Muuuuy bien, gracias, tenia dudas respecto a ese episodio, pense que lo habia hecho muy largo...
En fiiin se que puede ser pronto, pero aqui va el tercero...
Capitulo 3
--Ciudad Clover, Relojeria, 9:45 p.m--
"Vaya, no termino de pasar el primer día y ya me las arregle para meterme en un problema" pensó por lo bajo el joven Kalestino, quien comenzaba a caer en cuenta de la situación en la que estaba, suspirando profundamente, intento pensar tan rápido como pudiera, si lo que interpreta es correcto, esa muchacha se metió en un serio problema por su conexión con los de Corvus Volunt, entonces significa que la multitud que la perseguía era los conservadores radicales, y no sería sabio tratar de lidiar, se giró a ver a su alrededor y voy que cerca de la relojería había un callejón, no lo pensó dos veces y agarro la mano de la muchacha y se la llevó hasta allá.
De pronto los pasos de la multitud se detuvieron, y murmullos comenzaron de sonar por lo bajo, pese a que se oían distantes, Stefan no se arriesgó a verificar donde estaban, intento agudizar el oído, con la esperanza de llegar a oír algo, pero apenas y escucho unas cortas frases, "No podemos dejarla escapar..." decía una voz varonil en el fondo, "Los de Ius nos dijeron ser paciente, pero esto es el colmo!!..." dijo otra chillona voz, pero luego otra grave y gruesa voz habló con tono claro y severo "Escuchen todos, ella no pudo ir muy lejos... Sepárense y busquen en cada rincón, es probable que la estén ayudando, si ven a alguien con ella, elimínelo al instante..." y acto seguido oyó como múltiples pasos se alejaban a distintas direcciones, esto hizo que el Kalestino se calmara por un momento.
-¡Muchas gracias!- sonó una jovial y fuerte voz de la nada, haciendo que Stefan de un rebrinco del susto, cuando se voltea se da cuenta de que se trataba de la muchacha cuya su angustiada cara se tornó alegre y jovial de repente.
-¡Shhhhh!, ¿no ves que te siguen buscando?- le espeta Stefan pero la joven continua como si no hubiera oído nada.
-Te estoy muy agradecida, no esperaba ver a forasteros por este pueblo por un largo tiempo, y de repente te halló a ti, es un alivio- dice rápidamente la muchacha casi sin respirar, cuando el Kalestino oye que algo se acerca nuevamente y le tapa la boca con la mano.
-¡¿Quien anda allí?!- dice una voz tosca.
-¡¡ Muéstrese!!- dice otra diferente.
Era obvio que estaban atrapados, ya que el callejón en el que se hallaban solo guiaba a un camino sin salida, por otro lado esta podía ser una buena oportunidad para ubicarse un poco por lo que Stefan se armó de coraje y le dice a la muchacha que se quedara allí.
-¿Sucede algo?- pregunta Stefan con una convincente naturalidad -¿En qué les puedo ayudar?-
Stefan confirmo que se trataban de solo tres hombres, los cuales con lámpara en una mano y una hacha, parecía estar buscando a la joven.
-¿Has visto una bruja de cabello gris?- dice el más alto, de ellos con voz molesta, este llevaba una chaqueta marrón.
-¿Bruja? es decir, ¿una con traje negro y sombrero puntiagudo? hmm, no sé si vería algo a estas horas de la noche y con esta oscuridad- se mofa sin cambiar el tono sereno de su voz, esto como era de esperar no le hizo gracia a ninguno de los dos hombres frente a él. –En todo caso, ¿Qué hizo esta bruja en particular para molestarlos de esta manera?-
-¡¿Qué, que hicieron?! ¿Qué acaso no has visto a la gente de este pueblo esta noche?- Le espeta uno de los tres, era de su misma estatura y traía un gorro café -¡¡Envenenaron los pozos, eso hicieron!!-
- ¿Envenenaron?- Pregunta interesado el joven.
-¡Así es! Desde hace un par de días los ancianos y niños han comenzado a enfermar gravemente, más que nada los que vivían y jugaban cerca de los pozos, comenzaban con fiebre y luego convulsiones, y cuando fuimos a revisar los pozos, su agua era de un color negro verdoso como nunca antes habíamos visto, ¡es obvio que esa bruja los maldijo!- Exclamo el más gordo de los tres.
-¿No puede ser solo un cazo de contaminación del agua? Digo, cuando llegue aquí había un fuerte olor a pólvora en el aire, eso puede contaminar el agua fácilmente a la larga…-
-¡Hee! Creo que hace falta ser más grafico- y acto seguido el alto y delgado hombre se retira la manga de la camisa mostrando en su brazo, un perturbador patrón de marcas. Eran como una especie de raíces que se extendían por todo el antebrazo que se hallaban conectados por un pequeño círculo en el codo, en el cual se hallaba grabada la runa “Laguz” relacionada con lo oculto y la luna, esta tenia caracteres destructivos, y se hallaba titilando con una luz roja y punzante. Esto definitivamente era magia y en este punto Stefan no supo que más decir.
-¿No es tan gracioso ahora, eh? Estamos seguro que se trata de esa mocosa que se la pasaba de pozo a pozo, leyendo las cartas o algo…-
-¡¿A quién le dices mocosa?! ¡Imbécil!- Le grita la niña sin salir de su escondite.
“¡Esa idiota!” pensó molesto Stefan y vio como los tres hombre intercambiaron miradas. El más alto se dirigió a paso veloz al callejón.
- ¿A quién escondes allí chico?- dice sin apartar la mirada del callejón –¿Acaso tratas de escondernos algo?- y le pone su larga mano en el hombro del joven, pero Stefan sabía que la treta había terminado.
El Kalestino no perdió instante y sujeto fuertemente la muñeca del alto sujeto, acto seguido lo golpeo rápida y potentemente en el costado, haciendo que este retrocediera y callera en su rodilla, adolorido, con ambas manos en sujetando su lastimado costal diestro.
Los otros dos no titubearon y se lanzaron al ataque con hachas en alto, Stefan saco su espada bastarda, aún sin desenvainar, y se adelantó rápidamente. Los dos hombres lo lograron ver venir pero no pudieron reaccionar igual de rápido, el primero recibió un golpe en el abdomen y acto seguido el joven le golpeo la nuca con la parte posterior de su espada; el regordete compañero retrocedió nervioso, más de inmediato se volvió a lanzar, pero sin correr mejor suerte, ya que Stefan aprovechó y de inmediato golpea su cuello con el filo enfundado de su espada, haciendo que este hombre cayera inconsciente. -Cuidado!- grita la muchacha, y el Kalestino se vuelve a ella y ve que el primer sujeto que inmovilizó, se hallaba tratando de sacar un arma. Stefan no espero para confirmar esta sospecha y se lanzó a toda velocidad contra él, quien de inmediato termina de desenfundar una pistola de pólvora, pero ya era tarde Stefan ya estaba a escasos pasos suyo y antes de que pudiera disparar, el joven mercenario golpea su mano armada, haciendo que dejara caer su pistola y de inmediato siente la mano del Kalestino en su abdomen, lo siguiente que escucho fueron las palabras - ¡Offensio unda tonitrui!- y sintió una especie de descarga para luego desplomarse en el suelo inconsciente.
Stefan dio un profundo suspiro, pese a que no fueron fuertes oponentes, el usar hechizos con su poca experiencia lo agotaba un poco, pero lo que le llamó la atención es que civiles corrientes tuvieran posesión de un arma de fuego. “Sabía que estos sujetos no estaban bromeando pero ¿armas de fuego? ¿¡En que están pensando!?” pero antes de pensar en algo más, oyó un suave aplauso a sus espaldas y al voltearse ve que efectivamente se trataba de la niña que había recién rescatado.
-¡Vaya eso fue asombroso!, aunque me sorprende que no los mataras, después de todo eres un mercenario ¿no?- dice con toda franqueza la muchacha.
- Si, si lo soy, pero eso no significa que estoy acostumbrado a liquidar mis oponentes, en todo caso, ¡¿Qué rayos pensabas al gritar eso?!- Dice Stefan, en un intento de no levantar mucho la voz.
-En eso exactamente, literalmente estaba pensando en eso…-
Stefan podría preguntarle a que se refería o, mejor aún, si ella tenía algo que ver con la maldición que estaba atacando a los pueblerinos, pero no era el momento. Debía pensar en cómo salir de aquí rápido y sin ser visto, lo pensó por unos instantes hasta que dio con una idea.
-Mira, te tengo un trato, si yo te saco de aquí sin que te lastimen, contestaras cada una de mis dudas ¿estamos de acuerdo?-
-Mantener el trato ambiguo es una buena forma de sacarle provecho- comenta la muchacha con un extraño tono reservado -Pero de acuerdo, tenemos un trato-
-Muy bien, en ese caso necesito que hagas lo que te pida-
La muchacha asiente con toda seguridad, y parecía (y esperaba) que no iba a arruinarlo esta vez, aunque para ser francos ni Stefan estaba muy convencido de su propio plan…
-- Ciudad Clover, Entrada norte, 10:15 p.m. —
Mientras todo esto ocurría, en la entrada norte, los guardias a cargo de vigilar dicha entrada comenzaban a preguntarse si debían adentrarse en la ciudad para saber lo que ocurría, dado a que, pese a que las campanas habían sonado en son de alarma, ya era difícil de determinar el motivo del conflicto. Finalmente un grupo decidió ir a revisar mientras que dejaron a dos novatos a cargo de la entrada. Pasaron los minutos, pero aquellos guardias no venían volver a sus compañeros, el silencio en aquella puerta era tétrico y para completar los cuervo volaban en círculos sin parar; finalmente ven venir a dos personas más no eran ninguno de sus colegas, en cambio se trataba de un extraño joven de cabello negro y claros ojos purpura, quien cargaba a un chico en su espalda, este llevaba puesto una ancha chaqueta café y un gorro del mismo color.
-¡Alto allí!- Indica un joven guardia, simulando la voz más autoritaria que tenía -¿Quien anda allí?-
-Un viajero y su enfermo hermano- contesta el joven con voz cansada.
-Y ¿Qué te trae aquí a estas horas?- Pregunta el otro guardia, el cual parecía ser mayor que el primero.
- Vengo con prisa, ya que mi hermano está enfermo de gravedad y necesitó llegar lo más rápido a la capital, si deseo salvarlo- Se excusa con voz angustiada el joven extraño.
Los dos guardias intercambian miradas, más uno de ellos encoje los hombros.
-De acuerdo, pero ¿Por qué no se quedan una noche aquí?, después de todo es un largo viaje y no es bueno viajar de noche con un niño enfermo- dice nuevamente el viejo guardia quien no dejaba de ver con suspicacia a los jóvenes viajeros.
Tardo un poco en hablar pero finalmente el viajero contesta.
-Eso es correcto, pero es que se me dijo que debía darle una medicina cada cierta hora. Y lamentablemente se me termino la medicina y los centros hospitalarios están cerrados por toque de queda, así que se me dijo que había un sustituto natural, por lo que necesito salir-
El guardia lo mira con sospecha pero no tenía nada que decir al respecto.
-En ese caso ¿me permites ver su rostro?- Dice el guardia y de inmediato el joven viajero titubea por segundo y entonces se adelanta.
-No, no, gracias por el interés pero no. Veras es que mi hermanito es deforme y no le gusta que lo miren a la cara dado que…. ¡Ay!- exclama de pronto.
-¿Pasa algo?-
-No nada, es que siento que su fiebre aumenta. En todo caso ¿me dejaran pasar o no?-
Sin más que objetar el viejo guardia se resigna y, con ayuda de su joven compañero, le abren la puerta para al fin salir de la ciudad.
Al alejarse lo suficiente, el joven viajero se detiene y deja caer “su enfermo hermano al suelo” de forma brusca.
-¡Hey! ¿¡Que rayos pasa contigo?!- le grita enfurecida y adolorida por la caída- ¿Deforme? ¿En serio?-
-¿Qué me pasa a mí? ¿¡Que te pasa a ti!? Morderme en medio de una actuación-Se queja irritado el Kalestino. – ¡Dije que eras deforme para que no te vieran el rostro!-
-¡Si eso hubiera pasado tu pudieras fácilmente vencerlos con dos movimientos! ¿Oh no?-
-Estoy aquí para solucionar el conflicto de este pueblo con tu culto y lastimar a sus citadinos no va a ayudar con la causa ¿no lo crees?- Dice Stefan quien no podía creer la quisquillosa personalidad de la muchacha frente a él. –En todo caso, te saque de allí no y sin que te lastimaras un dedo, ahora tu tendrás que cumplir tu parte y explicarme ¿que sucede aquí?-
-No tan rápido, tu dijiste que no sería lastimada y, a menos que me equivoque, me dejaste caer al suelo hace poco- Indica la ingrata joven, por fortuna Stefan ya se esperaba esa respuesta y sonriendo le recuerda.
-Salir que ciudad Clover sin ser lastimada, ese fue el acuerdo, ya no estamos en la ciudad ¿o sí?-
-¡Ah!...- La muchacha de cabello plateado se quedó sin palabras, la había desarmado, guardo un corto silencio solo para estallar en una contagiosa y alegre carcajada. –Me agradas, es más, me gustas, solo por eso te daré un pequeño extra de la recompensa acordada, solo para saber ¿Cuál es tu nombre?-
-Stefan, Stefan Skye- dice con cordialidad, más la joven hechicera lo mira con aspereza.
-No es de buena educación darle un falso nombre a una bruja...- Indica nuevamente con la escalofriantemente seria voz da hace un rato – Bueno, “Stefan”, permíteme facilitarte las cosas llevándote a mi humilde hogar…- y mientras esto se decía, plumas negra comenzaban a caer del cielo, justo encima de ambos, Stefan comenzó a sentir frio y vio a un grupo de cuervo volando en círculo alrededor de ellos, se sentía mareado y pronto no veía más que una cortina de plumas oscuras a su alrededor y al disiparse, Stefan no podía creer lo que sucedió…
La muchacha sonriendo lo mira fijamente a los ojos y con una serena voz le dice:
-Bienvenido al altar del cuervo….-
Fin del capitulo