Lily estaba durmiendo su siesta tranquilamente. Escuchó ruidos que provenían de la parte trasera de la mansión, en la lejanía, pero no le tomó mucha importancia… hasta que oyó como volaba la puerta en mil pedazos.
Sobresaltada, tomó su teléfono inalámbrico y celular de la mesita de luz y se encerró en el sótano que estaba cruzando el pasillo en donde había varias puertas al final, arriba, todo por instinto de protección.
Se escuchaban pasos y voces de hombres. Sudaba frío y rogaba que no encontraran la pelotita que colgaba del techo.
Esta marcó un numero al azar.
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Mientras Meian dormía su siesta junto con Gakuko, porque esta se la había pedido, forzaron los barrotes de la ventana para entrar y jalaron a ambas de los pies hasta tirarlas al suelo y taparles la boca. Antes de caer, Gakuko pegó un grito estremecedor del miedo.