-De acuerdo. Haré lo último – después de todo, en verdad tenía que irse. De sus bolsos escogió una camisola hippie de color negro con flores rojas y un pantalón de mezclilla azul bastante ajustado. Unas botas militares a medio atar adornaban sus pies y hacía juego con su ropa. Se maquilló levemente y luego salió disparada hacia afuera para arrancar su auto.
Llegó a la casa en done hacían las reuniones, encontrándose con la misma nada.
-Esto es una mier... – antes que pudiera terminar su grosería, alguien abría la puerta detrás suyo.
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-¡Hermanito! ¿Qué sucedió que te tardabas tanto? – se le prendió del cuello y quedó colgando como si pesara un gramo. Estaba maquillada con colores llamativos, lo suficientemente atractiva como para llamar la atención de medio hombre que se le cruzara por el camino. De su brazo colgaba un bolso pequeño blanco.