¿INVISIBLE OBSESIÓN? Cap. 2

[Yemibella]

Bueno, esta historia es una de la grandiosa y admirable MARICRUZ, y con su debida autorizacion la he subido asi que disfrutenla...
Je, claro,. he hecho algunos cambios, espero lo noten  :D

¿INVISIBLE OBSESIÓN?

Capitulo 1

Se miró en el espejo una vez más. Como todos los días, lo que vio, no le gustó. Frunció el ceño mientras pasaba una mano por sus facciones ordinarias. Sus oscuros ojos se cerraron para no seguir mirando su propio rostro, el que encontraba tan poco atractivo.


Ahora pasó la mano por su cabello castaño, el cual caía dócil sobre sus hombros y abrió los ojos para volverlos a posar en el reflejo que le devolvía el espejo. ¿Hasta cuándo seguiría torturándose así?


Todos los días, al levantarse, lo primero que hacía, era acercarse al espejo y mirarse, deseando desde el fondo de su alma, que algo en ella hubiera cambiado.


Sabía que esto era ridículo, pero, cada mañana, esperaba encontrar ese cambio en ella, como si fuera ese patito feo convertido ya en un hermoso cisne. En el único cisne de su clase.


Sonrió irónica mientras terminaba de recorrer con la mirada, el resto de su cuerpo. No se había convertido en ese hermoso cisne, es decir, en una hermosa joven. Seguía siendo ella, Lena Arguedas, con una estatura de un metro con sesenta y ocho y un peso de cincuenta kilos, a su parecer, demasiado delgada.


Nada extraordinario. Nada fuera de lo común.


Suspiró triste retirándose del espejo al mismo tiempo que su tía, Rebeca Arguedas, se asomaba por la puerta para decirle con su enérgica voz:


—Date prisa, Lena. No quiero llegar tarde.


—Sí, tía, ya estoy lista—le contestó la joven demasiado seria. Solía sonreír muy poco, si no es que nada.


La siguió hasta entrar al auto, el que las esperaba adentro de una enorme cochera, parte de la maravillosa casa que su tía tenía. Rebeca se puso tras el volante, y mirando a su joven sobrina por el espejo retrovisor, le dijo:


—Sabes lo que opino de la puntualidad… y ya debías de estar lista a la hora en que Johan se marche, no puedo llevarte todo los días a la preparatoria.


Y mientras se enfrascaba en darle una cátedra sobre la cualidad de la puntualidad y sobre su “querido” primo, manejó por las transitadas calles de Miraflores  rumbo a la preparatoria. Esa era su tía. Dulce y estricta a la vez, sin comparar con su tío, que era un completo obsesionado de la perfección.


Pero, como siempre, cuando Rebeca le daba esos… lo que consideraba Lena… sermones, cerró sus oídos y se concentró en sus propios problemas.


Eran los primeros días, de su cuarto año, en la preparatoria y le estaba costando trabajo y esfuerzo adaptarse. Sus padres y hermanita habían muerto tres meses atrás. Toda su vida había vivido en un pueblo llamado Kayalty, pero con la muerte de su querida familia, tuvo que trasladarse a la capital, para vivir con sus tíos y su primo Johan.


Fernando- el hermano menor de su padre-trataba de tenerle toda la paciencia del mundo, pero Lena no lograba satisfacerlo muy bien. Le exigía más de lo que podía darle. La chica no podía cambiar lo que era.


El corazón de Lena saltó cuando su tía estacionó el auto en el estacionamiento del plantel de la Preparatoria. Se bajaron y la tímida joven siguió a Rebeca, dos pasos atrás, encorvándose un poco al caminar y con la mirada baja, clavada en el suelo. Inclinó más la cabeza al entrar a los pasillos de la enorme construcción.


—Lena—le habló su tía.


Lena se detuvo, levantó la mirada y la miró con timidez. Rebeca movió con exasperación la cabeza y continuó diciendo, algo enojada con la joven:


—Levanta el rostro. Camina erguida. ¿Cuántas veces debo decirte esto?—acto seguido, se acercó a la chica, tomó su rostro y lo levantó, después, con una de sus manos en la espalda y la otra en el pecho, la enderezó—. No quiero verte encorvada. Camina mirando al frente. ¡Respeta tu dignidad, mujer!


No importaba cuántas veces su tía hiciera esto, al momento, la joven volvía a su posición poco digna, la cual, por cierto, nadie notaba. Sí, nadie notaba porque ella era la chica invisible, esa que nadie ve, esa que nadie escucha, esa que nadie toma en cuenta… ¡Para nada!


Incluso su primo, se olvidaba de ella. Si no fuera porque al término de las clases, Lena se dirigía rápidamente a su auto, seguro la dejaba olvidada.


Para muestra de lo invisible que era, en cuanto se llenaban los pasillos de alumnos, comenzaba a ser empujada, hecha a un lado, manoteada y pisada. Nadie veía que estaba allí… ¡Y esto era todos los días! Los intentos que hacía para no ser tan maltratada, sólo conseguían que lo fuera más.


¡Ah! Pero no se daría por vencida. Era invisible, pero no estúpida. Este día, tenía una estrategia diferente, así que, al comenzar la circulación de jóvenes, se pegó a la pared… o lo que ella pensó que era la pared… y se sintió a salvo de esos salvajes…


—¡Ay!—murmuró cuando la puerta de un casillero, le dio en la cara y el tipo que la golpeó ni cuenta se dio. Se movió unos pasos de allí para ponerse a salvo.


Se tocó la nariz y unas gotas de sangre humedecieron sus dedos, pero, el sonriente rubio, ni la vio, aquel chico que amaba secretamente, la desechó, otra vez, y es que para nada le importaba, ni siquiera la veía a pesar de ser compañeros de clase .Siguió platicando con su compañero, un joven alto, de cabellos azabaches, delgado y hermosos ojos negros:


—Te digo, Stefan, Yenevit siente algo por mí. De veras.


Ambos chicos iban en su clase. Stefan Rivanedeira sonrió burlón al decir:


—¡Sí! ¡Cómo no! Despierta Marco. ¿Quién en su sano juicio se fijaría en ti?


Y ahora, Stefan abrió la puerta de su casillero, para desgracia de Lena. ¡La pobre chica se había puesto a su alcance! Esta puerta también dio contra su rostro.


—¡Ay!—volvió a rugir ella mientras las lágrimas arribaban a sus ojos y la nariz comenzaba a palpitarle dolorosamente.


—¡No te burles, Stefan!—gritó el rubio cerrando la puerta con fuerza—¡Estoy hablando en serio! De veras.


—Bueno, bueno—dijo Stefan, ya serio y cerrando también la puerta—. Está bien, no me burlo, pero, dime, ¿de dónde sacas esa idea?


Lena no logró escuchar la respuesta por que los chicos se fueron, dejándola hecha un mar de lágrimas, y esta era la razón más dolorosa, su amado Marco Arce estaba totalmente enamorado de la chica popular, Yenevit Zevallos. Miró con desilusión las espaldas de Marco Arce y Stefan Rivanedeira, que salieron del cuadro de su visión cuando entraron al salón, lo que le hizo darse cuenta que era la única que quedaba en el pasillo.


La primera clase que tenía, era la de matemáticas, con el profesor Jorge Ugarte, lo que era bueno para ella, porque este profesor nunca era puntual, así que le dio tiempo, con toda calma de llegar al salón y secándose las lágrimas todavía, tomó su lugar, en los asientos de atrás. El desorden en el salón era enorme. Diferentes cosas volaban por el aire, alcanzando los blancos deseados y los fuertes gritos eran aturdidores, parecía ser un concurso para obtener al mejor gritón… aunque allí, el premio sería para todos… excepto para Lena. Ella nunca ganaba nada.


Así que sólo se limitó a mirar a sus compañeros de clase, centrando su atención en un pequeño grupo formado por los populares Stefan Rivanedeira, Marco Arce, Camila Noriega, una chica de cabello castaños, bonita, aunque por lo que había observado de ella, tenía un fuerte carácter, lo que la hacía muy audaz. En contraste, estaba Erika, una chica antipática y atractiva y claro tenía una rivalidad con Marco a pesar de que eran primos hermanos.


Lena suspiró y apoyando sus codos en la mesita de la butaca, sostuvo su barbilla con las manos y su atención pasó ahora a otro pequeño grupo. Sergio De La Torre, Nicolás Valdés, Benjamín Gutiérrez, este último, era un tipo muy inteligente, el más inteligente de toda la clase y entre ellos, estaba Kristina, quien era una chica audaz que se juntaba con ellos porque sentía algo romántico por Benjamín, y por ello, era su incondicional. Lo apoyaba en todo.


Aparte de ellos, estaba Manuel, un chico pelirrojo, conocido como el cubo de hielo pues era difícil verlo expresar sus emociones. Patrick, cuyo comportamiento era frecuentemente raro, Carlos, un rubio alto, bastante comprensible  y quizás por ello, un galán para las chicas y Renzo, un tipo de carácter muy agradable.


Lena volvió a suspirar. Ella los conocía a todos… Y ellos, no la conocían a ella. Maldijo por lo bajo, sintiendo que la tristeza volvía a ella. Un súbito odio por todos inundó su corazón. Cerró las manos en un puño mientras permitía que la tristeza fuera suplida por la furia. Un día…


¡Un día, ella se vengaría de todos ellos!

Bueno, quizás no de todos. Perdonaría a Anthony Oveda, un joven tranquilo, sincero y simpático. Se sentaba a su lado y era el único que parecía tomarla en cuenta. No había hablado casi con él, pero de vez en cuando, le dirigía pequeñas sonrisas que eran para ella como un sol que iluminaban su amarga y frustrada vida...

[Mk Terryus]

Oye, crei que bromeabas con esto...
Es que es una historia hecha por la mano de Maricruz, es que es buenisimo.
AH, pero creo haberlovisto esto antes...jajaja, si si, mejor me callo...De hecho me gustó el nombre que le pones: «Lena» , muy precioso, de hecho pienso ponerle asi a mi hija jajja,claro, aca a unos años, pobre de ella, si que ser ignorada a esa magnitud...depresion, depresion...

Okey, creo saber por donde va a quien reemplazas, espero saber mas
Cuidate mi peque linda

[Dakota Dan]

OMG....!! ???
sisisis, esto es de MariCruz jajaja, bueno, sus historias nunca se pueden olvidar a si porque si jajaj
aunque me gusatron los nombres que reemplazaran a los originales...vaya que Lena se tortura con su aspecto fisico  ::) ::) una prueba que es una masoquista XD.
Ja, claro que noté los cambios y de hecho esto pormete ser encantador jojo (me sale como papa noel XD)
Asi que esperamos mas de esto porque nos intereza....
Un beso

[Yemibella]

Gracias Mk Terryus y Dakota Dan (para ti tambien Danny, bueno, aqui dejo el siguiente capitulo

Capitulo 2

Estaba Lena tan sumida en sus pensamientos, ideando maneras de vengarse de todos, aun así de Marco ya que para que seguir sufriendo de ese, además ahora su corazón parecía que había tomado rumbo desviado, parecía que había fijado su meta en alguien totalmente alejado de sus manos. Al instante saltó del asiento asustada, cuando la potente voz de la directora sobresalió del griterío que había en el salón, acabando así con el concurso del mejor gritón.


—¿Qué escándalo es este? ¿Dónde está su profesor?—la imponente figura de la principal, bloqueó la puerta.


El silencio se hizo de inmediato. Los que estaban de pie se sentaron con rapidez y los que tenían algún objeto en la mano para arrojar a los compañeros, lo escondieron donde pudieron.


Miriam Rávena entró al salón y parándose en medio del grupo, dijo con dureza:


—Me parece mentira que ustedes, que ya están a un paso de convertirse en adultos, se comporten de esta manera. ¿Qué creen que es este plantel? ¿Un jardín de niños? ¿Alguien puede responderme?


Y la mirada de sus ojos color café, barrió a todos. Los jóvenes se echaron hacia atrás cuando la mirada de ella los penetró. No hubo quien respondiera.


—Aquel que crea que aquí es un jardín de niños, que tome sus cosas y salga. No es apto para este lugar.


Nadie se movió.


—Bien—continuó Miriam—veo que nos entendemos. Que les quede claro que no voy a permitir que se rompa la paz de este plantel. A los lados de este salón hay otros, así que el escándalo que hacen afecta a los demás. Que esta sea la primera y la última vez que sucede esto…


Su potente voz se escuchaba afuera del salón, así que el profesor Jorge Ugarte pudo escucharla muy bien al irse acercando por el pasillo. Se detuvo y miró para todos lados, buscando donde ocultarse de la directora. Ahora no tenía deseos de recibir una llamada de atención por parte de Miriam por llegar tarde… como siempre.


El mejor lugar que encontró, fue otro salón, uno de quinto. Entró allí y la maestra de literatura, Esther, lo miró perpleja e interrumpió la clase que estaba dando.


—Lo siento Esther—murmuró Jorge, mirando al pasillo por el cristal de la ventana e ignorando las miradas burlonas de los alumnos—tú sigue con tu clase. Has de cuenta que no estoy aquí…


Para Esther le fue imposible continuar dando su clase en vista de que todos los alumnos estaban muy atentos a Jorge. Uno de ellos preguntó burlón:


—¿Qué sucede profe? ¿Otra vez está huyendo de Miriam?


Jorge miró con seriedad al joven preguntón. La oscura mirada de Johan Arguedas brillaba de pura diversión y pudo observar también que sus amigos, Richard Ángeles, Víctor Fernández, Edmont Rivanedeira, Samir Hiyako y  Yenevit Zevallos, la única chica de ese grupo de amigos, se esforzaban por aguantar la risa.


—Más respeto para tus profesores, Johan—pidió Esther, luego, volviéndose a Jorge, le informó— La directora acaba de pasar a su oficina, así que ya puedes ir a tu salón. ¿Puedes hacerlo, por favor para poder continuar con mi clase?


Jorge asintió y salió del salón. Desde el pasillo pudo escuchar las fuertes carcajadas de Johan y sus amigos. ¡Malditos! Si no fuera porque Johan y sus amigos eran las estrellas del baloncesto de la prepa, les pondría un cero de calificación, pero, ya encontraría alguna manera de hacerlos pagar por sus burlas.


Entró a su salón y se sorprendió del silencio que allí imperaba. Siempre le sorprendía el poder de Miriam para acabar con las ganas de vivir de aquellos a los que reprendía… Pero, le agradeció desde el fondo de su alma. Los chicos se veían mejor así, calladitos. Así sin más, se dio a la tarea de entrar en materia.


Las siguientes clases transcurrieron sin más contratiempos. A la hora del receso para almorzar, Lena fue a buscar a su primo. No tenía deseos de almorzar sola, pero no lo encontró, así que la soledad fue su única compañera.


Estaba por terminar su emparedado de jamón cuando de pronto, el bocado que tenía en la boca, se le atoró en la garganta por la repentina timidez que sintió al mirar al chico del cual su corazón decidió encapricharse. Él estaba en la siguiente mesa, como siempre, acompañado de sus amigos. Iba en segundo año de la universidad ya que el comedor se compartía con los chicos del otro plantel y… ¡Era encantador! Un moreno alto… cuando menos para ella… de un metro con setenta y cinco, ojos negros, cabello negro, alborotados, delgado, pero con músculos bien definidos. Era la figura principal del baloncesto y su fama trascendía las paredes de la prepa hasta la universidad. Las chicas suspiraban por él y los chicos lo envidiaban a más no poder… a excepción de sus amigos.
Y ella…


Ella era invisible para él. Pero aún así, no dejaba de soñarlo, desde que aquel día en que recordó los maravillosos momentos junto a sus progenitores y hermanita, cuando lloró en silencio y él apareció de la nada como un caballero andante, un ángel … Sin embargo , él jamás se involucraría con ella, con la heredera Arguedas que tenia rivalidad con la familia de su nuevo Romeo


—¡Ay!—gritó, cuando un grupo de chicas pasó a gran velocidad cerca de ella, tan cerca, que la golpearon con sus bolsos en la cabeza, pues estaba sentada.


—¡Sebastián!—gritó en conjunto el grupo de locas—¡Sebastián!


Las fieras salvajes rodearon a su nuevo príncipe soñado, a su caballero andante, a su Romeo que su corazón pedía a gritos…


Con lágrimas en sus ojos, Lena miró desaparecer a Sebastián Rivanedeira cuando los amigos de él lo rescataron de las garras posesivas de las enloquecidas mujeres. ¡Caramba! Sebastián tenía más fama y fans que… el actor o cantante que más les guste.


Lena suspiró muy triste, secándose las lágrimas. No lloró sólo por los golpes que recibió en la cabeza, sino por esa extraña sensación de pérdida que la dominó cuando la figura de su príncipe soñado, de su… todo lo demás… salió de su vista.


Con cada día que pasaba, se enamoraba más de Sebastián Rivanedeira. Era por eso que su corazón saltaba cada mañana al llegar a la prepa y esperar anhelosamente la hora del receso. Gimió al pensar en sus sentimientos. Estos eran cada vez más fuertes.


—Baja de la nube—escuchó a su espalda una voz—Él nunca será para ti.


Lena se volvió y miró a Anthony Oveda. El joven de cabellera semi larga y negra, la miró con una pequeña sonrisa. Se acercó y se sentó a su lado.


—¿Qué quieres?—le preguntó ella, algo irritada por sus palabras.


—Solo quiero hacerte compañía. Eso es todo.


—Entonces, no me digas que baje de la nube y que él nunca será para mí. Ni siquiera sé de qué hablas.


Anthony levantó las cejas. Su sonrisa no se apagó, sino que creció más. Con voz calmada, le dijo:


—Bien, como quieras, pero, déjame decirte por último que, cuando dije que él nunca será para ti, no me refería a que no pudieras tenerlo, sino a que con esa actitud, no lo conseguirás nunca. Eres demasiado… invisible.


Ella se levantó enojada por su intromisión. Lo miró herida y alzando la voz, le dijo:


—No te importa cómo soy yo. Métete en tus propios asuntos. Déjame en paz…


Dicho lo cual, se dio la vuelta para marcharse, pero la voz de él, que no dejó de ser calmada, la detuvo:


—A eso me refiero. Tu principal enemigo eres tú misma. No te das oportunidad. No son ellos, eres tú.


Lena lo miró lanzando destellos por los ojos. ¿Era cierto lo que decía? Sin desearlo, volvió a la silla. La sonrisa de él se amplió todavía más. Con voz sumisa, ella le preguntó:


—¿Qué puedo hacer?


—¿Qué quieres hacer?


—Quiero… vengarme de todos ellos. De todos aquellos que me ignoran y me hacen sufrir… y eso involucra a Marco.


Anthony se levantó. Le tendió una mano. Ella la miró un instante y después, la aceptó. Con la ayuda de él, se puso de pie a la vez que Anthony le dijo:


—Adelante, toma venganza. Demuéstrales quién eres. Muéstrate a ellos

[Dakota Dan]

Hola Nessie!
Vaya, si que el profe jorge de huir de Miriam  ;D, como mi maestro..jajaja
Pero si que Sebastian es un...sueño Lindo sueño!!!! ay..que lindo
pero Lena siempre es quedada y Anthony tiene toda la razon...la tiene!!!
venganza corre por las venas de Lena  :P :P
En fin me voy amiga, cuidate

[Mk Terryus]

Lena, lena, mi querida Lena esta metida en sus pensamientos...como yo por lo que escribes....
Parece que la pobre niña esta mas que alejada para sus compañeros, eso debio dolerle mucho.
Anthony lo apoyo por los motivos mas que obvios, es que si de algo se es que hay amigos en todo y bueno Lena debe ya darse a conocer, no sé como pero debe hacerlo....

Renesme continuacion por favor, no desmayes sabes bein que aqui hay un fiel lector
Cuidate

[Yami]

Buena historia... pobre Lena invisible y sin ganas de tratar de hacerse notar, asi no sera notada... apoyo a Anthony

[Dorentyna]

Cariño, ¿Cómo estás? Ahora me verás por aquí ya que me cansé de leer y no escribir nada concreto para ti, sabes que tienes mi estima y te lo has ganado a base de esfuerzo e imaginación. Veo que esta historia inspirada en Maricruz ha sido muy preciosa y lo he leído gracias a que me la pasaste.

La querida Lena y su problema de ser un cero a la izquierda, pero es algo ya de ley que uno sea un punto extraño para otros aunque se puede superar. Aunque no soy de las personas agresivas y vengativas, apoyo a Anthony con respecto a que se haga conocedora ante todos en su clase y eso es bueno, es hora de que la flor resalte ante todos y que ese patito se vuelva un precioso cisne…

Querida Renes, sigue adelante, no dejes que la envidia de otros y las “locas” disparatadas derrumben un precioso sueño, aún eres una niña y créeme que con los años que llevo los expresó directamente así que mi apoyo incondicional y el de mi Terryus.

Te mando muchos abrazos, tu amiga Doren