—De paso comemos algo en mi casa. Taito y mi hijo deben de estar esperándonos seguramente.
La casa de Lily era muy bonita, espaciosa y acogedora.
En eso se apareció el hijo de Lily que andaba afinando la guitarra. Era un rubio mechudo rockero.
—Hola ma, hola amigas de má — Saludó como si nada y guardó las guitarras en el estudio de música de la casa — Hice la comida. Fue algo fastidioso porque se me pegaron muchas cosas en la sartén. Tiene una apariencia asquerosa, pero está rico — sonrió.
—Injana, de igual modo íbamos a pedir algo.