En eso, Sakura se bajó de la cuna, pero con la cajita musical para bebes en la mano. Jaló la cuerda nuevamente y empezó a balbucear en voz alta.
Se fue hacia la habitación y se trepó a la cama como acostumbraba hacerlo.
— ¡Papá! — exclamó alegre al verlo — La-ra, la, la-ra, la la~ — empezó a cantarle mientras se ponía boca arriba, estiraba sus bracitos y jugaba con ambas manos.
Estaba vestida con un enterito blanco con una capucha con orejas de osito.