-Bien , te espero en tres , dos , uno... - cortó comunicación.
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Meian no podía dormir y se puso a dar vueltas por toda la cabaña. Estaba tan desconsolada por recordar aquello que siempre enterró, que se puso un abrigo que estaba colgado y subió al techo para ver las estrellas.
-Demonios, hace frío… - se abrazo a sí misma, sintiendo la brisa acariciándole la cara. No se dio cuenta que atrás venía alguien dispuesto a hacer cualquier cosa. De repente sintió que la ahorcaban con un pedazo de tela. Comenzó a patalear de la desesperación, haciendo ruido en el techo.