-Tal vez el destino, aunque no creo en él, no quiere que hagamos esto por el momento… pero ¿Por qué no intentar romper eso? – Le tomó una mano y le sonrió – Probémoslo de vuelta, y si algo pasa en el medio, es porque no se da la circunstancia, aun.
-¿En serio? Gracias papi, te amamos mucho – lo abrazaron del cuello y se colgaron de él como dos monitos titi.
La verdad que a las dos las vestían como a unas princesas: los vestidos eran de marca y de la más selecta calidad de telas, además que sus estampados eran preciosos. Rara vez usaban pantalones o shorts.
-Es cierto… pero no contaron con que estabas tu. Me pregunto si las demás chicas habrán corrido la misma suerte…
-A Lily también le pasó lo mismo , pero gracias a que tenía un teléfono en mano se salvó.