Evitando caerse al suelo, para no recibir otro tipo de agresiones mayores, se alejó unos cuantos pasos, mientras lo observaba detenidamente, buscando un punto en donde golpearlo.
-“Es duro” – pensó mientras una gota de sudor mezclada con sangre le caía de la frente. Se arremangó las mangas, para luego lanzársele encima.
Fingió que estrellaría la mano contra su cara, pero en realidad, con el otro brazo, sin que su hermano lo notara, le dio un codazo en el tórax, casi a la altura del esternón.
Acto seguido, le arrancó las vendas, pudiendo apreciar varias cortadas que no habían terminado de cicatrizar…