—Apúrate Ornella, que ya quiero llegar a la parte de los azotes — tomó una varilla que estaba por ahí tirada en el piso — Aun está caliente esta cosa — Margaret sonrió ampliamente.
Ornella le terminó de sacar los pantalones.
—Yo lo sostengo, tú lo sodomizas.
—Perfecto. Ahora la parte de arriba. Si tuviera un tarro de miel se lo pondría desde el pubis hasta el pecho y luego le largaría la pequeña colonia de hormigas que tengo en mi casa.