Cuenta de twitter: DrestiChan
13. Un rato de felicidad
Estaban fuera del hospital, esperando a que Sasuke terminase de hacer lo que sabe quién estaba haciendo en esos momentos. No podía evitar sentirse nerviosa y asustada, su instinto materno la obligaba a estar continuamente alerta observando todo lo que sucedía a su alrededor por si había algo sospechoso, aunque viendo el manojo de nervios que era también el cuerpo de su prima le hacía pensar que no estaba tan paranoica.
-¿Dónde demonios se ha metido este hombre?-la escuchó rezongar mientras miraba por enésima vez a la puerta del hospital-seguramente tenemos una horda de Sombra, demonios y sabe qué más persiguiéndonos y se entretiene ahí dentro.
El olfato agudizado de Sakura enseguida sintió otro olor, aquel olor tan dulce acompañado por el sonido de sirenas.
-Una ambulancia-dijo tragando grueso.
El olor dulce cada vez era más fuerte y cuanto más lo sentía más le ardía la garganta. Oh señor, se horrorizó, llevaba varios días sin alimentarse y además acababa de perder una gran cantidad de sangre. Sus colmillos apretaban contra sus labios, la sed empezaba a hacerse insaciable.
-Sakura-era la voz de Alecto, ella también sonaba ansiosa pero no lo parecía tanto como ella-será mejor que vayamos a esperar a Sasuke a otro lado, en nuestra situación no es seguro que nos quedemos aquí.
Sakura cerró los ojos y sujetó con más fuerza a su pequeño bebé. Hinoiri estaba dormida, ajena al resto del mundo. Ella quería marcharse, tenía que hacerlo, no solo para no llamar la atención, no solo por ella, aquella persona que iba en la ambulancia que en cinco minutos llegaría al hospital, en concreto aquella mujer que había recibido un balado en el estómago, merecía vivir, ella no era nadie para matarla. En realidad ella nunca fue nadie para haber matado a tantas personas como lo había hecho en esos casi doce meses que había descubierto lo que era, un monstruo.
-Vámonos Sakura, por favor-sabía que su prima también estaba sedienta.
-No puedo-dijo desenfundando sus colmillos-no puedo hacerlo… huele tan bien…
Abrió los ojos de par en par, allí estaba la ambulancia y todo dejó de importar, no había nada más que ella como depredador y aquella mujer como su presa, su comida. Cuando quiso darse cuenta iba corriendo a toda velocidad hacia el vehículo. Estaba llegando y ella estaba preparada para saltar cuando algo se cruzó en su camino y la empotró contra la pared. Ella se revolvió y se deshizo en puñetazos y mordiscos contra aquel ser que la sujetaba, le decía algo pero ella no escuchaba, solo escuchaba como latía el corazón de la mujer en la ambulancia, cada vez más lentamente, más lentamente, más lentamente, hasta que el sonido se apago y el olor a sangre fue esfumándose poco a poco, al igual que fue regresando su control.
Solo entonces se dio cuenta de que aquello que la retenía era el cuerpo de Sasuke, que la mantenía pegada contra la pared de un edificio. Al ver que ella había regresado en sí él la soltó. Estaba lleno de mordidas por todos lados, mordidas de ella. Sakura se llevó las manos a la boca horrorizada, pero se detuvo a mitad del camino. Sus manos… sus brazos estaban vacíos, el terror la llenó por completo, el bebé, ¿dónde estaba el bebé? Horrorizada se dio cuenta de que cuando echó a correr ya no la tenía, ¿dónde estaba?
-Tranquila Sakura, bebe esto-dijo Sasuke acercándose con cautela a ella y ofreciéndole un plástico lleno de líquido carmesí-te sentirás mejor.
-La niña Sasuke, ¿dónde estás Hinoiri? ¿Qué le he hecho?-sollozó.
-Hinoiri, está con Alecto, ella la recogió del suelo y está a salvo.
-¿Qué he hecho?-se recriminó-soy un monstruo, abandoné a mi hija.
-No, Sakura, no la has abandonado es normal que…
-¡¿Normal?!-exclamó histérica-he abandonado a mi hija para satisfacer mi sed, ¿es que no lo entiendes? ¡Soy un monstruo!
Se dejó caer como un fardo al suelo, ocultando la cabeza entra las piernas flexionadas. De inmediato sintió como Sasuke se sentaba a su lado y la rodeada con un brazo.
-Esa mujer ha muerto y yo lo único que podía pensar era en lo bien que se sentiría su sangre en…-un sollozo cortó la frase.
Sintió como Sasuke le colocaba la bolsa de sangre entre las manos. En ese momento se daba asco a sí misma por lo mucho que deseaba beber de aquel néctar, pero debía hacerlo antes de que pasase algo peor. Se bebió todo el contenido en diez tragos y enseguida se sintió mejor, físicamente, porque sicológicamente se sentía como una mierda. El pelinegro la ayudó a alzarse y a caminar, podía ella sola, pero necesitaba su ayuda o ella misma se dejaría caer.
Pronto apareció Alecto con la niña en brazos y Sakura no pudo más que cogerla y abrazarla mientras lloraba a lágrima viva y Sasuke le ofrecía otra bolsa a su prima.
-He hablado con Tenten-dijo el pelinegro-ha tenido problemas en el aeropuerto de Roma pero en cuanto puedan pillarán el primer avión a Rusia, nos encontraremos en Vladivostok, ya les di la dirección.
Alecto asintió algo apenada.
-Nosotros debemos irnos ya, tenemos que ir corriendo, estarán buscándoos por todos los aeropuertos y estaciones de transporte públicas, no podemos arriesgarnos.
-No me lo puedo creer-susurró Itachi-¿de verdad yo hice todo eso?
Estaban sentados en el aeropuerto, esperando a su avión, hechos todos una mierda, con las ropas destrozadas y con varias heridas feas, los lobos eran los únicos que se librarían si no fuese por los desgarrones que la transformación había producido en sus ropas.
-Parecías poseído Itachi-san-reconoció Sai-parecía como si Demetrio estuviese sufriendo la peor de las torturas.
-No recuerdo apenas nada-dijo el Uchiha-solo que no podía controlar mi cuerpo, ¿y dices que era Tsukuyomi? Pero ¿cómo? De todos es sabido que Ellos odian a las criaturas del demonio.
-No intentes comprender a las fuerzas del bien y del mal, no es tan simple, así como el maligno encontró en Lucifer, uno de los arcángeles celestiales un servidor, no resulta extraño que Él o Ellos, según se vea, tenga servidores entre las huestes del mal.
-Pues puedo asegurar que aquellos parecía más cosa del diablo que de Dios-dijo Kiba, recibiendo por respuesta un bufido de cinco vampiros a la vez-ah sí, se me olvidaba que no se puede mencionar la palabra tabú.
-Lo importante es que nadie resultó herido y mi prima está bien-dijo Neji.
Hinata estaba sentada al lado de Naruto, completamente curada, por suerte todo había quedado en un susto.
-Siento haber sido un estorbo-se disculpó.
-No debes disculparte Hinata, en realidad si Tsukuyomi no llega a hacer su aparición todos habríamos acabado muy mal-contestó Tenten.
-En realidad el mérito fue de nuestra manada particular-añadió Naruto-porque a Tsukuyomi le importaba más bien poco si mataba a Demetrio o a uno de nosotros, lo siento Itachi pero es así.
-Eso solo pasó porque nos pasó porque nos pilló desprevenidos-dijo la peli café-con el tiempo Itachi aprenderá a controlarlo.
-Es imposible-dijo él-no te haces idea la cantidad de poder que había.
-Era un dios, es normal-interrumpió Kiba, recibiendo de nuevo un bufido por parte del público noctámbulo.
-¿Por qué no cierras la boca, estúpido?-le regañó Ino-que tu puñetazo haya salvado la situación no cambia que seas un bocazas.
PASAJEROS DEL VUELO 411 CON DESTINO A VLADIVOSTOK, EL VUELO SALDRÁ EN DIEZ MINUTOS, LES ROGAMOS QUE SE VAYAN DIRIGIENDO A LA PUERTA DE EMBARQUE.
-Es nuestro avión-dijo el rubio-nunca pensé que diría esto pero estaba deseando largarme de Roma.
Sasuke observaba como su madre arropaba a su hija tras haberla aseado y envuelto con dos mantas. Habían llegado hacía una hora y el estado anímico de Sakura había sido tan deplorable que no podía hacerse cargo de la niña. Allí en el salón también estaba Alecto, con la mirada perdida en la ventana, esperando la llegada de Itachi, sin duda tenían muchas cosas de las que hablar, pero ahora no tenía ganas ni fuerzas para hacerlo.
-Será mejor que vayas con ella-le dijo su madre-no dudo que Eishel la cuide bien, como quién dice es su madre, pero ella te necesita a ti y tú la necesitas a ella, lleva contigo a la niña te hará bien.
Él asintió.
-Alecto, querida, tenía pensado salir a comprar u poco de ropa para el bebé y pasar de paso por el aeropuerto, tal vez quieras venir conmigo y no nos haría mal llevarnos también a Eishel, ¿podría avisarla, hijo?
Sasuke sonrió de medio lado mientras asentía, Apreciaba lo que su madre quería hacer así que entró al cuarto con el bebé.
Sakura estaba sentada con las rodillas abrazadas sobre la cama, mientras que Eishel le tapaba los hombros con una manta. Sasuke le transmitió la noticia al hada y esta los dejó solos, escuchándose poco después la puerta de la calle, sinónimo de que ahora solo ellos tres quedaban en esa casa.
-Te he traído a la niña, tiene hambre-dijo sentándose a su lado.
-Harías bien en mantenerla alejada del monstruo de su madre-susurró sin moverse un ápice.
-No eras tú Sakura, es algo normal después de lo que te hizo ese animal de tu hermano, al cual mataré en el mismo instante que se aparezca ante mis narices-gruñó-la niña te necesita, eres su madre.
Pero Sakura siguió sin moverse. Algo tendría que hacer para animarla.
-En 1680 trabajaba como soldado en el ejército francés, tenía un amigo humano, se llamaba François, por supuesto él no sabía lo que yo era-empezó a hablar-yo por aquel entonces no había llegado ni a los 50 años pero creía que tenía mi naturaleza completamente bajo control así que no dude ni un segundo en ir a la guerra.
Ahora Sakura lo miraba fijamente, atenta a lo que él contaba.
-Pero aquello no era lo que yo pensaba, puedes controlarte ante pequeñas cantidades de sangre pero con todos aquellos cadáveres… fue horrible, me volví loco y empecé a beber delante de todos, me miraban horrorizados pero yo no volví en mí hasta que varios hombres me sacaron de encima de mi última presa, era François.
Sakura abrió los ojos de golpe.
-Fui capturado por la inquisición y me llevaron al mismo lugar donde tú estuviste cautiva, me torturaron de todas las formas habidas y por haber, pero nada me dolió más que haber matado a mi amigo, fue horrible sí, pero si quieres aprender a vivir con esto debes luchar por controlarlo, y eso no se consigue si tú no pones un poco de tu voluntad, así que coge a la niña y haz lo que tienes que hacer.
-Yo… está bien-se resignó ella.
Sasuke tenía razón, no podía dejarse vencer así que cogió a la niña, que empezaba a llorar de hambre.
Se quitó su camiseta y desabrochó el sujetador y empezó a darle el pecho, ante la mirada atenta del pelinegro.
-¿Lo haremos bien, Sasuke? Se espera tanto de nosotros…
-Hmp-en ese momento no podía importarle menos lo que se esperase de ellos.
Hinoiri terminó pronto y Sakura volvió a vestirse para luego llevarla a una cuna improvisada que Eishel había creado con magia.
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-Espero que puedas perdonarme.
-Ha sido difícil Sakura, llegué a pensar que estabas muerta, no dejaré que vuelvas a hacerme esto, nunca más-dijo serio-porque entonces no respondo.
-Te lo prometo-contestó ella-yo misma me di cuenta de lo idiota que he sido, solo quería proteger a todos pero…
-Casi mueres, Sakura, ¿qué crees que podías hacer tu sola que no pudiésemos hacer juntos? Casi te matan, yo podría haberte ayudado.
-Lo sé, pero fue un intento de alejarte de esto, pero es imposible, debí recordar que eres más cabezota que yo, y que eres capaz de enfrentarte a estas cosas mucho mejor que yo, además Hinoiri también es tu hija, no tengo derecho a separarte de ella, y…
-¿Y?
-No podría vivir mucho tiempo sin verte-reconoció.
-Lo sé-sonrió con arrogancia.
Ella le dio con la almohada en la cabeza, pero luego se lo compensó con un beso. Tenía que aprovechar ese ratito de felicidad.
-Nuestra hija duerme como una piedra-susurró mientras miraba hacia la cuna.
-Eso no es algo tan malo-añadió él.
Los dos se echaron a reír.