—Esto es de pucha madre — se miró en el lujoso espejo. Estaba toda peinada, maquillada y vestida para la ocasión. Nunca se había visto tan femenina en su vida. De igual modo, seguía siendo sarcástica.
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—Con que usted tiene un regalo para mí — se sentó en una de las más lujosas sillas de la sala. Estaba interesado — Espero que sea lo que yo busco. En verdad no me interesaría otra cosa.
—Su joven majestad, será algo que le agradará por completo. Y su estancia será la más cómoda y alegre posible.
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Los llevaron hacia afuera de las propiedades, robándoles el calzado para luego hacerlos caminar descalzos en el terreno, y luego los encerraron en un sucio granero donde estaban muchas personas desnudas detrás de todo, esperando por algo.
A ellos también les sacaron la ropa por completo. Una vez que estuvieron todos listos, les echaban agua helada entre risas para bañarlos, según ellos.