Oyuky al ver la “grandiosa escena”, instantáneamente se tocó los vendajes de sus muñecas. Tenía ganas de arrancarse la piel pedazo por pedazo y abrirse con los dedos las heridas que aun cicatrizaban. Aun así, como si de una masoquista se tratase, continuó mirándolos, pero con un profundo odio.
En eso Saito la vio, le sonrió altaneramente sin saber que estaba Gakupo detrás y siguió haciéndole sexo oral a Shione.
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—Es hermoso — le agarró las manos cuando le estaba poniendo el collar y se las besó cariñosamente — No me lo sacaré nunca. Gracias.