Cuando la pusieron en el piso, empezó a caminar detrás de ellos con un poco más de naturalidad y no tan forzado, aunque lentamente. Se reía a carcajadas en el proceso.
Meian sacó el postrecito de la heladera y se lo dio a la niña junto con una cuchara. Aunque esta tiró la cuchara y empezó comenzó a comerlo con las manos, embarrándose toda de chocolate.
—Que hermosa que es— comentó apoyando la cabeza en el hombro de él.
--
—Vamos, no ponga ojitos de carnero degollado — ahora si se sentía algo incomoda — Solo es que… te metiste con la chica equivocada — Oyuky era muy ruda e independiente. Creía que no necesitaba la protección de nadie, excepto la de su padre.
—¿Pero es lo que quieres ,no?