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Autor Tema: [+18]*Poisonous Blood: 2.Sobrevivir[S&S]*  (Leído 42037 veces)

Dresti Desconectado
« Respuesta #40 en: Abril 28, 2013, 08:48 am »

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Re:[+18]*Poisonous Blood: 2.Sobrevivir[S&S]*
« Respuesta #40 en: Abril 28, 2013, 08:48 am »
Hola gente, si, sé que me odiáis por haber tardado tanto en venir y por eso como recompensa os he traído un capi el doble de largo de como los suelo hacer normalmente^^
 
Ya que este fic está muy próximo a acabarse estoy realmente pensándome el hecho de hacer una tercera parte con Hinoiri, la hija de Sasuke y Sakura, como protagonista, seguirían apareciendo todos los personajes de aquí, pero ella sería la prota. No sé que pensáis, espero que me dejéis vuestras opiniones porque si la idea no es bien acogida pues ya ni empiezo a llevarla a cabo xD
 
Bueno, ahora si que os dejo leer que el capi es bastante... interesante, dejémoslo así xD
 
Espero que os guste^^

Cuenta de twitter: DrestiChan

19. Obsesión...2º parte


El silencio se prolongó durante tanto tiempo que Alecto llegó a pensar que todos los allí presentes se habían quedado petrificados. Nadie se movía, nadie hablaba, hasta la naturaleza parecía haberse quedado muda ante la aparición del antiguo ser celestial. Él, por su parte, se mostraba muy tranquilo, relajado incluso, y cuando habló… En fin, ella nunca había escuchado una voz como aquella, dulce y aterradora al mismo tiempo.
 
 
 
-El mal se va a desatar sobre este planeta en breve-dijo en un susurro-no hubiera venido aquí sino estuviese en peligro todo ser vivo.
 
 
 
Hablaba en susurros pero aún así su voz sonaba con eco, más que una voz parecía que de él saliesen varias voces a la vez, lo cual resultaba escalofriante.
 
 
 
-Demetrio planea invocar a Lucifer-contestó Suigetsu cuando logró reponerse.
 
 
 
Zael asintió, y no volvió a decir nada.
 
 
 
-Em… bueno, es obvio que ya hemos llegado todos-continuó su tío-su alteza real no ha podido venir a recibiros, por razones obvias de seguridad ella y el resto de su… corte, ha decidido esperar en un lugar más seguro.
 
 
 
-¿Su corte?-preguntó Alecto en un susurro y con una risita.
 
 
 
-Sí, no es el lugar adecuado para decirles quien la acompaña, y en calidad de qué, aunque ya me imagino que la mayoría se imaginan o saben casi todo.

 

 
 
 
 
Decir que estaba nerviosa era poco para describir su actual estado de ánimo. Su cuerpo era preso de tales temblores que mientras Tenten, Hinata, Ino, Eishel y Mikoto la preparaban para su encuentro con los sangre pura, había tenido que sentarse.
 
 
 
En ese mismo instante estaban instalados en un Ryokan (hotel tradicional japonés) en medio de la nada. Pertenecía a la familia Hyuga y a Neji no le había costado nada conseguir que se lo alquilasen entero por tiempo indefinido. Los sirvientes habían sido todos obligados a abandonar el establecimiento, en unas “merecidas vacaciones”.
 
 
 
-Si sigues temblando tanto te clavaré la horquilla en la cabeza-se quejó Ino.
 
 
 
Ella y Hinata estaban haciéndole un recogido, lo cual, debido a la extensión de su cabello, era un trabajo harto difícil. Tenten estaba haciendo algo con su cara y Mikoto y Eishel estaban sola en un apartado del cuarto intentando crear con la magia del hada un vestido apropiado. De hecho, había sido Eishel la que había creado las horquillas, el maquillaje y demás utensilios que ellas iban a emplear, porque no sólo Sakura debía mostrarse presentables, aquella reunión era demasiado importante.
 
 
 
-Neji considera que los licántropos debemos aparecer en nuestra forma de lobos, por si sucede algo-comentó la rubia.
 
 
 
Tente negó con la cabeza.
 
 
 
-Podrían tomarlo como una amenaza y una falta de educación por vuestra parte, si aparecéis como humanos daréis a entender que confiáis en nosotros y que no tenéis nada que esconder-contestó-además, no creo que se tomen muy bien ver a un miembro de la familia real transformado en lobo y obedeciendo las órdenes de otro.
 
 
 
-Yo opino lo mismo-asintió Ino-pero da igual lo que opine, si Neji no cambia de opinión no me queda más remedio que obedecer.
 
 
 
-No te preocupes que ya hablaré yo con él-dijo la ojimiel-no dejaré que por orgullo se ponga en peligro ni él ni a los demás-bien ojo-sama, he acabado con el maquillaje.
 
 
 
-Y nosotras con el recogido-añadió Hinata, con voz temblorosa.
 
 
 
Sakura miró a su amiga, Hinata estaba casi tan nerviosa como ella, pues el papel que le había tocado representar en la “actuación” era sumamente importante. Sakura, contraviniendo los consejos y sugerencias de todos, había insistido en nombrarla guardiana suya, ya que Naruto lo sería de los Uchiha. Aquello contravenía todas las reglas, pues un renacido, y mucho menos uno que estaba destinado a ser hombre lobo, podía aspirar al puesto de guardián, que sólo estaba destinado a los nobles. Aún así, la peli rosa hizo caso omiso a todo ello. Además, sabía muy bien el entrenamiento que había recibido Hinata por parte de Naruto y este mismo juró por su vida que estaba preparada para desempeñar un papel como aquel.
 
 
 
-Lo harás bien, Hinata-le susurró.
 
 
 
La pelinegra le devolvió una pequeña sonrisa nerviosa.
 
 
 
-El vestido ya está concluido-dijo Mikoto, resplandeciente.
 
 
 
Todas se acercaron a ver y quedaron maravilladas.
 
 
 
El vestido era todo de color negro, sin mangas, ceñido hasta la cintura, y desde ahí hacia abajo se extendía en una preciosa falda de vuelo toda recubierta de plumas, las plumas más negras que ella había visto en toda su vida. Fue entonces cuando recordó el apelativo que se solía utilizar para referirse a las princesas vampiro, “princesa negra” y sonrió, aquel vestido no podía ser más adecuado.
 
 
 
-Que envidia. Como me hubiera gustado llevar uno de estos para el baile de graduación-exclamó Ino.
 
 
 
-Ino, si tú no te has graduado-contestó la peli rosa.
 
 
 
Todas se echaron a reír.
 
 
 
-Bien, ¿a qué esperar para ponértelo?-le dijo la rubia.
 
 
 
Con ayuda de todas, para no deshacer el peinado, se puso el vestido. Las demás emitieron un grito ahogado.
 
 
 
-Estáis preciosa ojo-sama-dijo Mikoto.
 
 
 
Las demás asintieron.
 
 
 
Sakura se apartó de ellas y se dirigió hacia un espejo de cuerpo entero que había al otro lado del cuarto y ella misma ahogó un grito al ver lo que allí se reflejaba.
 
Una chica bellísima le devolvía la mirada y la cara de asombro desde el otro lado. Llevaba el pelo arreglado en un elaborado y elegante recogido adornado con pequeñas florecillas negras, solo dos mechones ondulados se escapaban de las horquillas, uno a cada lado de su cara. Su cara… su cara era alucinante, Tenten le había maquillado los ojos con una sombra azul, dejando el acabado en una especie de azul ahumado que junto con el rímel y el delineador resaltaban sus ojos jade, que parecían más vivos que nunca, y los labios iban pintados de rojo borgoña, el color de la sangre, el resto de la cara llevaba un toque natural. El vestido, por otra parte, le quedaba como un guante, la hacía parecer más estilizada y le daba un porte regio, como lo que era, una futura reina.
 
 
 
-Es… precioso…-susurró.
 
 
 
-Vas a maravillar a todos-aseguró Eishel-y ahora ten los zapatos, no pensarás ir descalza.
 
 
 
Los zapatos también eran negros, de tacón, sin ningún adorno, ya que iban a ir tapados por el vestido.
 
 
 
-Perfecto-dijeron todas al unísono.

 

 
 
 
 
Le costaba admitirlo, pero en ese momento estaba más nervioso que en todos los siglos de vida que había vivido anteriormente. Él, y el resto de hombres, ya estaban en el salón principal del Ryokan, esperando a los recién llegados y, por supuesto, a las mujeres. Todos iban vestidos de traje, con frac más bien, salvo Naruto, que como guardián que era iba de cuero y armas hasta arriba.
 
 
 
-Pues si que tardan en arreglarse-susurró Sai.
 
 
 
-Son mujeres-le contestó Kiba-¿alguna vez has conocido alguna que tarde en arreglarse menos de dos horas?
 
 
 
Los demás rieron, pero era una risa tensa, nerviosa.
 
 
 
Él estaba apoyado junto a una ventana, con su hija en brazos, que dormía plácidamente. En realidad, Hinoiri nunca había abierto los ojos, era algo que tenía muy preocupada a Sakura, y sinceramente, a él también, pero ahora aquello no importaba, sino lo que estaba por acontecer.
 
 
 
Una de las puertas laterales se abrió y por ella aparecieron las mujeres, que enseguida se ganaron un silbido de apreciación. Tenten llevaba un precioso vestido largo rojo de tirantes con ondulaciones en la falda de vuelo y el pelo, extraño en ella, suelto, llegándole hasta la cintura. Ino, la siguiente en aparecer, iba de azul cielo, en un vestido largo sin mangas y con el pelo recogido hacia el lado derecho en un sencillo pero elegante moño y Mikoto, haciendo gala de su elegancia Uchiha iba en un vestido largo azul marino y el pelo suelto decorado con una especie de diadema plateada. Eishel vestía sus ropas habituales de hada.
 
 
 
Las únicas que faltaban eran Hinata y Sakura, pero ninguna de ellas apareció en los próximos minutos.
 
 
 
-Queremos que Sakura haga una entrada triunfal-dijo su madre al ver que él buscaba a la peli rosa.
 
Él asintió y le entregó el bebé a su madre, con los nervios que tenía podía caérsele y nunca se lo perdonaría. Mikoto recibió a su nieta con agrado.
 
 
 
El salón estaba decorado también con motivos clásicos occidentales y un toque oriental de la cultura japonesa, era bastante grande, lo bastante como para albergar a varios centenares de vampiros y que aún quedase espacio libre.
 
 
 
-Ya vienen-dijo Naruto en el mismo momento que el aire se llenó por completo de olor dulzón.
 
 
 
-Allá vamos-dijo Tenten, dándole un beso a Neji y dirigiéndose hacia la puerta.
 
 
 
Habían acordado que ella era la indicada para ir recibiendo al salón a los recién llegados y, posteriormente, cuando Sakura llegase, hacer las presentaciones pertinentes.
 
 
 
La puerta se abrió y los primeros en entrar fueron Alecto, Suigetsu e Itachi, que enseguida re retiraron a cambiarse, y luego empezó el baño de sangre pura y nobles, los renacidos tendrían que esperar fuera. Naruto se colocó al lado de su amigo y de su madre, como guardián que era.
 
 
 
-Suerte-susurró.

 

 
 
 
 
-No sé si podré hacerlo Hinata-dijo la peli rosa-¿y si me quedo en blanco y no sé qué decir? ¿Y si no soy lo que esperan?
 
 
 
Sakura daba vueltas de un lado a otro del cuarto donde las dos se encontraban esperando.
 
 
 
-¿Bromeas? Claro que podrás hacerlo-le aseguró la pelinegra-hoy mismo Naruto me dijo algo que es muy cierto, si crees y tienes confianza en ti misma lograrás todo lo que te propongas Sakura, y tú ya has demostrado lo que vales, no necesitas la aceptación de nadie.
 
 
 
Sakura se giró hacia su amiga y le sonrió. Hinata estaba irreconocible, toda vestida de cuero negro, pantalones, corpiño y abrigo y llevaba tal arsenal de armas que parecía que iba a asaltar alguna prisión. Estaba nerviosa, eso Sakura lo sabía muy bien, pero estaba haciendo una gala de seriedad y saber estar que la dejó impresionada, después de todo ella no era la única que había cambiado.
 
 
 
-Gracias por ser tan buena amiga, Hinata-le agradeció con un abrazo, que la otra enseguida le devolvió.
 
 
 
El móvil de la pelinegra sonó en ese momento.
 
 
 
-Es un mensaje de Naruto-dijo-ya han llegado todos, debemos salir.

 

 
 
 
 
Definitivamente todos los allí reunidos conocían su recién descubierta condición de sangre pura, su relación con Sakura y el hecho de que ambos tenían una hija. Era increíble la capacidad de obtener información que tenían los sangre pura cuando se lo proponían. Lo raro era acostumbrarse a que lo llamasen “alteza” y que la gente hiciese una pequeña reverencia al pasar frente a él y su madre.
 
 
 
Pero lo que más le sorprendía era la presencia de aquel hombre, había oído tantas cosas sobre él, y todas ellas difíciles de creer, que había pensado que era un mito, pero hacía pocos segundos dicho ser se había plantado ante él y su madre y los había saludado con aquella extraña voz y aura que poseía, que incluso a él le ponían los pelos de punta. Zael, el ángel vampiro, un ser único en el planeta.
 
 
 
Giró la cabeza hacia la puerta por donde debía salir Sakura, y donde los cuatro licántropos se hallaban separados de los demás. Los sangre pura y los nobles no se habían sorprendido al verlos y los habían saludado con corrección, sobre todo a Sai, como hermano que era de Sakura, pero aún así las diferencias entre ambas razas no permitían que se generase entre ellas algo más que el simple reconocimiento.
 
 
 
En ese momento Suigetsu e Itachi aparecieron de nuevo en la sala, vestidos con sendos trajes como los demás y se fueron a reunir con él y su madre. Alecto no tardó en aparecer, llevaba un vestido verde botella largo palabra de honor con pliegues y el pelo totalmente suelto. Se quedó un rato dudando en medio del salón, como prima que era de Sakura le correspondía ir a reunirse con Sasuke y los demás, pero sabía del desprecio que su persona causaba entre los allí reunidos y no se movió del sitio.
 
 
 
-¿Qué demonios está haciendo?-murmuró Itachi al ver que no se acercaba a ellos-es la prima de Sakura, es de la realeza, tiene que estar aquí.
 
 
 
-Me parece que se siente poco apreciada por los aquí presentes y no quiere incomodar ni causar problemas-contestó Suigetsu.
 
 
 
Itachi soltó una maldición y fue inmediatamente a buscarla.
 
 
 
-Estás loco-dijo ella cuando se vio arrastrada hacia el lugar principal por el pelinegro.
 
 
 
-La que estás loca eres tú si piensas que voy a dejar que te hagan de menos-contestó.
 
 
 
Pero la discusión no pudo proseguir porque la puerta principal se estaba abriendo, todo el mundo se quedó callado y dirigió la vista hacia allí. Sakura había llegado.

 

 
 
 
 
El corazón se le paró en el momento en que la puerta se empezó a abrir delante de ella. Hinata le dio un apretón fugaz en la mano para darle ánimo y se la soltó rápidamente cuando la puerta quedó totalmente abierta ante ellas.
 
 
 
Sakura tuvo que hacer un esfuerzo por mantenerse estoica y no mostrar asombro ante semejante cantidad de gente que en esos momentos tenían su atención fijada en ella y en lo bellamente decorado que estaba decorado todo. Al fondo, pudo ver una especie de trono negro, vacío, en torno al cual estaban situados sus amigos. La voz de Tenten, que estaba junto a la puerta para anunciarla, la sacó de su ensoñación.
 
 
 
-Mostrad vuestro respeto a su alteza real, Sakura Serim, hija de sus difuntas majestades Mitsuhito y Akari Serim, y heredera al trono negro de los vampiros.
 
 
 
Y ante el asombro de Sakura, todos aquellos centenares de seres se arrodillaron ante ella. Tenten, en medio de su reverencia, le hizo un gesto con la mano indicándole que debía caminar hacia donde se hallaba el trono y, sin saber bien como pudo hacerlo, ella empezó a caminar por aquel largo pasillo que le habían dejado libre, con la reconfortante presencia de Hinata tras de ella.
 
 
 
Casi sin darse cuenta ya había llegado al final del pasillo y se encontraba de pie frente al trono. Era muy extraño ver que también su familia, amigos y, sobre todo, Sasuke, también se habían arrodillado ante ella.
 
 
 
-Por favor, levantaros-pidió sin darse cuenta.
 
 
 
Su orden fue inmediatamente obedecida por toda alma presente en aquella habitación, y todos los ojos pasaron a clavarse de nuevo en su persona, con anhelo. Sabía que debía decir algo, era lo que se esperaba de los príncipes y de los reyes, que en momentos aquellos dijesen algo solemne e ingenioso. Pero ella no era ninguna de aquellas cosas.
 
 
 
-Levantaros por favor-volvió a repetir-me siento abrumada ante tanta deferencia no merecida.
 
 
 
Un susurro de sorpresa se expandió por toda la sala ante lo inesperado de aquellas palabras. Un rey o príncipe podía decir muchas cosas pero nunca se había oído decir a uno que la muestra de servidumbre de sus súbditos no era merecida.
 
 
 
-En realidad ni siquiera soy reina-continuó ella con una sonrisa nerviosa-además, apuesto a que para vosotros es igual de incómodo que para mí, arrodillaros ante alguien a quien no conocéis y que desde luego sabéis que no tiene ni la más remota idea del protocolo vampiro y de dirigir batallas y mucho menos reinos.
 
 
 
La sorpresa del público era mayúscula, ver como una princesa reconocía tan abiertamente su carencia de conocimiento era algo insólito, no así para sus amigos que la conocían y se esperaban algo como aquello, lo que más preocupaba no era lo que dijese Sakura, sino cómo reaccionarían los demás ante sus palabras.
 
 
 
-Me he criado entre humanos-prosiguió ella, aún con la voz temblorosa-desconociendo quién era realmente y apartada de este mundo que es el mío pero que se me antoja tan extraño a pesar de que llevo casi dos años siendo plenamente consciente de él, por lo tanto, no, no cumpliré las expectativas que tenéis, no las conozco, no he tenido esa oportunidad, ¡demonios! Ni si quiera como humana era capaz de tomar decisiones importantes.
 
 
 
El murmullo de exclamación se hizo más intenso.
 
 
 
-Nunca fui elegida delegada de clase, ni capitana del equipo de animadoras, a la gente no le gustaba estar conmigo, así que no, no tengo carisma ni dotes de líder, la mayor parte del tiempo no sabía ni que debía hacer yo misma, ¿os parece eso el carácter de una futura reina?-preguntó casi en un grito, se estaba dejando llevar por las emociones, lo estaba sacando todo afuera-no quiero engañar a nadie, si os quedáis os vais a enfrentar a un ejército que nos triplica en número bajo las órdenes de una niña que ni siquiera sabe cómo cuidarse a sí misma.
 
 
 
-¿Acaso sugerís que os abandonemos ojo-sama?-preguntó uno de los sangre pura-¿estáis diciendo que os rendís y os vais a dejar apresar sin luchar?
 
 
 
Una risita se escapó de los labios de Sakura.
 
-Creo que escapar no tendría mucho sentido, llevo haciéndolo desde que sé que soy lo que soy y no me ha ido muy bien, ¿si voy a escapar, preguntáis? No-respondió-estoy cansada de escapar, iré al campo de batalla y le plantaré cara a Demetrio, Crimilda y a Lucifer si es necesario, aunque me maten, no me importa.
 
 
 
El público escuchaba absorto las palabras de aquella peculiar chica, esa chica que decía que la abandonasen sola en el campo de batalla.
 
 
 
-Lo único que digo es que no quiero que os quedéis porque os sentís obligados por los lazos de servidumbres, o porque penséis que yo con mi sabiduría y mis súper poderes voy a ganar la guerra y después todos seremos felices y comeremos perdices y se acabará el dolor y la miseria-siguió, abandonada ya su inseguridad-eso no va a pasar, si os quedáis muchos moriréis y ni siquiera os puedo garantizar que ganemos.
 
 
 
-¿Entonces qué hacemos, ojo-sama?-preguntó una mujer.
 
 
 
-Quiero que os quedéis porque realmente lo deseáis, porque al igual que yo no soportáis esta situación de continua persecución, porque aunque sea probable que perdamos, al menos podremos decir que lo hemos intentado y que no les tenemos miedo, que hemos intentado con todas nuestras fuerzas mejorar, no quiero que luchéis por mí, yo no soy nadie especial, hacedlo por vosotros mismos.
 
 
 
La estancia se quedó en un silencio sepulcral.
 
 
 
-Ahora me retiraré y os dejaré que decidáis, si alguien quiere marcharse tiene mi aprobación, no habrá castigo.
 
 
 
Y ante la estupefacción de todos abandonó la sala seguida de Hinata.

 

 
 
 
 
En el momento en que Sakura abandonó el salón todo se sumió en el más remoto caos. Sasuke continuaba con la mirada fija en la puerta por la que Sakura había desaparecido. Se sentía el hombre más afortunado y orgulloso de la tierra, nadie se había esperado aquello, la peli rosa les había dado una lección a todos, y lejos de lo que ella creía había sido más reina que cualquiera de esos reyes idiotas que se lanzaban hacia cualquier objetivo sin pensar y que se pensaban que lo merecían todo por haber nacido en tal o cual familia.
 
 
 
-Ha sido asombroso-murmuró Naruto-es la primera vez en toda mi experiencia de guerra que oigo un discurso tan pesimista, pero…
 
 
 
-Pero ¿qué?-preguntó el ojinegro.
 
 
 
-Tampoco nunca en mi vida había sentido tantos deseos de enfrentarme y derrotar al enemigo.
 
 
 
Sasuke sonrió de medio lado, él sentía exactamente lo mismo. Ahora sólo había que ver que pensaban el resto de los allí presentes. Sabía muy bien que en ausencia de Sakura era a él, como su compañero, a él que le correspondía dirigirse al público, aunque al igual que ella, o incluso más, le resultaba totalmente molesto.
 
 
 
-¡Silencio!-gritó como si a un grupo de niños se dirigiese-¡ya habéis oído lo que su alteza ha dicho! ¡Los que se queden bien, los que no, ahí está la puerta!-dijo.
 
 
 
-Mi hermano, siempre tan carente de tacto y ceremonia-murmuró Itachi.
 
 
 
El salón volvió a quedarse en silencio, nadie se movió, mirándose unos a otros a ver quién era el que hacía el primer movimiento.
 
 
 
-Nosotros nos quedamos-dijo Neji desde el fondo de la estancia-no nos dan miedo los vampiros y si encima tenemos permiso para matar a unos cuantos miles más que mejor, sé que mi tío y otras manadas se unirán también a la lucha, así que los lobos pelean.
 
 
 
Tenten le dedicó una sonrisa deslumbrante y los cuatro licántropos se reunieron con ellos.
 
 
 
Los vampiros siguieron sin pronunciarse.
 
 
 
-¡Atajo de cobardes mimados!-se oyó una voz bastante peculiar de entre el público-presumís de vuestra sangre y poder y os quedáis ahí callados como nenazas.
 
 
 
Zael abandonó su sitio y se dirigió directamente a Sasuke.
 
 
 
-Yo no tengo miedo ni a Lucifer ni a nadie, así que me quedó.
 
 
 
Sasuke asintió en reconocimiento.
 
 
 
Tras aquel exabrupto por parte del ex ángel todos los vampiros allí presentes empezaron a aceptar con fervor. La verdad era que aquella extraña princesa se había ganado el respeto y reconocimiento de todos.

 

 
 
 
 
Sakura llevaba varias horas esperando sola en su cuarto, Hinata estaba a la puerta, la peli rosa había insistido para que entrase pero la pelinegra había adoptado una muy férrea disciplina con respecto  su nuevo trabajo y se había quedado montando guardia afuera. “Has revolucionado mucho los ánimos ahí afuera” le había dicho antes de que entrase en la habitación. Y era verdad, habían escuchado el rebumbio nada más salir, y ahora estaba allí, aterrada, esperando a que alguien fuese a decirle algo.
 
 
 
Escuchó como alguien llamó a la puerta y dio permiso, esperando a que Hinata entrase con alguna noticia, pero quien entró no fue otro que Sasuke, que traía una media sonrisa en el rostro.
 
 
 
-¿Y bien? ¿Lo he hecho bien? Seguro que se han marchado todos, si ya dije yo que no valía para esto-dijo en un ataque de nervios.
 
 
 
La sonrisa de Sasuke se hizo más grande aún y se abalanzó sobre sus labios en un potente y exigente beso.
 
 
 
-Todos-dijo-se han quedado todos, te has ganado su respeto con tus palabras.
 
 
 
La cara de Sakura se iluminó y sus ojos se llenaron de lágrimas.
 
 
 
-¿En serio?
 
 
 
El asintió dándole otro beso.
 
 
 
-No sabes lo orgulloso que me he sentido de ti, molesta-susurró contra sus labios.
 
 
 
-Yo no soy molesta-gruñó.
 
 
 
-Hmp, lo eres.
 
 
 
Sin darle tiempo a contestar la agarró por las piernas y la alzó, apoyándola contra la pared y besándola con fervor. Sakura enrolló las piernas en torno a la cintura del pelinegro y emitió un profundo gemido al notar la excitación de él contra su bajo vientre. Hacia tanto que no tenían tiempo para estar juntos que la lujuria barrió toda otra emoción de su sistema.
 
 
 
Sus bocas protagonizaban una oscura y ardiente danza en una pugna por ver quién podía sacar más del otro.
 
 
 
De repente Sasuke se separó de ella, dejándola de nuevo en el suelo.
 
 
 
-Y dime, ¿es mucho el cariño que le tienes al vestido?-dijo mientras le rozaba el pecho con una mano.
 
 
 
-Umm, no especialmente, pero me gustaría conservarlo-dijo perdida en el mar de sensaciones que le provocaba la mano del pelinegro.
 
 
 
-Una pena entonces-dijo antes de rasgarlo por la espalda, dejándola a ella sólo en ropa interior.
 
 
 
-¡Sasuke!-quiso que su voz sonara molesta pero no pudo ocultar lo mucho que la había excitado aquel acto.
 
 
 
Él volvió a pegarse a ella con fuerza, estrujándola entre la pared y su propio cuerpo. Cerró los ojos, era delicioso sentir como sus formas femeninas se aplastaban y se frotaban contra él.
 
 
 
Sakura, que no quería ser de menos, le arrancó la chaqueta y la camisa de una.
 
 
 
-Eso es por mi vestido-dijo antes de abalanzarse a chupar aquel exquisito torso.
 
 
 
Él se inclinó hacia delante y aprisionó su oreja entre los dientes para luego volver a reclamar su boca con auténtico fervor. En una velocidad increíble, incluso para un vampiro, pasaron de estar de pie junto a la pared, a estar sobre la cama en el otro extremo del gran cuarto, él encima de ella.
 
 
 
-Me gusta tenerte así-dijo ella en medio de un ronroneo, con los brazos alrededor del cuello de él.
 
 
 
-Pensé que te gustaba más tenerme dentro de ti-contestó.
 
 
 
-Cierto-sentenció antes de besarlo con furia.
 
 
 
Las manos se Sasuke viajaron como fuego por su espalda hasta el cierre del sujetador, que pronto acabó en el mismo sitio que el resto de la ropa, y sin perder un minuto se abalanzó sobre aquellos exquisitos pezones. Cuando uno de ellos fue rozado por sus afilados colmillos Sakura juró que se sentía morir ante aquella sensación tan placentera.
 
 
 
-Por favor…-rogó mientras con sus manos masajeaba la cabeza de él animándolo a que continuase.
 
 
 
Pero aquel no era el sitio adonde Sasuke quería llegar y pronto abandonó sus senos para seguir descendiendo más. Las bragas no tardaron en seguir al sujetador y Sakura tuvo que reprimir un fuerte gemido cuando la boca del pelinegro entró en contacto con su centro. Aquello era insoportable, toda aquella lava de deseo ardiendo en su interior, y allí estaban sus colmillos rozando su carne de nuevo, si seguía así se correría como nunca.
 
 
 
-Muérdeme-masculló.
 
 
 
-¿Hn?-requirió Sasuke sin retirar la boca de donde la tenía.
 
 
 
-Que me muerdas… ahí abajo…-musitó a duras penas.
 
 
 
Sasuke alzó la cabeza, sorprendido, ¿había oído bien? Pero la mirada que ella le lanzó fue suficiente para saber que sí.
 
 
 
-Puedo lastimarte.
 
 
 
-Yo te lo hice a ti una vez y no recuerdo que te haya molestado, por favor…-suplicó ella entre quejidos.
 
 
 
Y él cumplió, la mordió justo ahí, en ese lugar tan sensible, y en ese momento Sakura tuvo el mayor orgasmo de toda su vida, una mezcla de dolor y placer exquisita que la estaba volviendo loca. Sintió como Sasuke le sellaba la herida con la saliva y de paso saboreaba sus fluidos.
 
 
 
-Nunca dejas de sorprenderme Sakura-le susurró al oído.
 
 
 
Ella se rió, en medio de su nube particular y le quitó a él el resto de ropa.
 
 
 
-Te quiero ya-susurró.
 
 
 
Y él cumplió, enterrándose profundamente en ella.
 
 
 
-Joder…-maldijo al notar su estrechez.
 
 
 
-Sasuke…
 
 
 
El ritmo fue cada vez en aumento, y en un momento dado, sin apenas darse cuenta, habían cambiado de postura, él sentado al borde de la cama con ella encima marcando el ritmo.
 
 
 
-Te amo…-gimoteó la peli rosa-te amo tanto…
 
 
 
Él la ayudó a incrementar el ritmo hasta que el placer fue tan insoportable y ninguno de los dos aguantó más y acabaron por correrse.
 
 
 
Sasuke cayó de espaldas sobre la cama y ella rodó encima de él, sumiéndose en un abrazo. Como iba a echar de menos esos momentos con él, se dijo la peli rosa, ojalá no tuviera que morir, ojalá la visión de Tenten no se cumpliese, sus ojos se llenaron de lágrimas.
 
 
 
-Sasuke, yo…
 
 
 
-Déjalo-la cortó él-no pienses en nada, nada va a pasar.
 
 
 
Ella guardó silencio, quería creerlo, pero se le antojaba tan imposible.

 

 
 
 
 
-Todo está preparado padre-dijo Ánferis, detrás de él.
 
 
 
Estaban en medio de un bosque, el único lugar indicado que se le ocurrió, ya que no quería llamar la atención de nadie, cualquier cosa podía dar al traste con sus planes y él no lo podía permitir, no con la inminente guerra que se avecinaba.
 
 
 
La preparación del ritual le había llevado diez largos y tediosos años, pero nada en comparación con todos los siglos que tuvo que esperar para unir todas las piezas, la última conseguir el resultado de la mezcla de la sangre Uchiha y de la sangre Serim y ahora que ya la tenía en su poder podía conseguir lo que más deseaba, el poder eterno.
 
 
 
En medio del campo habían dibujado una estrella de David rodeada por un círculo y en cada una de las cinco puntas habían colocado un objeto específico. En una, un mechón de cabello de Akari Serim, como parte de la persona que más odiaba en el mundo; en otra, un saquito lleno de tierra de Hokkaido, como representación de su lugar más odiado; en otra, un cuenco con unas gotas de su sangre para que Lucifer lo reconociese como su amo, la persona a la cual debía obedecer; y en las otras dos, una cabeza de macho cabrío y el número 6 como símbolos que representaban al demonio; y por último, en el centro, donde se abriría la puerta, la sangre de la hija de Sasuke Uchiha y Sakura Serim.
 
 
 
Todo el ejército sombra se hallaba en aquel bosque, detrás de él, observando atentamente con temor y fervor la llegada de Lucifer.
 
 
 
Demetrio miró al cielo, observando la posición de la luna, había llegado el momento. Dio unos pasos hacia el centro y se quedó parado a un metro de distancia del círculo satánico. La luz de la luna cayó directamente sobre el centro de dicho círculo, el cual empezó a brillar con una luz cegadora. Luego de unos minutos una especie de grieta se abrió de la nada, sobre el cuenco con la sangre de Hinoiri y de ahí se formó una puerta, a través de la cual se vio una gran silueta.
 
 
 
Demetrio sonrió.
 
 
 
-Bienvenido seas Lucifer, príncipe de los demonios-dijo.

 

 
 
 
 
Zael irrumpió como una bestia en la habitación donde se hallaba Sakura con su hija, haciendo que Hinata se levantase de golpe y por pura inercia le lanzase un cuchillo que le pasó rozando el cuello.
 
“Buena puntería” reconoció para sus adentros.
 
 
 
-Disculpe la intromisión alteza, soy Zael…-empezó con su acostumbrado tono desapasionado.
 
 
 
-Sé quién eres, he oído muchas cosas sobre ti-dijo ella con  una sonrisa enigmática-¿en qué puedo ayudarte?
 
 
 
-Bien, puesto que ya sabe lo que soy y lo que fui me creerá si le digo que sé a ciencia cierta que hace unos pocos minutos alguien acaba de abrir una puerta que comunica al infierno.
 
 
 
-Te creo-contestó ella con una mueca de terror-de hecho, lo estábamos esperando.
 
 
 
-¿Esperando?-preguntó, descolocado.
 
 
 
La peli rosa se alzó de su asiento con el bebé en brazos.
 
 
 
-Hinata, corre y vete a avisar a todos los que encuentres, yo iré a buscar a Sasuke.
 
 
 
La guardiana salió de inmediato y la princesa se paró en frente de él.
 
 
 
-Por favor, cuida de Hinoiri mientras voy en busca de Sasuke.
 
 
 
Dicho esto le plantó al bebé en brazos y antes de que él pudiese decir nada abandonó el cuarto, y allí se quedó él, solo, con aquella criatura en brazos.
 
 
 
La observó por largo tiempo, los bebés siempre lo habían intrigado, eran unas criaturas fascinantes y ésta en concreto lo era en gran medida, tenía la piel pálida en contraste a su pelo negro como el carbón, pero lo más extraño eran sus ojos, fuertemente cerrados, como si tuviese miedo de abrirlos y ver lo que la rodeaba. Con curiosidad, y sin saber muy bien lo que hacía la verdad, llevó uno de sus grandes dedos hacia aquella frente tan pequeñita pero enseguida lo retiró. En cuanto la yema de su dedo había tocado la piel del bebé recibió un terrible chispazo que le atravesó todas las entrañas. El bebé se removió, inquieto ante ese contacto y esos brazos extraños que no reconocía y por primera vez en su corta vida, sintió curiosidad por quien era aquel ser que la sostenía y abrió los ojos.
 
 
 
-Santa mierda…-susurró Zael al contemplar aquel extraño pero bellísimo espectáculo.
 
 
 
Nunca había visto nada igual, los ojos de la niña eran fucsia, el fucsia más intenso que había visto en toda su vida. Pero aquello era imposible. Él recordó la última vez que había visto unos ojos como aquellos. En su espejo, la última vez que se había visto reflejado en él antes de que dejase de ser un ángel y sus ojos cambiaran de color. Los ojos de ese bebé eran los ojos de un ángel, pero ella no lo era. La niña clavó su penetrante mirada en él y sonrió, haciendo gorgoritos.
 
 
 
-¿Qué eres tú, pequeña?-preguntó fascinado.
Los valientes son los que saben llorar con la cara descubierta y luchar contra el miedo. El valiente nunca se rinde.

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Dresti Desconectado
« Respuesta #41 en: Agosto 08, 2013, 06:01 am »

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« Respuesta #41 en: Agosto 08, 2013, 06:01 am »
Hola gente,
 
Como siempre, siento mucho haber tardado tanto y como siempre, la razón son los estudios, me ha quedado una matera para septiembre así que estoy de los nervios.
 
 
 
El capi es algo corto y la razón es por que se trata de la última parte de los dos capis anteriores.
 
 
 
En el próximo capi empieza la guerra y con ello se inicia el final del fic. Así que procuraré venir lo antes posible.
 
 
 
En mi twitter aviso siempre de cuando subo las contis, la cuenta es @DrestiChan

20. Obsesión... 3º parte


Habían pasado tres días, pero fue tiempo suficiente para que en el Ryokan se desatase el peor de los infiernos. La noticia de que el príncipe de los demonios había sido traído del mundo de las Tinieblas se había extendido como la peste y, consigo, arrastrado una ola de terror y miedo que pocas veces se había visto en los vampiros. Aún así, cabía añadir que nadie abandonó, y la voluntad de pelear se hizo todavía más fuerte. Alguien había dicho una vez que el miedo hacía que los animales se volviesen más peligrosos y agresivos, y eso era exactamente lo que pasaba con los miles de vampiros y hombres lobo allí congregados.
 
No hacía ni un día siquiera cuando todas las manadas del país, dirigidas por Hiashi, se habían presentado ante Sakura, a brindarle su ayuda. La noticia de lo sucedido con Hanabi, su muerte a manos de Akatsuki, su hermano, los había conmocionado a todos, sobre todo a Neji y a la pobre Hinata. Ya habían discutido de las razones que habían llevado a los lobos a unirse de tan buena gana a ellos, y ahora que conocían el motivo… Sakura juró que no descansaría hasta hacerle pagar todo ese dolor, aunque según tenía entendido Demetrio ya se había encargado del híbrido.
 
-La hermana de Hinata, mi familia…-gruñó Ino-espero que sea mentira que Demetrio lo haya matado, porque no hay cosa que más ansíe en este mundo que arrancarle la garganta a mordiscos.
 
Sakura asintió.
 
En ese momento entró Zael por la puerta, y con él su particular y atrayente aura de misterio y peligro. La presencia junto a ella del ex ángel se había hecho habitual durante aquellos días, pero como él mismo había reconocido, no lo podía evitar y Sakura lo entendía, aunque no por eso dejaba de ser menos raro y extraño.
 
Cuando había dejado a su hija en brazos de Zael nadie había podido imaginarse que el bebé abriese los ojos, y mucho menos que estos resultasen ser del mismo color que los de los ángeles. El hecho fue tan insólito, que Zael se había ofrecido voluntario para proteger a la niña de todos aquellos que atosigaban a Sakura y a sus allegados para ver el milagro de la naturaleza. Ella y Sasuke al principio se habían asustado, pero el ex ángel se había encargado de aclarar que su hija era un vampiro normal y corriente, la única diferencia residía en sus ojos.
 
-Buenos días-saludó en su habitual susurro y haciéndole un reverencia.
 
Sakura correspondió con una inclinación de cabeza mientras veía como él desaparecía por la puerta de atrás, que llevaba hacia el cuarto donde estaba su hija.
 
-Es guapísimo-dijo Ino-pero cada vez que lo veo me dan escalofríos.
 
-Y a mí, no consigo acostumbrarme a su presencia.
 
-Pero parece que le tiene mucho cariño a tu hija-continuó la rubia-y la niña se calma inmediatamente cuando lo ve.
 
-Sí, es bastante extraño-reconoció la peli rosa.
 
-Como si los uniera algún tipo de conexión-añadió Ino.
 
Algún tipo de conexión… a Sakura le llegó un recuerdo ya lejano, aquel día en el laboratorio del instituto, cuando Sasuke y ella se habían tocado, aquel chispazo, “Lazo Rojo” lo había llamado el pelinegro, una conexión que te unía a la otra persona de por vida, sólo se daba entre personas que estaban destinadas a hacer algo grande juntas, ya fuera entre hermanos, entre padres e hijos, entre amigos o entre novios, y era un fenómeno muy poco común.
 
No sabía porque se le había venido ese recuerdo en ese momento, pero la actitud de Zael… no, no podía ser posible, ¿o sí?
 
Pero enseguida tuvo que desterrar esos pensamientos de su cabeza, porque Itachi hizo acto de presencia en esos instantes, acompañado de Hinata, que como guardiana de Sakura que era, había estado montando guardia en la puerta. El pelinegro estaba fatigado, lo cual ya era bastante preocupante viniendo de un vampiro.
 
-Están llegando-musitó-hordas de demonios están llegando a Japón y con ellos Crimilda y Demetrio, debemos partir de inmediato.

La sangre que corría por sus venas se heló por completo, ya estaba, no había vuelta atrás todo había comenzado.

 
 
El juego estaba a punto de empezar, nadie mejor que ella lo sabía, y debían estar preparados para hacer lo que a cada uno les correspondía. No había podido descansar en toda la noche, las visiones no se lo habían permitido, así que entre visión y visión se había dedicado a ver como Neji dormía un poco. Era fascinante ver como el cuerpo pedía un rato de descanso para seguir funcionando. El de ella no era así, su cuerpo se mantenía infatigable y lo único que le exigía era sangre nunca descanso, pero la mente, la mente era un cosa bien distinta. Su cerebro pedía descanso a gritos pero no podía, nunca había podido descansar.
 
A diferencia de otros vampiros ella había recibido los primeros resquicios de su don antes de convertirse, pequeñas cosas que no aparecían como visiones sino como simples certezas, como que tal año la cosecha no saldría adelante, que tal vecino iba a morir o que una mujer iba a dar a luz un varón… La mujer que la había criado mientras era humana le decía que aquello era una bendición que el cielo le había otorgado para hacer el bien y ayudar a las personas y ella lo había creído. En aquel tiempo había ido mucho a la iglesia a rezar para agradecer el don que se le había otorgado y prometer que siempre lo usaría por el bien común.
 
Había sido una ingenua, su don no venía del cielo sino del infierno, como descubrió cuando se convirtió en vampiro y su capacidad de ver el futuro creció, atormentándola a casi todas horas. El futuro raras veces podía cambiarse, eso lo había aprendido muy bien, el futuro se lo había arrebatado casi todo, lo más importante las ganas de vivir. Cuando ves lo que va a pasar nada te resulta nuevo, el mundo no tiene nada que ofrecerte, porque sabes exactamente lo que te va a dar y lo que te va a quitar.
 
Pasó los dedos por el pelo de Neji, ella lo había visto hacía siglos, y había esperado por él, porque así debía ser, y las cosas suceden tal y como son, tal y como están hechas. Y como todo, ella esperó sin emoción, prisionera de su don y sus visiones, nunca llegó a imaginar la cadena de sentimientos que habían despertado el día que lo vio por primera vez. Era como volver a ser humana, amando la vida de nuevo.
 
El hombre lobo se movió y abrió un poco los ojos.
 
-¿Pasa algo?-preguntó al ver la mirada triste de ella.
 
-No, sólo me da envidia ver como duermes, me gustaría poder hacerlo yo.
 
-Algo te preocupa-sentenció él.
 
-Hay algo que debo hacer-contestó-ese es el problema, que siempre hay algo que debo hacer.
 
-Me estás preocupando, no habrás visto algo ¿verdad?-preguntó alterado.
 
-Yo siempre veo cosas-respondió con una sonrisa-algunas son agradables y otras no tanto.
 
-¿Entonces?
 
-Es sólo que debo hablar con una persona y no sé cómo decirle algo que debe saber, como siempre eso es lo más difícil de todo.
 
-Ojalá pudiera ayudarte…
 
Ella sonrió, agradecida, y le dio un casto beso en los labios.
 
-Tú siempre me ayudas, siempre.
 
Y el cuarto se llenó de silencio. Había cosas que debían ser hechas y punto, las palabras no siempre tenían cabida y en ocasiones como aquella, eran los hechos los únicos que tenían significado.
 
 
 
AL DÍA SIGUIENTE
 
La sala donde apenas cuatro días atrás había tenido lugar la reunión de sangre pura ahora se había convertido en un hervidero de gente vistiéndose y armándose para la guerra. Todos vestían cuero negro, indistintamente de su clase o posición social. La guerra, pensó Sasuke, era una de las pocas cosas que hacían a todos iguales. Nadie era menos que nadie en medio de la batalla. Ni siquiera la familia real.
 
Él, su hermano y Alecto estaban acabando de armarse, en medio de aquella maraña de gente, que hacía lo mismo que ellos, en medio del silencio. No había mucho que decir, no es como si tuviesen la certeza de que iban a ganar, porque aquello semejaba del todo imposible, pero tampoco se habían rendido. Sakura había dado otro discurso, esta vez ante los renacidos también y todos la habían mirado con admiración. No, no estaban emocionados pero tampoco tenían miedo, iban con la seguridad de alguien que no tiene nada que perder y sí mucho que ganar. Pero ese no era su caso. Mirase por donde lo mirase él iba a perder.
 
La noche anterior Sakura se había despedido de él y de Hinoiri, no quería hacerlo en público y alarmar a todos. Había mantenido la compostura hasta que le dio un beso de despedida a su hija, y ahí no pudo detener el llanto y él, él sólo se había dedicado a estar con ella todo el rato. Ella la había hecho prometer que después de que ella muriese él tenía que seguir con su vida y él sólo se lo prometió para dejarla tranquila, aunque nunca llegase a hacerlo.
 
Así que ahora estaba allí, más muerto que nunca, haciendo las cosas mecánicamente. La puerta del fondo no tardó en abrirse, era hora de partir y él debía dirigirlos. Había otros tres grupos más, uno dirigido por Suigetsu y otro por Sakura, que saldrían más tarde. Sasuke se dirigió al frente, seguido de su hermano y Alecto, y poco después se les unió Ino, que era la jefa del grupo de lobos que iban a ir con ellos.

-No esperemos más-dijo, y con ello se echó a andar.

 
 
Lucifer observaba el mundo exterior con los ojos de alguien que lo había visto todo y no le sorprendía nada. El mundo seguía poblado por las mismas débiles criaturas que desde el inicio de los tiempos. Él podría aplastarlos a todos en menos tiempo del que lleva suspirar, y lo disfrutaría. Torturar y matar eran sus pasatiempos preferidos. Lo había hecho otras veces, cuando había logrado burlar a los ejércitos de la luz. Las plagas de Egipto, la peste negra, las guerras mundiales… eran algunos de sus logros más reconocidos, entre muchos otros desastres ocurridos a lo largo de tantos años de historia y existencia. Pero siempre había acabado recluido.
 
-Ese maldito-gruñó-se cree que mandando a sus ángeles a por mí va a acabar conmigo.
 
El problema era que en ese momento él no podía actuar por su cuenta, había sido traído al exterior por Demetrio, y mientras la sangre que el Sombra le había proporcionado siguiese en sus venas el estaba obligado a acatar los deseos de ese ser inferior.
 
-Pero no será siempre así-se prometió.
Los valientes son los que saben llorar con la cara descubierta y luchar contra el miedo. El valiente nunca se rinde.

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« Respuesta #42 en: Noviembre 18, 2013, 11:10 am »

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« Respuesta #42 en: Noviembre 18, 2013, 11:10 am »
Hola gente, de verdad que lo siento, siento muchísimo haber tardado tanto en publicar un capítulo, pero como siempre la universidad y la escuela de idiomas no me dejan casi nada de tiempo libre y cuando lo tengo lo único que me apetece es descansar.

Pero bueno, como recompensa os traigo un capítulo más largo de lo normal, no en vano es el último capítulo, TODAVÍA QUEDA EL EPÍLOGO, pero aquí se acaba la segunda parte de Poisonous Blood.

También quería confirmaros que habrá una tercera parte, si, un Poisonous Blood 3, y que será el final definitivo de la historia, seguirán saliendo todos los personajes, solo que esta vez los protas no serán solo Sasuke y Sakura sino que serán también Hinoiri y Zael, pero bueno no os digo más, no voy a dar spoilers xD

He acabado los trabajos que tenía así que ahora tendré más tiempo libre y por lo tanto más tiempo para escribir, así que todos felices jejeje

Bueno, como die, aunque este sea el último capítulo todavía voy a subir el Epílogo, que será muy interesante n.n

Y en fin, ahora si os dejo leer, espero que os guste^^


21. Final


Era de noche en aquel lugar perdido de Japón. Los árboles y los tallos de bambú los rodeaban por todas partes, creando un espacio reducido entre el que apenas cabían los miles de vampiros que acompañaban a Sakura. Hacía frío, pero no le importaba, el frío era parte de su ser en ese momento. Además, el lugar hacia donde iban a ir realmente iba a ser más frío aún, el Tíbet. Su poder solo le permitía transportase, a ella o a cualquier objeto o ser, hacia un lugar que hubiese visto anteriormente, pero ella no había estado en ese sitio nunca, y aquel era el motivo de por qué Katrina, la sangre pura duquesa de Noruega que estaba casada con su gemelo, hecho bastante sorprendente ante la prohibición vampira de cometer incesto, estaba allí. El don de aquella mujer le permitía mostrar en imágenes cualquier cosa o lugar que hubiese visto con anterioridad, y eso era lo que había hecho con Sakura. Le había mostrado un mapa visual detallado de toda la cordillera, sobre todo de los lugares que ella consideraba más adecuados para una batalla como aquella.

Al principio, Katrina se había mostrado sorprendida y preocupada cuando su futura reina le había desvelado sus intenciones de trasladar a todos los ejércitos ella sola hasta aquel sitio, más aún cuando Sakura misma había reconocido que cada vez que hacía aquello los objetos que transportaba volvían poco después a su lugar de origen y que ella quedaba realmente exhausta tras el esfuerzo realizado, pero la peli rosa había asegurado que había dado con una posible solución para aquel problema, que nadie volvería a Japón hasta que alguno de los bandos resultase vencedor y ella, Katrina, no había osado contradecirla. En cierto modo, aquella muchacha le transmitía cierto temor, su mirada estaba perdida y llena de un odio frío, parecía la mirada de un muerto.

En ese momento apareció aquella chica que había nacido de los lobos, su guardiana, y se acercó a ellas.

-Algo no va bien-se limitó a decir-hace tiempo que esperamos y ni Demetrio ni Crimilda dan señales de vida.

Sakura mantenía la mirada clavada al frente, frunciendo el ceño.

-¿Están todos en sus posiciones?-preguntó.

Hinata asintió.

-Pero ninguno de los centinelas ha sentido la presencia de nadie más-repitió.

-¿Dónde está Tenten? Dile que venga.

-Ese es otro problema-contestó la ojiperla preocupada-nadie lo sabe.

 

El cuerpo le temblaba como nunca antes en toda su vida, nunca había estado tan aterrada. Su daba frío y de sus ojos brotaban lágrimas silenciosas. Se había escabullido sin que nadie lo notase y ahora caminaba de madrugada por las calles de Tokio. La gente que todavía andaba por la calle se la quedaba mirando. Iba vestida de cuero negro, llena de armas pero no le importaba. Sólo tenía en mente lo que debía hacer y cuanto la aterraba. Había llegado el momento, la razón por la cual había nacido.

Demetrio esperaba paciente solo, en medio de aquel claro a que aquella mujer apareciese. Realmente no la necesitaba para nada, no ahora que contaba con un ejército de demonios que lo respaldaba, pero debía asegurarse de tenerla contenta, solo faltaba que todas sus tropas se uniese al ejército enemigo, y él desde luego no quería eso.

Por fortuna no fue mucho más lo que tuvo que esperar, en seguida el aire se llenó del olor dulzón característico de la sangre pura. Se giró, molesto.

-Ya era hora de que aparecieses, hace tiempo que debíamos haber partido hacia el campo de batalla, y tu tardanza no ha hecho más que retrasarnos, espero que eso tan importante que me tienes que decir valga la pena-rezongó.

La mujer que se hallaba de pies frente a él sonrió malvadamente.

-Tranquilo, no nos tomará mucho tiempo.

 

-Esto no me gusta, no me gusta nada-repitió Itachi por enésima vez.

Sasuke chasqueó la lengua, al igual que su hermano estaba empezando a preocuparse seriamente. Hacía horas que esperaban y por allí no había aparecido nadie. Absolutamente nadie. Estaba empezando a pensar que habían caído en alguna especie de trampa ideada por Demetrio y eso no hacía más que ponerle los pelos de punta.

-Ya tiene su ejército de demonios, tiene la victoria garantizada, ¿por qué seguir retrasando el enfrentamiento?-prosiguió su hermano.

-Te aseguro que si no viene no es porque sea un cobarde-le contestó Alecto-mi padre es un ser maquiavélico, le gusta jugar con su presa, hacerle perder los nervios y luego, cuando el pánico se haya extendido por su cuerpo, atacar.

-Siempre le han gustado las masacres-afirmó Naruto-le gusta hacer sufrir a su víctima aunque sepa que esta ya esté sentenciada a muerte.

-Pero aún así…-prosiguió Itachi-puede que eso sea propio de él pero no de Crimilda.

Nadie pudo decir más, aullido escalofriante cortó el aire en aquellos momentos. Un escalofrío recorrió la columna de Sasuke cuando poco después se escuchó otro, y luego otro más, hasta que el aire quedó invadido por una cacofonía de miles de aullidos y de repente… todo se quedó en silencio.

Los miles de vampiros que acompañaban a Sasuke empezaron a murmurar y sus caras se contrajeron en una expresión poco frecuente en ellos, el miedo.

-Naruto-susurró Sasuke, mirando en todas direcciones-ordena que alguien vaya a donde los lobos a ver qué ha sucedido y que las tropas se pongan en formación.

El rubio asintió y partió a cumplir lo mandado.

Desde el otro lado Suigetsu también había oído el escalofriante aullido de los lobos. A todas luces algo no marchaba bien y la gente estaba empezando a ponerse nerviosa. Una cosa era enfrentarse a un enemigo físico y otra cosa era enfrentarse a algo invisible. Sabía que aquella calma no podía traer nada bueno y el hecho de que los exploradores que había mandado hacía un rato hacia aquel lugar aún no hubiesen regresado no hacía más que acrecentar sus temores.

Un murmullo de terror se abrió paso entre todos cuando de entre los árboles surgió una figura cubierta de sangre con un horrible agujero en el centro por el que se le escapaba la vida a borbotones. Suigetsu reconoció en él a uno de los renacidos que había mandado a ver qué había pasado con los lobos. El hombre se acercó a duras penas hasta él y cayó de rodillas frente a sus pies, le costaba respirar y el sangre pura adivinó que no sobreviviría.

-L-los árbo-boles… han… todos…desaparecidos se… movían… muchos cadáveres-dijo entre borbotones de sangre antes de desplomarse en el suelo.

Suigetsu no había entendido prácticamente nada de lo que aquel hombre había dicho pero no fue necesario, poco después pudo observar con horror que era aquello que había provocado la muerte de aquel pobre renacido.

 

Lucifer permanecía sentado sobre su asiento de piedra, impasible. Aquella estúpida ley de sangre que lo mantenía atado a su convocador le impedía hacer absolutamente nada sin que Demetrio se lo ordenara. Era su maldición, necesitaba la sangre de un ser atado a la tierra para poder mantenerse en ella, si eso no fuese así, su “alma” superior regresaría al plano donde Dios la había confinado, el infierno. Había sido desterrado de los dominios de la luz pero había sido lo suficientemente inteligente para encontrar una brecha en la maldición, por muy pequeña que esta fuese. Había aprendido a aprovecharse de las mentes retorcidas de algunos humanos, usándolos a ellos había creado a sus criaturas infernales, y ellos al tener parte de humanidad en sus almas podían vagar por la Tierra sin que nadie se lo impidiese, era un pequeño triunfo que había saboreado durante un tiempo, hasta que Él se enteró y mandó a sus criaturas contra sus hijos, y desde entonces el bien y el mal estaban en constante lucha por el poder.

-Pero eso se acabará muy pronto-dijo para sí

Aquel estúpido Sombra se creía muy listo por haberlo convocado, creía que iba a dominar el mundo con su ayuda. Lucifer sonrió maquiavélicamente, lo que Demetrio no sabía es que al demonio no le gustaba compartir y que nadie más, aparte de él, se haría con el control de todo.

-Pobres criaturas insignificantes-escupió con desprecio-se creen que pueden dominarme, a mí, que los creé, que soy su señor, su padre, su creador, no saben el infierno que acaban de desatar en sus vidas.

Además, él ya había encontrado la forma de permanecer en este mundo sin estar sometido a nadie y pronto, muy pronto todos conocerían su furia y ni siquiera los servidores de la luz, ni siquiera Dios, nadie estaría a salvo nunca más.

 

Allí, en un pequeño callejón sucio y mugriento, al que daba la trastienda de un local en el que se servían fideos instantáneos, en aquella pared, allí estaba el lugar que había aguardado por ella tanto tempo. El símbolo, ahora muy desvaído, apenas se distinguía entre la suciedad de la pared y cualquiera que se hubiese fijado el suficiente tiempo en él lo habría confundido con un vulgar grafiti, pero ella sabía lo que era, aunque nunca antes en su vida hubiese estado allí.

Su corazón comenzó a latir con una fuerza impetuosa mientras posaba las manos sobre aquel dibujo de unas alas, una negra y otra blanca enroscadas entre sí, representando la eterna lucha entre el bien y el mal y sobre ellas un enorme ojo.

-El ojo que todo lo ve-susurró.

Hacía tiempo que había comprendido su misión, el motivo de su existencia y lo que debía hacer. Había nacido como humana y luego, cuando había despertado se convirtió en un ser superior y fue entonces cuando él apareció y le habló sobre su don y lo que este significaba. Nunca había entendido por qué ella, una criatura indigna había sido elegida, pero aceptó su misión sin preguntar y agradecida de que él la hubiese elegido a ella.

Aún así, no podía evitar sentir miedo ante lo que estaba por venir y por eso lloraba y temblaba, a pesar de que conocía su destino, desde siempre, no podía evitar sufrir por lo que dejaba atrás. Su vida había sido un tormento al saber lo que le deparaba el destino, pero aquellos retazos de felicidad que se le habían concedido hacían que le doliese en el alma tener que irse. Pero ella era su instrumento, porque aquel al que servía no podía actuar directamente en la Tierra y siempre había necesitado de otros para llevar a cabo sus propósitos. Siempre había sido así.

Sin dilación se rasgó una muñeca con la uña y frotó su sangre contra el símbolo, pronto se oyó un chasquido y un trozo de pared se apartó dejando al descubierto un pequeño hueco por el que ella entró y que una vez dentro tras de ella se cerró, para siempre.

 

Tiró el cuerpo del hombre como si de un fardo se tratase. Lo había destrozado con sus propias manos, disfrutando ver como chillaba de dolor y de horror mientras ella lo despedazaba. Aquel asqueroso ser, que se había creído tan poderoso, le había rogado y suplicado por su vida pero ella no le había escuchado, hacía lo que debía hacer, lo que su señor le había ordenado y ella no tenía más motivos para vivir que hacer lo que su amado señor le pedía.

Hacía tiempo que Crimilda había perdido la razón por completo, desde aquella noche que había visto a Hastings y se había enterado que era hija de Demetrio, el hombre al que tanto odiaba y que ahora yacía muerto en sus brazos.

Poco después de haber descubierto la verdad de su origen él se le había aparecido, no con su verdadera forma, que no podía abandonar el lugar en donde había sido confinado, pero sí en sus sueños. Su señor Lucifer se le había presentado en sus sueños y le había hablado de su misión, que ella había sido la elegida para unirse con él una vez el fuese convocado en la Tierra, y yació con ella, la hizo suya una y mil veces hasta que ella deseó tanto llegar a la unión final con él que se sometió a su voluntad. Ella vivía para complacer a su amo y haría todo lo que él le ordenase y él, en su infinita consideración hacia ella le había ordenado matar al ser que lo había convocado y le había permitido hacerlo como ella quisiese, de modo que pudiese saciar su sed de venganza, y Crimilda lo había hecho, había matado a Demetrio.

Pero ahora que él había muerto su señor había vuelto de nuevo al lugar donde había sido confinado y ella tenía una misión que cumplir. Había hecho creer a todos los Sombra que un Luminati había matado a su amo y a su familia, Demetrio y sus hijos, a los que ella había matado antes, a traición. No le costó mucho que la aceptaran como nueva dirigente y los había mandado a todos a la batalla. Así mientras sus tropas entretenían a los Luminati, y de paso los masacraban, ella podría llevar a cabo su ritual sin que nadie la molestase. Además, no solo los Sombra iban en ese momento a por el ejército de esa maldita Sakura, sino que tras criaturas que adoraban a Lucifer, por mandato de este mismo, habían acudido al lugar donde se celebraría la batalla.

 

Sakura observaba impotente como cientos de sus súbditos habían sucumbido ante el ataque de los árboles, porque era eso lo que había empezado a atacarles, los árboles, mandados por las huestes de la infernales Hadas de la Oscuridad. Habían caído en una trampa y estaban perdiendo a pasos agigantados, mientras cientos de Luminati habían caído ningún árbol, y mucho menos las hadas que se ocultaban en ellos, habían muerto o resultado heridos. No había modo de huir, todo aquel que lo intentase era atravesado por ramas y raíces. La única salida era que ella los sacase a todos de allí.

-¡Hinata!-gritó para hacerse oír por encima del estruendo de la batalla.

La ojiperla se encontraba a unos pasos de distancia y como pudo fue a reunirse con ella.

-Voy a teletransportarnos a todos, necesito que me cubras mientras me concentro.

Hinata asintió y se colocó delante de ella mientras Sakura empezaba a concentrarse.

Estaba aterrada, había llegado el momento de su muerte, pero no era aquello lo que la asustaba sino el hecho de ser incapaz de hacer bien lo que debía hacer, transportar a todos los vampiros al Tíbet y conseguir que no volviesen minutos después de nuevo a Japón. Pensó en Sasuke, ojalá estuviese allí con ella, apoyándola.

Sintió una mano en su hombro y al abrir los ojos vio a Hinata, sonriéndole.

-Recuerda lo que te dije, si confías en ti misma todo saldrá bien, no creer en lo que haces es lo que provoca que fracases, confía en ti y todo saldrá bien, si crees en tu propio poder lograrás salvarnos a todos, yo al menos creo en ti y sé que podrás hacerlo.

Sakura la miró agradecida, Hinata tenía razón, si quería triunfar debía creer en sí misma y eso es lo que haría. Sólo ella podía acabar con todo aquello y era lo que haría. Ella moriría sí, pero no permitiría que nadie de los que allí quedaban sufriesen su mismo destino. Así que cerró los ojos y se concentró, como nunca antes lo había hecho. Interceptó hasta el último átomo vampiro y licántropo que encontró, cuidándose de no incluir los de los cuerpos de las hadas, y cuando a su parecer lo hubo conseguido visualizó las imágenes del Tíbet que anteriormente le había mostrado Katrina, hasta la última montaña y el último copo de nieve, y con una última suplica dejó ir todo su poder, para acto seguido sentir como las fuerzas abandonaban su cuerpo.

 

Todo había sucedido muy rápido, hacía un momento estaban luchando contra árboles gigantescos y ahora de repente estaban en medio de la nada, rodeados por montañas nevadas y praderas áridas. Sasuke miró a su alrededor, todos los vampiros que habían sobrevivido estaban allí, todos. Inmediatamente suspiró lleno de alivio, pero de inmediato la desesperación se adueñó de él. Si ellos estaba allí, significaba que Sakura…

Sin hacer caso a nada más echó a correr en dirección hacia donde habían aparecido los vampiros que formaban parte del grupo de Sakura, los apartó sin ningún miramiento. Era incapaz de ver a nadie, ni siquiera era consciente de lo que hacía, solo se preocupaba por avanzar. En medio de toda la muchedumbre se había formado un círculo despejado donde solo se encontraba Hinata, abrazando y agitando un cuerpo inerte.

Los demás vampiros notaron su presencia y se apartaron de su camino, para dejarlo pasar.

-No despierta-susurró Hinata-lo he intentado todo pero…

Sin hacerle caso Sasuke la apartó de un manotazo del cuerpo de Sakura y él mismo la sostuvo. Le apartó el pelo de la cara con fervor mientras la agitaba y le suplicaba que se despertase, pero ella seguía sin reaccionar.

-Por favor Sakura, por favor-suplicaba una y otra vez.

Su corazón se rompió en mil pedazos y las lágrimas resbalaron por su rostro mientras la abrazaba con fuerza y maldecía, gritando, tanto que los allí presentes se apartaron temerosos de él. Escuchó a gente llegando y gritos sofocados y sollozos, pero no presto atención. Alguien se agachó junto a él y lo abrazó, le pareció que era su madre pero ya nada tenía sentido para él. Sakura se había ido, lo había dejado solo y no volvería nunca más.

-Por Júpiter Óptimo Máximo-escuchó a Naruto maldecir en latín detrás de él-vamos a morir todos.

Escuchó gritos de terror tras él.

Con las pocas fuerzas que le quedaban, alzó la cabeza. Allí delante de ellos miles de Sombra los aguardaban, dispuestos a entrar en combate.

La mente de Sasuke se nubló, ellos les habían tendido una trampa, ellos eran los culpables de la muerte de Sakura y él, él les haría pagar por todo. Su mente abandonó su cuerpo y con un grito de puro rencor el pelinegro desapareció y en su lugar tomo forma Susanoo.

 

Se adentró en la oscuridad hasta llegar a una estancia circular escasamente iluminada. Estaba completamente vacía salvo por el altar de piedra que había en el medio, sobre él descendía un tenue rayo de luz que se filtraba por un pequeño óculo que había en el techo. Tembló de frío y de miedo y se abandonó al llanto.

-No quiero morir sola-susurró, pero sabía que nadie la escucharía, solo Él.

Y recordó una vez más lo sucedido aquel día, en los albores del siglo XIII, el día que había despertado como vampiro.

FLASH BACK

Miraba horrorizada los restos de la que antaño había sido la mujer que la había cuidado y arropado y que ahora yacía muerta, con heridas de mordidas en todo su cuerpo, tirada sobre su regazo. Desde hacía varios días se encontraba mal, le dolía el cuerpo y sus sentidos estaban alterados y hacía escasamente unas horas se había vuelto como loca, se había encerrado en el granero pero aquel olor tan atrayente la seguía llamando, era la sangre, no sabía por qué pero era consciente de que solo la sangre sería capaz de calmar sus ansias y fue entonces cuando la mujer que la había cuidado desde pequeña y María del Carmen fue incapaz de contenerse.

Estaba aterrorizada, el demonio la había poseído convirtiéndola en una bestia ávida de sangre, como de las que hablaba el sacerdote todos los domingos en misa. Quiso rezarle a Dios para darse cuenta que solo el mero hecho de pensar en él le causaba un dolor tan profundo que casi la llevaba a la muerte, hecho que demostraba lo que era, una criatura del maligno.

Pero eso no fue lo peor, lo peor llegó cuando todas esas imágenes y voces llenaron su cabeza, imágenes que ella no comprendía, aparatos extraños que parecían movidos por magia, gente vestida con ropajes extraños y que hablaban en lenguas desconocidas.

-Curioso es el futuro-dijo una voz detrás de ella.

No sabía ni cuándo ni cómo había entrado aquel hombre rubio, pero allí estaba. Iba vestido como un soldado, con armadura y espada, y la miraba fijamente con aquellos inquietantes ojos de color naranja. Hablaba en susurros y con varias voces, como si en su cuerpo habitase más de un alma. María del Carmen tembló en el más puro horror.

-¿Sois acaso Satán?-preguntó.

El hombre sonrió, mostrándole dos largos y poderosos caninos.

-Ahora estoy más cerca de él que de mi Creador, pero no, no soy Satán-contestó-y tú tampoco.

-Mentís, lo que he hecho prueba que el demonio me ha poseído.

-Definitivamente no eres humana, pero tampoco estás poseída, simplemente eres un vampiro.

Y entonces procedió a contarle qué eran los vampiros, quién los había creado y el papel que desempeñaban en el mundo, que ella era una sangre pura que había nacido en un lugar muy lejano del reino de Castilla y todo lo relacionado con su familia, su raza y la eterna lucha entre Luminati y Sombras.

-Pero tú no eres un vampiro cualquiera, todas esas imágenes y voces que oyes son un don que te ha sido concedido no por el demonio sino por Él-dijo señalando hacia arriba.

La muchacha lo miró extrañada.

-Verás, así como el demonio tiene capacidad para influir en ciertas criaturas creadas por el Señor-y esto lo dijo con una especie de tono melancólico-el Señor también puede influir de cierta manera en algunas criaturas creadas por el maligno, ¿comprendes?

Ella asintió.

-Desde tiempos inmemoriales el Señor ha ido enviando a sus profetas a la Tierra para plantar cara al demonio, toda esta gente de la que tú has oído hablar en tu iglesia tenían el mismo don que tú, veían cosas que aún no habían sucedido, aunque ellos a diferencia de ti eran humanos.

María del Carmen escuchaba anonadada todo lo que aquel hombre le decía.

-Ellos eran sus Oráculos, los que llevaban las profecías del Señor, o la palabra del Señor como vosotros lo llamáis, al mundo-prosiguió él-estas profecías eran como una especie de adivinanzas que el Señor mandaba a sus criaturas a través de los Oráculos para que estos tuviesen alguna oportunidad de acabar con Satán cada vez que este ascendía de los Infiernos, pero no siempre funciona, los mensajes del Señor raramente son descifrados por unas mentes tan inferiores como la de sus criaturas, ni siquiera los ángeles, sus siervos más preciados pueden llegar a comprenderlas del todo.

Su cara se contrajo fugazmente en una mueca de pena.

-Tú eres un Oráculo-continuó-y tu misión es esperar a que Él te mande su profecía y encargarte de que los destinados a llevarla a cabo la conozcan, eres una mensajera, la portadora del mensaje pero no la que debe llevarlo a cabo ¿entiendes?

-Creo que si-respondió atemorizada, aún no acababa de entender lo que estaba pasando, pero si aquel hombre decía la verdad y que ella fuese así era voluntad de Él entonces ella obedecería sus mandados como buena cristiana que era-¿y vos quien sois, señor? ¿Sois vampiro como yo? ¿Y cómo sabéis tantas cosas?

Él volvió a sonreír.

-Sé tantas cosas porque en un tiempo mis oídos eran capaces de escucharlas y en cuanto a qué o quién soy, me temo que eso ni siquiera lo sé yo, basta decir que soy un ser maldito separado de su Creador para siempre, pero puedes llamarme Zael.

Dicho esto, el hombre se levantó.

-No tendrás una vida fácil-le dijo-te deseo toda la suerte del mundo.

FIN DEL FLASH BACK

Tenten no había vuelto a ver a aquel hombre hasta hacía apenas unos días, pero él no había dado muestras de haberla visto o de haberla reconocido y ella tampoco había insistido. Muchas cosas habían sucedido desde aquel día. Sabía quién era Zael, quién había sido. Y ella ahora conocía la profecía, la había dejado escrita en una carta a aquella persona. Y ahora que su misión había concluido debía hacer lo que todos los profetas hacían una vez entregado su mensaje, morir.

Su cuerpo quedaría encerrado allí para siempre, nadie lo encontraría jamás, como debía ser. Se tumbó encima del altar de piedra y sacó un puñal de la funda, apoyando la punta justo encima de su corazón. El puñal estaba envenenado, era la única manera en la que podía morir un sangre pura, mediante la corrupción de su sangre. Sostuvo el puñal con manos temblorosas mientras sollozaba y empezó a hundir la hoja en su carne. El veneno empezó a hacer efecto rápidamente, no dolía al menos, era como caer en un profundo sueño, y antes de dormirse para siempre su último pensamiento fue para aquel que le había dado sentido a su vida, Neji.

 

En el campo de batalla se había sembrado el caos, la furia de Susanoo sacudía tanto a un bando como a otro.

-Tenemos que detenerlo-dijo Alecto.

-¿Y cómo? La única que podía detenerlo era Sakura y ella ya no está-contestó Itachi.

Todo lo que habían hecho no había servido para nada. Susanoo acabaría con todos ellos, en su inmensa furia y ansia de venganza. Bebía de las emociones negativas de Sasuke y por ese motivo era cada vez más fuerte. Itachi conocía muy bien aquella sensación. Él mismo la había experimentado cuando Tsukuyomi se adueñó de su cuerpo, incluso ahora, él mismo tenía que mantener sus emociones bajo control sino quería convertirse el también en un monstruo.

-Si Eishel estuviese aquí podría transformarse en Sakura y…

-No serviría de nada, él sabe perfectamente que ella está muerta.

-Pero debe haber algo que podamos hacer-dijo Alecto desesperada-en casos como estos no puedo evitar sentirme una inútil, si yo tuviese algún tipo de poder podría haber salvado a mi prima, podría haber evitado…

Su voz se rompió en sollozos e Itachi la abrazó fuertemente.

-Ella estaba rodeada de gente con un inmenso poder y aún así no pudieron hacer nada por evitar su muerte, tristemente es así.

Con pena miró hacia donde estaba Susanoo, destruyendo todo a su paso, no quería imaginar cuan fuerte tenía que ser el dolor de Sasuke para haberse abandonado a aquel ser por completo. La mayoría de los enemigos y buena parte de los suyos estaban muertos a sus pies, y si la cosa seguía así todos acabarían muertos y ya nadie podría parar jamás a Susanoo, y entonces lo recordó.

-La niña-dijo de repente.

Alecto lo miró sin comprender.

-La niña es lo único que puede detener a Sasuke.

-¿Hinoiri?

-Sí, es su hija, Sasuke moriría antes de hacerle daño a su hija, sin Sakura, la niña es lo único que lo ata al mundo.

-Pero Hinoiri está en Japón.

Itachi chasqueó la lengua por no haber recordado aquel detalle tan importante. El bebé se había quedado con Eishel en Japón, a miles de quilómetros de allí. Pero entonces recordó algo.

-Yo puedo hacerle creer que Hinoiri está aquí-dijo él-puedo meterme en su mente y…

-No-negó Alecto-no permitiré que Tsukuyomi se adueñe de tu cuerpo, es muy arriesgado Itachi, podrías acabar tan perdido como Sasuke, podríamos perderos a los dos, podría perderte, y no estoy dispuesta a hacerlo.

-Es la única opción-dijo levantándose.

-No-dijo una voz tras él-yo soy la única opción.

 

Sakura conocía muy bien aquel lugar blanco. Una vez, mientras ella dormía, se había reunido allí con su padre. Él lo había llamado ‘’limbo’’ porque no pertenecía ni al mundo de los vivos ni al de los muertos. Era un lugar de transición.

-Entonces no he muerto del todo-dijo.

-Efectivamente-dijo una voz.

La peli rosa solo lo había escuchado una vez, pero de inmediato reconoció la voz de su padre, solo que esta vez no podía verlo.

-No puedes verme pero si oírme, hija, y necesito que me escuches atentamente.

La peli rosa no dijo nada.

-Tu hermano a muerto bajo los ataque de las hadas y con él muchos licántropos, entre ellos Hiashi y Neji, también han muerto muchos vampiros que eran viejos amigos pero tú aún conservas algo de vida.

Sakura no pudo evitar ahogar un grito de espanto y de dolor… la gente que la había apoyado, sus amigos, su hermano… la muerte de todos ellos, sobre todo la de Sai, le atravesaron el alma de parte a parte.

-Debes vivir Sakura, eres la última…-la voz de su padre se rompió-eres la única hija que me queda con vida.

-Todo es culpa mía padre, si yo me hubiese dado cuenta antes, toda esa gente no habría muerto, mi hermano… era yo la única que debía morir-dijo cubriéndose el rostro.

-No es culpa tuya Sakura, muchos de ellos habrían muerto igual, era una trampa, en el Tíbet os estaban esperando los ejércitos Sombra.

-Demetrio conocía nuestros planes…

-No, hija, esto no es cosa de Demetrio, él ahora está muerto, sino de un ser más terrible y poderoso.

-Lucifer-comprendió la peli rosa-él lo sabía, por supuesto que lo sabía.

-Escúchame Sakura, no es momento de lamentarse, todos piensan que estás muerta, Sasuke ha enloquecido y Susanoo se ha adueñado de su cuerpo, está masacrando a todos y nadie puede pararlo.

-Sasuke…

-Debes volver hija, pero para ello debes pagar un peaje.

-Pero no tengo nada para dar-dijo desesperada.

-Por eso, yo voy a entregar lo que queda de mi alma para que tú puedas volver.

-No-negó la peli rosa-no padre no, no puedo permitirlo.

-No tienes elección Sakura, ya lo he decidido, daré la única parte de mí para que tú vivas.

Y sin darle opción a replicar, la voz desapareció y Sakura de repente se encontró despierta, en los brazos de Hinata, en medio de la batalla.

 

Alecto se lanzó a los brazos de su prima al verla de pie detrás de ellos.

-Estabas muerta, yo te vi-dijo entre lágrimas.

-Eso mismo creía yo-dijo triste, pero en seguida se repuso debía honrar el sacrificio de su padre y salvar a Sasuke, ya había muerto mucha gente ese día.

Se soltó de los brazos de su prima y empezó a caminar en dirección a Susanoo, pero alguien la retuvo.

-No dejaré que vayas sola, morirás-dijo Itachi.

-No, esto es entre él y yo, debo ir sola.

-No te dejaré.

-Muy bien-contestó ella y de un plumazo desapareció.

 

Sakura había actuado sin pensar, teletransportándose directamente al interior de Susanoo. Aquello era como estar encerrada en una habitación llena de cables violetas, todos ellos conectados a un Sasuke inconsciente. Aquel ser sacaba su energía del odio de Sasuke. Con cuidado de no tocar aquellos extraños cables se acercó al pelinegro y le cogió la cara con las manos.

-Estoy aquí Sasuke-susurró cerca de sus labios-no me he ido, estoy aquí contigo, pero ahora el que tiene que volver eres tú, déjalo ya, por favor, vuelve conmigo.

Con mucho cuidado acercó sus labios a los de él y le besó, descargando todas las emociones que sentía en aquel beso y su corazón volvió a latir de nuevo cuando notó que él empezaba a contestarle poco a poco. Y poco a poco también fueron desapareciendo aquellos cables extraños y con ellos Susanoo.

-Sakura…-sollozó él abrazándose contra su pecho.

-Ya está, ya paso todo, todo ha terminado, Demetrio ha muerto, todo se ha acabado.

Y así era, o eso era lo que creían ellos.
Los valientes son los que saben llorar con la cara descubierta y luchar contra el miedo. El valiente nunca se rinde.

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Dresti Desconectado
« Respuesta #43 en: Enero 18, 2014, 06:44 pm »

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« Respuesta #43 en: Enero 18, 2014, 06:44 pm »
Hola gente! Antes de nada decir que no, no traigo conti porque algo terrible ha sucedido. Me he comprado un portátil nuevo y cual es la sorpresa que me encuentro cuando voy a escribir y veo que... no tiene Microsoft Office y por tanto no tiene Word! Definitivamente creí que moría en ese momento, y encima el viejo portátil, que si tiene, va lentísimo. No tengo nada de dinero ahorrado así que hasta dentro de unos días no podré hacerme con el bendito Word y por si fuera poco... estoy en época de exámenes y no los acabo hasta la primera semana de febrero! Así que hasta entonces no podré ponerme con mis fics, lo siento mucho.

 En cuanto a los mensajes que me habéis dejado, sé que estáis hasta el gorro de mí y por lo mucho que tardo en venir por aquí, solo me queda disculparme de nuevo y agradeceros el apoyo que siempre me habéis dado, ya son 5 años (5 años!) desde que empecé este fic y siempre he tenido vuestro apoyo y eso es algo que me conmueve muchísimo.

 Y ahora aclararé ciertas cosas sobre la trama, que ya he visto que algunos os habéis quedado un poco descolocados jejeje.

 El tema de la "relación" de Akari y Demetrio, en fin, no era algo que estuviese pensado desde un principio, pero me pareció algo bastante interesante y lógico a la hora de llevar a cabo el odio de él hacia la familia de ella y como usaría eso para llamar a Satán. El odio que sentía hacia Naruto era bastante obvio y quería hacer algo diferente, para darle un giro inesperado a la trama y que no fuese todo tan lineal. Además pretendía hacer ver que, ni los buenos son tan buenos, ni los malos son tan malos. Pero bueno, más que nada dejar claro que no había nada romántico, solo era sexo, ni ella lo amaba a él ni él a ella. Digamos que lo único que hirió a Demetrio fue su pateado ego de hombre al ser rechazado por otro sin ningún miramiento.

 La cuestión de Neji y Tenten, en fin, he de reconocer que me encanta el personaje de Tenten, es el más complejo de todo (por ahora jejeje) ya que la práctica totalidad de la historia está relacionada con ella y su "destino". Ella tenía que morir, al igual que Neji y Sai, porque un final en el que todo era perfecto me parece poco real, o sea, en la guerra muere gente, buenos y malos. Están muertos y así van a seguir, al menos que alguna idea descabellada se me pase por la cabeza, de todos modos van a seguir apareciendo en la historia porque sin duda son elementos importantes.
 En cuanto a Demetrio... él ya cumplió su parte del relato, siempre lo consideré como el "malo" que estaba antes de que vendría el verdadero MALO de esta historia.

 Relacionado con Zael y Hinoiri... pues no os voy a decir nada, sólo que serán los protas de la siguiente parte junto con Sasuke y Sakura, no olvidemos que esta historia es siempre será un SasuSaku, y del puesto de protagonistas no los mueve nadie, salvo que esta vez lo compartirán con su hija y el "chico atormentado" xD. Además, con lo interesante que es el pasado y toda la historia de Zael, no lo vamos a dejar en secundario no? jejeje

 Y por último, quiero pedir disculpas a la gente creyente porque en ciertas partes de este y del anterior fic he tratado temas relacionados con la religión que a veces han podido ser un poquito fuertes. Solo quiero decir que si alguien se ha sentido ofendido pues lo siento muchísimo, no era mi intención. Gran parte de este fic está ambientado en sucesos ocurridos en la Edad Media y yo, que soy estudiante de historia, me he limitado a describir los comportamientos y supersticiones de aquella época. Existió la inquisición y mucha gente fue condenada a morir por "brujería" y "herejía" y repito, no es algo que me haya inventado yo (ojalá fuese así) es algo que existió y mucha gente inocente murió a causa de ello. En cuanto a mis menciones y las cosas dichas sobre Dios y los ángeles son de mi invención, nada de lo escrito es sacado de la Biblia ni de ningún escrito religioso, que quede claro. Tampoco nada de lo que he escrito sobre el Imperio romano, salvo los métodos de tortura y obviamente la existencia de Julio César, es cierto, todo me lo he inventado.

 Pues nada, después de aclarar todo lo que podía causar alguna duda me marcho, que tengo que estudiar y no llevo muy bien los exámenes :S Quedaos con la certeza que en menos de un mes me tendréis por aquí subiendo el Epílogo y el primer capítulo de Poisonous Blood 3: Profecía.

 Gracias por leer, nos vemos^^

 PD: Si queréis contactar conmigo o saber cuando subiré alguna conti seguidme en twitter, mi cuenta es: DrestiChan
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Dresti Desconectado
« Respuesta #44 en: Febrero 08, 2014, 06:27 am »

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Re:[+18]*Poisonous Blood: 2.Sobrevivir[S&S]*
« Respuesta #44 en: Febrero 08, 2014, 06:27 am »
Hola gente, aquí traigo por fin el Epílogo, ya sé que tardé pero en fin, lo de siempre, la universidad no me deja casi tiempo libre. Lo primero de todo, agradeceros a todos el apoyo que me habéis dado con vuestros comentarios y la paciencia que habéis tenido conmigo. Muchas gracias de verdad. Y ahora antes de dejaros con el capi deciros que hoy mismo, dentro de unos minutos, subiré el primer capítulo de Poisonous Blood 3: Profecía así que ya quedáis avisados jejeje y ahora si, os dejo con el Epílogo, espero que os guste^^

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Epílogo


Todo había transcurrido de la manera más extraña. Los Sombra, ante la masacre organizada por Susanoo, se habían batido en retirada, terminando aquella cruel batalla que nadie sabía con certeza quién había ganado. Ellos mismos, que habían sido miles, habían quedado diezmados a apenas dos centenares. Era el fin. Los Luminati estaban en peligro de extinción desde aquella noche. Nadie culpaba a Sasuke, todos los allí presentes llevaban soportando la carga del sufrimiento desde hacía siglos y milenios y nadie le reprochó mada. Aquello sólo era culpa del ser que los había creado, Lucifer.

Ahora, todos estaban afanados en enterrar a sus muertos, entre lágrimas silenciosas y sin decir ni una sola palabra. Ni siquiera los licántropos, que también habían quedado seriamente diezmados, decían nada. Hiashi y Neji habían muerto y su ahora líder, la que había sido la tercera en el mando, Ino estaba rota de dolor abrazando el cuerpo inerte de Sai. Había que enterrarlo, pero nadie se atrevía a acercarse a ella y arrevatárselo de los brazos.

Sakura estaba al lado de ella, entre los brazos de Sasuke, llorando. Su hermano, la única familia que le quedaba había muerto y su padre... no quería ni recordar los que Mitsuhito había hecho por ella.

Alguien se acercó a Ino y le susurró una palabras mientras trataba retirarle el cuerpo de Sai, pero la rubia se debatía con todas sus fuerzas.

-Déjalo ya, Ino-le dijo la pelirosa-nada ni nadie nos lo va a devolver y él se merece descansar.

La rubia la miró, y Sakura se estremeció, Ino, que había sido la alegre del grupo, la que siempre reía y contaba chistes había desaparecido, dejando tras de sí una carcasa vacía. La pelirosa se separó de Sasuke y fue a donde su amiga y la abrazó.

-Debes... debes dejar que se valla-dijo como pudo-él ahora está en un lugar mejor, rodeado de gente que le quiere.

-Pero yo no puedo vivir sin él-contestó Ino, soltando al fin el cuerpo inerte y derrumbándose en los brazos de su amiga.

-Ya lo sé.

El cuerpo de Sai fue recogido y sepultado como el resto.

-Los mataré a todos Sakura-prometió la rubia, mientras yo viva no habrá lugar en el mundo en el que puedan esconderse.

-Y yo estaré ahí para ayudarte.

-Disculpad, majestad-dijo alguien tras ella.

No necesitó girarse para saber que era Zael quien le hablaba, su voz, o mejor dicho eco de voces, era inconfundible.

El vampiro llevaba en la mano un pedazo de papel y se lo estaba tendiendo.

-¿Qué es?-preguntó ella confundida.

-Estaba en el bolsillo de mi abrigo-respondió-es de Tenten.

La pelirosa recogió el papel, presentía que aquello que iba a leer era una noticia funesta.

-''A estas horas la batalla debe haber terminado, con consecuencias terribles para todos-empezó a leer en voz alta-era algo que estaba destinado a ser así y yo tenía prohibido rebelarlo, pero ahora que estoy muerta...-se escuchó una exclamación en general y Sakura se llevó una mano a la boca intentando acallar el sollozo que le sobrevino-ahora... ahora que estoy muerta nadie me impide que os cuente la verdad sobre mí..."

En la carta contaba sus orígenes y la misión que le había sido encomendada, y cuanto dolor había sentido cada vez que había visto la muerte de un ser querido y ella estaba impedida para evitarlo. Sakura loraba mientras leía y todos la escuchaban en un silencio respetuoso, cargado de desesperanza.

-"Pero no todo está perido-proseguía la carta-hay una profecía, un rayo de esperanza. Los demonios vendrán a la tierra con Lucifer y su nueva consorte, ella es la que lo traerá definitivamente al mundo terrenal, vendrán años de dolor, sufrimiento y madacres, pero debéis resistir hasta el momento en el que la profecía pueda llevarse a cabo".

La exclamación de horror fue inmediata, y la gente empezó a agitarse.

-Todavía no ha acabado-dijo Zael, callándolos a todos-majestad, leed la profecía en voz alta por favor.

Sakura asintió.

-"Cuando los amantes, luz y oscuridad, se junten al fin en su abrazo eterno, el ojo de los cielos se alzará y cuando alas negras se ciernan tapándolo, el ángel de la muerte vendrá y el mundo se desgajará. Todo es uno, uno es todo. Aquel de alma oscura volverá al reino y nadie podrá sacarlo de allí"

Nadie dijo nada, más bien nadie sabía que decir, aquello era un trabalenguas y aquellas pocas partes que tenían cierto significado en su cabeza más que esperanza lo que inspiraban era terror. Parecía más una profecía del fin del mundo que profetizaba la llegada de un alama oscura que se adueñaría de todo, que un rayo de esperanza.

-¿Tú sabes lo que significa?-le preguntó a Zael después de un rato-fuiste un ángel.

-Esas palabras tienen el mismo sentido para mí que para vos-respondió-ni siquiera un ángel, y mucho menos alguien que ya no lo es, es capaz de entender una profecía, habrá que esperar a ver que sucede, aunque ello signifique el fin del mundo, yo por mi parte me quedaré junto a vos y los vuestros majestad, creo que mis conocimientos pueden seros útiles.

Y dicho eso se alejó de la muchedumbre. Había otro papel que Tenten había escrito, pero nadie tenía porque saberlo, ya estaban aterrados y no era necesario empeorar más todo. Además, él mismo estaría ahí para tratar de impedirlo.

Con lentitud sacó el pequeño trozo de folio del bolsillo y lo leyó de nuevo.

"Para que la profecía se cumpla la heredera debe morir" era lo único que ponía.

Y allí sólo había una heredera, la princesa había ascendido al trono y su primogénita era la siguiente en la línea sucesoria.

Hinoiri.
Los valientes son los que saben llorar con la cara descubierta y luchar contra el miedo. El valiente nunca se rinde.

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El 10% le dicen que salte
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