Género: Angst/Romance.
Rating: M
Advertencias:Está es mi primera historia original con lemmon. También contendrá lenguaje obsceno y otras cosas como adulterio.
—Bla bla— Diálogos.
—Bla bla— Pensamientos
Pasen lean y disfrutenCírculo Vicioso
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Inconcientemente se deslizó entre las sábanas blancas que la cubrían por completo. El canto de los pájaros a través de la ventana se escuchaba con claridad y Ariane, tenía la certeza que no tardarían en venir a buscarla. No quería abrir los ojos y volver a encontrarse con su pesadilla diaria, aún no tenía fuerzas para ello. Por eso, se acurrucó sobre ella misma, y se quedó por un tiempo indefinido buscando protección en sí misma.
“
No más”- pensaba -“
Ya, no más” – gritaba en su interior.
Pero aunque se había prometido la noche anterior no llorar, lo hizo. Lágrimas saladas cubrieron su hermoso rostro de porcelana. Se giró y aplastó su rostro contra la almohada, gritando y soltando, todo el dolor que guardaba en su interior. Pero a pesar de todo, nadie acudió a su llamada de dolor, provocando que los sollozos cada vez fueran a más. Notó como al poco tiempo sus entrañas estaban vacías. Vacías de dolor, de tristeza y de amargura. Ahora ya no le queda nada; ahora no sentía.
Se había convertido en una muñeca. Sí, en una de esas que usas y que luego tiras a la basura sin mirar atrás. Era una triste realidad y una relativa verdad. Se levantó con lentitud y abrió la ventana; donde un sol resplandeciente y esperanzador la estaba esperando, otorgándole fuerzas que no tenía.
Su vida tendría que ser perfecta, eso era lo que le inculcaron. Podía tener todo lo que quisiera con sólo pedirlo pero lamentablemente aquello que quería estaba demasiado lejos de su alcance y…, la de los suyos. Es mas si su familia lo supiera la habrían desheredado y la hubieran mandado lejos, muy lejos de… él.
Porque él era su hermano.
Porque él tenía diecisiete años.
Porque ella tenía veinticuatro.
Porque la había seducido .
Y porque la noche anterior habían tenido sexo.
Y las anteriores…, también.
Rápidamente se vistió con su típico vestido rojo de encaje, se recogió el cabello en una cola y bajo a desayunar. Y lo encontró. Con su típico semblante sonriente y pasota, con su dorado cabello amarrado por su gorra y vestido con esas ropas anchas de siempre. Estaba sentado en una silla al lado de su padre. Las manos le sudaban y su temperatura aumentaba por momentos.
“Dios, ¿Por qué había llegado a esa situación? ¡Era su hermano!”
- Ariane, buenos días – saludó su padre al verla.
No respondió al saludó. Su mirada estaba fija en ese niñato.
- Buenos días, hermanita – dijo con sorna.
Cuando sus padres se fueran a trabajar se enteraría de quien era ella para luego… Pero sus pensamientos fueron interrumpidos.
- ¿Piensas quedarte ahí mucho tiempo más, hija? – Preguntó su madre – Siéntate al lado de tu hermano.
Y una sonrisa torcida pareció en ese rostro lleno de burla. Entrecerró los ojos y obedeció sin omitir palabra. Y sin más dilaciones, se preparó su zumo de naranja y sus tostadas dispuesta a comer.
- Ariane, ¿hoy irás a la empresa? – preguntó su padre.
Abrió la boca para contestar cuando, una mano comenzó a subirle por la pierna prosiguiendo para masajear su entrepierna. Sorprendida miró hacía abajo viendo la mano de su hermano que la torturaba. Ella también con lentitud metió la mano por debajo pero no la apartó sino que se dirigió al miembro de su querido hermano.
- Sí, iré más tarde tengo un trabajo que terminar – murmuró.
Comenzó a masajear lentamente y la reacción no se hizo esperar. Ariane sonrió, pero no fue su típica sonrisa dulce sino una de esas únicas e incomparables sonrisas llena de malas intenciones.
Un jadeo de parte de su hermano la despertó de su entretenimiento.
- Daniel, ¿ocurre algo? – preguntó su madre con el ceño fruncido.
Él sonrió inocentemente.
- Nada mamá – mordió una tostada con mantequilla – Es qué estas tostadas están realmente buenas – y sin más la miro mordiendo su tostada de una manera que debía parecer sexy.
Siguieron con el desayuno tranquilamente, él con su bulto y ella con su recién estrenada autoestima. Tenía una noticia y una de esas que le darían una patada en el estómago a su estimado hermano.
- Papá. Mamá. – Les llamó – Hoy he quedado con Héctor, así que está noche llegaré tarde.
Sus padres irradiaban, ¿felicidad? Sí así era. Desgraciados, pensó Ariane. Automáticamente giró el rostro hacia su hermano que no había parado de comer ni un segundo y por primera vez lo detestó con todas sus fuerzas.
- Me parece bien cariño – opinó su madre – Es un buen chico-.
- No llegues muy tarde.
Su padre siempre tan protector.
- No lo haré – respondió con dulzura.
Desde sus locuras de adolescente no había tenido ningún tipo de trato “paternal” con su padre pero ahora todo había cambiado y mucho. Le había costado su trabajo y esfuerzo pero había podido introducirse en ese pequeño corazón de su padre.
- Nos vamos.
- ¿Tan pronto? – “Mierda”, pensó.
- Tenemos reunión con la Empresa Aragón y no queremos llegar tarde – respondió su madre dándole un suave beso en la frente a sus dos hijos – Adiós.
Tic.
Toc.
Tic.
Toc.
Se habían ido. Lo habían dejado solos. Grabe error porque ahora empezaba su verdadero calvario.
Primer error: Le miró.
- Hermanita, ahora me tendré que vengar de ti – le susurró en el oído mientras se relamía los labios - Así que con Héctor - masculló mordiéndole la oreja.
Mierda estaba perdida.
Segundo error: Estaba a su merced.
Continuará...Cada sábado un capítulo de este tema tan morboso y loco.