—No se preocupe jefe, yo lo ayudaré — Vio como los otros soldados eran golpeados por el Di Nocte, así que aprovechó a que ellos los estaban defendiendo para completar su técnica secreta — Ahora.
El jefe abrió los ojos de repente y con su compañero empezaron a hacer movimientos sincronizados, katas de diferentes artes marciales mezcladas más que nada. Mientras iban realizando aquello, colosales trozos de tierra eran elevados y una columna de lava rodeaba a los colosales pedazos de roca y tierra de forma cilíndrica.
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A Margaret le dolía el pecho, pero aun así no se quejó. Antes de poderle darle un buen golpe a Youhei, Ornella también se prendió al abrazo con suma emoción.
—¡Estúpida! No te vuelvas a morir más! — le exclamó enojada y feliz a la vez , desconcertando a la otra.