-Sí, más tranquila… ¡Lo hice porque tú siempre te olvidas y luego te estarás lamentando! – Se excusó por su impulsiva acción.
Se levantó con ropa en mano y se metió en el baño de la habitación. Preparó algunos documentos y se fue rápidamente para atender un asunto pendiente que había hecho en secreto, a espaldas de Gakupo – Adiós querido, tengo que irme a… la casa de Shaine.
De pronto se escuchó que alguien abría la puerta con una llave, seguramente extra, y entraba como si nada.
-Hola hermanito. Se escuchaban tus gritos hasta por la calle. Oh… y estás desnudo. En fin, hay una llamada para ti . Es Luka Megurine.
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En una clínica se habían mezclado los datos de una paciente con los de Meian.
La semana anterior se había hecho unos análisis para comprobar si estaba con un pedacito de alegría dentro o no. No confiaba en los test esos de la farmacia… pero nunca se iba a imaginar que un error le iba a complicar la vida luego de fijarse los resultados.
-D-dio… POSITIVO?!!! – Exclamó en medio de la calle como una loca con el papel en mano.
Con mucha tristeza, guardó el papel en su bolso y se dirigió al centro comercial para renovar su closet y animarse un poco. De pronto, pasó por una tienda que vendían ropa de niños y compró ropa de bebe… por impulsividad. Al cabo de un rato, estaba en la casa otra vez. Entró con cara larga y las bolsas en mano.
-¿Qué traes ahí? – sentenció Kagura mientras cambiaba las cuerdas del shamisen.
-Te importa un carajo lo que haya en las bolsas.