Se acurrucó en su pecho, aspirando su aroma. Asintió con una pequeña sonrisa.
—Gracias, Amo.
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La observó, comenzando desde sus pies, subiendo poco a poco, sus piernas, el triángulo de sus bragas, su estómago, sus pechos y subió a su rostro, asintiendo sonrojado, volvió a su estómago, que quedaba a la altura de su rostro. Ella había dicho que podía tocarla, ¿verdad? Se acercó hasta pegar los labios a su barriguita, cerca de su ombligo.