Lola pegó una sonora carcajada. Le causó mucha gracia ver aquellos mofletes rojos como un tomate.
—Tranquila. Lo hice a propósito, te has enganchado bastante y lo aprendiste demasiado rápido — le revolvió los cabellos amistosamente como si fuera su hermana menor — Solo hay que pulir ciertas cosas, pero así está bien para ser la primera vez.
--
Luka se giró algo seria, pero sin borrar la socarrona sonrisa de su rostro.
—No tengo miedo de una niña. En todo caso ella debe tener miedo que los de la segunda generación le ganen.
—Escucha, si quieres, metete conmigo. Pero con la niña no. Y menos hacerla llorar. Que cobarde, con alguien que no puede defenderse… ¿Acaso sabes que puedo destrozarte con las palabras que no te pones a hacerme frente? — le dijo algo altiva.
Sakura empezó a molestarse y a quejarse entre leves llantitos.
--
Kokone apartó el rostro luego del beso en la mejilla.
—Basta. Ubícate, estamos divorciados. Yo dije que iba a hablar, no a propasarme. No es fácil perdonar a alguien que me separó de mi hija menor desde recién nacida ¿Sabes? Es más, estoy siendo muy buena al tratar el tema y no cerrarte la puerta en la cara. Si todo este tiempo fui amable fue para que los niños no se sintieran aun peor.
--
—Cuando ustedes sean grandes… comprenderán mejor la situación. Ahora son pequeños y la verdad es que no se como explicárselos. Pero los amo — les dijo a los cinco.