Apenas terminó de comprar los medicamentos y calmantes, dejarlos en su casa y dárselos de tomar a Ikki, salió disparada hacia la floristería.
Allí vio muchas flores bonitas, incluso exóticas. Se agachó a olerlas.
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—Tarado — Lo vio dormir. Se levantó de la cama y lo alzó como a un bebe poniéndolo al lado suyo — Cabezota, como si fuéramos a hacer algo.
En medio de la noche Meian estaba abrazando a Violett como un oso de peluche, mientras murmuraba cosas incomprensibles acerca de Gakupo con una sonrisita que daba que pensar.
Lo terminó despertando.
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Tenía en la punta de la lengua el “NO”, pero por alguna razón no lograba decírselo.
Aun faltaba tiempo para eso. Y una etapa más.
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— ¿Sabes que es lo que más me llamó la atención de ti? Tu cola redonda — Kokone largó una risita. Intentó pararse para tocársela, pero terminó cayendo como bolsa del papa hacia el suelo.