Kokone le pegó un codazo a Kanade, que tenía unas ojeras enormes, como si hubiera estado enfermo de algo grave, pero en realidad todo se debía a la falta de sueño. Se había quedado dormido encima de la mesa mientras hablaba.
—Ah cierto. Por ahora tenemos varios lugares marcados en el mapa de donde más son recurrentes los ataques. Se me hace que tiene algo que ver con las compañías, porque no puede ser que estos no se den cuenta de nada… — Kanade sospechaba que los dueños de ellas tenían que ver con la mafia de la prostitución.
—Aparte son lugares perfectos. Generalmente son lugares solitarios donde están ubicados los centros de sesiones fotográficas y esas cosas - comentaba Lola.