-Ahora no… verás… - antes que pudiese contestar, un hombre alto se acercó.
-¿Y bien? ¿Ustedes no piensan grabar? – dijo el director con un tono gay que era para reírse, pero bastante fastidiado y enojado.
-Lo sentimos – se disculpó Kokone con suma inocencia – No volverá a pasar.
-Bien bien, pero ahora tendrán que pararse en esa plataforma. Tu Kurami tienes que mirar la cámara algo provocadora, y trata de lucir tus dientes. Kokone, estarás a un costado haciendo gestos con los brazos mientras haces el coro. Y pon caritas tristes.
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Al final llegaron a la casa, en donde Kagura tenía las maletas listas… para irse. Y lo más extraño era que no había avisado nada.
-¿Y eso? – dijo Meian dejando las bolsas de compras a un lado en la entrada.
-Sencillo reinita. No soporto mas vivir bajo el mismo techo contigo sin poder hacer mas nada que mirarte con lujuria – sonrió.
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-Juego tenis. Tú debes estar haciendo lo mismo, después de todo, tienes el equipo deportivo necesario. Por cierto , la otra vez o quise ofenderte… no sabía que tenías algo con ese sujeto.