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Autor Tema: El Frasco de los deseos  (Leído 13275 veces)

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« en: Abril 04, 2013, 06:32 pm »

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El Frasco de los deseos
« en: Abril 04, 2013, 06:32 pm »
Hola, pues... esta es otra historia de Vocaloid, basada en la saga de los pecados capitales. Mi profesora de etimologías lo calificó como Novela Negra, pero me gustaría saber que piensan ustedes tambien jeje.

1. La estrella llamada Meikai.

Hace muchísimo tiempo en algún lugar existía un único país en el mundo, pues un rey, “El Rey morado” de Lucifenia, había logrado unificar las seis naciones de la pangea bajo el nombre de Evillious, pero para permanecer prioritariamente sobre su antiguo reino dividió el nuevo país en seis regiones: Asmodean, Belzenia, Lucifenia, Elphegort, Levianta y Marlon.

Una de ellas, Asmodean, era conocida también como la ciudad de la Lujuria, mas que nada porque era bien sabido por los habitantes del país que ahí llegaban a parar las parejas de amantes que escapaban de sus compromisos, poca era la gente que conocía del amor verdadero y lo que implicaba. Sin embargo, también era la base de una gran banda de ladrones conocida como “La compañía de Asmodean”, la cual estaba en constante riña con el Rey morado y buscaba la independencia de la región.

Un día, la Compañía regresaba exhausta luego de una lucha que mantuvo contra el ejército real de Lucifenia en la región de Belzenia. De siete mil hombres que fueron a luchar en nombre de su región solo volvieron setecientos; la ferocidad del Rey morado y su armada eran imparables.

Gast Venom, quien fuera el dirigente y fundador de la Compañía, buscaba hombres para un nuevo ataque, pero ya nadie creía en las palabras que gritaba con tanto entusiasmo y convicción al centro de la plaza de la ciudad. Tantas mujeres que se quedaron sin marido y tantos hijos que se quedaron sin padre. La situación económica de Asmodean pendía de un hilo y los impuestos que exigía el Rey morado solo empeoraban el asunto.

Pero había gente que se mantenía ajena a ello, que aún veía lo bueno de estar vivo y agradecía al cielo de que así fuera. Liane era parte de esta gente, una niña de trece años de edad que solo conocía la fe, la esperanza y el amor.

Liane era hija única; sus padres, un ex oficial de la guardia real y una ama de casa, no pudieron concebir más hijos, pero eso no molestaba a Liane o Lily, como le decían por su constante tartamudeo al tratar de decir su nombre cuando era mas chica, ya que siempre encontraba a alguien para jugar, charlar y pasar el rato mirando las estrellas de la noche.

Ese alguien era Sateriajis Venomania, hijo de un conde y sobrino de Gast Venom, un amigo frecuente para Liane y eso era algo que agradecía internamente el joven muchacho cuatro años mayor a ella. Sateriajis siempre estaba al borde del llanto, raramente sonreía y se la pasaba encerrado en la mansión donde vivía a menos que Liane llegara a tocar la puerta de la casona y lo obligara, aunque sea en la noche, a mirar el cielo.

-¿Por qué lloras siempre? –Preguntó Liane una vez que ambos estaban tendidos en el pasto de una colina, observando como brillaban los astros en la penumbra.

-Porque me miran diferente. –Respondió seco Sateriajis, tratando de evitar el tema –¡Mira, una estrella fugaz! –Dijo señalando el cielo.

-Pide un deseo. –Sugirió Liane cerrando los ojos y juntando las manos sobre su pecho.

-Es tonto pedir algo como eso a mi edad.

-Yo no lo creo, ¿acaso no hay algo que quieras con toda tu alma? –Liane se subió sobre Sateriajis, quedando en su pecho, y el chico solo atinó a sonrojarse por la cercanía que tenían sus rostros en ese momento. Sateriajis asintió levemente con la cabeza -¿Qué es? –Dijo Lily separándose de su amigo y tendiéndose a su lado nuevamente, poniendo las manos sobre su estómago.

-Es algo vergonzoso confesarlo. –Respondió él ladeando un poco la cabeza.

-Vamos, sabes que puedes confiarme todo sin importar qué. –Alentó ella. Él solo atinó a suspirar derrotado.

-Quiero que Gumina Classred llegue a amarme. –Pidió en un susurro cerrando los ojos y con una mano sobre su corazón.

Liane animó a Sateriajis a conquistar el corazón de Gumina, una muchacha un año menor a Sateriajis e hija única de un aristócrata conocido de la región. Ella, poseedora de gran belleza y gracia, contrastaba su apariencia con su actitud altanera, egocéntrica y egoísta; gozaba de molestar e incluso humillar al hijo del conde frente a los ojos de este; todo mal le era perdonado y en ocasiones, incluso, alabado por querer formar un carácter fuerte en el hijo del conde. A pesar de todos los maltratos que recibía por parte de ella, Sateriajis la amaba en secreto con locura. Lily estaba preocupada por su amigo y su felicidad, lo alentó a no perder la esperanza y a seguir pidiendo deseos a las estrellas del cielo para conseguir un día el corazón de la muchacha.

Sin embargo, Liane estaba tan concentrada en ayudar a Sateriajis que no notó que la situación de Asmodean empezaba a teñirse de tintes violentos. Gast Venom, iracundo por no haber juntado los recursos suficientes para lanzar otro ataque a la capital de Lucifenia, empezó a mandar a sus hombres a tomar los tesoros y el dinero de la alcaldía a la fuerza, incluso reclutó gente que nada quería con la Compañía, pero que fueron obligados a unirse a ella. El supuesto orgullo de aquella banda de ladrones estaba en no obligar a sus protegidos a hacer algo que no quisieran.

Entre las personas que no tuvieron tanta suerte estaban el ex comandante de la guardia real de Lucifenia y su esposa, los padres de Liane; fueron tomados por sorpresa en el desayuno y su única hija jamás volvió a verlos de nuevo.

Nadie hizo nada por detener a Gast, no por nada lo apodaban el Demonio de Asmodean, era fiero, implacable, desleal, traicionero y confiado como cualquier otro demonio del que se haya escuchado.
Lily estaba desolada, sin nadie que la cuidara o de quien depender empezó a trabajar a en una cantina como lavaplatos. La paga no era mucha, pero si la suficiente al menos para comer bien por dos días. Sateriajis también la apoyó, le daba generosas cantidades de dinero para que pudiera subsistir por más tiempo, sin embargo él no quedó exento de la repentina toma de posesión de Gast. El conde fue asesinado y gran parte de sus riquezas fueron saqueadas, obligando a su hijo a huir a Belzenia para estar a salvo, no contando con que Gast tenía la misma idea que él para preparar un nuevo ejército.

El Rey morado envió a su armada mas tarde a suprimir a los rebeldes, pero fue derrotado en esa ocasión y en las siguientes.

Una mujer, Castiel, la hermana menor de Gast y tía de Sateriajis, comandaba la Compañía en Asmodean mientras su hermano luchaba en Lucifenia. Con ella en el poder de la región, las cosas se estabilizaron un poco tanto para la gente como para Liane, pues Castiel asaltaba las caravanas de Levianta y repartía lo que obtenía a todo el pueblo.

Liane pedía constantemente audiencias con Castiel, quería que le regresaran a sus padres o al menos poder verlos de nuevo. Los ladrones la tomaban a burla y la golpeaban, pero eso no detuvo a la jovencita.

Todos los días a las tres de la tarde se paraba a la entrada de la alcaldía y gritaba ver a Castiel Venom, hasta que en una ocasión la comandante respondió a su llamado.

-Ellos están en el frente junto con mi hermano –Respondió ella tomando el rostro de Liane con una de sus manos –Tu padre es el estratega y tu madre una cocinera, están vivos.

-¿Podré volver a verlos? –Volvió a preguntar Lily. Castiel negó con la cabeza.

-No lo se, pero te prometo que si siguen vivos hasta que mi hermano vuelva solicitaré que los dejen ir para cuidarte como se debe.

-¿De verdad? –Suplicó Liane al borde de las lágrimas, al menos sabía que tenía una oportunidad para estar con ellos de nuevo y eso la volvía sumamente feliz.

-No soy como mi hermano –Aseguró regalándole una sonrisa a la niña y entregándole un par de bolsas –Esta tiene treinta monedas de oro, te servirán por un tiempo, y esta otra, un regalo de mi parte.

Lily corrió a abrazarla, ella correspondió el gesto y besó su frente. Lily no olvidaría esos ojos rojo escarlata que la miraron con la misma dulzura con la que lo hacía su madre. En la noche, tendida en la colina que visitaba constantemente, le pidió a una estrella que cuidara de Castiel, a otra le pidió por la seguridad de Sateriajis, a otra la vida de sus padres y a la luna, a la luna rogó que vigilara su sueño.

La bolsa que le había dado de regalo Castiel contenía unas piñas negras con líneas horizontales pintadas de color amarillo, adornos para el cabello seguramente. Colocando dos del lado izquierdo y dos del lado derecho de su cabeza se sentía la niña más hermosa de todas.

Su cabello largo y rubio, su piel de porcelana, todo herencia de su madre a excepción de los ojos, azules como los de su padre; al menos tenía el consuelo de que ellos le dejaron un recuerdo en ella misma. Si los extrañaba bastaba con mirarse en un espejo para verlos en su reflejo.

Dos meses después, Sateriajis volvió de Belzenia convertido en Duque a la edad de dieciocho años. Castiel desocupó la mansión Venomania para que su sobrino pudiera vivir ahí, claro que eso no le gustó a la Compañía, que usaba el edificio como un burdel, pero por ser la hermana de Gast no se atrevieron a repicarle nada.

Lily notó algo cambiado a Sateriajis. Ahora, una sonrisa siempre adornaba su rostro, sus facciones se volvieron más maduras y atractivas, su cabello creció hasta la cintura y la voz, que antes era aguda en su totalidad, se volvió gruesa, pero fina a la vez. Si las mujeres no caían a sus pies por su belleza, caían por su hipnótica voz.

Sateriajis abrazó a Lily apenas la vio, pero se mostró extrañado al ver que no recibía la reacción esperada. Ella seguía estática en su lugar, sorprendida por ver a su amigo de nuevo. Tardó en contestar el gesto, pero el que lo rodeara por el cuello fue suficiente para que él sonriera complacido.

-Creí que te habías olvidado de mí.

-Mis estrellas escucharon mi deseo –Respondió Liane contenta –Es bueno verte de nuevo, espero hablar contigo en otra ocasión.

-¿Estás ocupada?

-Tengo trabajo –Dijo ella soltando a Sateriajis y entrando a la cantina donde trabajaba.

El ahora duque le pedía que viviera con él en su mansión, pero ella no podía hacerlo a menos de que le fuera entregado el trabajo de sirvienta, no quería ser una mantenida de su amigo, así no la educaron sus padres.

Pero desde el regreso de Venomania cosas extrañas empezaron a suceder, no solo con él llegó el resto de la Compañía de Asmodean, sino también se encontraba la repentina desaparición de cinco jovencitas en una semana. Entre las desaparecidas estaban Lukana Octo, Mikulia Gregonio y Gumina Classred, todas conocidas de Liane.

Ellas y varias mujeres más empezaron a desaparecer en los siguientes dos años, cerca de la mitad de la población femenil de la ciudad capital de la región de Asmodean se esfumó para la noche que Liane cumplió los dieciséis años de edad. Entonces, pasó algo extraordinario.

En su casa, la que había sido de sus padres y ahora legalmente pertenecía a ella, porque antes vivía en uno de los cuartos de la cantina; cerca de las once de la noche, Liane se empezó a revolver entre las sábanas, sudaba frío y respiraba con dificultad. De un momento a otro Liane desapareció de su mente y ahora se encontraba en la colina que compartía con Sateriajis, frente a ella había una niña encapuchada con una máscara cubriéndole la mitad del rostro, solo alcanzaba a ver sus labios rojos y algunos mechones verduscos que eran de su corta cabellera. Pestañeó con incredulidad, no recordaba haberse quedado dormida en la colina como en otras ocasiones, porque si lo había hecho. La niña caminó hasta donde se encontraba ella, Liane retrocedió un par de pasos, pero sintió que ya no podía retroceder más.

-Me llamo Meikai, Meikai Nushi y soy la estrella que concederá todos tus deseos –Habló convencida la niña mientras apuntaba con el dedo a Lily.

Fin del capítulo uno

Bueno, he aquí el capi, espero haya sido de su agrado n.nU
Dejen que se escape mi ego un rato
Ego: Esta es mi mejor obra -w-
El arte es aquello efimero, en el momento en que lo encuentras desaparece al instante dejando huella en el alma de un artista asi mismo como al espectador, esa es la verdadera escencia del arte.

Mi ser artistico nunca morira, el arte es una belleza eterna, se que mi legado seguira vigente por muchos años y seré reconosido como alguien de gran talento, siempre sera una prueba de la existencia, esa es la escencia del arte

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« Respuesta #1 en: Abril 05, 2013, 08:28 am »

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Re:El Frasco de los deseos
« Respuesta #1 en: Abril 05, 2013, 08:28 am »
Wow. La verdad q wow. Estoy sin palabras.

De verdad q muy interesante, creo tu maestra tiene razón, es algo oscura, aparte de q como verás el tema q has escogido es bastante delicado y hasta ahora lo has sabido llevar muy bn.

Pregunta:
Los nombres de los lugares, los leíste en algún sitio o te los inventaste? XD

2do, si entendí bn, cada ciudad, o como sea, representa un pecado, los vas a mencionar más adelante?

Pon continuación lo más pronto posible quiero saber el des enlace de esta historia.

Y si, creo q es tu mejor obra xD

Dimencio Desconectado
« Respuesta #2 en: Abril 29, 2013, 06:21 pm »

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Re:El Frasco de los deseos
« Respuesta #2 en: Abril 29, 2013, 06:21 pm »
Tardé bastante, ya que, tampoco recibió muchos comentarios.

2. El primer tesoro, escondido en la mansión de Venomania

-¿Qué? –Lily no daba crédito a lo que veía, pero algo le decía que podía confiar en aquella niña.

-Así es, pero para que eso ocurra debo ponerte a prueba. –Dijo ella más seria. –Deberás encontrar seis tesoros que están dispersos alrededor de todo el mundo. –Meikai hizo aparecer una niebla a su alrededor, la cual empezó a tomar diferentes formas. –Una espada, una copa, un espejo, una muñeca, unas tijeras y una cuchara. Si logras juntarlos entonces yo te obsequiaré esto. –Dijo extendiéndole un frasco que contenía varias luciérnagas de diferentes colores. –Esto te concederá cualquier deseo que pidas.

-¡¿De verdad?! ¿Dónde debo comenzar a buscar? –Exclamó entusiasmada.

-Si te dijera le quitaría lo divertido, pero como soy una buena estrella y me siento generosa esta noche, comienza a buscar en tu ciudad, encontrarás algo interesante seguramente. –Sonrió ella.

Liane abrió los ojos al momento siguiente, de nuevo estaba en su cuarto, ya había amanecido y una nueva jornada de trabajo se presentaba. El día entero se preguntó si lo que había soñado fue real, tenía sus dudas acerca de ello, pero nada perdía con intentarlo, además, la niña había dicho que era una estrella y ella creía en las estrellas que conceden deseos.

La tarde siguiente a su cumpleaños fue de lo más agradable, la gente la felicitaba y se disculpaba por no haberla visitado el día anterior, pero Liane se contentaba con un abrazo o una sonrisa. Algo que si la sorprendió fue que Sateriajis le había regalado un caballo, muy bello por cierto, y no pudo negarse bajo la excusa de que no podría mantenerlo, Sateriajis fue muy claro, él se haría cargo del animal en su mansión, pero seguiría siendo de ella. Incluso la había invitado a cabalgar en la tarde, después de que ella terminara sus deberes en la cantina.

Su mente seguía en la noche con Meikai, varias veces su jefa tuvo que reprenderla por estar durmiendo en el trabajo, pero ya era de esperarse esa actitud soñadora de la muchachita rubia, siempre ajena a lo que ocurría a su alrededor.

Liane volvió a ver a Castiel Venom alrededor de las doce de la tarde. Ella no se veía muy bien, su rostro estaba golpeado y su ojo derecho lloraba sangre; un par de soldados de la Compañía la ayudaron a sentarse en la barra y luego se retiraron.

-¿Qué ocurrió? –Preguntó Liane preocupada por el estado de la comandante.

-Traté de cumplir mi promesa, pero mi hermano es tan testarudo que mandó a que me hicieran esto. –Castiel le sonrió con tristeza. –Al parecer tu padre hizo un muy excelente trabajo en el frente, Gast tiene controlado Toragay y la mitad de Levianta, no lo quiere soltar y tu madre se convirtió en la diversión favorita de los cerdos. Lo lamento, no pude hacer nada.

Liane no pudo evitar derramar lágrimas por esa noticia, su pecho se oprimió tanto que sintió que su corazón dejaría de latir. Castiel estaba humillada, derrotada y ese estado tan lamentable que mostraba hizo imposible que Lily se enfadara con ella, así que la abrazó para compartir un poco el dolor.

Leslie, la jefa de Liane y encargada de la cantina, invitó a Castiel a refugiarse unos días en su casa. Gast Venom no dejaba ningún asunto sin terminar y le estaba claro a ella que lo de Castiel solo estaba empezando. Liane también quiso ayudarle, pero sería demasiado peligroso para ambas si el demonio de Asmodean llegaba a enterarse de que fue ella la persona a quien Castiel le prometió devolverle esas personas que tanta utilidad tenían para él.

Leslie y Liane acomodaron un espacio para que la comandante pudiera dormir. Castiel sonreía con ironía al darse cuenta de cómo es que se sentían sus víctimas cuando juraba cazarlos hasta la muerte.

Después de eso, Leslie le dio el resto del día a Liane y ella lo agradeció infinitamente, pues ya era casi hora de verse con Sateriajis. Pidió poder arreglarse en la casa de su jefa y después se marchó velozmente a la mansión de Venomania. Apenas puso un pie dentro de la vieja construcción un escalofrío recorrió su espalda, extrañamente el ambiente que rodeaba el lugar era muy diferente al que recordaba. Apestaba, no de manera desagradable, pero varios aromas atacaban la nariz de Lily, entre ellos pudo reconocer el olor del sudor y…

-Me alegro de que hayas venido. –Sateriajis la sorprendió por detrás -¿Nos vamos?

-Si. Oye, ¿no sientes que huele algo extraño? Cuando yo venía a molestarte siempre apestaba a incienso, pero ahora…

-Recuerda que usaron mi casa como un burdel, es difícil deshacerse de ciertos olores.

-Si, pero eso fue hace dos años, el aroma es más intenso ahora. –Sateriajis pasó de largo el comentario y la ayudó a montar su caballo.

-Hablaremos de eso luego, ¿te parece? –Sateriajis montó su caballo, un bello corcel blanco, y ambos cabalgaron hacia las colinas.

En el camino no hablaron mucho, no había nada que fuera realmente importante comentar que les haya pasado. Bueno, Liane no quería decir algo con respecto a Castiel porque seguramente eso afectaría a Sateriajis, si de por sí fue demasiado malo que él viera asesinado a su padre ¿cómo sería si se enterara que su tía huía de su propio hermano?

Le urgía un tema y pronto, a ella no le gustaba demasiado el silencio, contrario a Sateriajis que no decía más de lo necesario. De pronto él se detuvo y Liane lo imitó. El duque bajó del asiento de su caballo y con un ademán con la mano le indicó que lo esperara, después desapareció entre el follaje del bosque al que se internaron.
Venomania caminaba sin rumbo fijo aparentemente, pero en realidad sabía a donde se dirigía entre el espeso y oscuro bosque. Tardó media hora hasta que pudo regresar. Liane lo notó algo cansado y no dudó en ayudarlo a subir a su caballo nuevamente, pero también notó que de su mano derecha escurría un pequeño riachuelo de sangre.

-Tranquila, era algo necesario. –Lily no entendió, pero confió en las palabras de su amigo y volvieron. Apenas guardaron los animales en el establo, Sateriajis tomó de la mano a Liane y la obligó a verle a los ojos. –Liane, me encantaría que trabajes para mí.

-Tardaste bastante en reconsiderar la oferta. –Se burló ella y él atinó a sonreír. -¿Qué te hizo pensarlo?

-El miedo, han estado desapareciendo muchas mujeres y no quiero que tu desaparezcas, por eso, si estás conmigo podré cuidarte mejor –Explicó el duque con preocupación en su voz, pero los ojos de él le decían a Lily otra cosa. Un extraño brillo púrpura en aquellos orbes le hacía dudar.

Sin embargo, aceptó. Sateriajis, encantado, mandó a algunas de sus sirvientas a transportar algunas cosas de la casa de Liane a su mansión.

-¿Tendré que decirte amo?

-Si gustas, en realidad, ninguna de mis sirvientas me llama así. –Respondió divertido por la actitud de burla que su amiga había tomado al momento de formular la pregunta. –Me dicen Duque, pero tu puedes seguir llamándome como siempre lo has hecho, Lily.

-Bueno, pero empezaré a trabajar mañana, ¿te parece? Quiero despedirme de mis otras compañeras de la cantina.

-Como gustes, pero no regreses después de las ocho, te tengo una sorpresa.

Liane le sonrió a manera de despedida. Corrió a la casa de Leslie y anunció su renuncia, la jefa no pudo oponerse porque Lily le había servido muy bien desde que empezó a trabajar, incluso con su llegada el resto de las camareras habían logrado hacer que obtuviera mayores ingresos, por lo que lo menos que podía hacer era una pequeña fiesta de despedida.

Las camareras bebieron, comieron, bailaron, se emborracharon y quedaron rendidas en el suelo. Leslie y Liane fueron las únicas que se abstuvieron de beber, pero a la jefa le encantaba fumar y el humo de la pipa que mantenía en su boca la mareó de sobremanera. Lily se encargó de llevarlas a sus respectivas casas. Cuando dejó a Leslie en la suya, aprovechó para saludar a Castiel y regalarle un poco de pastel que habían preparado durante la fiesta.

Regresó a la mansión del duque cinco minutos antes de la hora que le había fijado. Cuando entró, los olores que la atacaron en la tarde volvieron a ella con mayor intensidad, pero eso no fue lo extraño. Liane notó que las mucamas no se encontraban en ningún lado, la casa parecía desolada y varios pequeños grititos hacían eco en las paredes desgastadas de aquella vieja mansión. Lily se asustó un poco, pero su misma curiosidad le hizo avanzar al lugar donde provenían los quejidos: el sótano.

-Me sorprende lo afortunada que eres.

-¿Meikai?

-En la biblioteca puedes encontrar cosas más interesantes que un aburrido sótano. –La voz de la niña estrella retumbó en sus oídos, pero Lily no atinaba a verla. Aún así, decidió hacerle caso y caminó a la planta alta, donde había una pequeña librería.

Liane recordó que hace mucho tiempo, en una de sus visitas a la mansión, el conde Venomania le había regalado una copia de la llave que daba acceso a la librería, pues el hombre había visto que a la pequeña le encantaba leer cuentos y novelas de caballeros. Lily siempre cargaba esa llave a modo de collar y se convirtió en su tesoro. La muchacha abrió la librería y se dispuso a buscar algo, no sabía exactamente qué, pero Meikai le dijo que lo hiciera. Fue entonces que, revisando algunos documentos regados por la mesa empolvada (se notaba que la ni la Compañía ni Sateriajis tuvo la molestia de abrir el cuarto), encontró un par de notas de adquisición que le llamaron la atención. Una era de un espejo valuado en más de doce mil monedas de oro, algo exagerado para el gusto de la rubia muchacha, y otro era una espada valuada en tan solo cuarenta piezas de plata.

-La espada. –Murmuró Liane. –Pero, ¿será la que busco acaso? –Meditó. –Seguro que si, Meikai me dio la pista, así que debe ser esa.

-Es raro que conserves esa manía de hablar sola y más a tu edad. –Sateriajis la tomó por los hombros y eso claro que la espantó.

-Sateriajis, sabes que detesto que la gente me llegue por la espalda.

-¿Por qué crees que lo hice? –Se burló el duque.

-Eres un pesado, Venomania –Escupió Lily disimulando una sonrisa. –Bueno, ¿me dirás donde voy a dormir?

-Si, sobre eso –Sateriajis se rascó apenado la cabeza –Las habitaciones están llenas, creo que tendré que hacer un recuento de personal, pero por el momento ¿te molestaría si tienes que dormir en el sótano?

-Para nada, ya te he comentado que solía dormir en hoteles de un millar de estrellas. –Bromeó Lily mientras caminaba, al lado de Sateriajis, rumbo al sótano. Pero alguien llamando a la puerta hizo detener su marcha. –Yo voy.

-No es necesario, puedo ir yo mismo. –Trató de frenar su avance, pero Liane prácticamente ya estaba con la mano en el pomo de la puerta.

-Si voy a trabajar para ti, será mejor que haga un buen trabajo desde ahora, ¿no crees?

Liane abrió la puerta, detrás de ella esperaba una jovencita de más o menos la misma edad que ella, de cabellos rizados y rubios, con un vestido azul ceñido a la cintura. La damisela mantenía la mirada gacha y escondía las manos en su pecho.

-Disculpe, ¿se encuentra el duque Sateriajis? –Preguntó con una hermosa y melodiosa voz la mujer frente a ella.

-Si, pero, ¿puedo saber quien es usted? –Dijo Liane tratando de sonar educada y amable. La damisela no supo que responder, pero el duque lo hizo por ella.

-Es mi invitada. Liane, ya puedes retirarte, mañana en la mañana puedes empezar a trabajar realmente.

-Entonces, con su permiso. –Liane le dirigió una última mirada a Sateriajis y a la invitada del duque, pero lo que vio no le gustó en lo absoluto… aquella mujer… escondía un cuchillo en sus manos -¡Sateriajis, cuidado!

Lily embistió a la muchacha y la tiró, el duque se quedó petrificado por la acción de su amiga, pero pronto comprendió el porque. Liane y la misteriosa mujer peleaban en el suelo por el control del cuchillo que sostenía la muchacha. Sateriajis fue a separarlas, a Liane la tomó de la mano y a la mujer del cabello para reprenderla, cual fue su sorpresa al darse cuenta de que en realidad lo que sostenía era una peluca y que “ella” resultó ser un “él”.

-Kachees Crim. –Murmuró el duque al reconocer a aquel hombre.

-Has tenido suerte, Sateriajis, si no te hubiera salvado otra de tus encantadas ya estarías en el infierno. –Bufó Kachees mirando con rencor a Sateriajis. –Te haré pagar por haberme arrebatado a mi esposa.

-Sateriajis, ¿Qué ocurre? ¿De qué está hablando el señor? –Lily se encontraba confundida, pero alerta.

El hombre disfrazado de mujer aprovechó que el duque aún tenía agarrada a Liane de la mano para atacar de nuevo, esta vez, ante los ojos de la muchacha, logró su objetivo: Sateriajis Venomania había sido atravesado en su pecho por una daga. Lily abrió los ojos de par en par, su amigo ahora se encontraba de rodillas tratando de detener la hemorragia, pero para colmo de males, al separar el arma de su cuerpo, ambos notaron que de la hoja escurría un líquido azulino que reconocieron al instante como veneno.

Kachees Crim separó bruscamente a Liane del duque y tomó a este por el cuello. –Ahora me dirás dónde está ella. –Sateriajis le miró con una sonrisa burlesca y eso irritó más al muchacho.

-Esta maldición la tengo en mis manos… no despertaran de aquel pacto y si no me crees… anda… ve y pregunta a cualquier mujer que aquí estuvo. –Cantó él en respuesta mirando a Liane.

-Desgraciado, ¡¿Dónde la escondes?! –Exigió saber y el duque solo se limitaba a entonar una melodía con el aliento que conservaba.

Kachees iba a golpearlo para mandarlo directamente a conocer al demonio, pero varios gritos de mujeres y golpes que provenían de la puerta que daba acceso al sótano lo detuvieron. Ni tardo ni perezoso, Crim corrió hacia la puerta, empujando a Liane en el trayecto. Pero a ella no le importó, ahora solo quería ayudar a su amigo mal herido.

-¿Cómo te encuentras? –Era más que obvia la respuesta, él no se encontraba bien, pero lo había hecho con intenciones de hacerlo sonreír al menos.

-Me siento como una hoja de papel, liviano y como si en cualquier momento me fuera a volar. –Respondió Sateriajis mirándola con dulzura. –Liane, las estrellas no pudieron conceder mi deseo, tuve que buscar otros medios para enamorar a Gumina.

-No encontraste la estrella indicada. –Liane acariciaba los largos y lacios cabellos del duque, intentando no dejar escurrir lágrimas, mientras que él acariciaba el rostro de la muchacha rubia. –Créeme que si pudiera… yo… te daría la estrella que cumplirá mi deseo… ¡de veras que si!

-No llores, Lily, esto me lo busqué yo mismo. –Consoló limpiando una gota cayendo por la mejilla de ella. –Al menos tú no caíste en mi encantamiento, eso es bueno, siempre fuiste buena conmigo y no quería…

El estruendo que produjo la puerta del sótano al abrirse provocó que Sateriajis dejara de hablar y abriera los ojos con dolor. Liane y Kachees vieron como una cantidad horrorosa de mujeres salieron corriendo a las puertas de la mansión buscando libertad. El hombre buscó con la mirada, y evitando se aplastado por las damiselas, a su esposa hasta hallarla y huir con ella de aquel podrido lugar. En efecto, empezaba a oler a podrido o algo más o menos similar desde el sótano.

Algo le decía a Liane que saliera, otro algo la decía que entrara al sótano a ver por qué esas muchachas habían salido de ahí y otro algo le gritaba ayudar a Sateriajis. Haría las tres de todas formas, fue lo que pensó.
Apoyó al duque contra uno de los pilares de la construcción y logró evitar que la hemorragia siguiera. Se le hizo curioso que el paño con el que limpió un poco la sangre que terminaba por escurrir fuera de color violácea en lugar de roja. Después, caminó de prisa hacia el interior del sótano; conforme avanzaba el olor aumentaba, ahora se parecía más a un aroma de pescado.

Liane se sorprendió mucho cuando notó que el lugar a donde había ingresado se trataba de un enorme dormitorio. Cuando ella jugaba a las escondidas con Sateriajis no recordaba que el sitio fuera tan enorme; alrededor de seis literas acomodadas en dos filas, a los costados de la habitación, y una gran cama matrimonial en el centro conformaban el amueblado, había sábanas de seda regadas por todo el lugar y sobre estas varios pétalos de rosas.

Sateriajis gritó de dolor, pero no de dolor físico, sino más bien fue un desgarrador dolor emocional. Lily dejó de mirar el lugar y salió corriendo hacia donde su amigo. El duque se encontraba tirado boca abajo en el suelo, con la mano extendida a las puertas de la mansión y la mirada perdida entre ellas. Se estaba ahogando con la sangre purpura que salía de su boca y el llanto de su alma. Liane trató de calmarlo, de volverlo a incorporar y buscar la manera de salvarle la vida.

-Nunca pude decirle… lo mucho que la amo… Liane. –Sateriajis siguió llorando y con una mano aferrada a la cintura de la muchacha. –Perdóname… dile a ella que yo… lo siento. –Y Sateriajis murió sin que Lily pudiera hacer algo para evitarlo.

La chica lloró, perdió a su amigo y todo por su curiosidad. Si tan solo hubiera evitado ver el sótano y contemplar lo que ahí había, hubiera podido socorrer a Sateriajis, llevarlo a donde Leslie para que ella lo tratara y así salvarle la vida. Pero no, ahora sostenía el cadáver de su mejor amigo, de quien la ayudó y estuvo a su lado en los momentos que más necesitaba, como cuando sus padres fueron secuestrados por la Compañía de Asmodean. Liane lloró y lloró hasta que no quedaron más lágrimas que derramar.

De pronto escuchó unos pasos a su espalda. Se preguntó quien sería ¿La servidumbre acaso? No, no podían ser ellas porque ellas también escaparon con el resto de las mujeres. Volteó la mirada sobre su hombro y lo único que alcanzó a ver fue una capa atravesando tranquilamente las puertas de la mansión. Cuando devolvió la vista al frente, el cuerpo de Sateriajis desapareció y en su lugar se encontraba una fina espada de mango morado. La hoja tenía inscrita la palabra “Luxury”.

Fin del capítulo dos

Espero les guste nwn
El arte es aquello efimero, en el momento en que lo encuentras desaparece al instante dejando huella en el alma de un artista asi mismo como al espectador, esa es la verdadera escencia del arte.

Mi ser artistico nunca morira, el arte es una belleza eterna, se que mi legado seguira vigente por muchos años y seré reconosido como alguien de gran talento, siempre sera una prueba de la existencia, esa es la escencia del arte

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« Respuesta #3 en: Abril 29, 2013, 06:59 pm »

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Re:El Frasco de los deseos
« Respuesta #3 en: Abril 29, 2013, 06:59 pm »
Nuevamente: wow.

Al principio me tomo un poco difícil reromar la historia pero después entendí y recordé todo.

Te las guillaste la verdad.

Sigue así!!!

Esta tan brutal q ahora mismo voy a enviar el link a mis amigos :D

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« Respuesta #4 en: Mayo 10, 2013, 08:34 pm »

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Re:El Frasco de los deseos
« Respuesta #4 en: Mayo 10, 2013, 08:34 pm »
Volví a tardar, pero veo que varios lo han estado leyendo (Aja, solo 39 visitas, esto está mas aburrido que la pera) En fin, tengo a una espectadora así que por ella continuaré hm

3. La espada Venom

Liane no sabía que hacer ahora, tantas emociones en un día y tantas cosas que no se pudo explicar. Primero, ¿por qué habían tantas mujeres escondidas en el sótano?, segundo, ¿quién era Kachees Krim y por qué dijo que Sateriajis había secuestrado a su esposa?, tercero, ¿qué quiso decir Sateriajis cuando se refirió a “encantarla a ella”?, cuarto, ¿Por qué desapareció el cuerpo de Sateriajis y apareció en su lugar el primer tesoro?

-Meikai… -La estrella posiblemente le daría las respuestas, fue lo que pensó.

Lily salió corriendo de la mansión de Venomania, debía notificarle a Leslie y Castiel lo ocurrido. A su jefa porque tal vez ella sabría responderle la duda que tenía sobre Kachees Krim y a Castiel porque era su responsabilidad decirle que Sateriajis murió. Menos mal la cantina se encontraba a tan solo dos calles de la mansión, por lo que no tardó más de cinco minutos en llegar.

No había camareras. Leslie la notó extrañada, Liane sudaba, tenía la respiración agitada, sus ropas estaban salpicadas de morado y sostenía una espada de plata con la mano derecha. Castiel, en tanto, miró sorprendida el arma y prácticamente se la arrebató a Liane apenas se puso de pie.

-¿Dónde obtuviste esto? –Castiel miraba insistente a Lily.

-Sa…Sateriajis murió. –Fue lo que alcanzó a responder, recordando el suceso volvió a derramar lágrimas, pero en menor cantidad aunque el dolor fuese el mismo. –Un tal Kachees Crim… lo asesinó con una daga envenenada.

Leslie fue a abrazar a Liane, Castiel se dejó caer en el suelo con los ojos bien abiertos mientras se abrazaba a la espada que sostenía con ambos brazos. Las tres lloraron y el momento fue interrumpido por la clientela que entraba a buscar un trago.

-Menos mal ese bastardo murió, no puedo creer que nos haya obligado a hacer esas obscenidades. –La muchachita rubia reconoció al instante aquella voz áspera y ácida y sabía a quien se estaba refiriendo.

-No creo que nos haya obligado, más bien nos embrujó para que lo hiciéramos por voluntad propia. –Escuchó a alguien más, igualmente la reconoció, pero esta voz era indiferente ante lo sucedido.

-Es lo mismo, embrujadas o no, no hay forma de borrar esas sensaciones. –Una tercera que igual fue fácil de reconocer, entonces Liane sintió que ella posó una mano en su hombro. –Incluso Lily debe sentirse así, ¿no es verdad amiga?

-Creo que ella fue la más afectada, después de todo siempre fueron muy cercanos.

-Tal vez demasiado, pero lo que me sorprende es que no la hayamos visto en el sótano por dos años.

-Seguramente la tenía a parte para su mejor deleite, Mikulia, Lukana, o a lo mejor quiso guardar a la mejor ramera para el final. –Liane no toleró que la llamara de esa forma y menos la persona de la cual su amigo estaba enamorado.

-¡Cierra la estúpida boca, Gumina! –Exclamó tras abofetear a la aristócrata.

-¡Lily! –Nadie dentro de la habitación esperaba tal acción por parte de la muchachita rubia, mucho menos Gumina, quien tantas veces se mofó de ella como del duque.

-¡No puedo creer cómo es que Sateriajis se enamoró de alguien como tú! –Exclamó.

-¿De qué estás hablando?, se notaba a leguas que tú eras la enamorada de ese depravado. –Puntualizó Gumina a modo de defensa y mirándola con resentimiento. -¡Si tu no te hubieras puesto en mi camino, Sateriajis hubiera sido solo mío!

Liane no supo que responder ante eso. Castiel, para evitar la pelea, se interpuso entre ambas féminas; todas respetaban la autoridad de la comandante a pesar de que estuviera siendo perseguida por la propia Compañía. Leslie parecía la única en comprender todo lo que ocurría a la completa perfección, así que invitó a todas a tomar un trago para explicar las dudas que seguramente tenían rondando por sus cabezas.

-Está más que claro que Sateriajis fue quien raptó a todas esas mujeres, independientemente lo que hizo fuera con la ayuda de magia o no, es un crimen. –Dijo Leslie y Castiel bajó la mirada.

-Un crimen que fue pagado con la pena máxima. –Susurró la comandante con tristeza. –No creí que mi sobrino llegara al extremo de usar esta espada maldita.

-¿Qué quieres decir, Castiel? –Preguntó Liane un poco más confundida de lo que estaba. -¿Qué tiene que ver esa espada con lo que le pasó a Sateriajis?

Castiel suspiró y todos la miraron expectantes, salvo Leslie porque lo disimulaba bien.

-Esta espada, seguro que viste la inscripción que tiene, ¿no, Lily? Pues verán, Luxury significa Lujuria en latín.

-Sigo sin entender. –Comentó Gumina recargando su rostro en la barra de forma perezosa.

-Mi familia a usado este objeto como una ventaja para crear relaciones y compromisos a conveniencia, es decir, alberga una magia tan poderosa que puede cambiar los sentimientos de la gente. –Decía mientras observaba la hoja de plata. –Solo la primera hija de cada familia de Venom tenía el “privilegio” de portar esta espada. –Susurró con melancolía. –Con un corte, un simple roce en la mano bastaba para encantar a los hombres; pero como Sateriajis usó la espada en si mismo tuvo el efecto opuesto.

Pero entonces ¿Por qué ella no cayó bajo el hechizo, si siempre estaban en contacto físico? Liane entendió esa pequeña felicidad en Sateriajis, nunca fue su intención encantarla, seguramente él decidía a quien encantar y a quien no.

-Pues si que cayó bajo ese afeminado. –Soltó ácidamente Gumina, pero Lukana pudo notar algo su tristeza muy oculta en el matiz de su voz.

-Yo también lamento su pérdida, Gumina. –Mikulia también adivinó como se sentía la aristócrata. Esta no hizo más que dar un respingo y se fue, Lukana y Mikulia la siguieron después de dar sus respectivas condolencias a Castiel.

-También me voy, tengo que arreglar cuentas con ese Kachees Crim. –Castiel iba a salir, pero Leslie la detuvo.

-Sabes tan bien como yo que si te ven ahí afuera los de la compañía, morirás y de nada habrá servido que hayas salido a buscar a Crim. –Más la comandante rió ante la advertencia.

-No mientras me sigan teniendo miedo y, con esto en mis manos… –Refiriéndose a la espada. –Nada malo me pasará.

Y lo cierto es que nada malo le pasó, Castiel volvió a las tres horas después con un rostro bastante satisfecho; tres hombres de la Compañía cargaban con otras tres personas, hombres para ser más específico, y los tendió sobre el suelo frente a Liane. Estos se encontraban atados de manos y vendados por los ojos suplicando piedad.
La chica más o menos sabía que es lo que pretendía hacer Castiel. La comandante quería que ella identificara al asesino de su sobrino y hacerle pagar con la misma moneda. Entre las tres personas que los hombre de la Compañía trajeron se encontraba el verdadero Kachees Crim, a los otros dos no los había visto nunca en el pueblo. Liane no quería ser la culpable de la muerte de una persona, aunque esta haya asesinado a su amigo en primer lugar no tenía el valor de quitarle la vida a alguien aunque fuera de manera indirecta, porque estaba claro que Castiel le daría una muerte lenta y dolorosa.

-Bueno, ya que no quieres cooperar, supongo que tendré que acabar con los tres y problema resuelto. –La comandante alzó la espada de Venomania pretendiendo atravesar la espalda de su primera víctima, pero antes de que algo pasada una pantalla de humo las envolvió después de escuchar una explosión cerca de ellas -¡¿Pero qué demonios?!

Luego la puerta de entrada se abrió estridentemente y varios hombres ingresaron a la cantina. Eran otros miembros de la Compañía de Asmodean, de eso se dio cuenta en cuanto el humo se dispersó, pero no eran miembros cualquiera, eran los soldados de mayor confianza de Gast; Castiel los reconoció por la capa morada que cubría su cuerpo y, aparte de eso, una cinta roja atada al brazo derecho.

-¡Castiel Venom, hemos venido por ti! –Gritó el que parecía ser el líder de aquel pequeño escuadrón, de cabello rojizo y atado en una cola baja; llevaba colgando en su espalda una alabarda.

La comandante no hizo más que sonreír ante tal amenaza. –Liane, quiero decirte que fue un gusto haberte conocido, me hubiera encantado cuidar de ti cuando eras más pequeña, pero ese trabajo no me correspondía.
Castiel hizo un ademan a sus hombres para que se retirara, los cuales obedecieron escapando rápidamente por la parte de atrás, sin embargo, la capitana Teto Cetera, que era como se llamaba, mandó a los suyos para ir tras ellos.

-Lily, huye con estos Kachees y avísale a Leslie que no llegaré a cenar, pero que no se preocupe, cerraré la cantina antes de irme.

-No hagas promesas que no puedas cumplir, Castiel. –Dijo Teto apretando su alabarda y colocándose en pose de combate. -¿Debería decirte traidora? Tu hermano fue muy específico: Tráiganme su cabeza.

-Pues entonces sabrás el motivo por el cual me llaman “La luna roja de Asmodean”. –Castiel en ningún momento borró la sonrisa de su rostro; aquellos orbes escarlata situados en su bello rostro brillaron brevemente y relamió sus labios. –Antes, quiero despedirme de quien me hubiera gustado considerar como mi hija. –Teto chasqueó la lengua, pero relajó la guardia un rato para concederle su deseo.

Liane fue rápido a abrazar a la comandante, ella le susurró lindas palabras al oído de ella, después le dio un medallón que solo era para los ojos de la muchacha rubia. Teto miraba impaciente, de no ser por que anteriormente fue una guardaespaldas de la reina Marlon y se guiaba por un código de honor, ya hubiera asesinado a su objetivo. Castiel escondió en los ropajes de Lily el medallón y después le dijo: -Algo me dice que viajarás muy lejos, esto que te doy te protegerá de bandidos y ladrones en tu camino. Suerte. –Después besó su mejilla y devolvió la cara a su contrincante.

Liane liberó a los acusados del asesinato de Sateriajis y salió junto con ellos del lugar. Liane le dedicó una última mirada a Castiel antes de salir por la puerta de atrás. Dos hombres corrieron, pero Kachees Crim se quedó al lado de Lily, con la mirada gacha y esperando decir algo.

-¿Por qué no me entregaste? Se que Sateriajis era tu amigo y lo maté frente a tus ojos, hubiera sido justo que dejaras que me mataran.

-Porque nadie merece la muerte como castigo o venganza, independientemente de qué hicimos, algún día saldaremos cuentas con quien corresponda. –Fue la respuesta de Liane.

Kachees se disculpó y se fue. Lily se quedó en la puerta de la salida de de la cantina, desde ahí oía claramente los gritos de batalla y el sonido del metal chocando. Quería ayudar, quería evitar que lastimaran a Castiel, pero nada podía hacer. Se mantuvo en ese lugar hasta que los sonidos cesaron y, rogando porque nadie muriera, se fue de ahí.

Fin del capítulo tres

Ok, capi aburrido tal vez, pero era necesario para lo que sigue. Bye Lao
El arte es aquello efimero, en el momento en que lo encuentras desaparece al instante dejando huella en el alma de un artista asi mismo como al espectador, esa es la verdadera escencia del arte.

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« Respuesta #5 en: Mayo 11, 2013, 11:08 am »

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Re:El Frasco de los deseos
« Respuesta #5 en: Mayo 11, 2013, 11:08 am »
No entiendi muy Bn la parte en q explicaste lo de la espada. Pero en lo e real todo esta Bn.
>> y no esta aburrido.
Esta de lo más interesante.

Y quien murió D:??????
Porq lo dejaste ahí???? TwT q tortura!!!!!!

Espero la continuación lo antes posible y tratare de encontrart gente para q lea y te comente la historia!!

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« Respuesta #6 en: Junio 03, 2013, 04:37 pm »

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Re:El Frasco de los deseos
« Respuesta #6 en: Junio 03, 2013, 04:37 pm »
Y después de mucho tiempo, el índice de visitas no subió mucho. En fin, espero disfruten de este capi aunque sea un poco jeje

4. La capitana, la comandante y una carreta a Belzenia.

Liane llegó llorando a su casa. No quería saber nada, absolutamente nada, ni siquiera esperaba que alguien la llegara a consolar pues ya no había nadie. Primero sus padres, luego Sateriajis y tal vez Castiel… aquellos que se preocuparon por ella, y ahora dudaba de sus demás amigas, Mikulia, Lukana y Gu…

-Estoy sola, otra vez. –Dijo y se quedó dormida.

A los pocos minutos de eso, Liane volvía a soñar con la colina que visitaba con Sateriajis y donde había pasado algunas noches por simple gusto. Creía que Meikai aparecería en cualquier momento, pero su mente le jugó una mala pasada y ahora se veía a ella misma, con la tierna edad de 12 años, y a Sateriajis; Liane estaba recargada en el pecho del hijo del conde con las piernas extendidas y dándole nombre a las estrellas. Sateriajis reía con los disparates que su tierna amiga soltaba de su boca.

-Fue un buen chico, en su tiempo. –Meikai la tomó del hombro y el recuerdo se desvaneció. –Encontraste el primer tesoro, eso basta, y la reacción que tuviste cuando abofeteaste a esa chica Gumina me encantó. –La niña estrella sonrió.

-Si junto los otros tesoros, ¿me lo devolverás? –Dijo a modo de súplica la muchacha.

-Encuéntralos primero y entonces pide todo lo que quieras. –Fue la respuesta de Meikai. Liane asintió y preguntó donde se encontraba el otro objeto que necesitaba. –Si te lo dijera perdería todo chiste, solo te diré que Gast dará mañana un anuncio importante a toda la ciudad, asiste y encontrarás una pista. –Dijo y desapareció.

Liane despertó y se encontró de nuevo en su habitación, ya había amanecido y sus fuerzas estaban renovadas. Se mantuvo en cama por otra media hora, mirando el techo y a veces se asomaba por la ventana que tenía su habitación a ver que hacía la gente; se le hizo algo curioso que las calles estuviera vacías a esa hora, ni siquiera la vendedora de pan puso su pequeño puesto como de costumbre. Lily miró todo con algo de extrañeza al principio, pero no le tomó mucho tiempo recordar lo que Meikai le dijo antes de que se despertara.

No quería hacerlo, de verdad que no quería ver la cabeza de Castiel exhibida frente a todos, sería demasiado para ella que su “segunda madre” fuera humillada aún después de su muerte. Pero tampoco podía confirmar eso, la comandante no era temida por nada y el ser la hermana de Gast Venom solo le daba un bono extra a su reputación.

Pero bueno, dejando eso fuera de su cabeza, y confiando en la estrella a la cual le pidió que cuidara de la vida de la comandante, se marchó rumbo a la plaza de la ciudad para escuchar el discurso del dirigente de la Compañía de Asmodean.

Sintió algo recorrerle la espalda cuando también recordó que la estrella de Castiel no brilló esa noche.
Todos estaban en la plaza, Leslie, sus compañeras de trabajo, Lukana, Mikulia, Gumina, la panadera que no vio cuando despertó, Kachees, la que parecía ser su esposa y el resto de las mujeres desaparecidas junto a sus familias. Gast se encontraba dentro del pequeño kiosco y dando la cara a la gente, mantenía los brazos extendidos tratando de calmar los abucheos y murmullos en contra de su persona, incluso algunos de la Compañía estaban en contra del dirigente, pero se quejaban de forma discreta.

-¡Escuchen, no hay necesidad de escandalizarnos todos! –Gritó el dirigente.

Para Liane esa fue la primera vez que lo vio. Era muy parecido a Castiel ciertamente, su cabello largo y atado en una cola alta, sus finas facciones, aquel bello rostro como el de su hermana, lo único diferente y que pudo notar fueron sus ojos azules; Castiel los tenía rojos. Sin embargo, debía concentrarse.

-¡Tengo buenas noticias, el Rey morado a muerto! –Los barullos callaron a causa de la sorpresa que causó tal noticia. –Nuestra reina, la Dama de rosa ha tomado el mando del ejército imperial… ¡La independencia de Asmodean está muy cerca!

Los gritos inundaron la plaza inmediatamente tras eso, pero Gast se encargó de callarlos con una actitud mas seria.

-Pero también es mi deber darles una terrible noticia. –Agregó. Entonces Teto Cetera, la capitana, hizo acto de aparición al lado del dirigente, su rostro estaba bastante maltratado, cortado y golpeado. –Hemos sido atacados desde adentro, mi hermana menor, la comandante Castiel Venom fue asesinada.

Liane cubrió su boca con una de sus manos tratando de reprimir un chillido.

-Ella y mi capitana fueron atacados por otros soldados de mi propia Compañía, pero tengo razones para creer que fueron espías traídos desde Belzenia para acabar conmigo. Es obvio que la Dama de rosa, nuestra reina, me tiene miedo.

Liane no quiso seguir escuchando tales mentiras ¡Fue él quien envió a asesinar a su propia sangre, a su hermana! Lily limpió rápido sus lágrimas, contrario a la reacción de otras personas que suspiraron aliviadas la muerte de una tirana.

-Malagradecidos. –Murmuró ella acariciando las piñas que había recibido de regalo.

-¡Por eso enviaré tropas a Belzenia para que se de cuenta del poder que yo, Gast Venom, el Demonio de Asmodean, poseo! –Pareciera que nuevamente todos creían en la palabra de aquel ruin dirigente.

Lily salió corriendo de ahí no aguantando las ovaciones y algunas porras dirigidas a aquella persona. Se escondió en un callejón para poder llorar a gusto, pero más que tristeza, lo que sentía era ira sumamente contenida. Entonces, recordando las últimas palabras que Castiel le dirigió, buscó entre su vestido aquel medallón que le había obsequiado.

No era más que una medalla con base de oro y una gran gema morada sobre ésta, casi cubriéndola en su totalidad, dejando a la vista únicamente los bordes de aquel metal precioso; estaba finamente tallado de tal manera que toda la gema fuese lisa y, si concentraba la vista en el centro de aquella joya, podía ver inscrita a través de ella las palabras “Compañía por la Libertad de Asmodean” y debajo de estas el título de “Comandante”.

-Te protegerá… -Repitió Lily pasando la mano por aquel regalo de manera suave. –Tienes razón, con esto en mis manos nadie querrá acercárseme. –Sonrió de medio lado y después dirigió su mirada a uno de las paredes del callejón.

“La gran Gourmet, nuestra señora Vanika Conchita dará una fiesta en la plaza de la ciudad en donde se hará un concurso que tendrá la finalidad de encontrar al mejor chef de todo Evillious. El ganador, además de recibir la módica suma de diez mil piezas de oro, tendrá el honor de trabajar para nuestra señora”

Debajo del letrero estaba el nombre del lugar en donde se llevaría a cabo el concurso. –Belzenia.
Suspiró, quitó el poco polvo que se había pegado a su vestido amarillo y salió caminando tranquilamente del lugar con destino a su casa para así acomodar sus cosas, sería un largo, largo viaje. Curiosamente, mientras ella daba vuelta en una de las esquinas de la ciudad, chocó accidentalmente contra alguien, más específico, la capitana Teto Cetera.

-Disculpe, no vi por donde iba. –Fue lo primero que dijo la capitana del cabello pelirrojo, en esta ocasión lo llevaba arreglado en un par de taladros a los lados de su cabeza, cosa que la hacían ver muy infantil.

-No hay problema. –Respondió Liane tratando de evitar que la reconociera, sin embargo esto no paso.

-Tu… -La muchacha rubia no esperó a que la atraparan por lo cual salió huyendo de ahí. -¡Hey, espera!

La capitana Teto la siguió en su carrera, Lily la tenía muy cerca, bueno, era de esperarse de una militar. En un momento, Cetera logró atraparla de una muñeca y arrinconarla contra la pared; Liane temblaba de miedo a que aquella mujer le hiciera lo mismo que a Castiel. Pero fue curioso lo que pasó. Un pequeño deja-vu.

-Discúlpame. –Susurró la capitana bajando la mirada. –Yo la verdad no maté a Castiel. –Liane la miró confundida y en su mirada exigía saber una explicación. –Verás… yo… cuando estábamos luchando, ella… lo siento tanto, realmente era una buena amiga mía hace un tiempo, pero su traición hacia su hermano era algo a lo que me veía obligada a corregir. –Dijo con la voz un poco cortada.

-Gast es un mentiroso. –Ante eso, Teto figuró una sonrisa torcida en su rostro.

-Ella sabía que si no la mataba sería mi cabeza la que rodaría, así que se le hizo fácil suicidarse para salvarme… esa tonta. –Liberó a Liane de su agarre y la miró a los ojos. –Ella me pidió que te escolte a Belzenia como su sucesor, curiosamente el dirigente Gast lo sabe y lo acepta. –Teto volvió a torcer su rostro en una sonrisa, mas la muchacha frente a ella no dejaba de mostrar asombro por la revelación que le había dado. –Partiremos mañana a primera hora, espero que no de una mala impresión, comandante. –Dicho esto se fue.

Liane hizo caso a Teto, también partió a su casa y durmió hecha un mar de lágrimas. –Malagradecidos. –Volvió a murmurar.

Esa noche soñó que Castiel le acariciaba el cabello; Lily tenía solo diez años y la comandante usaba un vestido que recordaba era de su madre, pero igual se veía hermoso en ella.

Meikai no la visitó, pero gracias a ello Liane pudo pasar más tiempo con el espíritu de Castiel, aunque ella no lo supiera.

Amaneció, Lily estaba un poco mejor de ánimos así que guardó lo último que le faltaba en un pequeño bolso y salió. Cuál fue su sorpresa al darse cuenta de que Teto la estaba esperando afuera de su casa, ésta la miraba fijamente y sostenía un pequeño paquete en sus manos.

-Cámbiate, a Gast no le gusta que alguien no porte el uniforme. –Fue lo que dijo y la devolvió a la casa de un empujón.

Liane se quedó un poco confundida por eso, pero su ágil mente le dijo que el dichoso uniforme se encontraba dentro del paquete. Éste consistía únicamente en una capa morada que le cubría todo el cuerpo, con el cuello bordado con hilos de oro y las mangas bordadas con detalles lilas. Lily recordó entonces que Teto le había llamado “comandante” el día anterior, así que dedujo que debía colocarse el broche en alguna parte; optó por colocárselo en el hombro derecho. No dejó de lado sus adornos para el cabello y después salió.

-¡Todos saluden a la nueva comandante, Liane Venom!

-.-.-.-.-FIN DEL CAPÍTULO CUATRO-.-.-.-.-
El arte es aquello efimero, en el momento en que lo encuentras desaparece al instante dejando huella en el alma de un artista asi mismo como al espectador, esa es la verdadera escencia del arte.

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« Respuesta #7 en: Junio 04, 2013, 01:11 pm »

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Re:El Frasco de los deseos
« Respuesta #7 en: Junio 04, 2013, 01:11 pm »
*tomando cafe*

Veo q al fin decidiste subir conti despues de hacerme sufrir un rato.


Todo esta muy bn, aunq encontré el capítulo algo corto. No tengo comentarios al respecto salvo q quiero saber q pasa.

Bueno solo un detalle:porq cuado el se declaró demonio nadie se alarmo ni hizo nada al respecto? Tengo una intriga respecto a eso

La historia cada vz se vuelve más interesante y quiero  saber q pasa

Espero la continuación.

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« Respuesta #8 en: Julio 26, 2013, 12:41 pm »

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Re:El Frasco de los deseos
« Respuesta #8 en: Julio 26, 2013, 12:41 pm »
No mas por mi kohai subo esto. Espero que estés satisfecha Widget nwn

5. La ciudad de los manjares.

Habían pasado días desde su nombramiento de comandante, Liane no esperaba que le agregaran el apellido “Venom” a su nombre, pero como sucesora de Castiel entonces debía aceptarlo.

Ella junto con la capitana Teto Cetera y otros cinco miembros de la Compañía subieron a una carreta con dirección a la región de Belzenia. Según lo que había comentado Teto, su misión era encontrar a la supuesta espía que había asesinado a Castiel y acabar con ella, pero claro que esto era una fachada y no más que una excusa por parte de Gast para hacerse de las riquezas que ofrecía la segunda región más rica de Evillious.
Teto no hablaba, de hecho, ninguno de los que la acompañaban hablaba demasiado y eso le comenzaba a incomodar un poco, bueno, le incomodaba bastante hasta el punto de querer jalarse el cabello para dar un grito que rompiera el horrible silencio que estaba alrededor de ellos. La capitana notó eso, pero solo bufó y le extendió algo de pan a la muchachita rubia para que mantuviera su boca ocupada en otra cosa.

-Ya casi llegamos, no desesperes. –Dijo y se acomodó para dormir.

Los demás miembros de la Compañía hicieron lo mismo, a Liane no le quedó de otra mas que imitarlos, estaba cansada de no hacer nada, pero igualmente cansada.

Era de noche todavía cuando sintió que algo le aplastaba una mejilla, y con pereza empezó a despertar. Quien la obligó a abrir los ojos fue Cetera, no la miraba con buenos ojos, pero tampoco decía nada para confirmarlo. Lily alejó el sueño de ella con un largo bostezo, después acomodó un poco su capa y ató bien la Espada Venom a su cintura.

-No te duermas niña. –Dijo Teto y le dio la espalda. –Los demás ya se movilizaron, tenemos que terminar rápido el trabajo, contamos con dos días para infiltrarnos en la ciudad y hacer planos y mapas para entregárselos a Gast.

-Así que planea tomar la capital. –Analizó rápidamente ella.

-Y abastecerse, hay rumores de que la Dama de rosa ha estado contratando diferentes organizaciones terroristas para acabar con la Compañía, debemos ser precavidos.

Liane y Teto caminaron por unas alcantarillas y descansaron en un callejón hasta el amanecer. Teto le dijo a Liane que debían ocultar sus uniformes en algún lado o habría un gran alboroto; la Compañía de Asmodean no era deseada en ningún sitio.

Separarse, esa fue la sugerencia de Lily, pero Teto se opuso rotundamente alegando que ella era responsable, por el momento, de cuidarla; así que ahora se encontraban ambas caminando por uno de los grandes mercados de Belzenia, disfrutando del olor a especias y frutas que emanaba de los pequeños, pero bien surtidos, puestos.
Caminando un poco más alejada de Teto, pero no tanto, logró divisar que el puesto de enfrente estaba a punto de ser asaltado por una niña no mayor a los siete años, de cabello castaño y rizado, ella estaba haraposa y sucia, en cierta forma no la culpaba, pero eso no fue lo que pensó el dueño del puesto de frutas, un hombre superior a los 30 años, corpulento y con un cuchillo en su gran y peludo brazo izquierdo.

-¿Con que robando, eh? –El sujeto tomó el pequeño brazo de la niña con fuerza a lo que la pequeñín hizo una mueca de dolor. -¿Acaso no sabes el castigo por hurto? –El hombre alzó su brazo con el que tenía el arma blanca; estaba muy clara la acción que planeaba realizar aquel cruel hombre.

Liane no se iba a quedar de brazos cruzados, por lo que de manera rápida desenvainó la Espada Venom de su cintura e impidió que la mano le fuera separada del cuerpo a la niña. El frutero quedó impresionado por la reacción de la muchacha, pero no se detuvo a preguntar de quien se trataba.

-¡¿Qué cree que está haciendo?!

-¡Soy Liane Venom, la comandante de la Compañía de Asmodean y le ordeno que se calle! –Gritó lo primero que le vino a la mente para poder de alguna manera ayudar a la niña, sin embargo a Teto no le gustó eso, de hecho, a ninguno de los que la rodeaban le gustó. Había actuado por simple impulso.

A pesar de esto, el hombre comenzó a reír como loco.

-¿De verdad vas a creer que yo voy a creer semejante tontería? ¡Eres una idiota! –Algunas gentes de su alrededor le acompañaron en su burla y otras tantas regresaban a lo suyo con pena ajena. –Pero bueno, por haberme levantado el ánimo dejaré que tú y la mocosa se vallan.

Liane bufó molesta; le iba a mostrar el medallón para confirmarle que lo que decía era verdad, mas Teto se lo impidió tomando a ella y al niño y llevándose a ambos dentro de un callejón.

Cetera la miró fulminante y le reprendió por casi haber comprometido la misión, ignorando casi completamente a la niña que tenía al lado. Liane bajó la mirada y apretó los puños, a lo que Teto suspiró.

-Escucha, Castiel me salvó de una porque sabía que yo cuidaría de ti, si tienes un poco de respeto a su sacrificio entonces no te metas en problemas. –Se volvió hacia la niña y le extendió una bolsa de tela. –Aquí hay 20 monedas de plata y serán tuyas si prometes no decir nada de lo que oíste.

-¿Son de la compañía? –Preguntó la pequeña. Teto le indicó con la mirada que no preguntara de más. –Lo prometo –Respondió con temor. Tomó la bolsa y estaba por irse del callejón, pero unos hombres le taparon el paso.

-Comandante… espías… la guardia de Belzenia atrapó a uno de nosotros… nos vienen siguiendo. –Dijo uno con la respiración agitada, notoriamente cansado.

-¡¿Y los trajiste a tu comandante?! –Teto le golpeó con su alabarda, la cual había mantenido escondida de manera muy discreta entre su falda roja. –Imbécil.

Oyeron pasos apresurados y gritos no muy lejos de donde estaban. La capitana pensó rápido y tomó la mano de la niña castaña. -¿Tu casa queda cerca? –Ella asintió. –Llévanos y te recompensaré con 20 monedas de oro.
La comandante asomó la mirada para ver por donde iban los guardias que iban tras su búsqueda, algo alarmada tras verlos, apresuró a todos a marcharse.

Ciertamente la casa de la pequeña estaba cerca, apenas tuvieron que correr dos calles de donde se encontraban para estar a salvo. Su casa era de madera, bastante pobre en comparación de las edificaciones aledañas construidas con piedra y una que otra pieza de mármol; tenía una sola ventana y no contaba con puerta, solo una tela cayendo y moviéndose graciosamente por el viento en la parte superior del marco de la puerta daba acceso al interior. La niña pidió que se quedaran afuera unos instantes, pero Cetera no hizo caso y se adentró al lugar.

-¡Hermano, tenemos visitas! –Gritó felizmente la menor, olvidando completamente el por qué del asunto de sus “visitas”.

-Ya voy, Sari. –Oyeron escuchar desde otra sala y poco después un muchacho joven, de unos 16 años, de cabello castaño y corto y unos lentes adornando su rostro, fue a recibirlos. -¿Se les ofrece algo? –Preguntó cordialmente.

-Posada, solo esta noche –Respondió rápida y secamente la capitana. –Lamentamos las molestias, pero al parecer nuestra reservación en el hotel fue cancelada y…

-¡Kinky mira lo que me regalaron los señores! –Gritó la niña que respondía al nombre de Sari al momento que le mostraba el interior de la bolsa con la monedas de oro. –¡Corrimos de unos soldados y la mujer rubia me cargó en su espalda! Fue muy divertido.

-Con que eso pasó, ¿eh? –El hermano de Sari, Kinky, miró de nueva cuenta a la capitana, pero esta vez con algo de burla y diciendo con sus ojos “se te cayó el teatro”. Kinky se acomodó los lentes y después habló: -¿Por qué no mejor nos sentamos a tomar una taza de té y platicamos sobre su visita?, sin mentiras por favor.

Teto lo miró molesta, más Liane no pudo ahogar una pequeña risa ante la cara de fastidio que ponía su guardaespaldas; era la primera vez que la veía un gesto algo cómico formarse en las facciones de ella.

Kinky los llevó a su habitación y les sirvió cuatro tazas de té, una para cada uno. Sari quiso estar con ellos, pero su hermano mayor se lo impidió alegando que sería mejor que ella cuidara de su hermana mas pequeña, Juna. Liane pidió una pausa antes del interrogatorio pues quería ver a la tal Juna; curiosamente, Kinky accedió a la petición ya que Liane no le provocaba desconfianza, no en la misma medida que lo hacían Teto y los otros de la Compañía.

-Gracias por permitirme verla. –Dijo humilde y simpáticamente ella mientras era escoltada al lugar; Cetera no se le separó.

-De nada, seguro te va a adorar. –Respondió él dirigiéndole una sonrisa amigable. Al llegar ahí, Kinky abrió la puerta de la habitación de la pequeña Juna y en cuanto Teto intentó seguir tras ella éste le denotó un gesto de que debía permanecer afuera a lo que Liane, al darse cuenta de eso, asintió intentando darle seguridad a Teto de que estaría bien sola.

-Vamos, solo es una niñita, tampoco me voy a escapar por la ventana. –Bromeó Liane para molestar a Teto y cerró la puerta tras de si.

Kinky la invitó a pasar de nuevo a su habitación y a retomar su anterior asiento, entonces comenzó el interrogatorio indirecto.

-¿Quiénes son ustedes en realidad? –Preguntó el muchacho.

-Personas. –Respondió Teto solo para molestar y ver la reacción del chico, éste ni siquiera se inmutó. –Si te lo digo entonces tendría que matarte.

-Entonces son personas peligrosas.

-Algo por el estilo. –Comentó la capitana dando un sorbo a su taza de té.

-¿Qué es lo que buscan en Belzenia?

-Algo que no podemos conseguir de las demás regiones. –Volvió a responder Cetera. El resto de la Compañía se quedaba en silencio.

Estaba claro para Kinky que tratar de sacarles algo sería completamente difícil, pero tenía dos hermanas pequeñas a las que cuidar.

-O sea que pregunté algo que no debía. –Dijo el muchacho bajando la mirada en señal de derrota.

-Básicamente. –Teto no cambió las facciones de su rostro, en él se hallaba completa tranquilidad y control de la situación. –Pero calma, no queremos nada contigo y menos con tu casa, bueno, siempre y cuando no nos delates o de lo contrario tendría que tomar represalias.

En tanto, Liane quedó maravillada con la pequeña niña que dormía plácidamente en una pequeña cama de felpa, dentro de la habitación a la que había entrado. Sari estaba a su lado acariciando los cabellos de su hermanita, Juna.

La más pequeña no parecía mayor a los tres años de edad, era prácticamente adorable, parecía una muñequita muy frágil, tanto que a la muchacha rubia le daba algo de miedo acariciar su rostro y romperlo; Sari la animó a siquiera apretarle una mejilla y lo hizo, era muy suave.

-La gente nos llama “La familia de los chocolates” –Comentó Sari sonriendo infantilmente. Lily la miró divertida, entonces la niña continuó. –Es porque tenemos diferentes tonalidades de color en el pelo. Kinky lo tiene café, yo lo tengo casi negro y Juna lo tiene completamente oscuro. –Liane no evitó soltar una risita. –Papá solía hacer chocolate con esos colores desde que nació Juna, eran mis favoritos, incluso los llamó como nosotros.

-¿Chocolate Kinky, chocolate Sari y chocolate Juna? –Preguntó ella con gracia y Sari le asintió enérgicamente con la cabeza.

-¡Cuando papi regrese de la guerra quiero que me prepare montañas de chocolates Kinky, me encantan esos, son mis favoritos!

Entonces Liane cambió su expresión de felicidad por una mas seria. Sari compartía con ella varias cosas, en especial la situación en la que se encontraban sus padres.

-¿Crees en las estrellas que conceden deseos?

Más tarde, pero no tanto, cerca de diez minutos después, Liane y Sari salieron a hurtadillas de la casa. La niña de cabello castaño oscuro le comentó que un gran concurso de comida se llevaría a cabo en la plaza de Belzenia y que todo el público estaba invitado a participar tanto de las degustaciones como del torneo, todo gratuitamente pues, según Sari, todo era patrocinado por la magnate y gourmet Vanika Conchita.

En la plaza, es mas, apenas a tres cuadras del lugar del evento y ya se podía apreciar el olor de exquisitos platillos siendo preparados y horneados. Las dos jovencitas no pudieron evitar derramar algo de saliva y sus estómagos gruñeron de manera cómica para exigir comida. Hicieron una carrera, la cual ganó Sari por muchísima ventaja ya que Liane sin querer tropezó con una doncella de carmines ropajes.

-Disculpe, no fue mi intención. –Se disculpó bajando la mirada.

-No, perdóname tu a mi, se veía que te estabas divirtiendo con aquella niñita. –Respondió la mujer frente suyo. –Dime, ¿viniste a concursar o a degustar? –Liane no respondió. –Así que eres tímida. –La doncella rió. –Tranquila, creo que podrás ganar fácilmente la competencia; apostaré por ti. –Dijo ella sonriéndole amigablemente y desapareció después entre la multitud.

Lily se quedó pensando en qué habrá querido decir ella con eso, pero no pudo hacerlo por mucho tiempo; Sari estaba bajo su cuidado y tenía que alcanzarla.

-.-.-FIN DEL CAPÍTULO CINCO-.-.-
El arte es aquello efimero, en el momento en que lo encuentras desaparece al instante dejando huella en el alma de un artista asi mismo como al espectador, esa es la verdadera escencia del arte.

Mi ser artistico nunca morira, el arte es una belleza eterna, se que mi legado seguira vigente por muchos años y seré reconosido como alguien de gran talento, siempre sera una prueba de la existencia, esa es la escencia del arte

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« Respuesta #9 en: Agosto 01, 2013, 03:01 pm »

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Re:El Frasco de los deseos
« Respuesta #9 en: Agosto 01, 2013, 03:01 pm »
Había olvidado pasarme a comentar~ lo siento mala mía.

Muy interesante el capi, como siempre me dejas con ganas de seguir leyendo.
Espero que profundices un poco más en la historia de los tres niños. No recuerdo haber leído nada de su mama supongo q estará muerta o no se. Siento lástima por lo de su papa. Y mi pregunta es como le hacen para sobrevivir??

También quiero que pasara con la mujer aquella qeblenpregubtoba lily Londres concursar o gustar.

Dejo todo en tus manos pues se que me cautivarás con elnotro cap

Dimencio Desconectado
« Respuesta #10 en: Noviembre 13, 2013, 09:28 pm »

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Re:El Frasco de los deseos
« Respuesta #10 en: Noviembre 13, 2013, 09:28 pm »
Ok, muchos siglos después tengo piedad por esta amiga mía. Espero te agrade Widget n.n

6. El castillo de piedra.

Lograron colarse hasta el frente de la multitud, cabe destacar que tardaron un largo, largo rato en lograr tal hazaña; todos querían ver y degustarse del concurso, y entonces contemplaron todo lo que ocurría en el centro de la plaza. Alrededor de diecinueve personas estaban paradas enfrente de parrillas y fogones improvisados, todas estaban concentradas en preparar el platillo más delicioso para el paladar de la bella mujer que se encontraba en el centro de una gran mesa de roble. Liane la reconoció al instante como la doncella con la que había chocado.

-La de rojo es la señorita Vanika Conchita. –Dijo Sari apuntando a la bella mujer. –Se dice que en su castillo de piedra hay escondido un gran tesoro, seguro enterró un cuerpo.

Un hombre iba pasando entre la multitud, se le veía algo estresado y fatigado; era un chef para ser mas preciso y se dirigía a toda prisa hacia el centro de la mesa. El sujeto dirigió breves palabras a la gourmet Vanika, ésta, en respuesta, primero arrugó un poco el entrecejo, pero después asintió con una pequeña sonrisa. Nuevamente, el chef se retiró por donde había llegado.

-¿Qué crees que le habrá dicho? –Preguntó Liane con curiosidad poco después de que el chef se perdiera de nuevo entre la gente.

No obtuvo una respuesta, no de parte de la pequeña castaña. Un par de niños, mujer y varón, la tomaron por los hombros de manera suave y, sin que ella pusiera resistencia debido a la sorpresa, la llevaron frente a la gourmet.

-Perdona a mis sirvientes, pero tenía tantas ganas de ver que prepararías que me desilusioné por no verte en medio de los concursantes, creí que había renunciado antes de siquiera concursar.

-¿Perdone? –Nuevamente Liane quedó confundida ante las palabras de la doncella.

-Como sea, pedí que te prepararan un fogón y algunos ingredientes; estoy segura de que ganarás esta contienda.

-¿Cómo sabe eso? –Preguntó.

-Una linda estrella me lo dijo. –La doncella le guiñó un ojo juguetonamente. –Ahora, no pierdas tiempo que el tiempo límite va por la mitad.

Se alejó de ella tras eso. Lily estaba confundida… bueno, más de lo que ya estaba anteriormente, pero la vaga idea de que Meikai tuvo algo que ver con la doncella unía ligeramente las cosas. Aún así ya se había metido en un lío, y en uno gordo para ser realistas sin siquiera saber como se había implicado en él; si bien ella se encargaba de vez en cuando de la cocina cuando trabajaba para Leslie, en sí, no sabía preparar muchas cosas, consiente también de que lo que preparaba era prácticamente incomible. Sonrió de medio lado, recordando una vez en que trató de quitar las “vísceras de perro” del menú, irónicamente era lo mejor que podía preparar para los comensales y borrachos que llegaban a parar en aquella taberna.

Suspiró con desgano. Sari fue hacia ella, burlando a algunos supervisores del evento; la niña si que era escurridiza por lo que pudo ver.

-No sabía que habías entrado a la competencia. –Comentó sonriente.

-Yo tampoco. –Respondió la muchacha rubia.

Miró los ingredientes que tenía, o eso se suponía que eran. Más bien, pareciera que le habían entregado sobras u otras cosas que fueron sacadas de la basura, ¡¿Cómo rayos podría cocinar con eso?!

No tendría tiempo para pensar o siquiera desear hacer magia con los “alimentos”, Teto Cetera ya la había divisado entre los demás concursantes y se acercaba amenazante hacia ella, detrás le seguía Kinky con una cara de disgusto sosteniendo a Juna en sus brazos. Menos mal los supervisores les impidieron el paso a ellos.

Miró al gran reloj que estaba en el norte de la ciudad, eran cerca de las cuatro de la tarde y según el vago recuerdo que tenía del cartel que miró en Asmodean, el evento se realizaría desde las tres y treinta hasta las cuatro y cuarto. Suspiró, estaba metida en un lío y, para colmo, ahora estaba obligada a terminar y salir de él.
Podría hacer su “especialidad” ya mencionada, tenía todo lo necesario e incluso a una diminuta asistente.

-¿Quieres ganar? –Preguntó Liane.

-¡Claro que si! –Gritó Sari empezando a hurgar entre las cosas que tenía, como si tuviera idea de que iba a cocinar la muchacha rubia.

Y manos a la obra. Liane cortaba, picaba, lavaba, pelaba y hacía de más a un buen ritmo, el suficiente como para terminar todo a tiempo, y Sari resultó ser una buena compinche para ello; seguramente se debía a que probablemente ayudara a hacer esos chocolates que comentaba junto con su padre.

Terminaron resbalando los tres segundos restantes del tiempo límite. Los chefs y demás concursantes presentaron sus exquisitos platillos frente a la gourmet Vanika Conchita uno a uno, todos enumerados, la única que no encajaba en ese desfile de dulces y deliciosos manjares era Liane, pues… nada que ver realmente. Los sirvientes de la doncella tomaron, entre los dos, el plato de Lily a la vez que sonreían con complicidad y lo mostraron en el lugar que correspondía a su ama y señora.

La doncella comió y comió, todos estaban nerviosos ante el veredicto que daría, y es que trabajar para ella mas el premio del concurso era sencillamente una gran ganga para todo aquel se que hiciera llamar chef o cocinero; sería como darle de comer a la reina en persona y que le pagaran el doble por ese servicio.

Liane regresó a la multitud, lista para ser reprendida por Teto; poco le importaban las burlas de los demás competidores y de los que fueron a ver del concurso, pues la capitana se veía realmente molesta. Unas campanadas marcaron las cinco en punto, hora para la cual ya se había terminado el banquete y la doncella daría a conocer su opinión. Frente a todo berrinche, mayormente dado por Sari, Teto permitió que se quedaran a comer, después de todo Kinky no tenía mucho que ofrecer y, además, porque era gratis.

Vanika se levantó de su asiento y aplaudió sordamente entre la multitud expectante. Sus sirvientes se pararon enfrente de ella, cada uno tenía un papel en sus manos, y después hablaron:

-De un paso el concursante ganador, esa persona es…

-El número 20. –Dijeron ambos.

Todos buscaron con la mirada al vencedor, pero pronto los ojos se clavaron en Liane. Nadie salía de su asombro, el rostro de varios mostraba cierta repulsión hacia su persona y uno que otro barullo y maldijo por lo bajo. Teto estaba por escupir algo de vino que había bebido, Sari sonrió alegre y Kinky solo desvió la mirada al resto. Claro que los concursantes quedaron inconformes por el veredicto de la gourmet e hicieron público su descontento.

-¡El concurso estaba arreglado! –Exclamó uno.

-¡Es imposible que esa niñata haya preparado algo decente con tales ingredientes! –Gritó otro. Esos y otras mas personas, tanto concursantes como espectadores, comenzaron a rodear a Liane y su grupo.

-¡La presentación de su platillo fue espeluznante, no puedo creer que lo que hizo sea comestible siquiera!

Kinky tomó la mano de Sari y la apegó a sí mismo para protegerla al igual que a la pequeña Juna, que a pesar del griterío que se formaba a su alrededor no estaba asustada; Liane miraba a todos lados con un poco de miedo, más Teto conservaba la calma. Si alguien se atrevía a tocar aunque sea un cabello de la rubia, sencillamente, perdería la cabeza. Pero alguien se adelantó a defender a la ganadora del concurso.

-¡Esa niña está ahora bajo mi protección! –La doncella Vanika se puso de pie al dejar escapar tales palabras de su boca. Su faz se encontraba pintada en una sonrisa, pero una que daba algo de miedo y escozor. –Si algo le llega a pasar, pues, todos los aquí presentes responderán por ella. Entonces, ¿alguna objeción? –Nadie dijo nada. –Bueno, en ese caso, ¡celebremos con el postre!

Vanika chocó palmas un par de veces y al instante varias personas llevaron cargando en sus, manos de manera elegante, varios pasteles, pastelillos y demás cosas dulces. Los señores se veían elegantes por sus ropajes, pero algo toscos en apariencia, en cualquier caso, nadie prestó mucha atención a ellos y mejor se dispusieron a seguir comiendo. El furor en contra de Liane desapareció tan rápido como apenas sus agresores le dieron una pequeña mordida a los dulces.

Los sirvientes de la gourmet, los niños, le sirvieron algo acomodado en una charola de plata, pero curioso fue que resaltaba fácilmente sobre el platillo eran varias hebras de color azul que cubrían gran parte del plato, donde también estaban acomodadas unas costillas y filetes.

Después de que todo se acabó y no quedaron más que huesos y algunas manchas de salsa sobre las telas que cubrían las mesas, la gente empezó a regresar a sus hogares, no antes de felicitar y aclamar a la gran doncella. Ella mandó a sus sirvientes a traer a Liane a su presencia, la miró de pies a cabeza y le sonrió con gracia. La muchacha estaba un poco nerviosa por la forma en la cual Vanika paseaba sus ojos en la figura de ella. Teto las miraba desde una distancia prudente, en tanto Kinky y Sari esperaban a que la gourmet dijera algo.

-No creías ganar, ¿cierto? –Lily negó con la cabeza. –Debo decir que fue algo extraño lo que preparaste, sin embargo, lo encontré delicioso.

-¿De verdad?

-Sublime. Ninguno de los otros concursantes pudo llevar mi paladar a tales alturas. –Liane pensó que, seguramente, Vanika estaba enferma de algo, porque solo los borrachos o gente de la prisión mental de Asmodean atinaban a comerse eso que preparaba.

Los pequeños sirvientes de Vanika tomaron a Lily de las manos, revisándolas minuseosamente y sonrieron.

-¡Ella es perfecta, señora mía! –Dijo uno.

-¡No solo sabrá prepararle sus alimentos, estoy segura de que también podrá entretenerla! ¡Tiene los dedos mas finos que he visto, seguro debe tocar excelente el piano, mi señora! –Completó la otra.

-Uh, pues si que esa niña cumplió con lo prometido. –Vanika sonrió completamente complacía.

-¿Qué niña? –Se atrevió a preguntar Liane, retirando sus manos de las de los pequeños.

-Una estrella, solo eso.

Vanika hizo un gesto a Teto con la cabeza, dándole a entender de que ella también podría ir con ellos. Kinky, Sari y Juna los siguieron detrás de la comandante, creyendo que en la invitación ellos estaban incluidos.

Caminaron por largo rato, cambiando la ciudad y sus enormes edificios por casas más modestas y pequeñas en forma gradual hasta que por fin se toparon con un sendero cubierto por un pequeño bosquecillo. Los sirvientes entraron primero, tratando de apartar un poco la maleza crecida del alcance de los bellos y finos ropajes de su ama, Vanika los siguió de cerca, seguida de Liane, Teto, Kinky y sus hermanitas. Siguieron el sendero por diez minutos más hasta que se toparon con un claro, en el cual, al centro, se encontraba construido un enorme castillo hecho exclusivamente de piedras de mármol.

Los sirvientes de Vanika le abrieron las enormes puertas de roble de la entrada y permitieron que su ama y señora entrara primero, pero ésta, antes de adentrarse completamente al interior de la exquisita construcción, se dio media vuelta y sonrió a sus invitados.

-¿Qué les parece si cenamos algo?

-.-.-.-.-FIN DEL CAPITULO CINCO-.-.-.-.-
El arte es aquello efimero, en el momento en que lo encuentras desaparece al instante dejando huella en el alma de un artista asi mismo como al espectador, esa es la verdadera escencia del arte.

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« Respuesta #11 en: Noviembre 18, 2013, 08:13 am »

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Re:El Frasco de los deseos
« Respuesta #11 en: Noviembre 18, 2013, 08:13 am »
Por favor te pido de rodillas que no te demores la conti! Quiero seguir leyendo!! Ahora, tengo serias dudas de que si Meiko es de los malos o de los buenos!
Y como se que no me daras spoilers es mejor q subas conti.

Esta muy interesante la verdad ;w;

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