-¡¡Papiiiii!! – exclamó con suma alegría en su voz, para luego largar una risotada con su vocecita dulce de bebe – Papi, papi, papi, papi – es como si intentara comunicarse solo con esa palabra.
Entreabrió los ojos luego de todas esas interminables horas de amor, aun sintiendo su cuerpo de hombre encima suyo, para mirarle directo a los ojos con sus ojos grisáceos, como agradeciéndole ese gesto tan intimo sin siquiera pronunciar una sola palabra.
-Te prometo que nuestra Sakura vendrá pronto en camino… - logró susurrarle cariñosamente en el oído.
--
-No te llevaré al mismo hospital porque no quiero que nadie de allí me vea contigo. Tienes tanta mala reputación que me mancharías aun más de lo que estoy a mi – dijo amenazante arrancando el auto. De vez en cuando de acomodaba la manta rosada que tenía encima del vientre.