Mine

[Misha-Chan]

- Creo que si lo habían hecho - sonrió divertido, y la miró a los ojos - Te gusto... Ama? -

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- Gomas... Gomas de ositos - dijo, y allá fue a llenar la bolsa de osos coloridos.

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- Besame antes- exigió, se apretó más contra él y cerró los ojos al estirar los labios hacia los suyos.

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Apretó los labios, no quería que le doliera... Pero era tarde, había dicho que haría lo que él le pediría.

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Apretó esta vez su labio inferior, mirándolo maliciosa.

—Si no me gustaras no te harías todo lo que te hago—se acercó y le mordió la barbilla.

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Terminó de llenar su bolsa y la puso encima del mostrador de la dependienta.

—Apúrate—dijo a Aaron solo para fastidiarlo.

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Alzó la cabeza en busca de sus labios y se dejó llevar, estrechándola contra él. Era increíble que con tan poco ya estuviera duro.

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—Necesito que te relajes, sino será imposible—dijo antes de probar a meter uno de sus dedos que se encontraban empapados de lubricante.

[Misha-Chan]

Asintió, volviendo a cerrar los ojos - Ama... Tu también me gustas... Mucho - suspiró - Es por eso que te pido perdón por no obedecer, no me acostumbro aun -

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Llenó la otra bolsa y preguntó el precio - Está bien... Debería llevar otras cajas de chocolates, mi primita cumplirá años pronto - sonrió antes de ir a coger otras dos cajas.

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Se separó para soltar una risita - Eres un sucio - murmuró, volvió a besarlo - Te pones duro por besarme? -

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Respiró hondo y asintió - Amo... Nyaaan~ - soltó para animarse, convenciéndose de que no dolería.

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Sonrió.

—Te perdono... Solo por eso maravilloso que me hiciste allá abajo—soltó una risita. Lo besó en la boca.

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—Oh, hay también unas de galletas variadas—sugirió mientras repasaba por encima el contenido de las bolsas.

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Se puso como un tomate.

—Y-Yo... lo siento—esquivó su mirada. Kami, era tan vergonzoso.

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Escucharla lo encendía, su voz era bonita, cargada de esa inocencia que de una manera retorcida lo excitaba. Fue introduciendo su dedo muy despacito.

[Misha-Chan]

Correspondió, luego la tomó por las mejillas para alejarla un momento - Ah, Ama... Si lo dices de esa forma es tan vergonzoso -

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Tomó también las galletas - Y hay algo en especial que quieras?... Antes de pagar todo -

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- No pidas perdón... Todo está bien - volvió a besarlo, le gustaba su boca, sus labios... - Quieres... En mi boca?... En mis pechos?... En dónde? - sonrió mientras le pellizcaba un labio.

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- N-Nya... - apretó los labios, cerró los ojos, era muy incomodo, sentía que de alguna forma deslizaba fácil - A...mo -

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Rió.

—Y eso que lo dije decentemente—le mordió los labios—. Eres muy lindo.

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—Un beso, pero puede esperar—bromeó y le lanzó una mirada cómplice a la dependienta.

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En todos lados, pensó por un momento. Perp sacudió la cabeza. Kami, cada vez se volvía más pervertido.

—Donde tú quieras, Ama... Para mí está bien.

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—Shh, tranquila—terminó por introducir todo su dedo—. Relájate, ya te lo dije.

[Misha-Chan]

- Más bien... Yo diría que soy tonto - encogió los hombros, se sentía muy bien el contacto con ella, era calientita.

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Rodó los ojos y volvió a pedir el precio - Perfecto... A menos que también quiera un beso, señorita - envió una sonrisita coqueta a la dependienta.

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- Te ordeno que... - le tomó las mejillas para jalarlas - Me domines tu a mi - le mostró la lengua, quizá si quería probar un poquito más de dolor.

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- Está... Adentro - chilló, se sentía muy raro, no le gustaba por ahora... Su trasero se sentía caliente - No... No me gusta... Duele -

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—Bueno, un poquito—dijo divertida y bajó para darle mordisquitos en el cuello—. Pero sigues siendo lindo—besó su clavícula.

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Soltó una carcajada al ver la expresión de la dependienta.

—Hey, hey, que estás en mi presencia—le dio unos golpecitos en las costillas, fingiendo enfado.

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La miró sorprendida. Pasó saliva, cada vez más nervioso.

—Yo... Ama... Jamás he hecho algo así—nunca se había imaginado en la posición del dominante.

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—Relájate—habló con la voz ronca, estaba tan apretadita... Suspiró—. ¿Recuerdas lo que te dije antes? Debes dejarte llevar.

[Misha-Chan]

Se estremeció, su Ama era muy intensa en verdad - Un... Poquito lindo -

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- Pero si ha sido ella quien me ha seducido! - mintió, guiñó el ojo a la mujer - Es una broma - dijo, no quería crear problemas o malentendidos.

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- Solo... Tienes que dejar de preguntarme a mi todo... Debes hacerme lo que se te antoje~ - se frotó suavecito contra él, restregando sus pechos.
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Siguió maullando con la intención de calmarse y olvidar lo que sentía allí atrás.

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Soltó una risita.

—Un poquito lindo—repitió y pasó su lengua por toda la extensión de su cuello. Luego se separó, y como si nada, se arrastró hacia el sofá y buscó el mando para ponerse a ver la televisión.

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—Vamos, paga, paga~—apuró, quería ir a otro lugar y ponerse a comer los dulces.

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Asintió y sus manos fueron a parar a sus pechos, apretando. Se le hacía un poco cumplicado seguir esa orden. Pero lo intentaría, por su Ama.

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Sacó su dedo despacito y con el mismo cuidado volvió a introducirlo; repitió el proceso varias veces.

[Misha-Chan]

La miró, sonrió y fue también al sofá, pero no se incorporó, prestando atención al televisor desde el suelo.

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Pagó y agradeció a ella, con una sonrisita - A dónde quieres ir ahora? -

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Gimió, mandando la cabeza hacia atrás - Amo Ro~ - soltó, divertida.

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Gimió al sentir que lo volvía a meter, pero estaba más resbaloso, entraba mejor... No le dolía como a la primera, si su dedo le había causado dolor... Qué sentiría cuando le metiera esas bolitas extrañas?

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—Pásame mis bragas—ordenó mirándole por un momento y volviendo su mirada al televisor.

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—Dijiste que iríamos a comer hamburguesas—tomó su mano, sonriendo.

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Se estremeció al escucharla. Llevó su boca a su pezón derecho y succionó mientras pellizcaba el otro con dos de sus dedos.

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Probó a meter otro dedo. Quería prepararla bien antes de introducir las bolas. Quería que ella lo disfrutara.

[Misha-Chan]

Asintió y fue a por ellas, se sintió extraño al tomarlas pero se las alcanzó - Qué debería hacer ahora Ama? -

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- Creí que no querías - le mostró la lengua - Vamos, debe haber un lugar de comidas rápidas por aquí -

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Soltó un débil chillido, le gustaba su boca... En su pecho - volvió a jalar del cabello de él para animarlo.

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- Duele... No, no metas otro! - dijo bajito, aguantando las ganas de quejarse más fuerte

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—Ayúdame a ponérmelas—dijo volviéndo a mirarlo y alzando ambas piernas para que él pasara las bragas por ellas.

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—Lo hay—comenzó a guiarlo entre la gente—. Espero que consigamos un lugar donde sentarnos.

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Bajó la mano y la llevó hasta su centro, tocando su clítoris, haciendo presión en él.

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Se detuvo un momento y la miró. Se inclinó entonces y llevó su boca hasta su trasero, pasando su lengua por el agujerito sacando los dedos.

[Misha-Chan]

No sacó las miradas de las bragas para no ver otra cosa, aun estaba encendido y no quería que se le notara, cuando iba por sus muslos tragó, su Ama era perversa, buscó los ojos de ella con los suyos.

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- Si no lo hay podemos echar a alguien - sonrió, dejando llevarse por ella, al parecer se notaba que no solía ir mucho a ese lugar, pero ella si, rió.

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Gimió y extendió ambas manos a los lados para sostenerse de los bordes de la bañera - Ro... Te gusta... En la bañera? - preguntó, juguetona.

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- A-Amo - balbuceó, estaba bien así... Sentía un cosquilleo en todo su cuerpo, soltó un maullido más relajado... Era su forma de desahogo.

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—¿Sucede algo?—preguntó, su voz era calmada y su mirada sosegada, pero había un brillo malicioso en sus ojos.

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Llegó a la feria de comida y miró a su alrededor, a los diferentes puestos de comida.

—¿Dónde quieres comer?—preguntó volteando a verlo.

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Estaba tan rojo como un tomate. Su cuerpo temblaba en deseo.

—S-Sí—carraspeó, si quería mostrarse dominante como ella le pedía, no debía  mostrar esas debilidades.

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Su dedo comenzó a hurgar nuevamente dentro, mientras su lengua acariciaba los alrededores, de vez en cuando rozando su vagina.

[Misha-Chan]

- Tus piernas son hermosas - atajó, dio un besito a una cuando terminaba de subirle las bragas, se giró a mirar la televisión enrojeciendo.

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- Yo no conozco bien... Comeré lo que tu comas - encogió los hombros, mirando con interés las tienditas de comida, habían bastantes... Ahí era cuando se daba cuenta de lo enorme que era ese centro comercial.

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Sonrió, era divertido verlo y sentirlo... Era tan lindo... - Ahh~ ... Amo - le gustaba tanto provocarlo.

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Le fue posible aguantar, atrapada en las sensaciones de su lengua tocando, gemía por lo bajo, creía vergonzoso que él la escuchara provocar más de esos ruidos.

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Sonrió mirando su nuca, estaba fascinada con él.

—Ven aquí—palmeó sus muslos—. Apoya la cabeza en mi regazo.

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—¿Te gusta la pizza?—no esperó su respuesta y entró en uno de los pues, olía delicioso.

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Introdujo dos de sus dedos de una vez dentro de su vagina. Besó sus pechos, ella era tan suavecita.

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Se separó, sonriendo complacido al oírla gemir bajito. Tomó la cola de gato, embarrando las bolas de lubricante. Las acercó en su trasero, y fue introduciéndolas despacito.

[Misha-Chan]

Giró a verla y obedeció, suspirando al sentir su calidez - Ama... No extraña a Dallian? - preguntó.

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- Si, lo que sea es rico - bostezó, en verdad ya tenía hambre, era un tragón profesional, parecía un barril sin fondo.

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Gimió arqueándose, le había tomado por sorpresa... Pero se sentía bien... Estaba bien, él lo hacía bien.

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Comenzó a temblar, no podría explicar lo que sentía cada vez que una bolita de esas entraba en ella... - A-Amo... Ya... No me duele... Tanto - dijo, alzando la cabeza, aun tenía los ojos cerrados y la boca ligeramente abierta para gemir. 

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Hizo una mueca, ¿eso a qué venía ahora?

—Apenas estuvo aquí—fue su respuesta; acariciaba sus cabellos, le encantaba la suavidad de estos—. ¿Te gustaría que lo extrañara?

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Alzó la mirada para observar los diferentes tipos y precios, luego miró a la señorita de la caja y pidió su pizza. Giró a ver nuevamente a Aaron.

—¿Y tú?

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Tomándola firmemente por la cintura la alzó un poco para desplazarla hacia el borde contrario de la bañera para que apoyara la espalda mientras se encargaba nuevamente de besar sus pechos y penetrarla con los dedos.

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—Shh, las mascotas no hablan—le recordó, la sonrisa permanecía en su rostro mientras miraba con deleite morboso cómo se introducía cada bolita en ella.