El jefe de ellos los apartó a todos- Ahora sí serás mía- le dijo acercando su rostro al de lla para ver aquella mirada asustada. Rió y se bajó los pantalones, para luego abrir sus piernas y de esa manera apreciar su sexo. Se lamió lo labios y se inclinó hacia esa zona. Abrió un poco más sus piernas, siempre dejándolas hacia arriba. En ese segundo en que sacó su lengua y estuvo apunto de lamerla escuchó como la puerta fue derribada de golpe
*Segundos antes*
Katashi se encargó de todos aquellos guerreros de nivel inferior, de los cuales ninguno represento un reto para él. No volvió a escuchar esos gritos. Bajó con suma precaución las gradas que lo llevaban al calabozo. Olía a pura muerte y putrefacción- "No se escucha nada"- dijo cuando luego escuchó risas y leves voces masculinas. Tomó la katana por el mango sin sacarla de la funda y pateó con fuerza la puerta de donde escuchó las risas. Nadie lo había escuchado llegar.
Los miró a todos fugazmente, pero cuando vió quien era la mujer que tenían desnuda en el suelo y al otro hombre apunto de tomarla a la fuerza su mirada.
*segundo actual xD (?)*
Tan solo bastó ese segundo paravque un látido irregular en su corazón lo hiciera perder la razón. Perdiendo el brillo de su mirada durante aquel instante volvió a matar a alguien frente a Sierra, pero esta vez de la manera más cruda, decapitándolo de un solo corte. Al cortar la vena ahora salió sangre de su cuello como en fuente, llenándolo a lis dos de aquella sangre.
Los hombres se quedaron quietos un momento, para luego abalanzarse contra Katashi.
-¡MÁTENLO!- ordenó uno de ellos. Katashi había recuperado el brillo de sus ojos, pero este era aterrador, era como la mirada de un psicópata totalmente enfurcido.
Katashi corrió hacia ellos y fue asesinándolos a cada uno de la manera más brutal que al anterior. Aún muertos el albino clavó varias veces más descuartizando sus cuerpos ya mórbidos. Su respiración estaba acelerada al igual que su corazón. No se los perdonaría nunca, NUNCA, que hubieran tocado a SU mujer (xD). No estaría en paz hasta matarlos a todos, al fin y al cabio era su instinto.
Al mirar sobre su hombro notó la mirada de Sierra, a li que solo pudo mirar el suelo para desviar su mirada y darle su Haori (es lo blanquito del Kimono que usan sobre la ropa. Anda la ropa de la imagen original). - Discúlpame,-fue lo úco que salió de sus labios