—Es que si no lo hace ahora, ellos tendrán ventaja y querrán sacarles a los dos, no a uno solo. Y será cuando ella esté más indefensa.
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A Kanade le temblaba el labio. No podía creer aun que su hermanita chiquita hubiera hecho una cosa así… aunque era normal, después de todos ya estaban casados, no podía reprocharle nada. Aparte le había prometido no meterse en su vida.
—No puedo entender porque tu hermana hizo eso… si parecían llevarse bien, a pesar que Kokone se enojó cuando le estropeó su colección de muñecas. Tal vez Rin-san quedó dolida desde esa vez.