La vida se encarga de apagar las más encendidas ilusiones con baldes de cruda realidad, por ello, la legítima se basa en los hechos, la realidad, la verdad, no en una manera absurda de negar la realidad, la genuina no es un castillo en el aire, un optimismo infundado o una creencia insulsa de que se puede conseguir lo que se quiere y que todas las pequeñas dificultades se resolverán.
No. La legítima y genuina, nace del conocimiento, no de los deseos.