Mientras tanto, Zatsune Miku más o menos pasaba por encima a todos los presentes del lado de afuera, fueran quienes fueran, con su brillante limusina negra.
No le importaba nada de nada. Solo efectuar aquel retorcido plan que había elaborado en su oscura mente para aplastar a los estorbos en su camino a la fama.
Cuando bajó, lo hizo con toda su sensualidad… y mostrando casi el noventa por ciento de sus delgadas piernas.
Llevaba una corona de rosas negras y rojas en la cabeza, muy soberbia.
También su traje de vocaloid, aunque con ciertas modificaciones: una mezcla entre moda gótica, con renacimiento y lasciva.
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-Ponlo en el canal público. Creo que algo pasará – comentó más seria que nunca. Era sospechoso que hubiesen invitado a todos los vocaloids, por lo poco que pudo notar allá en Fenix.
Positivamente, mostraba en vivo y en directo a Zatsune bajando provocativamente, mientras se mostraba como una Diosa.
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-Ah , es que te veo tan herido que me da pena – se llevó aquella mano al pecho - ¿Seguro que no te he lastimado de mas?