No importaba eso ahora. Solo que para llegar a cierto destino, había que atravesar ese lugar repleto de abejas. Y no es que a ella le perturbara demasiado la idea.
-Bien. Si te animas a atravesar este jardín completo sin salir picado, notarás una sorpresa.
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-Oh. Yo lo estoy en este momento – Se picó a sí misma la mejilla, con expresión desinteresada – Por razones que tampoco diré – aclaró, jugueteando con uno de sus cabellos para pasar el tiempo.
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Su temperatura corporal aumenta, junto con un odio destructor tan vivo como las llamas del mismísimo infierno. Estaba que le volaba la tapa de los sesos.
-Aja, bailaron. Y comenzaron a manosearse. Aja, aja. – Si, estaba siendo sarcástica.