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Autor Tema: Aqui, la Legion  (Leído 4617 veces)

Exodo Desconectado
« en: Diciembre 13, 2011, 09:39 pm »

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Aqui, la Legion
« en: Diciembre 13, 2011, 09:39 pm »
Hola a todos. Inauguro mi historia personal con mi primer mensaje de este foro. Estuve dandole un ojo al foro y me gusto mucho, mis felicitaciones por eso.
No quiero hacerles perder el tiempo y perdonen por no presentarme. Luego, con tiempo, lo hare a su debido tiempo.

Aqui les dejo el primer capitulo de esta historia.




Capitulo 1: ¡Aqui, la Legion!


En un puerto lleno de arabes, los legionarios desembarcaban con aire ceñudo, cansado, irritado. Males afeitados, polvorientos, sin orden. Era extraño el silencio total que podia flotar sobre una masa tan inmensa de hombres. Ninguno de ellos decia una sola palabra, excepto alguna maldición suelta aquí y alla al ser empujados…

Un grupo de oficiales franceses los contemplaba con incomodad. El hedor de cuerpos mal lavados era penetrante.

-“Esto tiene mal aspecto. Estas tropas estan al borde de la insurreccion. Deberian haber desbandado a la Legion al terminar la guerra. Son una pandilla de asesinos”-

-“No. No lo son. Son buenos soldados pero algunos han sido dirigidos por incapaces, especialmente este regimiento. ¿Saben que los hicieron atacar a la bayoneta calada contra cañones? Absurdo. La mitad fue masacrada”-

-“Un soldado debe estar listo para morir”-

-“Si, pero no como un idiota”-

-“¿Y que haran con este regimiento? No respetan a los oficiales y se niegan a hacer nada que no sea beber y pelearse con otros soldados”-

-“Habra que disolverlo”-

-“O encontrarles un jefe adecuado…”-

-“Es difícil encontrar un domador de fieras”-

El legionario Andreani vacio su botella de vino y la arrojo contra una pared haciendola trizas –“¡Porqueria…!”-

Eso fue demasiado para el joven teniente Legrand, colegio de SaintCyr y con una idea clara y perfecta de lo que debe ser el ejercito.

-“¡Soldado! ¡Firme!”-

Andreani lo midio de pies a cabeza y de pronto le lanzo al rostro su risa aguardentosa –“Ah. ¿Un heroe con galones? Claro… Ahora que la guerra termino aparecen otra vez pegando gritos, ¿eh?”-

-“¡Obedeceras a…!”-

-“…mi abuela. Obedecere cuando me expliques por que hemos perdido frente a los prusianos. Peleamos dia y noche y nos ha matado a la mitad de nuestros compañeros”-

Y un gigantesco ruso se adelanto…

-“¿Y como es posible que haya regimientos franceses enteros que nunca entraron en accion? ¿Quién dirigio este desastre? ¿Quién mato a nuestros compañeros?”- Un empujon y Legrand trastabillo. La masa sombria de los legionarios encuadro a Andreani y al ruso –“Vete al infierno. No aceptamos mas ordenes de mequetrefes”-

-“Hay… ¡Hay que arrestarlos!”-

-“Calmese, Legrand. No es el momento de excitarlos mas. Bastante peligrosa es la situación asi”-




Corre el mes de junio de 1871. La legion Extranjera Francesa vuelve a Africa tras la derrota de Francia ante Prusia. Eso y los terribles combates de la comuna en la que se la ha obligado a participar como fuerza de represion han destruido la moral de muchos.
El Legionario es un soldado profesional y por ello sufre mucho mas que nadie con la derrota. Para el no es Francia la que ha sido vencida si no la Legion. Y para ellos la Legion es lo unico real en el mundo. Es el mundo de ellos el que ha sido aplastado y humillado por la victoria de los prusianos.
Y en el segundo regimiento de marcha las cosas son aun peores. Mal dirigidos durante la guerra, diezmados atrozmente, hechos prisioneros por los prusianos (la mayor vergüenza para un legionario) y cubiertos sus huecos con una horda de novatos, el segundo regimiento es una bomba a punto de estallar.

Las cosas no mejoran en el cuartel en Sidi-Bel-Abbes. La indisciplina arde como polvora.
El general Martin escucha los mensajes alarmados de sus oficiales.

-“¡Es imposible contenerlos! ¡Tenemos que hacer algo!”-

-“¿Cómo que?”-

-“Hagamos rodear el cuartel por algunas compañias de tiradores, desarmemoslos y arrestemoslos”-

-“¿Arrestarlos? Legrand, los soldados que estan en ese cuartel rompiendo ventanas y echando a sus suboficiales a puntapiés son excelentes soldados. Estan rabiosos y humillados y listos para cualquier locura. Si los rodea se defenderan y Dios sabe que no hay en toda Europa una tropa que los pueda vencer”- Y a su pesar el general se retorcio los bigotes orgullosamente –“Despues de todo son Legionarios”-

-“¿Y la solucion entonces?”-

-“¿La solucion? Muy simple. Le daremos un jefe y una guerra”-

-“¿Un jefe? Ningun oficial aceptara comandar a estos forajidos”-

-“Oh, si. Hay uno que aceptara encantado. El coronel Max Chavalier”-

-“¿El? Pero… crei que estaba a punto de ser degradado”-

-“Oh. No es para tanto. Max es un impetuoso y perdio la paciencia durante la guerra. Decidio atacar por su cuenta sin esperar ordenes. Y tuvo razon. Derroto a los prusianos en su frente pero el estado mayor considero su ataque como desobediencia. Tambien tiene razon. Y ahora Max esta sin comando. Y este regimiento sin jefe. Y Max es un Legionario”-

-“¿Y la guerra?”-

-“Hay una horda de bandidos en Cabilia que ha crecido mucho en el tiempo que la Legion estuvo en Francia. Ellos son los que han masacrado tantas poblaciones en el ultimo tiempo. Ellos proveeran la guerra. Y ahora la accion. Busquen al coronel Chevalier”-





El coronel Max Chavalier, cuarenta y siete años, con todas las condecoraciones existentes en el ejercito Frances colgando de su pecho de atleta. No es un oficial distinguido. Comenzo como soldado raso en la Legion y llego hasta coronel a fuerza de transitar campos de batalla. Los legionarios lo han apodado “Caballo de Hierro”.

-“¿El segundo regimiento? ¿Por qué me lo dan?”- dijo Chevalier mientras cuando termino de leer la nota a papel que tenia entre sus manos.

Mulele, su asistente de toda la vida, es argelino, valiente, insolente, ladron y leal, todo en ese orden. Sabe todo lo que ocurre y lo que no sabe lo inventa.

-“Porque estan a punto de rebelión, effendi coronel. Veteranos malos y novatos peores. Casi sublevación. Muy malo. Mejor decir que no”-

-“Hmmm. Asi que es por eso, ¿eh?”-

-“Si, effendi coronel. Yo oi todo. Mejor decir no. Eso es trampa. Ellos casi estan amotinados”-

-“Perfecto. Prepara mi equipaje”-

-“Ya sabia. Mulele es inteligente. El coronel es estupido. Mulele esta cansado de cuidar al coronel. Son veinte años ya y el coronel nunca aprende”-

El coronel Chevalier ha dejado de prestar atención a la charla de Mulele hace mucho. El argelino ha salvado su vida una docena de veces y se permite muchas insolencias, pero con el a su lado nunca correria peligro.

.”¡A moverte, payaso!”- El coronel pateaba el trasero de su ayudante para apurarlo.






El teniente Legrand penetro en la oficina y alargo el telegrama al general Martin.

-“Chevalier ha aceptado, señor”-

-“Bien. Bien. Ahora podemos sentarnos y observar lo que ocurre”-

-“No quiero pecar de insolente, señor… pero esta manera de actuar con referencias a un cuerpo militar me parece muy… muy poco militar”-

-“Mi querido muchacho, esto es algo mas que un cuerpo militar. Esto es la Legion. Cincuenta nacionalidades, hombres sin pasado, generales, asesinos, principes y obreros. La infanteria mas condecorada en la historia del mundo, la mas tradicionalista, la mas dura y la mas orgullosa. No se puede tratar a la Legion como si fueran vulgares soldados. Ellos son una secta. Son los nuevos caballeros templarios. Son monjes-soldados. Son el extremo de todo”-

-“¿Y Chevalier?”-

-“El es como ellos”-

El joven medito un momento y por fin…

-“Señor, desearia ser transferido al segundo regimiento de marcha”-

-“¿He? ¿Y eso por que?”-

-“Tal vez me equivoque pero creo que lo que va a ocurrir alli sera interesante. Deseria presenciarlo”-

El general jugueteo con sus papeles, dandose tiempo para pensar y por fin…

-“Esta bien, Legrand, concedido. Pero tenga cuidado”-

-“¿Con que, señor?”-

-“Con el virus de la Legion. Cuando se lo contrae es imposible curarse de el”-






El coronel Max Chevalier llego a Sidi-Bel-Abbes dos semanas mas tarde, seguido por un ordenanza y lo primero que hizo fue dirigirse a la oficina del comandante.

-“Poseo una lista de oficiales a los que conoci y a los que deseo solicitar para que me ayuden a encuadrar estre grupo”-

-“Hmmm. ¿A ver?”- El general tomo el papel y lo releyo varias veces –“¿El capitan Francis Didier? ¿No es el que…?”-

-“Si. Arrestado por escandolo y violencia. Yo se como manejarlo”-

-“Jacques de Fonternac… pero… El forma parte del estado mayor… pronto pasara a formar parte del cuerpo diplomatico… un noble…”-

-“Simplemente notifiquele mi petición. El es demasiado soldado para pasearse por una embajada”-

-“El capitan Bosch… No se sabe donde esta”-

-“Seguramente en una mision de inteligencia. El es un especialista en ello. El se enterara. Ah. Y desearia que me den a cierto sargento Legionario. Un tal Schwartz”-

-“¿Schwartz? Cielos. ¿Para que quiere a ese emergumeno?”-

Chevalier sonrio –“Tengo una ocupación ideal para el”-







El sargento Schwartz cuadro sus inmensos hombros y con una voz de trueno que hubiera hecho temblar hasta a una montaña rugio…

-“Regimientoooooooo… ¡Firmes!”-

Andreani escupio placidamente en el suelo.

-“Andreani, bastardo italiano. A ti te conozco de hace mucho tiempo y sera mejor que empieces a cuidar tus modales. ¿Me oyes?”-

-“Schwartz, payaso aleman, vete a pasear. Yo ya era Legionario cuando tu ni sabias caminar a cuatro patas. Muerete”-

-“¡Silencio!”-

El coronel Max Chevalier desfilo lentamente frente a la hilera de hostiles soldados. Novatos confusos y veteranos humillados. De pronto se detuvo. –“¿Soldados?”- Y lanzo una carcajada llena de buen humor –“¡En mi vida he visto semejante puñado de pelagatos!”- Se detuvo ante Andreani y rugio casi nariz contra nariz –“¿Asi que los prusianos te aporrearon, Legionario? ¿Y te hicieron prisionero? Tambien se debieron reir de ti, soldadito de juguete. Asi que no te gusta perder, ¿eh? Muy bien. Yo te enseñare a no perder, soldado. Yo te enseñare a usar el rifle de madera para que no te pegues un tiro en el pie”- Otro paso. El recluta palidecio al hallar el hielo de los ojos azules del coronel –“¿Y tu? Descontento, ¿eh? Espera. Ya te dare yo otras razones para lamentar estar aquí”- Otro paso. El coronel estudio al gigante ruso y pregunto –“Otro amotinado, ¿eh? ¿Qué eras tu antes de ser legionario, perro?”-

-“General, mi coronel”-

Max Chevalier retrocedio varios pasos y con los brazos en jarra observo a la masa silencio y por fin…

-“Regimiento… ¡Al trote!”-

Lentamente la tropa comenzo a moverse, golpeando la arena con las botas, desganados, irritados… Chevalier se volvio al grupo de oficiales –“Caballeros, en mi regimiento no hay diferencia entre soldados y oficiales… ¡Al trote!”-

Mulele sonrio cuando el coronel volvio junto a el –“Muy astuto, coronel. Soldados apreciar eso”-

El coronel asintió

-“Claro que si… Y antes de que me olvide, en este regimiento no hay excepciones, sargento Mulele… asi que… ¡Al trote!”-

El sol hierve en el cielo y los legionarios jadean en el arenal, sudando como animales y maldiciendo.

-“(Eso es, mis pequeños. Odienme… El odio es bueno para unir. Odienme todos juntos. Eso los hara necesitarse el uno al otro)”- penso Caballo de Hierro, con su ceño fruncid, observando a su regimiento.

Un golpe de talones resonó junto a el.

-“Se presenta el teniente Jean Pierre Legrand, afectado a su comando, mi coronel”-

-“Ha, si. Oi hablar de usted. Dicen que se ofrecio voluntario. ¿No es extraño?”-

-“Tambien se considera extraño que usted haya aceptado el mando de este regimiento, mi coronel. Con todo respeto, mi coronel”-

-“Hmmm. Muy bien, teniente. Puede comenzar su primer contacto con el regimiento. Unase al grupo y sude. Es bueno para la piel”-

-“Este… si, señor”-

Esa noche no hubo desorden en las barracas del Quartier Vienot. Los Legionarios dormian deshechos en sus cuchetas, aun maldiciendo entre dientes. Pero el coronel Chevalier y sus oficiales no se permitian ese lujo.

-“Quiero al regimiento listo en la mañana. Partimos rumbo a la Cabilia”-

-“Pero, señor… la mitad de los oficiales faltan aun… y los soldados no han sido encuadrados aun”-

-“No se preocupe, Legrand. Los bereberes se encargaran de encuadrarlos. Y los oficiales se nos iran uniendo a medida que lleguen. No permitirme el lujo de esperar que estalle un motin, sentado en mi barraca. Esto es importante. Tengo que salvar a este regimiento y para ello hay una sola solucion. Tienen que volver a respetarse a si mismos”-

En la madrugada gris, el segundo regimiento marcha de la Legion abandono Sibi-Bel-Abbes, con los pies encerados dentro de las botas (La legion no usa calcetines) y veinte kilos en la espalda; un rifle Lebel, doscientos cartuchos y una bayoneta espada, carpa plegada para cinco, leña y alimentos…

Desde su mula blanca, el coronel Chevalier los va espoleando con su ironica mirada azul. Los soldados lo observarn con rencor al pasar.

-“(Odienme, legionarios. Eso es bueno para ustedes)”-

El sargento Schwartz marcha a la par de los soldados, tan cargado como ellos pero acorazado por su veterania. El Legionario Andreani se contenta con gruñir insultos cada vez que esta seguro que el sargento puede oirlo.

-“Cretino comedor de salchichas”-

El Legionario de primera Volkoff (ex general Volkoff del ejercito ruso) marcha tranquilo. Su cuerpo de gigante puede soportar cualquier esfuerzo. Sonrie al novato aterrado junto a el.

-“No te preocupes. Solo los diez primeros años son difíciles”-

El segundo regimiento marcha ahora en tierra quebrada y rocosa. El sol arranca destellos de luz de los fusiles Lebel…

Y de pronto…

-“¡Los bereberes!”- Advierte Mulele

La tarde estalla en un infierno de disparos y los jinetes negros aullan frente a ellos.

-“¡Legionarios! ¡A la carga!”-

Andreani escupe placidamente al suelo…

-“Ve nomas, compadre”-

El coronel Max Chevalier observa a la masa silenciosa e inmóvil. Los alaridos de los bereberes desgarran los timpanos.

-“Muy bien. Alguien tiene que salvar el honor de este regimiento”- Y con un golpe de talones lanza su cabalgadura como un trueno hacia el enemigo –“¡Aquí, la Legion!”-

El grito suena claro y nitido, como una oracion o una plegaria o un grito de guerra o un desafio maravilloso. Tal vez todo eso junto.

-“¡Aquí, la Legion!”-

El sargento Mulele y el sargento Schwartz calan bayonetas y se lanzan tras el aullando como demonios

-“¡Aquí, la Legion!”-

-¡¡Aquí, la Legion!!”-

Cuidese del virus de la Legion, ha dicho el general. Y en un relampago de lucidez, el teniente Legrand comprende que ha sido descuidado, que ha sido mordido y que ha sido infectado por el.
Y de pronto todo el desierto parece estallar en ese grito unico y tempestuoso y el inmenso estallido de mil bayonetas parece encender otro sol, un sol de acero y filo en la boca de los fusiles.

-“¡Aquí, la Legion!”-

Andreani es empujado y trastabilla cuando centenares de figuras blancas y azules arremeten como un torrente. Aturdido, sorprendido, vacila y por fin lanza un alarido…

-“¡Esperen por mi, desgraciados!”-

Y alli llegan, oleada tras oleada, todo olvidado, todo sin importancia, todo dejado a un costado, todo, excepto esa gloria unica, ese orgullo demoniaco, ese sueño varonil de batallas y bayonetas, ensordecidos de tambores y clarines vertiendose como un mar embravecido que rompiera todos los diques y ese alarido que hace temblar al mundo… Si. ¡Escuchen! ¡Escuchen! ¿No lo oyen? ¡Escuchen!

-“¡Aquí, la Legion!”-



Nota del autor:

Las palabras “Effendi” quiere decir Superior, no como rango militar, si no una forma de llamar con respeto a alguien de mas estatus que otro. La palabra “Bereberes” quiere decir: arabes. Fue una palabra francesa utilizada por la legion para referirse a los enemigos.

Phaganax Desconectado
« Respuesta #1 en: Diciembre 21, 2011, 06:34 am »

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Re:Aqui, la Legion
« Respuesta #1 en: Diciembre 21, 2011, 06:34 am »
Genial muy bueno :DDD


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