Aquí traigo un nuevo one shot jujuju, espero que os guste.
Nombre: Clases Particulares
Autor: Dresti
Genero: Romance
Clasificacion: +18
Advertencias: Lemon
Lugares de publicacion: imperio nippon, mundosasusaku y fanfic.es
Cuenta de twitter: DrestiChan
-¡Señorita Haruno!
El grito hizo que me incorporase como un palo de escoba.
-¿Si…? ¿Quién…? ¿Diga?-pregunté sobresaltada.
No fue hasta un minuto después que me percaté de que estaba de pie detrás de mi mesa, en medio de la clase de matemáticas con mis compañeros riéndose de mí y Tsunade-sensei mirándome con pura desaprobación en sus ojos.
Inmediatamente me puse roja como un tomate y fui descendiendo lentamente hasta que volví a caer sobre la silla. Me había quedado dormida en mi clase de refuerzo de matemáticas, y no era la primera vez este verano, ya iba por la… había perdido la cuenta.
-Yo…-balbucí.
-Sí, usted-recalcó Tsunade-usted, espero que tenga los horarios invertidos y a la noche en vez de ir a dormir se ponga a estudiar matemáticas ya que en clase no lo hace.
Ay Dios que vergüenza, tenía unas ganas de coger el libro y emprenderla a golpes conmigo misma, pero que podía hacer yo al respecto, todo, lo había intentado todo para lograr dormir tranquilamente por la noche pero era imposible, imposible. Y la razón no eran ni las matemáticas ni las otras dos materias, física y química, sino más bien otra.
Este era mi último año antes de ir a la Universidad, siempre había sacado muy buenas notas en todo hasta comienzos de este año, tengo 18 años y mi cabeza ya no está solamente centrada en los estudios como había pasado anteriormente, sino que otras cosas típicas de gente de mi edad ocupaban también parte de mi mente, creo que me entendéis y no es necesario que diga qué tipo de cosas eran esas. Por lo tanto, a mi querida madre, mi siempre acertada madre, había decidido apuntarme a clases particulares que me sirviesen de clases de apoyo para las que recibía tres veces a la semana en el instituto, pero mi madre nunca pudo adivinar que en vez de ayudarme lo único que consiguió fue que mi concentración se hundiese aún más en el barro.
Recuerdo que el primer día de clases particulares estaba en mi cuarto, sentada en la silla con los codos apoyados en la mesa del escritorio, los libros a un lado de mis brazos y con la mirada clavada en la pantalla del ordenador. Mi nuevo profesor llegaría en unos minutos y yo aún estaba en pijama y despeinada, para que molestarme en arreglarme para clases con un profesor entrado ya en años. No me preocupé.
El hecho es que sonó el timbre de casa y escuché como mi madre iba a abrir y saludaba con amabilidad al recién llegado. Me gritó desde abajo para que fuese a recibir a mi profesor pero, sinceramente, lo de las clases particulares lo hacía un poco obligada, y como dije antes no me apetecía ir a ver a un tío entrado en años al que acabaría conociendo nada más subiese la escalera que llevaba hacia el piso de arriba y, por ende, a mi habitación.
En fin, podréis imaginaros cual fue mi reacción cuando, detrás de mi madre, entró a mi cuarto un dios griego de un metro ochenta y cinco de altura, pelo negro azabache revuelto, ojos profundos del mismo color, brazos fuertes, pecho bien formado, unos abdominales que…
-¡Señorita Haruno!-volvió a gritarme la profesora.
Oh no, que hice esta vez, mire hacia ambos lados, algunos compañeros me miraban con caras raras, otros con algo de miedo y algunos chicos con… ¿lujuria? ¿Pero qué demonios había pasado? ¿Qué había hecho mi cuerpo mientras mi mente estaba lejos?
-¿Se está riendo de mí, señorita? ¡Ahora mismo quiero que se marche! ¡Tiene una amonestación y va a tener que estudiar mucho si desea aprobar la materia en septiembre! ¡Largo!
Recogí mis cosas a toda prisa y salí del aula avergonzada y confundida pues no tenía ni idea de que cosa había hecho para enfadar a Tsunade de esa manera.
‘’Inner: creo que podré orientarte sobre ese asunto’’
Y de nuevo estaba ella allí, mi conciencia o alter ego, según se mire, apareciendo siempre en el momento menos indicado para fastidiarme.
‘’Y ahora que quieres’’
‘’Inner: veamos, estabas pensando en el oh poderosamente macizo y tío bueno de Sasuke-kun en esos momentos’’.
‘’Si, ¿y?’’
‘’Inner: ¿qué cara se nos pone cuando pensamos, hablamos o miramos a Sasuke-kun?’’
Estaba empezando a entender por donde iban los tiros y no me gustaba, nada de nada.
‘’Oh no’’ me puse roja como un tomate.
Tsunade me había estado echando la bronca y yo seguramente babeando y riéndome como una tonta, quizás hasta susurrando cosas indecentes, mientras toda la clase, incluida la profesora, estaría protagonizando mi traumatizante episodio de hormonas locas.
‘’Inner: bien Sakura, progresas, ahora ya no nos graduaremos en septiembre y como sigas así ¡nunca!’’
Me quedé parada en mitad del pasillo, si, estaba haciéndolo otra vez, una representación de teatro mudo, pero podía estar tranquila porque nadie estaba mirándome para humillarme aún más, mi situación ya no podía ir a peor, y para colmo empezó a sonarme el teléfono, ¿y quién llamaba? Si, él, él que era el causante de todas mis desgracias y fantasías.
-¿Diga?-contesté nerviosa, siempre me ponía nerviosa cuando se trataba de él.
-Sakura-su voz era grave y con ella ya era capaz de conseguir que me corri… ¡que me sonrojase! ¡Hacer capaz de sonrojarme, eso!
-¿Si, Sasuke-kun?-pregunté más roja que un tomate.
-Hoy no podré ir hasta tu casa porque estoy algo enfermo, ven tu a la mía y así todo solucionado, a la misma hora, ya sabes la dirección, adiós.
-Sí, adiós-contesté como una autónoma.
Colgué y me quedé un rato en silencio.
-¡Shanaroooooooo!-grité dando saltos.
Iba a ir a casa de Sasuke-kun, iba a estar a solas con él, sin mi madre revoloteando, sin-na-di-e.
‘’Inner: como si fuese a pasar algo más que libros y libros’’
‘’Aguafiestas’’
Bien, volviendo al tema de Sasuke-kun, por donde lo habíamos dejado.
En cuanto entró por mi puerta me quedé en estado de shock, mi madre estaba diciéndome algo pero yo no la escuchaba, estaba centrada en el recién llegado, en realidad miraba como una boba al recién llegado, mientras que él miraba con indiferencia mi cuarto hasta que me miró a mí y entonces fue como si de repente hubiese encogido y fuese la cosa más pequeña del mundo ante esa intensa y fría mirada. Entre medias oí que se llamaba Sasuke, que tenía 22 años y que había terminado hacía poco la carrera de matemáticas con matrícula de honor.
De repente volví en mí y a ser consciente de mí, él en vaqueros y camisa, yo en pijama, su pelo perfectamente descolocado, el mío de todo menos perfecto, su cara fina y bien tallada, la mía llena de ojeras y granitos. Entré en pánico, les cerré la puerta en las narices poniendo el seguro. Mi madre empezó a gritarme como una loca, no le hice caso, puse la habitación patas arriba.
‘’Inner: Sakura, tienes a un macizo a tu puerta y tú en un vulgar pijama, ¡idiota!’’
En un tiempo que ni una modelo podría superar, tenía puesta una minifalda vaquera, una camiseta de tirantes negra a rayas rosas, el pelo recogido pulcramente en una coleta solo con mi flequillo recto suelto y la cara levemente maquillada.
Habían pasado unos… ¿5 minutos? Y ya estaba abriendo la puerta con una sonrisa en la boca y tendiéndole mi mano a ese delicioso espécimen masculino.
-Sakura Haruno, un placer-saludé.
Él no me tendió la mano pero me dedicó una sonrisa de medio lado que me quitó la respiración, decir que era guapo se quedaba poco.
Y así fue como nos conocimos y hoy por fin, después de un mes iba a ver su casa, a las cuatro.
Las cuatro… me quedé muy quieta.
Las clases comenzaban a las dos, duraban dos horas, estaba sonando el timbre de salida por lo que…
‘’Inner: ¡las cuatro Sakura! ¡Corre por tu vida!’’
-¡Sakura!
Iba a reprimir mentalmente a mi inner por entretenerme hasta que me di cuenta de que era una persona real la que me estaba llamando, en concreto era mi prima Ino, hija de Tsunade, si Tsunade era mi tía, lo que mejoraba aún las cosas en caso de que llegase un suspenso a mi casa, ¿a que mi vida es apasionante?
-¿Se puede saber que te pasó en clase?-preguntó-estabas roja como un tomate, con cara de tonta y no parabas de recitar cada uno de los atributos de tu profesor particular, ¡hasta dijiste que querías probar si sus abdominales sabían a chocolate!
‘’Inner: ahora sí que definitivamente no nos graduamos ¡porque te internarán en un sanatorio mental por retardada!’’
-Mi madre está muy enfadada y creo que va a llamar a tu madre.
-¡No!-exclamé de golpe-¡no puedes permitirlo Ino! ¡Me buscará a otro profesor!
-¿Te estoy diciendo que vas a suspender y solo te preocupas porque te cambien de profesor? La Sakura del año pasado moriría antes de suspender.
-La Sakura del año pasado no conocía a Sasuke Uchiha-aseguré.
Y volviendo a hablar de él…
‘’Inner: ¡llegamos tarde a su casa!’’
-¡Lo siento Ino! Hablamos más tarde que tengo prisa-y salí corriendo dejándola con la palabra en la boca.
Lo bueno de aquello, es que el bloque de apartamentos donde vivía Sasuke quedaba como a cuatro manzanas de mi instituto así que si me ponía a correr como una desquiciada podría llegar en unos diez minutos.
Y así fue, Sasuke vivía en un cuarto así que tuve que subir las escaleras exteriores que llevaban directamente a un pasillo balconeado donde estaban las puertas de los apartamentos. Me quedé parada delante de la de él y me quedé en blanco. ¿Qué se suponías que debía hacer? Era la primera vez que entraba a la casa de Sasuke.
‘’Inner: que solo es para una clase particular, mujer. No le vas a pedir matrimonio’’.
Con indecisión alcé la mano y fui a llamar a la puerta, pero al posar la mano en ella, esta se abrió sola, dejando a la vista un pequeño pasillo que llevaba al fondo hacia la cocina, a uno de los lados había otra puerta, el salón supuse. No había nadie, así que decidí entrar.
-¡Sasuke-kun! Soy Sakura, la puerta estaba abierta así que entré-dije mientras caminaba.
Pero nadie me contestó.
Efectivamente la otra puerta daba al salón, con un pequeño sofá, una tele, y el rincón que tenían todas las casas en recuerdo de la gente que ya nos dejó. En uno de los extremos del salón había otra puerta que daba a otro pasillo, en él había otras tres puertas más, cuartos supuse. Con indecisión fui caminando, tal vez Sasuke estaba en su cuarto y no me había escuchado.
A partir de ahí todo sucedió muy rápido, tan rápido que luego más tarde llegué a pensar que lo había soñado.
La puerta de mi derecha se abrió y por ella salió un hombre recién duchado y con solo una toalla cubriéndole lo necesario. El grito que di no se me olvidará en lo que me resta de vida. Él se giró asustado y vi que era Sasuke, al estar mojado se resbaló, al perder el equilibrio se agarró a un mueble que tenía detrás por lo que tuvo que soltar la toalla.
‘’Inner: ¡shanaroooooooooo!’’
Mi mente se quedó en blanco y mi cara en contraposición fue luciendo toda la variedad cromática de rojos que existe. Lo que Sasuke tenía… lo que ese Dios tenía era… era un orgullo ENORME, pero así tan rápido como lo vi, tan rápido se tapó él.
-Sakura…-dijo.
-Yo… la puerta… el candado estaba roto…
¿El candado estaba roto? ¿Pero qué mierda estaba diciendo?
‘’Inner: cierra tu bocaza y sal ya, antes de que Sasuke nos mate o nos muramos nosotras mismas por semejantes imágenes’’
Le hice caso y salí de allí como alma que lleva el diablo.
El susto que me llevé cuando vi a Sakura gritando a la entrada de mi baño fue tremendo, pero lo más bochornoso llegó cuando, intentando no perder el equilibrio, se me cayó la toalla y todo mi cuerpo quedó al descubierto. Ella empezó a balbucear cosas incoherentes y luego salió corriendo de allí como alma que lleva el diablo.
Me quedé quieto durante un rato procesando la información.
Mi alumna me ha visto desnudo.
Sakura, mi sexy alumna, me había visto desnudo.
Sakura, mi endiabladamente sexy alumna, me había visto desnudo y había mirado mi miembro con deseo.
Me llevé la mano a la cabeza y otra debajo de la toalla, me había puesto duro como un palo al recordar la manera en que ella me había mirado.
-Joder-susurré mientras empezaba el desesperado movimiento manual. Arriba, abajo. Arriba, abajo. Su cara sonrojada. Arriba, abajo. Sus ojos clavados en mí. Arriba, abajo. Su mirada devorándome. Arriba, abajo.
-Sakura-gruñí al correrme en la palma de mi mano.
Sakura, la mujer que me había vuelto loco desde la primera vez que la había visto en pijama en su casa, sonreí de medio lado al recordar aquel episodio tan traumatizante, con portazo en las narices incluido. La clase fue un suplicio, yo explicaba mientras mi mente registraba cada una de las curvas que ocultaba bajo su ropa. Y ese pelo tan exótico, rosa, con esos ojos jade, la hacían el bocado más apetecible…
Debía parar de pensar así o volvería a ponerme como una escoba de tieso. El autocontrol había sido efectivo hasta entonces, porque ella era su alumna y no era correcto soñar por la noche que se la follaba en todas las posiciones habidas y por haber del Kamasutra, pero ahora que había visto el deseo teñido en su mirada, ahora sí que era diferente.
‘’Eran uno dos y tres, los famosos mosqueteros y el pequeño Dartagán siempre va con ellos…’’
Si, estaba viendo dibujo animados, sentada en el suelo con la espalda apoyada en el sofá y una enorme tarina de dulce de leche entre mis manos.
-Sakura hija, ¿te ha pasado algo hoy?-me preguntó mi madre.
-Nada, ¿por qué lo cides?-pregunté con una sonrisa exagerada y un tono agudo.
-Últimamente estás muy rara, cariño-dijo mirándome con el ceño fruncido-¿pasó algo con Sasuke?
Me atraganté con el helado.
-¿Te ha llamado?-pregunté alterada.
No creía a Sasuke capaz de contarle a mi madre sobre nuestro ‘’pequeño encuentro’’ de hacía apenas dos horas.
-No, pero como hoy no lo he visto por aquí, en fin da igual-dijo-tengo que ir a hacer unos recados, ponte el termómetro estás muy roja.
Y con esa indicación salió de casa.
¿Roja? Roja era poco para describir mi cara en ese momento, pero me estaba bien merecido. ¿Qué clase de perturbada entraba en la casa de alguien sin su consentimiento? Y es que además no había esperado con educación en la entrada o en el salón sino que se había sumergido a la aventura, cual vil ladrona.
‘’Inner: y pervertida, a saber qué pensará Sasuke-kun ahora de nosotras, ¿no podía haberte arrancado los ojos, guapa?’’
Le eché la lengua, si, a un ser inexistente que vivía en mi trastornada cabeza.
Sonó el timbre y gruñí, pobre de aquel que interrumpía mi momento de marginada social. Seguramente era mi madre que se había olvidado algo. Iba a gritarle como una loca pero allí solo estaba Sasuke-kun…
-Entonces no pasa nada… un momento-me quedé de piedra-¿Sasuke-kun?
El sonrió de medio lado, dispuesto a entrar pero le cerré la puerta en las narices, ¿qué hacía él allí?
‘’Inner: ¡Sakura!’’
-¡Oh, Dios mío!-exclamé volviendo a abrir la puerta-lo siento, lo siento mucho.
Él tenía la mano en la nariz pero al parecer estaba bien así que suspiré aliviada.
-¿Qué haces aquí?-pregunté tratando de sonar normal (normal, léase como una histérica sonriente).
-Creo que tú y yo tenemos que hablar-dijo.
-¿Hablar? ¿De qué?
Me lanzó una mirada más que significativa.
-Ah sí de tu enorme… ¡no!-me corté-de MI enorme error por entrar aunque la puerta ya estuviese abierta, jeje.
‘’Inner: ¿sabes qué pareces un estúpida anormal? Muévete a un lado y déjale pasar, demuéstrale que puedes hablar del tema como una persona civilizada, ¡y céntrate por Dios!’’
-Que tonta soy, pasa, aquí fuera no es el lugar para hablar de eso-dije mientras él entraba mirándome con el ceño fruncido.
A veces me costaba seguir a Sakura, su mente funcionaba en una dinámica bastante extraña y difícil de comprender, en un momento estaba feliz y sonriente y al siguiente parecía una desquiciada, pero supongo que esa es solo una más de las cosas que la hacen tan exquisita.
Entré a su casa y la escuché suspirar detrás de mí, estaba tensa y era normal, la situación que habíamos vivido no era algo cotidiano, quise acercarme a ella para acabar con aquello de una vez pero ella voló cual pájaro en dirección a la cocina.
-Necesitarás hielo para tu nariz-dijo-por cierto, en serio que la puerta estaba abierta.
-Llamé al cerrajero, al parecer la cerradura estaba estropeada-contesté sin ganas-lo que me preocupa es que hayas entrado hasta tan adentro de mi casa sin mi permiso.
Me apoyé en el marco de la puerta, ella estaba de espaldas, llevaba puesto un conjunto parecido al del día que la había conocido, una minifalda blanca de vuelo, corta, muy corta para mi deleite, una blusa rosa de tirantes y el largo pelo recogido en dos trenzas. Se me hacía la boca agua solo con ver el cadencioso compás de sus caderas mientras danzaba de un lado a otro de la cocina.
-Yo…-dijo dándose la vuelta sonrojada y mirando al suelo-creí que…no pensaba que…
Sonreí, divertido al ver su turbación y nerviosismo, yo mismo la iba a poner más nerviosa, mucho más. Di un paso hacia ella pero se volvió a escapar, esta vez hacia el salón.
-No creo que hoy podamos tener clase-dijo-acabo de recordar que tengo que hacerle un recado a…
No pudo terminar porque la estampé de cara a la pared con mi cuerpo pegado a su espalda.
Me quedé paralizada al sentir a Sasuke tan pegado a mí y su respiración rozando una de mis orejas. No pude evitar cerrar los ojos, su cálido aliento sobre mi piel bastó para sentir como cierta zona de mi cuerpo se empapaba. Me sonrojé, ¿con tan poco era capaz de hacerme sentir tanto?
-Sasuke…-quise decir, pero él no me dejó terminar.
-No tienes ni idea de cómo me sentí al descifrar que pensabas mientras me veías desnudo.
Yo había empezado a jadear, la vibración de su voz contra mi oído era jodidamente excitante y cierta parte ya despierta de su cuerpo pegada a mi espalda no ayudaba a mejorar mi concentración, no cuando él se frotaba en un ritmo lento contra mí. Lo escuché reír en mi oreja y no pude evitar soltar un pequeño gemido.
-Quien iba a pensar que mi pequeña alumna tenía los mismo pensamientos sucios que yo-su boca envolvió el lóbulo de mi oreja y sentí como las piernas me empezaban a flaquear y cada vez sentía más y más calor fluyendo desde mi centro hasta el resto del cuerpo, más que nada por haberle escuchado decir que tenía fantasías sucias conmigo.
-Sasuke-kun…-gruñí, pegándome más a él, llevando una de mis brazos hacia atrás para revolverle el cabello e invitarle a que continuase.
-Sé lo que querías en ese momento, deseabas tenerme ¿verdad?-me susurró.
-Si...-contesté con el sentido nublado-¡Oh!
No pude evitar gemir fuertemente cuando sentí una de sus manos bajar por mi barriga, meterse dentro de mi ropa y tocar directamente mi centro.
-Como suponía, estás muy mojada-sonrió volviendo a atacar mi oreja mientras su mano se movía expertamente por mi intimidad.
Mi boca ya no era capaz de controlar la cantidad de sonidos que salían por ella. Me estaba muriendo, algo de mí iba a entrar en erupción, podía sentir los torrentes de lava recorrer mi sangre y dirigirse hacia mi centro, donde él no paraba de estimularme. De un momento a otro él se detuvo y yo gruñí.
-¿Quieres que te haga con la boca lo que ahora está haciendo mi mano?
La sola idea de pensarlo hizo que las piernas me flaqueasen aún más y él no tuve más remedio que sostenerme con más fuerza.
-Tomaré eso como un sí.
Sentí como arrancaba mi falda con la ropa interior. Yo seguía con la cara pegada a la pared pero él me giró, no lo vi al principio porque se había agachado y lo que vi y sentí a continuación fue suficiente para hacerme perder cualquier resto de cordura que quedase en mi mente. Él, con su cabeza entre mis piernas y su lengua penetrándome una y otra vez a un ritmo que me hacía abandonar la realidad a pasos agigantados.
Sus manos apretaban con fuerza mis caderas mientras cada segundo se entregaba con mayor avidez a su actividad y yo cada vez gemía más y más, hasta que fui incapaz de aguantar y me corrí. Él se separó de mí y caí como peso muerto al suelo, con los ojos cerrados, intentando recuperar el aire que me faltaba. Sentí como unas manos fuertes me alzaban y al poco tiempo los labios de Sasuke, demandantes y deseosos contra los míos.
Nunca antes había besado a nadie, ¿pero de qué cojones tenía que avergonzarme si hacía apenas un momento acababa de hacerme el amor con la boca? Así que seguí el beso como meramente pude. Todo en él era exquisito, sus labios, su lengua, su boca, la sensación de su cuerpo bajo mis manos…
Ni yo misma recuerdo en qué momento empecé a desabrocharle los botones de la camisa blanca que llevaba puesta, solo sé que me perdí en medio de la perfección su cuerpo y toqué y acaricié todo cuanto se me antojó mientras su piel se erizaba y su respiración se agitaba mientras yo llevaba a cabo mis acciones.
Él tampoco se había quedado quieto y mi blusa acabó en el mismo lugar que su camisa y el resto de mi ropa, regada por todo el suelo de los alrededores. No llevaba sostén por lo que de inmediato atacó con ferocidad mis pechos.
-Joder, Sasuke…-gemí.
-Eso es-susurró contra la piel de uno de mis senos-canta para mí.
Perdí la cuenta de cuantas veces succionó, apretó y mordió mis pezones, solo sé que mis manos empezaron a desabrochar el cinturón y sus pantalones, que también acabaron en el suelo, en compañía de sus calzoncillos. Su miembro ya estaba duro y grande y esta vez sí que no resistí la tentación de agarrarlo con mi mano, la reacción de Sasuke fue instantánea, gimiendo fuertemente contra mis senos.
Ver y sentir como ella realizaba la acción que horas antes me había hecho yo mismo fue lo mejor que había sentido en toda mi perra vida, aquello era increíble, era como si estuviese cayendo en una caída sin fin y solo fuese sostenido por ella. Sakura gemía fuertemente, presa del placer que le provocaba mi boca en sus senos y por el propio acto que ella realizaba. Ver todo aquello hizo que casi llegase a mi límite.
-Detente-le dije.
Ella se paró y me miró, entre desubicada y deseosa.
-¿Qué te parece si empezamos con lo realmente divertido?-le sugerí con una media sonrisa al ver su cara de agitación.
Descendí en busca de los condones que guardaba en mi pantalón mientras ella no perdía detalle de mí con su vista.
-Soy virgen-me soltó algo apenada.
Con el condón en la mano regresé hacia donde ella.
-Entonces será más divertido para ti-le dije-te aseguro que no lo olvidarás en el resto de tu vida.
Ella se echó a reír, en el sonido más hermoso que yo había oído en toda mi vida. No parecía nerviosa y eso me relajó un poco, la primera vez de una mujer no era muy fácil, pero ella no parecía preocupada así que la agarré y la besé mientras me iba introduciendo lentamente en ella.
No fue un beso fogoso, sino uno de consuelo por el dolor que le estaba causando y por la culpabilidad de disfrutar ese momento que ella estaba soportando.
-¿Se siente bien?-me preguntó intentando sonar tranquila.
¿Bien? Ella no tenía ni idea de lo jodidamente genial que se sentía estar tan apretado allí dentro.
-Se siente como la cosa más deliciosa del mundo, ¿y tú?-contesté casi inaudiblemente debido a mi ronca voz.
-Ahora muy bien-empezó a moverse contra mí y así fue como iniciamos nuestra particular y placentera danza contra la pared de su salón, todo se inundó de fuertes y guturales gemidos, que ni los besos fueron capaces de acallar y todo acabó poco después con ambos gritando a pleno pulmón el nombre del otro al llegar al tan ansiado orgasmo.
Nos quedamos de pie, uno en frente al otro, apoyados en la pared para no caernos y recuperar las fuerzas que nos habían abandonado, yo tenía los ojos cerrados por lo que no pude ver cuando ella se me acercó y me dio un dulce beso.
-Te quiero-susurró-y…creo que tú a mi también.
Sonreí al ver lo sonrojada que se había puesto, pero había que reconocerle el valor que había tenido para haberse atrevido a decir tal cosa.
-Siempre has sido muy lista-fue lo único que le dije.
Ella supo entenderlo y sonrió.
-Hay algo en mi cuarto que tengo que enseñarte-me dijo con voz inocente.
Una hora después los dos estábamos sentados en la sala con los libros de clase esparcidos por el suelo, él estaba sentada en el suelo, apoyado en el sofá, y yo entre sus piernas sosteniendo la tarina de dulce de leche de la que ambos comíamos. Mi madre había llamado hacía poco para decir que llegaría más tarde porque había atasco en el centro de la ciudad pero era mejor no arriesgarse así que ambos estábamos vestidos ‘’repasando’’ matemáticas.
-Así que ahora Tsunade sabe que eres una pervertida-dijo divertido.
‘’Inner: y más que lo seremos ahora ¡shanaroo! Te has convertido en mi heroína favorita Sakura, ahora podremos gozar de Sasuke cuando se nos venga en gana y encima él nos ama’’.
-Es por tu culpa, por hacerme pensar cosas indecentes.
-Pues ya puedes ir preparándote porque en lo que queda de verano pienso ser muy exigente con mis ‘’clases particulares’’.
Y yo sería una buena alumna y estaría allí para aprender todo sobre él.