-Bleh. – Se cruzó de brazos, algo iracunda. Solo lo hizo por “amabilidad”, o sino la voz de su madre le perforaría el cerebro hasta el final del día – No pienses que volveré a hacer otra cosa como esa. – dejó bien en claro, brusca.
Y aunque pretendiera odiarlo, la verdad que con cada contacto físico se derretía. Como en ese instante, que deslizaba los dedos por su cuello.
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-Siempre lo estoy. Más que cuando bebo cerveza en exceso. Por cierto , ya es nuestro turno.
La sala entera comenzó a oscurecerse, mientras que los reflectores se iban apagando de a poco. Una luz en medio del amplio escenario de madera alumbró a una mujer de cabello corto, negro, vestida como una chica flapper con un vestido violeta oscuro y brilloso.