Aki dejo hasta el ultimo capi k tengo hecho
32.
El sonido del despertador taladró su pobre cabeza, víctima de la fuerte resaca y de trasnochar la noche pasada.
Una mano fina y blanca salió de debajo del oscuro edredón y apagó el monótono sonido a base de fortuitos golpes hasta que al fin acertó a apagar el molesto aparato.
La mano volvió a desaparecer bajo el edredón para luego reaparecer por la parte superior del mismo y descenderlo hasta dejar al descubierto su ojerosa y cansada cara. Se destapó por completo y salió de la cama para después moverse a tientas hacia la salida del cuarto.
Su maleta estaba tirada cerca del pequeño armario de la habitación, hacía unas horas un botones del hotel donde había residido hasta entonces se la había traído, incluso ahora no entendía como había sido capaz de no mostrarse hasta arriba de borrachera.
A sus espaldas Sasuke se removió en la cama, al parecer en su misma situación.
-¿Qué hora es?-preguntó el pelinegro con un tono de voz cadavérico.
-Las siete-contestó mientras salía en dirección al baño.
Sasuke se levantó lentamente, al parecer el mundo estaba decidido a tambalearse a su alrededor, por lo menos el dolor de la cabeza era tan leve que casi no lo notaba.
Cuando consiguió recobrar el equilibrio imitó los pasos de la pelirosa salvo que él se dirigió hacia la cocina.
A penas había dormido, dándole vueltas al asunto de su puñetera familia y a todas las cosas raras que con ella sucedían. ¿Qué había pasado realmente con su madre? ¿Su padre había hecho algo que provocase que ella se marchase sin mirar atrás?
Le costaba tanto reflexionar sobre esas cosas, resultaba bastante difícil después de tantos años intentar pensar que a lo mejor su madre no era tan mala como pensaba. Pero luego estaba la parte en la que no se fiaba del todo de su hermano, ¿quién le garantizaba que no fuese el propio Itachi quién estuviera detrás de todo aquello? hasta podía ser su padre, aunque aquello plantearía una misma vía de pensamientos, él ya no estaba y no era necesario que siguiesen encima de él.
Preparó dos tazas de café mientras intentaba alejar esa niebla de pensamientos de su cabeza y se concentraba en otro hecho acaecido esa misma noche. Ahora Sakura estaba viviendo con él y volvían a estar juntos.
Luego sonrió al pensar que ellos nunca habían sido novios, al menos no en el sentido completo de la palabra.
Al otro lado del pasillo se escuchaba el agua de la ducha caer mientras Sakura maldecía de vez n cuando a Ino, a Naruto y al alcohol, en ese mismo orden, por provocarle ese mal estar.
Si, él también tenía que arreglar ciertas cosillas con sus amigos.
A parte de los cafés también preparó un vaso de agua con neobrofen para el dolor de cabeza de la pelirosa, él sabía muy bien lo que se sufría en esas mañanas de resaca.
-Aiis, noches alegres, mañanas tristes-dijo la pelirosa mientras aparecía en la cocina con solo una toalla cubriéndole el cuerpo y otra en la cabeza, la cual se aferraba con una mano.
Cogió el vaso con la medicina y lo vació de un trago, luego se tiró prácticamente encima de Sasuke.
-Hoy no voy a la Universidad-anunció-no quiero que nadie me vea y piense que los zombis existen de verdad.
Sasuke sonrió mientras la abrazaba.
-Entonces nos quedamos.
-De eso nada-dijo ella-tú tienes que ir a dejarle un mensajito a Ino y a Naruto de mi parte, les dices que lo sucedido en las Torres gemelas no será nada en comparación de lo que yo les haré a ellos dos, eso sí, cuando recupere todas mis facultades.
-Hmp.
El pelinegro se bebió todo el café y se fue a preparar sus cosas, luego regreso a la cocina.
-¿Estarás bien?-preguntó, la verdad es que quería quedarse a solas con ella un rato más.
Ella sonrió de esa forma que tanto le gustaba a él y le regaló un corto beso que él hubiese querido que durase para siempre.
-Claro que si, anda vete-dijo empujándolo hacia la puerta.
-Vale, vale, ya sé caminar solo.
Antes de salir volvió a agarrarla y apresarla en un furioso beso, nunca se cansaría de ella.
-Sasuke, no para, si seguimos así no llegarás nunca a clase-dijo ella, aunque la verdad tenía ganas de todo menos de que la soltase, más aún así ella no sería la culpable de que él desatendiese sus clases.
El ojinegro se separó de ella a regañadientes y más a regañadientes salió del piso y cerró la puerta.
Cuando volviese de la Universidad, Sakura no se libraría tan fácilmente de él.
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Sakura se quedó apoyada en la puerta con las manos en la cabeza, la cual creía que le explotaría en cualquier momento.
Le esperaba una mañana sola con su maldita resaca, maldito alcohol y aquel que lo había inventado.
Fue a secarse el pelo y se quedó mirando su reflejo en el espejo. Ya no había gafas, ni gorra, ni ropa suelta. Todo eso había quedado atrás, más de medio año.
Se dirigió hacia su maleta y sacó una camiseta de tirantes blanca y una sudadera rosa claro la cual combinó con unos jeans y las enormes zapatillas de Sasuke de andar por casa.
Miró a su alrededor y no pudo evitar estallar de emoción, por fin ella tenía una casa, un hogar al que llamar de ese modo y quería conservarlo por mucho tiempo, no, quería conservarlo para siempre.
Iba a empezar a organizar sus cosas cuando sonó el timbre de la puerta.
Salió del cuarto y fue a atender. Al principio no supo reconocer a aquella mujer pero el parecido con Sasuke e Itachi dejaba claro quién era.
Mikoto llevaba su largo y liso pelo negro suelto sobre una bonita camiseta de manga larga de color azul cielo y unos pantalones vaqueros negros. La ojinegra la miraba tan, o más, sorprendida que ella misma.
-Yo...creo que me equivoqué...lo siento-dijo la pelinegra.
-No...No se equivocó-se apresuró a decir-yo soy Sakura la novia de Sasuke.
Mikoto se la quedó mirando durante un rato más y luego sonrió.
-Me alegra saber que mi hijo tiene novia, eres muy guapa Sakura.
-Gracias.
Ambas se quedaron en silencio, cada una a su lado de la puerta.
-Perdón, no la dejé pasar-se disculpó la pelirosa cediéndole el paso a la pelinegra-disculpe que esté todo tan desordenado pero es que me mudé ayer.
-No pasa nada y por favor trátame de tú-dijo la pelinegra mientras pasaba a la cocina y se sentaba en una de las sillas.
Sakura la imitó y quedó sentada en frente a ella.
-Sasuke no está, acaba de irse a la Universidad-informó.
Casi pudo ver como mitad de la luz de los ojos de la mujer se pagaba.
-No lo sabía-contestó-vine porque estoy preocupada por él, le dejé mi número de móvil pero como no me llama decidí que lo mejor era venir hasta aquí.
La pelirosa asintió, le costaba asociar a la perversa madre que le había descrito Sasuke con aquella mujer que se notaba visiblemente preocupada.
-Pero supongo que ya no debo preocuparme por él, estoy segura que tú le cuidarás mejor que yo-dijo con una sonrisa mientras se levantaba.
Sakura la imitó y le cortó el paso.
-Por favor no te marches-pidió-Sasuke siempre me contó que tú eras una mujer perversa que los abandonó a él y a su hermano.
Mikoto agachó la cabeza, apesadumbrada.
-Pero yo no lo creo así-prosiguió-no pareces de esas personas.
Tras un segundo de silencio Mikoto volvió a hablar.
-Yo nunca habría abandonado a mis hijos-susurró-y no hay día que no piense en ellos y en cuanto les quiero y los echo de menos.
-Entonces, ¿por qué te fuiste?-preguntó Sakura.
Mikoto volvió a alzar la mirada, sus ojos estaban empañados por tal dolor y pena que Sakura se quedó sin habla.
-No tenía opción, Fugaku dijo que si yo no me iba de casa él mandaría a los niños al extranjero y que nunca más los volvería a ver-contestó.
La pelirosa abrió los ojos de par en par, incrédula al escuchar semejante acusación contra el mayor de los Uchihas, más aún así ella lo conocía de sobra, había hecho algo parecido con Sasuke y tal vez lo pasado con Mikoto encerraba un significado igual o peor que lo sucedido con el pelinegro.
-¿Qué...qué hiciste para que el señor Uchiha hiciese eso?-preguntó en un susurro.
La pelinegra volvió a guardar silencio durante unos minutos.
-La verdad es que cometí el error de volver a enamorarme-respondió mientras un puñado de lágrimas se liberaban de sus ojos-Fugaku nunca estaba en casa y cuando lo hacía era una persona fría, ya no era el de antes, y yo no pudo evitar volverme a enamorar.
Sakura le tendió una servilleta de papel para que se secase las lágrimas y le agarró la mano en señal de comprensión.
-El no debió soportar que yo me enamorase de alguien más joven que él y me acusó de que le estaba robando dinero, o al menos quiero creer que esa es la razón-prosiguió-luego me amenazó y la sola idea de dejar de ver a mis hijos me impulsó a abandonar la casa, jamás pensé que Fugaku fuese capaz de llenarles la cabeza de tantas mentiras, ni siquiera me dejó volver a visitarlos.
-¿Ellos saben esto?-preguntó la pelirosa, conmovida.
La pelinegra negó.
-Nunca quisieron saber nada de mí y aunque lo que les cuente sea la verdad no me creerán, da igual lo que haga o lo que diga.
Sakura sintió pena por aquella pobre mujer y una infinita rabia por la crueldad y frialdad del que había sido su marido, ese hombre era la persona más cruel que hubiese conocido nunca.
-Ahora debo irme-dijo Mikoto-tengo asuntos que atender.
-Mikoto-dijo la pelirosa, llamando su atención-te prometo que te creo y que te ayudaré a que tus hijos vuelvan a estar contigo.
La mujer la miró incrédula.
-Yo siempre he vivido separada de mis padres, no porque ellos no me quieran-aclaró la ojijade-sino por culpa de su trabajo y me hubiera gustado tener más tiempo para compartir con ellos, ningún padre ni ningún hijo se merecen estar separados, ojalá...ojalá mi madre hubiese querido estar tanto conmigo como tú quieres estar con tus hijos.
La pelinegra continuó sin decir nada.
-Te prometo que haré todo lo posible para que Sasuke acepte oír tu versión de tu propia boca, y si me es posible, que también lo haga Itachi.
La mujer le sonrió.
-Muchas gracias Sakura, muchas gracias de verdad.
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Sasuke no tardó en llegar a la Universidad, al parecer había llegado a tiempo ya que mitad de los estudiantes se encontraban a fuera o tomándose algo en la cafetería.
Paseó la mirada por todos lados en busca de dos cabelleras rubias, las cuales no encontró, ni después del segundo vistazo.
-Hola-saludó alguien a sus espaldas.
Sasuke se giró y se encontró cara a cara con la que probablemente hubiese llegado a ser su cuñada.
Yoko le miraba un poco cohibida, seguramente por el hecho de que a él prácticamente le había faltado darle una paliza cuando la echó de su casa. Ni se molestó en preguntar por qué ahora volvía a hablarle, la pelinegra tenía su móvil en una mano y era más que obvio que Sakura le había comunicado la noticia.
-Hmp, hola-contestó él.
-Ya me enteré de que Sakura y tú volvéis a estar juntos-dijo-me alegro.
-Hmp.
La verdad es que él no sabía que decirle, ahora se daba cuenta de que se había comportado con un auténtico cretino con la que había sido su amiga. Quiso irse pero ella lo detuvo.
-De verdad Sasuke-dijo-no quiero seguir enfadada contigo, es que se una tontería, hice mal en ocultarte lo que pasaba pero tú tampoco fuiste mejor cuando me dejaste tirada después de liarte conmigo.
Eso era cierto.
-¿Así que por qué no lo vemos como una compensación a nuestros actos? yo creo que no eres tan malo como le haces creer a los demás y quiero seguir siendo tu amiga.
-Hmp, como quieras-contestó.
Yoko sonrió y asintió.
Un coche azul eléctrico estacionó justo al lado de ellos y de él se bajaba un tipo rubio con gafas de aviador, una camiseta de manga corta negra y unos pantalones grises claros.
Inmediatamente su cara se convirtió en un tempano de hielo al reconocer al tipo que había estado flirteando con Sakura, ese tal hawaiano Michael.
-Hi guys (hola chicos)-saludó el rubio mientras se acercaba a Yoko y le daba un beso en la mejilla de saludo.
-Hi Michael, how are you? (¿qué tal estás?)-respondió.
-I think it says ''genial'', no?-contestó, luego miró a Sasuke quién lo fulminaba con la mirada-you are Sasuke, no? nice to meet you, maybe we will be ‘‘compañeros’’ (¿tú eres Sasuke, no? encantado, tal vez seamos compañeros).
El pelinegro no entendía lo que le decía pero intuyó que se estaba presentado cuando el rubio le tendió la mano en un intento de parecer amigable, intento que desmentía su cara la cual estaba contraída en una mezcla de profundo placer por fastidiarlo. El pelinegro lo ignoró por completo.
-Sasuke doesn't speak english(Sasuke no habla inglés)-aclaró la pelinegra al ver la declarada hostilidad incomprensible del pelinegro hacia el rubio-Sasuke, este es...
-Lo conozco-cortó-dile de mi parte que si sabe lo que le conviene se aleje de mí y de lo que es mío.
Dicho esto dejó a una confundida Yoko y a un complacido Michael, todavía no entendía japonés pero sabía que en esos momentos Sasuke lo odiaba tanto como él lo odiaba a él.
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El pelinegro estaba entrando a la Universidad hecho una furia, ahora ese desgraciado estudiaría en el mismo sitio que él y Sakura pero como intentase algo con ella se encontraría con que él, Sasuke Uchiha, le iba a joder la vida de principio a fin.
De un momento a otro delante de él aparecieron Hinata y Naruto, el rubio al ver a Sasuke acercándose a ellos de semejante humor ya pensaba que tendría los días contados.
-Sasuke, venga que la broma no fue para tanto-dijo.
Sasuke lo fulminó.
-Hmp, cállate la boca si quieres seguir viviendo dobe y mejor prepárate para lo que te hará Sakura cuando te vea.
-Sakura-chan y tú...-murmuró el rubio.
Iba a continuar pero Sasuke ya se había ido.
-¿Qué demonios le pasará a este ahora?-se preguntó.
33.
Levantó levemente el puño hacia la puerta de la entrada, pero ahí lo dejó, flotando en el aire, temblando de nervios e indecisión sin saber muy bien que la había movido a ir hacia aquella casa.
Las palabras de Mikoto aún resonaban fuertemente en el interior de su cabeza, ¿cómo el señor Uchiha había sido capaz de tal aberración? ya no solo era el hecho de menospreciar de esa manera a una persona tan bondadosa como Mikoto sino por mentirles tan vilmente a sus hijos.
¿Qué pretendía haciendo aquello? ¿Castigar a aquella mujer que le había negado su amor a cambio del de otra persona, más joven y más pobre económicamente?
Odiaba a esa gente, en concreto a esos hombres que trataban a las mujeres como adornos que solo servían para satisfacer sus necesidades y luego las trataban como a cualquier trapo viejo.
Al principio, en cuanto Mikoto abandonó el piso, había estado llena de furia y rabia y lo único que fue capaz de hacer fue salir corriendo hacia la casa de los Uchiha, a recriminarle su comportamiento a ese mal nacido.
Pero ahora que se encontraba en frente de la casa su determinación se esfumó en un soplido y ahora estaba allí parada como una auténtica tonta.
Para su sorpresa la puerta se abrió y por ella apareció Mair, la sirvienta la cual llevaba un uniforme diferente al anterior, un vestido de manga corta y de color blanco con un delantal color beige. La mujer se la quedó mirando sorprendida, mientras dejaba el cubo de basura que llevaba en las manos apoyado en un de las jambas de la puerta.
-¿Señorita Sakura?-preguntó en un claro tono de desconcierto-¿ha sucedido algo?
Sakura le sonrió.
-No, no es nada, solo venía a hablar con el señor Uchiha.
Mair se sorprendió aún más.
-¿Con el señor? Pero señorita usted...bueno ya sabe que él desde lo que paso...
-No vengo a hablar de lo que ha pasado conmigo y Sasuke, es otro tema diferente.
Mair iba a decir algo pero se vio interrumpida.
-¿Con quién hablas Mair?-Itachi apareció por la puerta, vestido con un elegante traje negro a juego con el maletín y las gafas de sol.
El pelinegro primero se quedó asombrado de ver allí a la pelirosa y luego sonrió de medio lado.
-Vaya, ¿vienes de visita?
La pelirosa le regresó la sonrisa.
-Bueno...no precisamente pero me alegro de verte-contestó-solo quería hablar con tu padre.
Itachi alzó las cejas.
-Hablar con mi padre-repitió-después de lo que pasó, estás loca.
-Es probable pero es urgente que contraste una serie de cuestiones con él.
-¿Y qué cuestiones si se puede saber?
Sakura no supo si contestar o no, por lo que sabía Itachi tampoco tenía en buena estima a su madre, y aunque su padre no fuese el colmo de su adoración no creía que fuese a creer nada de lo que Mikoto le había dicho.
-Es un tema bastante delicado-contestó.
-Ya-asintió él-pues déjame decirte que hoy no es su mejor día para atender ''asuntos delicados'' y mucho menos a alguien que detesta tanto como lo eres tú.
Bien, eso la animaba muchísimo más.
-Estás a tiempo de irte-continuó él-yo me quedaría y te haría de guardaespaldas pero tengo una reunión muy importante que atender y no puedo retrasarme.
-Tranquilo, no me da miedo-aunque la verdad estaba aterrada.
El pelinegro se encogió de hombros.
-Mair, acompáñala al despacho de mi padre-ordenó-esperó que nos veamos pronto Sakura, y ten cuidado con mi padre.
Ella se despidió con un ademán mientras Mair la guiaba por esa casa que llevaba tanto tiempo sin visitar. Todo seguía igual, pero ahora en su interior se había alojado una sensación de vacío que casi hacía parecerla una casa fantasmal.
Siguió en completo silencio a Mair hacia uno de los pasillos.
-Yo debo ir de inmediato a tirar la basura y recoger las camisas del señor de la tintorería, si me ve aún aquí se enfadará-dijo la sirvienta-el despacho se encuentra en este pasillo lo diferenciará por la puerta grande de madera, tenga cuidado señorita, el señor Fugaku no suele ser muy amigable.
-Lo sé, muchas gracias.
Mair se marchó y ella se quedó sola en mitad del pasillo, ahora sí que podía decir que estaba totalmente sola con aquel sujeto, ¿y si le hacía algo? desde luego que lo creía totalmente capaz.
-No seas cobarde-se reprendió.
Armándose de valor recorrió cuatro escasos pasos hasta que divisó la puerta de madera mencionada por Mair. Se quedó allí parada, de nuevo con la mano en alto y sin saber exactamente qué hacer, Dios santo, aquello era tan difícil.
Pero algo más llamó su atención, desde dentro llegaban una especie de dos sonidos amortiguados, como si algún tipo de superficie fuese doblada o presionada por algo, no quiso darle importancia al asunto pero la cosa empeoró cuando escuchó los gemidos de una mujer.
Se quedó congelada, aquello no podía ser cierto, si su oído no le fallaba, ahí dentro había dos personas haciendo el amor.
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-¿Podrás prestar atención a tu jefa aunque solo sea por un segundo?-dijo Ino mientras dejaba los papeles de contabilidad sobre la mesa de la cafetería.
Dado que Sasuke era mucho más avispado en ese tema que ella había decidido pedirle ayuda a su empleado pero este parecía más interesado en el otro extremo de la cafetería que en los asuntos de la discoteca.
La ceja de Ino se frunció en un profundo tic al ver que no conseguía llamar la atención del pelinegro.
-Tierra llamando a Sasuke, ¡hola!-exclamó.
El pelinegro por fin la miró y ella hizo amago de agradecer al cielo.
-Hoy viene un inspector a la discoteca necesito tu ayuda o sino tanto tú como yo acabaremos sin trabajo-le regañó.
-Hmp.
-Es más, ¿qué tanto miras hacia allá, eh?-dijo siguiendo la dirección hacia donde miraba él antes.
En el otro lado del local se encontraban más mesas como la que ocupaban ellos dos, todas estaban vacías menos uno que se encontraba ocupada por Yoko y el chico hawaiano, Michael.
-¿Ha pasado algo?-preguntó al ver como el pelinegro volvía a mirar hacia allí con una mirada más fría de lo normal.
Sasuke se abstuvo de contestar, Ino no tenía que saber que aquel tío le tocaba las pelotas de manera increíble. Primero en clase, sentándose cerca de él y sin quitarle la mirada de encima mientras le miraba con una sonrisa de suficiencia que ya empezaba a irritarlo bastante.
Luego no mejoraba el hecho de que a cada sitio que fuese se lo encontraba, ¿es que lo estaba siguiendo? había ido a la cafetería con Ino y allí estaba él, como la puta sopa.
-Hmp, nada-dijo mientras volvía la atención al libro de cuentas-¿no te puede ayudar tu novio con esto? vosotros sois los dueños.
-Sí, ¿y ves a Sai por aquí? no-contestó ella-nos hemos repartido el trabajo y a mí me tocó esto, sabes que yo soy la encargada de decoración y material, yo no llevo las cuentas.
-Y según tú yo debo ayudarte después de jugármela anoche-dijo él.
Una gotita al estilo anime resbaló por la cabeza de la rubia.
-El fin justifica los medios y tú tienes mucho que agradecerme, yo te doy tu sueldo y te devolví a tu novia-se justificó-no veo que debes reprocharme.
El pelinegro no dijo nada más.
Rendido, Sasuke decidió que era mejor ayudarla, porque en el fondo tenía razón.
Al otro lado de la cafetería Michael lo observaba atentamente, le divertía ver el modo en que su presencia irritaba a ese estúpido asiático, eso era lo que quería.
Volvió su vista al frente, donde Yoko seguía hablando y hablando sin parar sobre su madre perdida, un total royo que él tenía que tragarse, debía hacerse amigo de todos los amigos de Sakura para luego mandarlo a él a la mierda y quedarse con la pelirosa.
-I'm sorry Yoko, I'm thirsty, I come back now (Lo siento Yoko, tengo sed, regreso ahora)-dijo mientras se levantaba hacia donde se encontraban las bebidas y la comida.
Se sirvió un poco de puré de patatas y un vaso de coca cola, luego empezó a caminar hacia donde se encontraba el pelinegro con aquella rubia para la que trabajaba Sakura y que era su amiga.
Fingió un tropiezo y basculó la comida y la bebida toda por encima del pelinegro.
Sasuke no pudo apartarse a tiempo cuando Ino le avisó de lo que se venía encima y justo cuando se giró le cayó encima una mezcla de patata y coca cola que lo ensució de arriba a abajo.
-Oh, I'm sorry, I don't wanna do...-empezó a ''disculparse''.
Fue incapaz de seguir ya que en un nanosegundo Sasuke se levantó y la agarró a trompadas con él.
-¡Sasuke!-exclamó Ino-¡para ya! ¡Solo fue un tropiezo!
Y una mierda pinchada en un palo, ese imbécil lo había hecho adrede y se le notaba en esa expresión de suficiencia que tenía.
Pronto sintió como dos brazos lo separaban de él y lo sostenían con fuerza.
-¡Para ya, Sasuke!-exclamó Naruto-¡lo vas a matar! ¿Estás bien, Michael?
El rubio se levantó con cara de inocencia mientras todo el mundo miraba acusadoramente a Sasuke. LLeno de rabia agarró sus cosas y se fue del local.
Michael sonrió sin que nadie lo viese, ese solo era el comienzo de la guerra.
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Sakura seguía parada delante de la puerta sin saber qué hacer, ahora no solo se oían gemidos de mujer sino también de hombre y esa era la voz de Fugaku. Estaba congelada, ¿qué debía hacer? tragando grueso llevó la mano a la perilla de la puerta y la abrió lentamente, dejando solo una rendija para que no la descubriesen.
De frente a la puerta se encontraba Fugaku, recostado sobre una mujer pelinegra que le daba la espalda, los dos estaban desnudos. La pelirosa tuvo que reprimir una nausea al ver aquella escena asquerosa en aquello no había nada de amor, solo era sucio placer carnal, ¿y aquel hombre le reprochaba a su ex mujer haberse ido con otro? a saber qué cosas había hecho él.
Iba a cerrar la puerta cuando la mujer se cerró y el corazón de Sakura se paralizó, era igualita a Mikoto pero supo que no se trataba de la pelinegra porque esta mujer tenía los ojos casi grises.
Asustada y nerviosa echó a correr por el pasillo sin cerrar la puerta, quería irse de allí de inmediato.
Fugaku se detuvo de inmediato cuando oyó ruidos de pasos y vio la puerta algo abierta.
-¿Por qué te detienes?-preguntó la mujer.
-Alguien nos ha visto Haruka-dijo él mientras recogía su ropa y empezaba a vestirse para luego salir afuera, pero allí ya no había nadie.
-Seguro que fue la sirvienta, no te preocupes.
Fugaku se quedó mirando hacia la puerta, él no estaba tan seguro.
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Sasuke salió de la universidad echando humo por las orejas, no era posible que semejante bronca le hubiese caído encima después de que lo embadurnasen de arriba a abajo con comida y bebida, ese gilipollas se merecía la golpiza y mucho más. Pero no, todo el mundo había dicho que él se había caído sin querer y que él como un animal había arremetido contra él, por si fuera poco la dirección le puso una sanción como una casa, rozando casi el expediente.
A la entrada ya no estaba la ambulancia que anteriormente había ido a buscar a Michael, bien, cuanto más lejos estuviese ese imbécil de él mejor. ¿Qué pretendía? ¿Dejarlo quedar como una mierda? estaba listo si eso era lo que pretendía, puede que ya no fuese un niño rico pero las noches de portero en la discoteca, tratando con maleantes le habían enseñado unas cuantas cosas en métodos de disuasión y estaría encantado en practicarlos con él.
Con frustración se paró en mitad de la calle, había andado sin rumbo y no se había dado cuenta de que estaba parado en frente de las piscinas. En aquel mismo sitio hacía casi un año que le había salvado la vida a aquella chica que usaba gafas y ropa anticuada, sonrió de medio lado, quién le iba a decir de aquellas que llegaría a quererla más que a nada en el mundo. Saltó la valla y caminó por el césped recién cortado tirando la mochila al suelo, cerca del borde de la piscina y él se sentó a escasa distancia.
El arrogante y guapo niño mimado y la tímida y fea niña solitaria, sin duda una historia de telenovela. Si se lo hubiesen dicho no se lo creería, nunca creería que acabaría de este modo, luchando por llegar al siguiente mes y absteniéndose de todos sus lujos y fiestas, y todo por amor, que ironía, él que nunca había creído en esas cosas. Pero era cierto, el amor te cambia la vida.
Pensando en Sakura, sacó el teléfono móvil del bolsillo y la llamó, por propia experiencia sabía lo malas que podían llegar a ser las resacas y estaba preocupado por ella.
-¿Sasuke?-la voz de la peli rosa sonó extraña.
-¿Estás bien?-preguntó preocupado-¿dónde estás? se oyen voces de fondo.
-Es que estoy en la calle.
-¿En la calle?-un mal presentimiento lo invadió-¿pasa algo?
-No-la respuesta fue tan rápida y alarmada que era obvio que era una mentira-tengo que dejarte Sasuke, estoy en la cola del supermercado y me toca pagar, nos vemos en casa, te quiero, adiós.
¿En la cola del supermercado? ¿Qué mierda de mentira era esa? Algo raro estaba pasando, no estaba en casa y si le mentía era que estaba haciendo algo que a él le disgustaría. Guardó el móvil y se levantó del suelo, dispuesto a ir a esperarla al apartamento.
-Así que estás aquí, ¿eh?
La voz de Yoko sonaba cargada de ira y sus ojos no eran menos.
-Hmp.
-Casi lo matas.
-Una pena.
-¿Es que estás loco Sasuke? ¿Se puede saber qué demonios te pasa?
Sasuke apretó los puños con fuerza, no tenía por qué darle explicaciones a nadie.
-Ese gilipollas me provocó.
-¡Fue sin querer!
El pelinegro se echó la mochila al hombro y pasó por su lado.
-Si vienes a molestar con esa mierda hubiese sido mejor que te fueses con él en la ambulancia.
Yoko maldijo y echó a andar tras él, ahora con expresión desconcertada.
-No sé qué te pasa, creí que habías cambiado, que ya no eras ese Sasuke caprichoso de cuando te conocí, pero esto...
-Hmp, me importa una mierda lo que ahora pienses, ¿sabes? en realidad me importa bien poco lo que piense todo el mundo de mí.
-A Sakura no le parecerá bien.
Sasuke apretó los dientes y tuvo que contenerse para no descargar su ira sobre ella.
-Ella no tiene por qué enterarse y ahora quiero que me dejes solo.
Yoko suspiró, era cierto que estaba enfadada con Sasuke por lo que le había hecho a Michael pero hacía unos días que necesitaba hablar con él, bueno, con él y con Itachi, de un asunto bastante complejo.
-En realidad tenía intención de preguntarte de otra cosa, bastante personal y que tiene que ver con tu familia.
Sasuke la miró de reojo, con el humor que tenía no estaba ni para tener conversaciones sobre su familia y estaba por mandar a la pelinegra al cuerno.
-¿Tu madre se apellida Tanaka?
Bien, una cosa era hablar de su familia, otra cosa era hablar de esa mujer.
-Hmp, me largo-dijo agarrando su mochila y empezando a caminar.
-¡Espera!-gritó Yoko a sus espaldas-solo quiero que me contestes si se apellida Tanaka.
Sasuke se paró en mitad del césped, justo donde comenzaba la valla y sin girarse le contestó gélidamente.
-Sí, es su apellido de soltera.
No esperó a que Yoko le dijese nada, ni siquiera tenía interés por saber a qué demonios venía ese estúpido interrogatorio sobre cómo se apellidaba o se dejaba de apellidar su madre, pero bueno, así era Yoko, a fin de cuentas sí que compartía algo de la estupidez de Yonehara.
Las piernas de Yoko temblaron fuertemente mientras veía como Sasuke saltaba la valla y se alejaba de las piscinas, sin ya poder sostener su cuerpo, sus rodillas se doblaron y cayeron al suelo rozando tan finamente la hierba como si de amantes se tratase.
Tomó dos grandes bocanadas de aire antes de descolgar su pequeña mochila del hombro y abrir la cremallera, con las manos trémulas rebuscó entre sus libros hasta que alcanzó lo que Naomi le había dado el día anterior.
En la foto, una mujer de pelo negro y largo salía de perfil, vestía vaqueros negros y una cazadora de piel del mismo color, casi se había desmayado cuando la había visto.
''Esta es tu madre, Tanaka Mikoto'' le había dicho Naomi.
Pero eso era imposible, ¿verdad? su gemela, ella y Sasuke habían nacido el mismo año y de partos diferentes, esa información tenía que ser imposible, completamente imposible. Giró la foto y tras ella encontró el número de móvil que Naomi había apuntado como perteneciente a Mikoto, ni siquiera había tenido el valor de marcarlo, ¿qué iba a decir? ‘‘Hola mamá, soy una de tus hijas abandonadas, ¿tomamos un café?''
Aún temblorosa, volvió a guardar la foto en la mochila y ella también salió de allí, necesitaba llegar a casa para cambiarse y volver al hospital, el pobre Michael no tenía nadie que lo cuidase y necesitaba su ayuda.
Saltó la valla y estaba dispuesta a irse cuando por casualidad dirigió sus ojos hacia la izquierda, los abrió de par en par mientras sentía que su corazón se colapsaba.
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-Te lo dije Fugaku aquí no hay nadie-repuso la pelinegra mientras volvían al despacho tras un examen general de toda la casa-habrás visto visiones o yo que sé, tal vez era esa sirvienta tuya que andaba limpiando.
Contoneándose volvió a apegarse al Uchiha en un meloso abrazo, volvían a estar los dos vestidos pero a ella no le importaría empezar de nuevo pero Fugaku la apartó de un manotazo.
-Ahora no, mujer, será cuando yo diga-dijo.
La cara de Haruka se contrajo en una mueca de pura ira, a veces estaba por matar a ese cabrón machista pero debía aguantarse, los beneficios que obtenía a cambio eran demasiado sustanciosos como para echarlos a perder.
-Claro, amor-contestó-¿y al final como queda nuestro pequeño asunto?
Fugaku se sentó en la silla detrás de su escritorio y cerró los ojos para luego volver a abrirlos y clavarlos fijamente en ella.
-Mikoto sigue negándose a cooperar-contestó al fin-y estoy cansado de andar esperando a que me entregue lo que le pido de una buena vez, así que si no quiere por las buenas será por las malas.
Haruka asintió.
-Yo también estoy cansada de la mosquita muerta de mi hermana y tengo varias cosas que hacerle pagar, ¿entonces cuando quieres que empiece?
Fugaku sonrió torvamente mientras la miraba, tan iguales y tan distintas, mientras que Mikoto era una mujer débil e inservible Haruka era de otra pasta, aunque fuese una despreciable mujer, te hacía pensar las cosas, no por nada era una asesina profesional.
-Ahora mismo-sentenció-pero ojo, a él lo quiero fuera de esto-dijo señalando una foto de Itachi-todavía puedo manejarlo a mi antojo y conseguir que me dé parte de lo que busco, además no queremos levantar sospechas, ¿queda claro?
-Como el agua-contestó ella con una sonrisa.
-Entonces márchate y vuelve mañana a la misma hora, no he quedado satisfecho.
Haruka asintió y abandonó de inmediato el despacho y la casa, odiaba a su hermana pero Fugaku tampoco era santo de su devoción, sonrió, de él también se encargaría en un futuro.
Por su parte Fugaku salió del despacho y se dirigió de inmediato a la cocina, donde Mair acababa de llegar tras haber ido a tirar la basura.
-¿Ha venido alguien?-preguntó sin dilación.
La mujer no lo miró, tal vez por miedo, y tardó un poco en contestar.
-La señorita Haruno estuvo aquí hablando con el señor Itachi, quería verlo a usted y parecía bastante enfadada.
-¿Y entró?
La voz de Fugaku alcanzó tal nivel que Mair empezó a sudar y a temblar.
-El señor y yo le dijimos que estaba ocupado y que no recibiría visitas pero ella no quiso escuchar y entró mientras fui a tirar la basura y el señor Itachi se iba a la reunión.
La cachetada que le dio hizo eco por toda la cocina.
-¡Estúpida! ¡Te dije claramente que no dejaras entrar a nadie!
Si esa mocosa lo había visto con Haruka todo podía irse a la mierda, esperaba que la pelinegra actuase rápido.
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Sakura era incapaz de creerse aún lo que había visto, totalmente incapaz.
-Mikoto tiene una gemela-susurró-que se tira a Fugaku, oh Dios.
Pero su aturdimiento creció aún más cuando a puertas del edificio donde vivía con Sasuke encontró un coche de policía y a Yoko llorando a lágrimas viva apoyada en el hombro de Naruto. El corazón se le detuvo cuando su amiga Hinata la miró con ojos acuosos. La ojiperla se acercó a ella y la abrazó.
-Han secuestrado a Sasuke.
34.
La cabeza le dolía horrores, todo estaba oscuro, quiso abrir los ojos pero los párpados le pesaban tanto que decidió dejarlo hasta que se dio cuenta de que tenía los ojos abiertos y que eran las luces las que estaban apagadas. Pero... ¿dónde estaba? joder la cabeza le dolía horrores.
-¿Qué mierda es esto?-dijo al notar algo pegajoso que le resbalaba por la cabeza.
-Hasta que al fin despiertas Sasuke-dijo una voz a su izquierda.
El corazón de Sasuke se aceleró, él conocía esa voz, pero había en ella algo extraño, ¿qué mierda estaba pasando?
-¿Qué quieres Mikoto?-preguntó.
La mujer se echó a reír.
-No debí olvidarme del asunto de la voz, pero no, yo no soy esa mujer, aunque claro como culparte si tú no sabes nada, después de todo Fugaku es un auténtico cabrón así que no es de extrañar.
Sasuke no comprendía lo que su madre le estaba diciendo, quiso moverse pero se dio cuenta de que estaba atado de pies y manos, joder, esto no le estaba gustando ni un pelo, no entendía nada.
-Creo que te golpeé muy fuerte-dijo.
-¿Qué cojones está pasando?-preguntó.
Por toda respuesta oyó como su madre se movía a través de la oscuridad y accionaba la luz. Se quedó de piedra, ante él se encontraba una mujer vestida de arriba a abajo de cuero negro a juego con su larga melena, pero algo no estaba bien, aquellos ojos... aquellos ojos eran de color gris pálido y no lo miraban de la misma forma que aquellos negros que conocía tan bien, esos no eran los ojos de su madre.
-¿Quién eres tú?-preguntó.
La mujer sonrió de lado, curioso, lo hizo exactamente como Itachi y él.
-Encantada de conocerte sobrino, soy Haruka Tanaka la hermana gemela de tu mamaíta-se presentó.
Sasuke se quedó atónito, ¿hermana? ¿Gemela? eso... eso era imposible, él nunca lo había sabido, no podía ser, pero claro mirándola bien la exactitud física, salvo esos gélidos ojos, le demostraban que lo que decía era verdad.
-¿Qué te pasa Sasuke? te has quedado pálido, ¿no te lo esperabas?
El pelinegro despertó de su estupor y empezó a removerse con más fuerza, no sabía que estaba haciendo allí, y menos con su recién conocida tía, y siendo sinceros no tenía ninguna intención de saberlo.
-Es inútil-dijo la mujer volviendo a sentarse-soy buena en lo que hago y el nudo es demasiado difícil de deshacer así que no malgastes energías, ya perdiste suficiente con el golpe de la cabeza, al verte sangrar creí que habías muerto.
Así que era la sangre lo que le bajaba por la nuca.
-¿Qué quieres de mí? ¿Te mandó mi madre hacer esto?-preguntó.
-Tal como él dijo, la odias ¿verdad? es normal después de la manera que te abandonó.
-¿Quién es él?
Haruka se quedó pensativa y luego volvió a sonreír.
-Supongo que no pasa nada si te lo digo, no hemos hablado sobre ese tema y será divertido ver como reaccionas ante lo que te voy a decir-contestó-verás, aunque no lo creas mi hermana es una débil y sería incapaz de hacerle algo a uno de sus hijitos queridos, el que me ha mandado hacer esto es Fugaku.
Sasuke se quedó sin respiración, ¿Fugaku?
-¡Mientes!-exclamó-sé que ha sido mi madre la que...
-Oh vamos Sasuke, deja de hacer el numerito, tú lo sabes, tú sabes cómo es Fugaku, esto no debería extrañarte.
Vale, su padre era un auténtico cabrón pero no le haría algo así, él era su hijo no le haría nada malo ¿no?
-¿Por qué haría él algo así?-decidió preguntar.
-Porque eres un estorbo-contestó sin más-para él dejaste de ser útil en el mismo instante que decidiste dejarlo todo por esa novia tuya, Sakura, es una chica muy guapa, tienes buen gusto.
Las aletas de la nariz de Sasuke se dilataron de pura rabia y amarrado y todo se incorporó quedando de pie frente a Haruka, que ni se movió.
-Por tu bien espero que no le hayas hecho nada-siseó-si algo le pasa a Sakura...
-Tranquilo hombretón, la rosita está tranquila ahora en tu casita, si es que no se ha enterado ya de lo que te ha pasado.
Después de un rato de silencio volvió a hablar.
-¿Por qué nunca me han hablado de ti?-preguntó.
-Supongo que fue porque no convenía o tal vez estaban todos muy ocupados para pensar en Haruka, la que siempre tiene que hacer todo el trabajo sucio, no, tienes suerte de no haberme conocido, no soy nadie agradable aunque eso lo verás durante este tiempo que estemos juntos, ahora debo irme, espero que no te aburras en mi ausencia.
Dicho esto la mujer se levantó y salió por una puerta que el pelinegro no había visto, era negra, y al ser la pared de la pequeña estancia circular del mismo color apenas se distinguía. Escuchó como lo cerraba con llave y toda ilusión de escapar se le fue al garete, así que se sentó y se puso a pensar, iba a necesitarlo.
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-Tienes que tranquilizarte Sakura-dijo Ino mientras le servía un vaso de agua.
Las dos estaban en el apartamento de la rubia, donde antes vivía Sakura, porque el apartamento de Sasuke estaba siendo revisado por la policía por si encontraban allí algo que les ayudase a esclarecer el caso.
-¿Cómo voy a tranquilizarme Ino? Yoko vio como le daban un golpe en la cabeza y lo metían en un furgón, ahora puede que esté...puede que esté...
-¡No pienses eso!-dijo la rubia secándose una lágrima, después de todo Sasuke era su amigo y también se preocupaba por él-necesitamos estar tranquilos por si nos necesitan para algo, ahora están interrogando a Yoko y puede que dentro de poco nos llamen a nosotras.
-Yo lo único que quiero es que lo encuentren Ino, nada más.
La rubia se sentó junto a su amiga y la abrazó, llevaban dos horas allí las dos y Sakura no había podido dejar de llorar en todo ese tiempo.
-¿Te ha llamado Naruto?-preguntó Sakura-ya hace tiempo que él y Hinata se marcharon.
El rubio, movido por su dolor y la ira había agarrado su coche y se había marchado a la escena del secuestro hacía como una hora y Hinata lo había acompañado.
-Estarán dando vueltas por la zona, en el estado en el que iba Naruto...estoy convencida que tardarán en llegar.
El móvil de Ino dio un pitido.
-Es un mensaje de Sai, ya han acabado de interrogar a Yoko y vienen hacia aquí, ahora están hablando con Itachi, al parecer le dio un ataque de ansiedad y se puso a romper todo lo que encontró por el camino.
Era completamente normal, Sasuke era lo único que le quedaba de familia después de haber perdido a su madre, y ella...ella tenía a sus padres y a sus amigos pero Sasuke era lo que más amaba en el mundo, moriría si alguien le hubiesen llegado a hacer algo.
-Voy a hacer algo para cenar-murmuró Ino-luego Sai nos llevará a la comisaría.
Sakura no contestó.
-Sé lo duro que es esto para ti Sakura y sobre todo después de lo que dijiste que habías visto en casa de los Uchiha pero no puedes derrumbarte así, necesitas estar fuerte para soportar lo que va a venir.
Ino tenía razón, ella no podía seguir así, debía ayudar pero su estado no ayudaba, estaba asustada como nunca antes lo había estado, ¿por qué pasaban estas cosas? ¿Por qué? una nueva tandada de lágrimas barrió sus ojos y cara, arrastrando con ellas todo aquel inmenso dolor que anidaba en su corazón. Nadie tenía motivos para hacerle así algo a Sasuke, nadie.
La imagen de Fugaku y aquella extraña mujer apareció fugazmente en su cabeza, ¿y si la habían visto? tal vez podrían haber ido a buscarla al apartamento y como no habían encontrado a nadie habían merodeado por la zona buscándola y se encontraron con Sasuke. Se levantó con una mano en la boca y los ojos abiertos de puro terror, Fugaku, él no sería capaz de hacerle algo así a su hijo ¿no? pero aquel era un hombre que vivía para su dinero y su posición y si alguien se enteraba que tenía líos con mujeres...tal vez él había pensado que se lo había dicho a Sasuke y por eso...
-No por favor, no Dios mío por favor-rogó entre susurros.
Estaba casi segura de que aquello era lo más posible, no podía haber ninguna otra razón, no había ninguna otra razón, debía ser eso. Se agarró con fuerza al borde de la mesa y respiró con dificultad, ¿qué debía hacer? tenía que llamar a la policía pero... ¿quién creería que un padre había raptado a su hijo si no daba pruebas de ello?
-La mujer...-susurró.
Tenía que encontrar a aquella mujer, aquel calco de Mikoto salvo por sus ojos.
Mikoto, ella no sabía lo que había pasado con su hijo, ella debía decírselo y preguntarle por aquella extraña mujer, si todo aquello que pensaba era cierto Sasuke podría estar en peligro.
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-¡Mierda!-gritó Naruto dando una patada en la pared-no hay nada, nada, absolutamente nada.
Hinata observaba con el corazón encogido en un puño como Naruto se deshacía en golpes contra la pared de aquel edificio. Habían ido con esperanzas de poder encontrar algo pero no habían encontrado absolutamente nada.
-Naruto...-dijo mientras lo abrazaba por la espalda-si la policía no encontró nada es obvio que nosotros tampoco lo haríamos.
-Pero... pero es que tiene que haber algo Hinata, no pudieron largarse sin dejar alguna huella o algo.
-Ya ves que no hay nada que ver.
El rubio se separó de la pared y echó a andar calle abajo, hecho una furia.
-Me resisto a creerlo, Yoko aseguró que habían tirado a la calle el objeto con el que había golpeado a Sasuke, tiene que estar por algún lado.
-La policía cree que vio mal, que con la conmoción...
-¡Basta ya, Hinata!-exclamó-¡tus intentos de calmarme son realmente una mierda!
Fue tanta la rabia con la que gritó que la ojiperla agachó la cabeza dolida, ella solo pretendía ayudar, no quería que Naruto se hiciese ilusiones y luego sufriese.
-Joder, lo siento, perdóname, lo siento-se disculpó mientras la abrazaba-estoy tan alterado que ya no sé lo que digo Hinata.
-No pasa nada, es normal, lo quieres como si fuese tu hermano.
En ese momento un coche pasó con las luces encendidas por la solitaria calle inundando de luz todos los rincones oscuros y entonces Naruto lo vio, una barra de hierro tirada en el suelo...
-¿Un tubo de escape?
-¿Eh?-preguntó Hinata mientras veía como él recogía el objeto del suelo.
-Un tubo de escape.
-Es normal Naruto, estás al lado de un contenedor, alguien lo tiraría.
-Tiene sangre-cortó-además está inacabado y oxidado, un coche nunca podría haberlo usado.
Hinata se llevó una mano a la boca.
-La policía no se debió fijar en él, como nosotros, porque estaba oculto tras el contenedor-susurró.
-Desde luego el secuestrador tiene excelente puntería el hijo de puta-gruñó el rubio-si esta realmente es el arma lo más probable es que Sasuke esté retenido o en un taller o en una fábrica de coches.
-Tenemos que llamar a la policía.
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Se había ido del apartamento diciéndole a Ino que necesitaba tomar un poco el aire pero lo cierto es que iba a ver a Mikoto y ahora estaba en frente al edificio donde vivía.
-Por favor, que esté en casa-rogó mientras tocaba el timbre.
-¿Si?-respondió una voz masculina, seguramente su actual pareja.
-Soy Sakura, una amiga de Mikoto, ¿ella está?
-No, hace apenas un minuto su marido ha venido a buscarla, al parecer debían hablar algo sobre su hijo, ¿es urgente? ¿Quieres que le deje un recado de tu parte?
Pero nadie contestó, Sakura ya se había marchado. Tarde, había llegado tarde, ahora también tenía a Mikoto.
35.
La puerta se abrió de repente dejando entrar toda la claridad de golpe. Por acto reflejo Sasuke se llevó las manos a los ojos, después de horas totalmente a oscuras cualquier mínimo rayo de luz le lastimaba los ojos.
Al parecer la tal Haruka ya había regresado de lo que había ido a hacer y se iba a divertir un poco más liándole la cabeza, pero él estaba decidido a no creer ni una sola cosa más que saliese por aquella venenosa boca. Pero al parecer Haruka no venía expresamente por él.
-Te he traído compañía-dijo.
Sasuke apartó las manos de la cara y pudo ver que recortada por la luz aparecía una figura, la de Haruka, cargando con un peso muerto que tenía todas las papeletas de ser una persona. Inmediatamente se alarmó, ¿y si aquella lunática había ido a su casa y se había encontrado con Sakura? en seguida sintió como la ira empezaba a recorrerle por las venas.
-Tranquilo, no es quién tú piensas-garantizó mientras tiraba el bulto al suelo de cualquier manera.
La persona no se movió, probablemente llegaba inconsciente como le sucedió a él, sin ninguna otra explicación Haruka comenzó a atarla hábilmente completamente a oscuras por lo que él no podía ver de qué persona se trataba. Lo único que podía pensar era que por favor no se tratase de Sakura.
Cuando acabó de hacer su trabajo Haruka se reincorporó y se quedó mirando al suelo con una torva sonrisa. Los ojos del pelinegro casi acostumbrados de nuevo a la luz empezaron a vislumbrar sombras gracias a la rendija de la puerta mal cerrada por donde entraba un poco de claridad. Por lo que parecía la persona tirada en el suelo era una mujer pero tenía el pelo demasiado largo para tratarse de Sakura, incluso su cuerpo no era el mismo.
-Intrigado ¿eh?-preguntó su tía-no te preocupes ahora sabrás quién es tu nueva compañera, estoy seguro de que cuando despierte tendréis mucho de qué hablar.
En dos pasos la pelinegra se situó donde el interruptor de la luz y Sasuke pudo contemplar asombrado quién era la persona que estaba inconsciente cerca de sus pies. No era otra que su propia madre. Entonces era cierto que Mikoto no tenía nada ver con aquello, entonces... ¿su padre...? pero, ¿por qué?
-Bueno, os dejo, nunca se me han dado bien las reuniones familiares-dijo Haruka.
Sasuke ni le prestó atención, seguía contemplando con asombro el cuerpo inconsciente de su madre, hasta que volvió a quedarse completamente a oscuras.
Cada vez entendía menos de lo que estaba pasando allí.
Se quedó un buen rato mirando el cuerpo de su madre pero esta tardaba demasiado en reaccionar, un sudor frío le recorrió la espalda, ¿y si Haruka la había golpeado demasiado fuerte y la había matado? tragó grueso y se acercó un poco a ella pero luego negó con la cabeza y regresó a su sitio. Lo que le pasase a aquella mujer a él ya no debía importarle, a fin de cuentas ella tampoco había mostrado interés por ninguno de sus hijos cuando se lio con aquel chaval y se largó de casa, por él bien podía morirse, él no se preocuparía. Solo debería pensar en cómo podría salir él de allí.
-Mmm-justo en ese momento el cuerpo de Mikoto empezó a moverse y poco a poco se reincorporó-¿don-dónde estoy? ¿Fugaku...?
Sasuke estaba dispuesto a no decirle nada, pero al oír el nombre de su padre en labios de Mikoto era muy extraño, demasiado extraño.
-¿Por qué llamas por él? ¿No deberías llamar a tu novio?-escupió en tono monótono.
Mikoto se giró bruscamente hacia donde había escuchado su voz y enfocó en él su mirada hasta que por fin se acostumbró a la oscuridad y pudo vislumbrar la figura de su hijo menor, ¿qué estaba haciendo él allí?
-¿Sasuke? ¿Qué...qué haces tú aquí? ¿Y Fugaku?...me duele la cabeza-medio susurró mientras se pasaba la mano por el pelo-sangre... ¿qué está pasando?
Ignorando la confusión que sentía su madre en ese momento Sasuke se dedicó a penetrarla con la mirada.
-No haces más que llamar a papá, dime por qué.
-Él...él vino a buscarme a mi casa hace un rato-contestó.
-¿Para qué?
Mikoto no contestó y agachó la cabeza.
-Ja, no sé para qué pregunto si tú nunca respondes, ''mamá''.
Ella no se pronunció al respecto.
-Hmp, siempre es lo mismo-escupió Sasuke-vosotros con vuestros problemas en los que siempre acabo yo pagándolo, no me mires así, sino no me explico cómo esa mujer Haruka, tu escondida hermana gemela, me ha traído hasta aquí, estáis todos locos.
-¿Haruka? ¿Conoces a Haruka?-preguntó sorprendida.
Esta vez fue Sasuke el que no contestó, para qué, él no tenía intención de contarle nada a aquella mujer, no se fiaba de ella.
-Yo no tengo nada que ver con esto Sasuke, yo o sabía...
-A mi no me vas a engañar-dijo-no te creo.
-¡Yo nunca le haría esto a ninguno de mis hijos!
-Hmp.
En medio de la oscuridad Mikoto se echó a llorar, él resopló, lo que hacía falta, él numerito de las lágrimas.
-Me juzgas mal, Sasuke, no sabes por lo que he pasado.
-Claro, lo has pasado fatal-dijo con sarcasmo.
-Lo digo en serio, no tienes idea...
-Basta ya, no voy a creer ni una de tus sucias mentiras, estoy cansado, de ti, de papá y de todos, dejadme en paz de una vez.
Mikoto asintió y se limpió las lágrimas.
-Yo no quería que te hiciesen esto, si hubiese llegado a imaginar que haría esto le hubiese dado todo lo que me pidió de buena gana, pero jamás pensé que...-un sollozo ahogó el resto de sus palabras.
¿Pedir? ¿De qué estaba hablando?
-No puedo más, ¡no puedo más! ¡No puedo más!-gritó a pleno pulmón-ya me destrozaste la vida lo suficiente y ya estoy cansada.
Sasuke escuchaba aquel monólogo aturdido y en silencio, ¿de quién hablaba?
-Te lo voy a contar todo Sasuke, en tus manos queda creerme o no pero ya no me importa, solo quiero liberar este pesado secreto.
Pero en ese momento la puerta volvió a abrirse y por ella apareció Haruka de nuevo.
-No creas sus mentiras-dijo-ella siempre miente, puedes irte Sasuke, ya no nos eres necesario.
La pelinegra se acercó a él, lo desató y lo obligó a ponerse de pie.
-Lárgate de aquí y no vuelvas, sino tú y también tu madre acabaréis mal.
Sasuke miró a Mikoto con indiferencia y ella le apartó la mirada, aquella mujer nunca más sería su madre, la odiaba pero eso no quería decir que aquello quedase así, él tenía que saber lo que pasaba y para eso debía conseguir que Haruka la dejase libre.
Sin ninguna palabra se largó de ese lugar, primero se marcharía y luego pensaría en qué hacer.
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-¿Todavía no han llamado?-preguntó Naruto de nuevo.
-No-contestó Ino-hay muchos talleres de ese tipo en la ciudad y encontrar el exacto llevará su tiempo.
Naruto resopló.
Todos estaban sentados en un reservado vip de la discoteca de Ino esperando a tener noticias de la policía, llevaban una hora esperando y todos estaban muy nerviosos.
Naruto no dejaba de dar vueltas de un lado al otro del reservado, Yoko lloraba mientras Hinata le agarraba de las manos con expresión compungida, Itachi, quién había ido hasta con Yoko después del interrogatorio, tenía su traje descolocado, la mirada perdida y bebía del whisky un vaso tras otro y por último ella, que no solo estaba preocupada por el asunto de la policía sino por Sakura, que estaba totalmente desaparecida.
En ese momento se descorrió la cortina del reservado y por ella apareció Sai, respirando agitadamente.
-Acaba de llamar Sakura, está en la comisaría, al parecer la madre de Sasuke e Itachi también ha desaparecido, su novio dijo que Fugaku había ido a buscarla y que desde entonces no la ha vuelto a ver.
-¿Pero qué demonios pasa?-exclamó Naruto-¿es qué todo el mundo va a desaparecer?
-No la encuentran porque es ella-dijo Itachi-seguro que es ella la que ha secuestrado a Sasuke, mi padre me ha contado varias veces que cuando se fue de casa ella le exigió una gran cantidad de dinero y que ha continuado así durante todos estos años, supongo que por eso ella ha intentado acercarse a nosotros durante estos años y se ha llevado ahora a Sasuke, para hacerle chantaje.
-¿Y por qué no le habéis dicho eso a la policía?
-Mi padre se lo contó pero al no haber pruebas... supongo que ahora que ella desapareció creerán por fin lo que él ha dicho.
-No creo que sea una mujer tan mala-dijo Ino-Sakura dijo que...
-Esa mujer engaña a todos, a todos.
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Allí estaba de nuevo, delante de aquella casa pero esta vez con un objetivo muy diferente. Sospechaba que todo lo que estaba pasando era culpa de Fugaku Uchiha, sino ¿por qué había ido a buscar a Mikoto justamente esa noche a su casa y luego esta había desaparecido? todo resultaba de lo más extraño. La policía le había dicho que el propio Fugaku había declarado que Mikoto llevaba sometiéndolo a chantaje desde que esta había abandonado su casa años atrás y la desaparición de la misma hacía sospechar a la policía que Mikoto había llevado su chantaje hasta niveles extremos, pero ella no se lo creía conocía lo suficiente a Mikoto y a Fugaku para saber que ella era una buena persona y él un ser de lo peor. Ahora sabía que tenía que haber contado lo que había visto, la escena de sexo entre ese hombre y aquella mujer que, sin duda, sino era una hermana gemela de Mikoto, era una pariente cercana.
Tocó el timbre, de nuevo con manos temblorosas, y esperó pacientemente a que alguien fuese a abrirle la puerta pero nadie contestó. Al parecer no había nadie en casa. Estaba dispuesta a marcharse pero una mano la detuvo, una mano masculina que la sostuvo fuerte, una mano que ella conocía muy bien.
-Debía suponer que no estabas en el supermercado-susurró una voz detrás de ella-chica tonta, arriesgarte de esta manera...
-¿Sa...Sasuke?-preguntó sin aún girarse y con la voz cortada.
-Hmp.
El pelinegro no podía estar más contento de saber que ella estaba bien, que Haruka no había logrado hacerle daño pero desde luego nunca había imaginado que se la encontraría en casa de su padre, ¿qué estaba haciendo ella allí?
Sakura se abrazó con fuerza a él y empezó a darle golpes.
-Idiota, imbécil, estúpido-murmuró-estaba muerta de miedo, Yoko vio como te daban con algo en la cabeza y Naruto encontró un tubo de escape ensangrentado, pensé que te habían matado.
-Hmp, hace falta más que eso para acabar conmigo-dijo respondiendo al abrazo y agachando la cabeza para darle un largo y profundo beso-el que debería preguntar qué haces aquí soy yo.
Sakura agachó la cabeza, nerviosa y apesadumbrada.
-Tú madre desapareció justo después de que tu padre la fuese a buscar-dijo-yo estaba preocupada así que... vine a hablar con Fugaku.
Sasuke cerró los ojos y suspiró con fuerza.
-No quiero saber cómo has llegado a enterarte de ese tema pero si quiero que te apartes de este tema Sakura, ¿entendido?
-Pero, ¿por qué? a tu madre podría pasarle algo y tu padre...
-Mi padre ser el culpable-remató con una sonrisa de medio lado-deberías empezar a darte cuenta de que Mikoto no es tan inocente como piensas, y no quiero seguir hablando del tema-cortó antes de que ella dijese algo-he conseguido escapar y lo único que quiero es descansar.
Sakura volvió a mirar con recelo la puerta de la casa de Sasuke, ahora sabía más que nunca que el pelinegro sabía algo que no le decía y que el secuestro de Mikoto era muy probable que estuviese relacionado con el de Sasuke, además, ¿por qué si había logrado escapar iba a casa de su padre y no a la de ellos? era todo tan raro, pero en fin, ahora lo que importaba era que él estaba bien y que estaba con ella, lo demás podía esperar, aunque no estaba dispuesta a dejarlo, sospechaba que algo gordo iba a pasarle a Mikoto.
-Nunca más vuelvas a darme estos sustos, ¿vale?-dijo abrazándose más a él-nunca más.
Pero Sasuke apenas la escuchaba, su padre no estaba en casa y su madre seguía con aquella mujer que era su tía, empezaba a sospechar que aquellos tres ocultaban algo y él no estaba dispuesto a ser el chivo expiatorio.
Agarró a Sakura por los hombros y volvió a besarla, ahora lo olvidaría todo y se iría a celebrar que seguía vivo con la mujer más guapa de la tierra, cualquiera de ellos podría esperar.
-Esta noche no te libras de mí...Kris-susurró con voz ronca.
Ella sonrió, pocas veces usaba su nombre falso, y cuando lo hacía era promesa de que lo que venía a continuación iba a ser algo muy placentero.