Kokone lo miró con dulzura a pesar del regaño.
—A mi no me vengas a dar órdenes. Solo eres mi tutor y si tienes que decirme algo, solo hazlo cuando se trate de canciones. Segundo, no eres mi padre, ni el de ella, ¡Él no existe y nadie va a ocupar el lugar de un ser ausente e inexistente! Tercero, soy el único idiota que se preocupa por el bien de nosotros, porque, ¿Quién nos acompañó cuando estuvimos solos todo este tiempo…? ¡Nadie! Porque yo, Inoue Kanade, hermano del medio, protegí a esa mocosa desde que nos abandonaron como personas…