Sasuke levantándose y lanzándose a por él, pero Itachi y Orochimaru lo agarraron y lo regresaron a su sitio a golpes.
 
Sai se limitaba a reírse.
 
-Estás loco-dijo Naruto-dijiste que te ibas a casa a dormir la borrachera.
 
-Siempre has sido un tonto iluso Naruto Uzumaki-contestó-haciendo todo lo que Sasuke quería y creyendo todas las mentiras que te conté.
 
-¿Intentaste… intentaste matarme solo porque… no quise acostarme contigo?-preguntó Sakura entre sollozos y suspiros de rabia.
 
-Al parecer, te lo merecías por muchas cosas-contestó-Itachi leyó sobre tu accidente y se puso a investigar para encontrarme y cuando lo hizo unimos fuerzas, él fue quien contactó con Orochimaru.
 
El tercer hombre, que se había mantenido en silencio dio un paso al frente con una sonrisa ladina.
 
-Nunca creí en Dios ni en ninguna fuerza superior pero cuando estos dos me contaron sus penas no pude más que reírme ¿y sabes por qué, Sasuke? Tú incumpliste el último encargo que te di y sabes lo que eso conlleva, la muerte, así que yo también te estaba buscando para saldar cuentas, ¿recuerdas ese encargo?
 
-Me pediste matar a una familia-escupió la respuesta con ira.
 
-Exacto, ¿recuerdas el nombre de la familia? ¿No, verdad?
 
No, no lo recordaba, solo recordaba que se negó a hacerlo.
 
-Era la familia Haruno, la familia de Sakura, que grande es el destino a veces.
 
-¿Qué?-exclamó la peli rosa.
 
-Pero tú te negaste porque no eras un asesino-prosiguió Orochimaru-pero nadie desobedece una orden mía y se va de rositas.
 
-Ha llegado vuestra hora-dijo Itachi mientras salía dl cobertizo para llegar poco después con tres palos de hierro.
 
Cada uno cogió un palo.
 
Itachi fue el primero en actuar dándole un golpe en la cabeza a Sakura, Sasuke quiso reaccionar pero él fue el siguiente en ser molido a palos, mientras intentaba liberarse escuchaba a Naruto gritar de dolor y veía como de la cabeza de la inconsciente Sakura salía sangre.
 
Poco después cayó inconsciente.
Los valientes son los que saben llorar con la cara descubierta y luchar contra el miedo. El valiente nunca se rinde.

Si Justin Bieber amenaza con saltar de un edificio:
El 85% de personas entran en depresión
El 10% le dicen que salte
Copia y pega esto en tu firma si eres del 5% de las personas que suben y le da una ayudita (lo empujan) (^w^)

sakuritha_haruno Desconectado
« Respuesta #14 en: Septiembre 09, 2013, 05:41 pm »

  • Imbecil... Que Me Hiciste Para Que Me Enamorara Tanto De Ti
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Re:[+16]Reflejos de mi pensamiento[S&S]
« Respuesta #14 en: Septiembre 09, 2013, 05:41 pm »
Tu!
Quieres Matarme Verdad?
No Me Dejes Asi u.u
Por Que Lastimas A Mis Bebes? TwT
Trae Luego La Continuacion Si?

Besos Dresti-San c:

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