—Papá, mamá — murmuró girando la cabeza en dirección a ellos, estaba mirando la pared, pero cuando escuchó que la llamaban los observó con tristeza a ambos — Me quiero morir — les dijo con lágrimas en los ojos. Estaba pálida, con unas ojeras enormes y las muñecas completamente vendadas.
—No quiero que vuelvas a repetir eso, eres mi angelito — le abrazó la cabeza y se la besó.