—Son las mismas galletas que compro yo— sonrió.
Los días siguientes, Ryou como no le satisfacía ninguna mujer, entró en donde estaban las duchas, desnudo, cuando estaba Sakura allí preparándose para un concierto.
Hasta ese momento nunca la había tocado en su vida , pero para él ya era momento de hacerlo y dejaría cualquier tipo de caballerosidad de lado.
—Sakura— entró donde estaba ella.
— ¡Que haces aquí? — No sabía cómo taparse. Gracias a Dios había mucho vapor.
—Sakura , me cansé de esperarte.